Volumen II

Prólogo
Estas reminiscencias narradas por los miembros calificados y por los dedicadores, o sea, por los Pioneros de la fe Mesiánica,describen otros aspectos de Meishu sama, distintos, por cierto, de los anteriores realizados por Nidai sama y Kyoshu sama, pero, igualmente muestran la divina personalidad de nuestro Maestro.

Nos conducen al primer sentimiento que conmovió nuestro ser al conocer la Institución, por eso, ahondando en su vida, es que lograremos enriquecer y vigorizar constantemente nuestra misión.

Al buscar cada uno realizar el ideal de Meishu sama, comencemos por dar el primer paso.

Nosotros, ahora, dice el Presidente Kawai “estamos en la línea de partida de una nueva época. El primer paso tiene un carácter decisivo, por eso, debemos apoyarlo en la dirección correcta, dar el primer paso correctamente”. Para ello, es menester que investiguemos sin flaquear ante nuestra propia debilidad, que tantas veces gana nuestra vida, convirtiéndonos en seres monótonos y vacilantes.

“Nuestro futuro como humanidad”, continúa diciendo el Presidente Kawai, “depende de nuestras actividades y decisiones actuales. Nosotros somos precisamente, los primeros encargados, la primera generación de la nueva civilización y deseo que continuemos con orgullo y convicción”.

Muchas Gracias

El Techo del Kanzantei

La casa de veraneo de Meishu sama en Hakone, que Él denominó Kansantei (Solar de la Contemplación de la Montaña), donde Meishu sama escribió gran parte de sus enseñanzas, estaba en construcción en el verano de 1946.

En el tercer día de la construcción del techo, estaban trabajando dos hombres, que esperaban terminar la obra aquella tarde; de repente, nubes espesas aparecieron en el cielo y comenzó a oscurecerse.

Los trabajadores se preocuparon y uno de ellos dijo: “si comienza a llover antes de terminar el techo, los pilares internos van a quedar manchados. Para ser sincero, tengo miedo”.

Enseguida se dirigió a mí, en el momento en el que yo trabajaba en la parte de abajo. “Por favor”, me dijo, “pídale a Meishu sama que haga algo para resolver el problema”. “Está bien, le respondí, iré a ver a Meishu sama y le contaré lo que ocurre. Pero, primero díganme ustedes, cuánto tiempo necesitan para terminar el techo”.

“Probablemente, cerca de 30 o 40 minutos, pero, sería mejor que tuviésemos una hora más de buen tiempo”, respondió el trabajador.

Fui inmediatamente a la residencia de Meishu sama. Él salía apresuradamente cuando llegué “¿Cuál es el problema?”, me preguntó. “Puede comenzar a llover dentro de pocos minutos”, le dije.

¿”Cuánto tiempo precisan ustedes?”, preguntó Meishu sama. “Los encargados del techo pueden terminar el trabajo dentro de una hora”, aclaré.

“Está bien”, dijo Meishu sama, “más, ¿cúal es el menor tiempo posible que ellos necesitan?”. “Cerca de 40 minutos, le respondí”.

“Está bien”, dijo otra vez y comenzó a fijar la mirada en cierto punto del cielo. Así se quedó más o menos 5 minutos y después dijo:“Ahora puede irse. Diga a los hombres que terminen el trabajo rápidamente”.

Ellos realmente trabajaron rápidamente. En el momento que terminaron y estaban preparándose para descender por la escalera, gruesas gotas de lluvia comenzaron a caer a torrentes.

Yo, aún era miembro nuevo en ese momento y cuando ví a Meishu sama fijar la mirada en el cielo, dudé si su concentración realmente resultaría. Quedé muy admirado cuando verifiqué que sobre el Kanzantei ni siquiera caía una gota de agua, cuando toda el área en derredor estaba inundada.

Un Artífice
La Percepcion de Meishu sama

Tuve oportunidad de acompañar a Meishu sama varias veces, cuando Él realizaba excursiones religiosas al Distrito de Kansai. En cada ocasión que fui con Él, quedé profundamente impresionado por su percepción.

Por ejemplo, cuando Él visitó los viejos templos de Kyoto, famosos por las estatuas de Buda, pasó rápidamente ante aquellas que no tenían gran valor artístico, mirándolas sólo con un golpe de vista. Pero cuando se encontraba con una verdadera obra de arte, se paraba y la examinaba ávidamente, aunque tampoco se detenía por mucho tiempo. Pienso que Meishu sama daba inmenso valor a las inspiraciones de fondo espiritual que recibía en esos momentos. En una de sus excursones, visitamos el Templo ShinYakushi, en Nara. En el interior del Templo, Meishu sama comenzó a examinar las famosas estatuas de las Doce Divinidades. En ese momento, Él señaló una de esas figuras y dijo:“ésta es diferente”.

De aquellas doce estatuas, once fueron consideradas tesoro nacional. La decimosegunda fue hecha para sustituir la original que se había perdido.Aunque se tratase de la primera vez que las veía y estuviese un poco oscuro el patio, Meishu sama inmediatamente verificó que ésa era sólo una réplica. Para Meishu sama sería probablemente un hecho sin mayor importancia, pero todos nosotros quedamos muy sorprendidos e impresionados ante su percepción.

Un Miembro calificado

El Señor M, no salio de Tokio

A partir de 1940, Meishu sama, comenzó a avisar confidencialmente a sus discípulos, que Tokio sería reducida a cenizas. Él mismo vivía allí y ayudaba a mucha gente con Johrei, el cual, para enmascararlo, era llamado “terapéutica de manos”. En Diciembre de 1941, Japón entró en la Segunda Guerra Mundial y los japoneses estaban eufóricos, con las noticias que oían por la radio, de victorias grandiosas. Meishu sama previno a todos los miembros de Tokio que debían prepararse para abandonarla.

Muchos de ellos siguieron su consejo e inmediatamente salieron de la ciudad. Estas personas se salvaron del fuego, del hambre y de muchas situaciones difíciles. Hubo miembros que no pudieron ser avisados a tiempo y por eso, permanecieron en la ciudad, no obstante, ellos también recibieron protección. Algunos se libraron de las llamas sin quemarse y otros permanecieron en sus casas, las cuales no fueron alcanzadas por el bombardeo.

Hubo pocos miembros que no dieron crédito a la palabra de Meishu sama y algunos de éstos, infelizmente murieron. Lo que más nos sorprendió fue la terrible muerte del Señor M. de Fukawa, uno de nuestros líderes. Meishu sama lo había alertado dos o tres veces, para que se fuese lo más pronto posible, porque encontraba que aquel lugar, era uno de los puntos más peligroso de Tokio.

Cada vez que Meishu sama hablaba al Señor M., éste respondía con evasivas, pareciendo no querer acatar su consejo. Fue aproximadamente en Julio o Agosto de 1944, que lo vi por última vez. En aquella ocasión, la mayoría de los miembros residentes en Tokio ya habían dejado la ciudad, que estaba siendo intensamente bombardeada por la aviación enemiga.

Cuando le pregunte al Señor M. si había decidido irse o no, me respondió que no había encontrado una casa que le agradase. Recuerdo cómo me intrigaba el hecho de que él fuera tan indiferente al peligro que lo amenazaba. Si realmente hubiera deseado sinceramente mudarse, habría encontrado un lugar apropiado. Me di cuenta de que él no estaba interesado en eso. Poco tiempo después, hubo una gran incursión aérea sobre toda el área del centro de la ciudad. En esa época, estábamos acostumbrados a oir relatos de miembros que escaparon milagrosamente, de modo que no nos preocupamos mucho por la seguridad del Señor M. Sin embargo, él no apareció posteriormente por la sede de Hakone y comenzamos a pensar en lo que podría habele sucedido. Más tarde, supimos que fue dado como desaparecido. Después que la Sede fue transferida a Atami, su hija mayor se dedicaba a una de nuestras tareas. Ella fue la única sobreviviente de la familia que escapó al bombardeo de Tokio, porque estaba en el interior. Con lágrimas en los ojos, nos contó que obtuvo la confirmación de que el resto de su familia cinco personas incluyendo a su padre habían muerto quemados. Estaba tan abatida que no encontraba los medios para consolarla. La trágica muerte del Señor M. enseña la valiosa lección, de que podemos confiar enteramente en las palabras de Meishu sama y que nuestro futuro depende de la manera como las aceptemos o no. Si el Señor M. hubiese seguido el consejo de Meishu sama, no habría sufrido una muerte tan trágica. Al ignorarlo, demostró falta de fe por culpa propia.

Una Secretaria
No era Magia

En Mayo de 1948, en ocasión en que trabajaba en la construcción de una canalización de agua, en el Kanzantei, en el pequeño paraiso de Hakone, se rompió el cordón de mi Ohikari. Después de eso, no volví a usarlo, porque en realidad yo no entendía muy bien lo que significaba.

Cierto día, resolví podar el enorme ciprés que había en el jardín, para permitir que nuestra plantación de verduras pudiese recibir más sol. Para eso subí al árbol con un serrucho atado a la cintura. De repente, la rama en que me sostenía se quebró y caí de la altura de casi cinco metros. Caí violentamente sobre el muslo, golpeándome contra un tronco que estaba en el suelo y quedé sin poder moverme. Intenté pedir socorro, mas la voz no me salía. Lo intenté varias veces, hasta que conseguí emitir algunos sonidos, lo bastante como para que mi mujer me oyese y acudiera. Llamó a un ortopedista, miembro de la Institución. Vino enseguida y me atendió, mas yo continuaba sin poder moverme porque la caída fue muy violenta. Tanto, que tuve la impresión de que el mango del serrucho había penetrado en mi cuerpo. Me dolía hasta cuando respiraba.

Estuve en cama durante dos semanas, imposibilitado de hacer cosa alguna. Pensé que nunca podría trabajar, incluso después que me recuperase y estaba pensando en pedir retiro de mi trabajo. Fue en esa ocasión que recibí una ayuda financiera de Meishu sama. En el decimoquinto día, pude sentarme por primera vez. En el decimosexto, ya podía andar con la ayuda de un bastón y entonces, fui a agradecerle a Meishu sama en Hakone.

Allí, me quedé junto al puente hasta que Meishu sama terminase su café de la mañana y saliese para atender sus compromisos del día. Al pedirle Johrei, él me dijo: “muy bien, voy a transmitirle ahora mismo y usted va a conseguir flexionar el tronco”.

El me transmitió desde una distancia de más o menos dos metros, durante un minuto y me preguntó: “como se siente? Creo que ahora puede flexionarse. Experiméntelo “. Un poco receloso, hice una tentativa y para sorpresa mía, verifiqué que podía flexionar el tronco. “Usted puede flexionarse más” , dijo Meishu sama. Lo intenté otra vez y comprobe que podía moverme aún más.

Cuando volvía para mi casa, imaginaba que lo que había ocurrido debía de haber sido una especie de magia o encanto. Si así es, pensaba, el encantamiento desaparecerá con el pasar del tiempo.

Desperté aquella noche y salí de la cama e intenté nuevamente hacer flexiones, “¡extraordinario!”, me dije a mí mismo, “el encantamiento aún está actuando”.Cuando fui a lavar mi rostro por la mañana pude inclinarme y por primera vez, desde que me había caído, pude usar las dos manos.

Llegué a la conclusión, entonces, de que realmente había sido curado por el Poder de Dios, actuando a través de Meishu sama y que no había sido magia. Comprendí también, que Meishu sama era un hombre maravilloso. “Creer ciegamente no es señal de la verdadera fe”, nos enseña Meishu sama “cuando usted obtiene la salvación por el Johrei, siente el poder de Dios. Este hecho es lo que le permite conocer la verdadera Fe.”

Un Operario de Obras

La seguridad de

las palabras de Meishu sama

Nuestra Institución fue creada el día 1º de Enero de 1935. Meishu sama compuso un himno para la ceremonia de inauguración, El Zengen Sanji, donde describe el Mundo feliz de la Nueva Era, el Mundo de Miroku (Mundo Ideal). En ese poema, él tambien dice que “el tiempo será perfecto, con vientos cada cinco días y lluvias cada diez días, en ese orden exacto”. Eso ocurrió después de la divulgación de su poema, pues tuvimos una lluvia muy fuerte el último día de diciembre. Al día siguiente, el cielo quedó limpio y tuvimos buen tiempo por cuatro días. El quinto día fue de mucho viento y el décimo volvió a llover.

Realizamos nuestro primer Culto el día 11 de Enero. En aquella ocasión Meishu sama nos dijo que el tiempo que habíamos disfrutado a principio de año, era un prototipo del tiempo en el futuro, del cual Dios ahora nos daba una pequeña demostración. Quedé realmente impresionado, por la seguridad de las palabras de Meishu sama.

Un Servidor
La Luz que envolvia a Meishu sama

En Febrero de 1943, después de haber sido curado de un serio problema en la vista, por medio del Johrei, fui designado por primera vez para prestar servicio en la residencia de Meishu sama, en Tozanso. Él entró en la sala donde estábamos todos reunidos. Como era la primera vez que veía a Meishu sama, observé bien su rostro. De repente noté con asombro que una luz blanca, en forma de nube, circundaba su cabeza y gradualmente comenzó a envolver todo su cuerpo, limitada al principio, comenzó a expandirse lentamente hasta que, finalmente, se extendió por todo el recinto. Ya había oído hablar a un Miembro calificado respecto a la brillante aura de Meishu sama e imaginé que debía ser eso lo que estaba presenciando.

Quedé emocionado por haber conocido al hombre que recibió de Dios la Luz Divina en tal grado. Por primera vez comprendí la razón por qué mis ojos pudieron ser curados y quedé convencido del poder de Dios del cual Meishu sama se convirtiera en canal. Hasta aquel momento, tenía dudas sobre lo que decía el Miembro calificado en cuanto al hecho de ser Meishu sama el Mensajero de la Luz, elegido por Dios. Yo sabía que la cura de mis ojos era algo maravilloso, mas tratábase sólo de una simple cura física. Hasta el día que fuí a Atami, para mí, Meishu sama era sólo un admirable hombre, capaz de curar enfermedades. Aquel día, sin embargo, mis ojos espirituales se despertaron al verdadero y más profundo significado en el servicio de la Obra Divina.

Un Miembro calificado

Un Mensajero de Dios

Cierto día, en otoño de 1952, un grupo de Miembros calificados, en el cual me incluía, fue a inspeccionar algunos lugares en Nara, que debían ser visitado por Meishu sama. El Santuario Kasuga estaba en el camino y allí me dirigí. Llegué al caer la tarde. De vuelta a nuestra Institución, uno de los Miembros calificados, que aquel día trabajaba como guía, sugirió una visita a un local antiguo, llamado Santuario de Kinryu, no muy apartado del camino. Todos estuvimos de acuerdo con la idea. Fuimos por un camino estrecho, cubierto de hojas caídas y llegamos al pequeño y modesto Santuario. Quedamos sorprendidos al ver que estaba admirablemente limpio. Mirando alrededor, vimos una joven de aproximadamente veinte años de edad, trabajando activamente en el resto del área. Le sonreimos y la saludamos con una reverencia, después nos dirigimos al Santuario y rezamos el Amatsu Norito. Mientras rezábamos, notamos que la joven estaba sentada en el suelo e inclinaba la cabeza, parecía que estaba en trance. Después de rezar el Amatsu Norito, me aproximé a ella, le toqué el hombro y le pregunté cual era el problema. Según contó, ella y su familia pertenecían a una Iglesia. Y cuando estaban efectuando sus tareas domésticas la mañana de aquel día, la joven entró en trance y recibió el siguiente mensaje: “Un mensajero de Dios en breve visitará Nara, con la gran misión de salvar a la humanidad. Para tomar las providencias necesarias, en esta ocasión, sus discípulos vendrán a inspeccionar el lugar. Deberán visitar el Santuario de Kasuga en un momento de esta tarde y enseguida el Santuario de Kinryu. Poca gente ha ido allá y el Santuario necesita limpieza. Vé allá y prepáralo”. La joven entonces agregó: “esta es la razón por la cual limpié, aguardando su llegada”.

Quedamos admirados por su conocimiento de la planeada visita de Meishu sama, hecho que en ese entonces pocas personas sabían. Ella sabía inclusive de nuestra visita a aquel pequeño Santuario antes de que tomásemos alguna decisión al respecto. Sabía también, que Meishu sama era un mensajero de Dios con la misión de Salvar al Mundo. Comprendimos nuevamente cómo todo era parte del Plan de Dios, ocurriendo primero en el Reino Espiritual y después reflejándose en el mundo físico.

Miembro calificado Dirigente de una Iglesia Filial

La verdad dicha en un simple comentario

Hacia fines del año 1939, fui a servir en la residencia de Meishu sama. Cierto día, poco después de mi llegada, al prepararme para recibir Johrei de Meishu sama, él me pregunto:“¿cuándo se operó usted del apéndice?”. Le informé que había sido en Enero de aquel año.

“En la situación actual preveo que Usted tendrá sólo trece años más de vida, si no toma algún cuidado con eso”, me dijo. Yo lo escuché, mas no puse mucha atención, en sus palabras, hasta hace poco tiempo. Ahora comprendo qué poca importancia dí a las sagradas palabras de Dios, transmitidas por Meishu sama. El acostumbraba a decirnos “Recuerden siempre que hasta incluso un simple comentario que eventualmente yo haga, contiene una importante verdad”. Yo había olvidado esa declaración por mucho tiempo. Durante los trece años que pasaron de nuestra conversación, sufrí innumerables purificaciones, sintiendo que una milagrosa cura se procesaba gradualmente. Al comienzo de este año, el lugar en torno a la cicatriz se puso enrojecido e hinchado como un gran carozo. El dolor que me causaba era tan intenso que no podía dormir a la noche, ni siquiera caminar.

Recibí Johrei por cierto tiempo y eliminé gran cantidad de materia purulenta en forma de una pasta espesa. La hinchazón y la cicatriz comenzaron a desaparecer. En poco tiempo la piel quedó suave otra vez y la cicatriz desapareció totalmente. Llegué a la conclusión de que alcancé la maravillosa bendición de la cura el día 11 de Febrero de 1952, exactamente trece años después de la fecha en que había sido operado. Si yo no hubiese sido encaminado a Sekai Kyusei Kyo, probablemente hoy no estaría vivo, como Meishu sama había prevenido trece años atrás. Así comencé a creer desde el fondo del corazón, que las palabras de Meishu sama son revelaciones de Dios y por lo tanto expresan siempre la verdad.

Un Miembro calificado.

Fue como un sueño

Cierto domingo, mi hijo menor, de seis años de edad, estaba jugando al aire libre. De repente comenzó a dolerle la cabeza y empezó a tener fiebre, cada vez más alta; bostezaba incesantemente y casi se desmaya. Pensé que se trataba de disentería infantil y procuré entrar en contacto con cuatro médicos, mas ninguno estaba en su casa, pues era una tarde de domingo. En ese entonces, yo no era miembro de la Kyusei Kyo pero una vecina nuestra, la señora Nonoyama, me había hablado sobre un tratamiento espiritual llamado Nihon Johka Ryoho (nombre que entonces se le daba al Johrei).

Muchas veces ella me recomendó recibirlo. Después de verificar que no podía localizar a ningún médico, me acordé de la señora Nonoyama e inmediatamente mandé a nuestra empleada para que fuese a avisarle sobre el estado de mi hijo. Ella vino rápidamente a mi casa y me dijo: “llame un taxi lo más pronto posible, yo voy a llevar el niño directamente a Meishu sama. Tenga confianza; se pondrá bien”.

Enseguida envolvió a mi hijo en una colcha y lo llevó a Tamagawa, donde moraba Meishu sama.

Algunas horas después, oí la voz de mi hijo. Estaba radiante de alegría: “mamá, estoy aquí de nuevo”.

¿Sería verdad lo que ocurría, o sería un sueño?, pensaba yo.

“Mamá ahora estoy bien. El señor Meishu sama dijo que yo podía comer, tengo hambre”, me dijo.

Yo me sentía agradecida, mas totalmente confundida.

Al día siguiente, la señora Nonoyama llevó a mi hijo nuevamente a Tamagawa. Cuando regresó, me quedé aún más sorprendida al tomar conocimiento de que él había comido un tazón de tendon (un plato de arroz y pescado frito). El presentaba mucha vitalidad y demostraba claramente que estaba recuperado.

Una Miembro calificado.

El Presagio del Pino

En Octubre de 1949, dos años después de haber decidido dedicarme enteramente al Plan de la Obra Divina, repentinamente murió un pino en mi jardín por motivo desconocido.

Fue todo tan rápido, que mi madre y yo comenzamos a suponer que hubiese una razón de orden espiritual. Tal vez el árbol había sido sacrificado para evitar algún infortunio que debería recaer sobre nosotros. Contamos lo sucedido a un miembro calificado, el cual quiso oir la orientación de Meishu sama.

“Un pino del jardín de uno de nuestros miembros murió de repente. Quisiera saber si hay algún significado espiritual en ese hecho”

Meishu sama respondió: “el hecho ocurrido con el pino tiene relación con el destino del dueño de casa. Indica que algún problema puede ocurrirle. ¿Su casa tiene la Imagen de la Luz Divina?”. “Si”, contesté, “ellos tienen en su casa la Imagen de la Luz Divina y todos los de la familia son miembros de nuestra Institución”

“Ellos se están dedicando a la Obra Divina?” preguntó Meishu sama. “Si”, informó el miembro calificado “ellos lo están haciendo y uno de sus hijos un joven, dedica su vida a la Obra Divina”.

“¿Cuántas personas consiguieron encaminar ya a nuestra Institución?”, preguntó Meishu sama.

“Casi doscientas”. Fue la respuesta. “Entonces, todo irá bien para la familia.”, aseguró Meishu sama. “Nada hay que temer. Recuerde, sin embargo, que existe un profundo significado en ese acontecimiento.”

Fuí rápidamente a mi casa y le transmití las palabras de Meishu sama a mi madre, agregando: “no necesitamos preocuparnos, pues Meishu sama informó al miembro calificado que todo irá bien”.

Nosotros nos comprometemos nuevamente a trabajar, aún más, con mayor dedicación para la Obra Divina.

Un miembro calificado.

El se sentó correctamente

antes de que lo percibiera

Si no me falla la memoria fue cerca del año 1941, que un hombre que había sido predicador cristiano durante cuarenta años, buscó a Meishu sama, acompañado de uno de nuestros miembros calificados. Él había decidido hacer el Curso de Introducción.

Permaneció durante mucho tiempo sentado con las piernas cruzadas y no como la costumbre japonesa, de sentarse sobre las piernas flexionadas. Cuando oyó las palabras de Meishu sama, cambió de posición y se sentó sobre las piernas, sin darse cuenta de ello. Solamente, cuando llegó el momento de  levantarse notó que se había colocado a la usanza japonesa, “¡Oh!”, exclamó sorprendido, “en vez de quedarme con las piernas cruzadas me senté correctamente, ¿no es así?”.

Meishu sama tenía tal vibración, que influenciaba a las personas sólo con su presencia.

Un miembro calificado.

Yo proseguÍ

Aprendí por mi misma, que todo lo que Meishu sama preveía, acontecía.

Poco después de la Segunda Guerra Mundial había decidido dedicarme enteramente a la Obra Divina y se lo dije a Meishu sama. El se puso contento al saber de mi propósito y me dijo: “al fin usted se decidió ¡Entre en acción y Dios la ayudará”.

Comencé transmitiendo Johrei y nada hacía para ganarme la vida. Transcurridos tres años, había perdido casi todo lo que poseía. Mi marido había sido oficial de la Marina y al terminar la guerra él no recibió más remuneración. Cierto día, Meishu sama me preguntó cómo estábamos arreglándonos para vivir. Yo jamás pronuncié ninguna palabra de queja o preocupación, ni mencioné nuestras dificultades financieras. Entonces, por qué había preguntado él sobre eso. “¡Oh!, de alguna manera nos estamos arreglando”, le dije.

“Está bien, entonces, prosiga en su trabajo, usted tendrá éxito”, respondió Meishu sama.

Desde aquel mes en adelante, una cantidad impresionante de personas comenzaron a buscarme para recibir Johrei y mis problemas se fueron solucionando.

Una miembro calificado.

Salvado por un sufrimiento

En 1943 yo era oficial de la Marina, cuando el submarino en que servía fue alcanzado por una bomba. Fui lanzado de la torre y quedé herido. Volví a mi casa y recibí Johrei del miembro calificado Responsable de nuestra Filial.

Ya estaba casi recuperado en la primavera de1944, cuando fui en compañía de este miembro calificado a visitar a Meishu sama en Hakone. Yo aguardaba ansiosamente el día en que nuevamente estuviese completamente bien.

Después que Meishu sama nos vio, me dijo en tono solemne: “usted perdería la vida”.

¿Por qué Meishu sama me habría dicho tal cosa?. Como hasta aquel momento yo no sabía con certeza quién era él y lo que representaba, no dí mucha importancia a sus palabras.

Aquella noche el miembro calificado me dijo: “usted mejoró mucho con Johrei, sin embargo, en vez de estar agradecido está muy impaciente, deseando estar curado enseguida. Meishu sama pudo sentir eso en su mente de inmediato y quiso darle un aviso”.

El pasó toda aquella noche esforzándose en una tentativa de corregir mi manera de pensar. Desde entonces, mi profesor comenzó a darme clases diarias sobre gratitud y muchos otros asuntos espirituales y comencé a procurar en poner en práctica mi fe.

Con todo, sin embargo, mi estado físico no mejoró lo bastante como para permitirme retornar a mi puesto.

Finalmente, llegó el día 15 de Agosto y con él, el fin de la guerra. Después de ser firmado el tratado de paz, mi estado físico comenzó a mejorar rápidamente y quedé completamente curado.

Solamente después de haber quedado bien, totalmente, comprendí lo que Meishu sama quería decirme en la frase: “usted perdería la vida”. Con eso deseó comunicarme que, si yo me hubiese restablecido enseguida, habría muerto probablemente en el campo de batalla de Okinawa. Dios me mantuvo en la situación de herido hasta el fin de la guerra, con el propósito de preservarme para Su Divina Obra, preparándome para servir, mejorando mi sensibilidad espiritual.

Ahora entiendo que Dios manifestó su Gran Amor a través de aquel hecho. Mi corazón desborda de gratitud a Él y a Meishu sama y desde entonces estoy enteramente dedicado al trabajo de la Obra Divina.

Un miembro calificado

Un hijo por milagro

Mi mujer y yo, después de muchos años de casados, no lográbamos tener hijos, por eso, cierto día, le pregunté a Meishu sama porque no teníamos esa gracia. Meishu sama respondio: “¿Quién le dijo eso?”.

“Muchas personas dijeron que mi mujer no consigue embarazarse porque es muy gorda”, le dije.

“Usted no cree en Dios?”, me preguntó Meishu sama. “¿Por qué da oídos a los otros?”.

Quedé sin saber qué decir y cerré los ojos. Enseguida me arrodillé y pedí perdón.

“Si su esposa se embarazase ahora”, dijo Meishu sama, “la criatura nacería deformada o tendría vida corta. Dios está purificándolos a usted y a ella, aguarde con paciencia. Tenga fe y confie en Él. Dios cuidará de todo”. Recuerdo que después, Meishu sama le transmitió Johrei a mi mujer en la región del abdomen, por un periodo más largo que lo usual.

Resolvimos, entonces, no preocuparnos más en tener hijos. Poco tiempo después, volvimos a visitar a Meishu sama. Cuando nos sentamos Él le dijo: “Parece que usted va a tener un nene”. Sus palabras fueron tan inesperadas que no sabiamos que responder. Mi mujer fue quien habló: “Creo que no, pues no estoy embarazada. De cualquier forma muy agradecida por los votos”. cambiamos de tema y después de conversar nos despedimos de Meishu sama, sintiéndonos muy felices.

Algún tiempo después, supimos que, aunque mi mujer no se hubiese dado cuenta de eso, en ocasión de nuestra visita, ella estaba embarazada.

Con el corazón lleno de gratitud, contamos el hecho a Meishu sama, quien también quedó muy feliz con la noticia.

Miembro calificado responsable de una Iglesia Regional

La recuperacion de las peonias

En 1940, Meishu sama vivía en Tamagawa, Tokio, dónde ofreció su residencia TozanZo a sus auxiliares para las reuniones habituales. Cierto día del mes de Junio, fuí el primero en llegar y me dirigí a la gran sala de reunión. Mientras aguardaba, Meishu sama entró seguido de una servidora doméstica que cargaba un balde conteniendo algunas peonías blancas.

Aparentemente, Meishu sama había venido a preparar las flores en el Altar. Quedé sorprendido por su inesperada entrada, mas procuré saludarlo y fui correspondido con una sonrisa. Las flores provenían de su propio jardín. Estaban muy caídas y marchitas, como si hubiesen sido cortadas hace mucho tiempo y no tenían buen aspecto. Pensé por qué Meishu sama iba a utilizar esas peonías que parecían tan feas.

Se arrodilló a la costumbre japonesa, sacó las flores una a una y las colocó en un vaso con habitual simplicidad. Cuando terminó, se inclinó hacia atrás, se apoyó con una de las manos en el suelo y parecía que inspeccionaba las flores. Con un tremendo asombro, ví nítidamente cuando los pétalos marchitos comenzaban a levantarse readquiriendo las condiciones normales

¿Había ocurrido eso en un minuto o cinco? No sé bien. Sólo sé que quedé tan sorprendido que tuve que inclinar mi cabeza en señal de reverencia . Aquellas peonías que estaban allí en tan malas condiciones, se mostraban ahora muy frescas y perfectas.

Después de arreglar las flores, MeishuSama se volvío a mí y sonrió. No pronunció ninguna palabra, más leí el mensaje que me quería dar a través de su expresión, “usted acaba de ver lo que la Luz Divina puede hacer, no?”. Era lo que parecía decirme. El debe haber canalizado la Luz a través de sus ojos. En aquella ocasión, yo aún no era miembro de la Institución. Había oído de mi profesor y de miembros más antiguos, referencias sobre Meishu sama y sobre el poder de la Luz Divina por Él canalizada.

Aquél día, yo vi ocurrir un milagro ante mis ojos y así quedé, enteramente convencido de que el nivel espiritual de Meishu sama era realmente elevado.

Un Miembro calificado.

El barrilete que emitía luz

El día 4 de enero de 19 , después de transmitir Johrei como parte de su rutina diaria, Meishu sama salió al jardín. Allí Él soltó un gran barrilete donde estaba un retrato de Dharma (un monje budista de la India, famoso en Japón). En ese momento, yo estaba por casualidad en el jardín y vi su barrilete muy alto en el cielo. Qué bonito espectáculo era aquél. De repente noté que el gran cometa emitía una luz roja en todo su contorno. Vista de abajo la luz parecía tener un grosor de aproximadamente dos metros. Centelleaba con tal brillo que parecía enviar chispas en todas las direcciones. Quedé tan asombrado y admirado ante esa visión majestuosa, que llamé a todos los que estaban dentro de la casa para que también pudiesen verla. Vinieron todos, miraron y se quedaron maravillados, llenos de veneración.

Después de unos instantes, Meishu sama dijo a uno de los representantes: “Por favor, asegure ésto por mí un instante”. Pasándole el cordón del cometa y dirigiéndose a entrar en la casa. A partir del momento en que Meishu sama pasó el cordón a otra persona, la luz que envolvía al barrilete desapareció.

Cuando Él retornó y tomó el cordón, nuevamente la luz volvió a brillar como antes.

Quedé tan tremendamente impresionado con lo que veía, que no pude dejar de preguntarle el significado.

Él respondió: “Nada hay de extraño en ésto. La Divina Luz de Dios, que emana a través del interior de mi ser, fluye de mi mano y recorre el cordón hasta el barrilete.

Una vez que no puede proseguir, ella se irradia del cometa”. Él explicaba todo con tanta simplicidad como si todo fuese natural, mas, los que allí estaban quedaron tan impresionados, que hasta llegaron a llorar.

La Luz siempre emanaba del cuerpo de Meishu sama, pero por alguna razón de Orden Divino, generalmente era invisible.

Aquél día, sin embargo, todos los que allí se hallaban tuvieron el privilegio de ver esa maravillosa Luz.

Un Secretario
Meishu sama conocia a las personas en un golpe de vista

Cerca del año 1938, Meishu sama acostumbraba a tener conversaciones especiales con los miembros que habían terminado el Curso de Introducción.

En esas ocasiones transmitía enseñanzas más detalladas sobre el Johrei y otros asuntos espirituales.

Cierta noche, cerca de diez personas se reunieron para escuchar una de sus conversaciones. El fallecido Reverendo Shibui, que en esa época era un miembro nuevo, tuvo permiso para asistir. Después de la reunión, Meishu sama me llamó. Quería saber la identidad del nuevo miembro.

Yo no lo conocía bien, a no ser por su nombre, por la profesión y la pregunta que él formulara.

MeishuSama dijo: “él tiene la mente brillante. Estoy seguro que será un instrumento brillante en el futuro.”

En aquella ocasión sus palabras no me impresionaron.

Más tarde, sin embargo, comprendí cómo era de aguda la percepción de Meishu sama, pues el Reverendo Shibui, se convirtió en uno de nuestros mayores líderes.

Él encaminó millares de nuevos miembros a la Obra Divina.

Un Servidor
El sentido de previsión de Meishu sama

Sentíamos que todo lo que MeishuSama hacía o decía, estaba en perfecta armonía con la Voluntad de Dios, para la concreción de la Nueva Era.

Cierta vez, Él dijo: “Todo en lo que yo ponga mi atención, prosperará”.

Yo sé que Él siempre trabajó con miras al futuro y a todo el mundo, de tal forma que sería difícil imaginarlo desde el punto de vista material. Él realizaba preparativos para eventos y situaciones que irían a ocurrir muchos años después. Jamás ninguna persona común podría prever tales cosas. La obra de Meishu sama para establecer el Paraíso Terrenal, constituye uno de esos ejemplos de preparativos.

Un Secretario
Los retratos de Meishu sama

no se quemaron

En 1950 hubo un gran incendio en Atami. La Ciudad fue casi completamente destruída .Todo el Distrito de Shimizu cho quedó reducido a cenizas, con excepción de nuestra Sede General. Esta quedó intacta, como una isla rodeada de un mar de devastación.

Los miembros sintieron júbilo y admiración al verificar que los pinos distantes cerca de dos metros de la entrada, estaban chamuscados, sin embargo el edificio no fue alcanzado.

Próximo al cordón, el pequeño local donde se editaba nuestro diario, “Hikari” (Luz), fue incendiado.

Cuando realizábamos la limpieza del lugar, encontramos una pila de ejemplares cubiertos de cenizas, mas no quemados. Levantándolos, vimos que constituían las primeras páginas del primer número del “Hikari”, dónde estaba impresa una fotografía de Meishu sama. Estas páginas no quemadas, fueron distribuídas entre los miembro calificados, cuya fe en Meishu sama se intensificó aún más con este hecho.

Miembro calificado dirigente de una Iglesia Filial

Meishu sama vio el resentimiento dentro de mi mente

Cierta vez ocurrió un hecho que me causó mucho resentimiento. Llegó a tal punto, que no pude contenerme más y resolví hablar con Meishu sama.

Con ese problema en la mente, me dirigí a HekiunSo, residencia de Meishu sama. Él estaba sentado junto a una pequeña mesa en el patio. Lo saludé, al tiempo que me sentaba en una silla frente a Él, pero antes de que yo dijera una palabra, Él comenzó a hablar.

“Usted está con una purificación en la cabeza”, observó. Parecía que Él estaba viendo dentro de mi mente, que estaba llena de resentimiento.

Enseguida me transmitió Johrei. Después de dos o tres minutos solamente dijo… “¿Cómo se siente? Veo que ahora usted está bien”

La verdad es que en aquel corto espacio de tiempo, todos mis pensamientos negativos desaparecieron y me sentí completamente sereno. Meishu sama debe haber comprendido toda la situación, lo que estaba ocurriendo conmigo y por qué yo me sentía totalmente infeliz.

No pude pronunciar palabra y no tuve necesidad de hacerlo. Así volví a mi casa, realmente sin haber contado siquiera una vez mi problema. Se renovó en mi la veneración por Meishu sama y por el poder que poseía de ver dentro de la mente de los otros.

Un miembro calificado Dirigente de una Iglesia Filial.
Usted no pidio perdón

No podemos mentirle a Meishu sama.

Un día, un hombre de cerca de cuarenta años de edad, que era uno de sus miembros calificados, le pidió disculpas por algo que había hecho. Por casualidad, yo estaba presente.

Él escuchó con calma y dijo: “Esta no es la primera vez que usted procede de esa manera, ¿no es así?”

El hombre respondió: “¡Oh! sí, es la primera vez”. Inmediatamente, Meishu sama relató lo siguiente: “en el día tanto del mes tanto el año pasado, usted hizo tal cosa, lo cual, no fue correcto y usted sabía que estaba procediendo mal”.

Después prosiguió: “Usted es Miembro calificado, aunque haya sido algo de poca importancia, usted debería haber pedido perdón en aquella ocasión. El motivo por el cual está hoy con mayores problemas, es consecuencia de no haber actuado como correspondía, aunque se tratara de un pequeño error”.

Quedé sorprendido al escuchar todo eso y le pregunté a Meishu sama, cómo Él podía tener conocimiento de todo eso con tanta precisión.

Meishu sama me respondió: “si yo deseara saber respecto de determinadas personas, puedo identificar todo sobre ellas, incluso las cosas más simples del día a día”.

Y agregó: “Sé todo respecto a usted también”. “¡Oh no!¡Para mi basta!”, exclamé un poco asustado.

¿Cómo podría Él saber tanto a menos que fuese un Ser Divino?.

Y me sentí aún más atraîdo por Él.

Miembro calificado dirigente de una Iglesia Filial.

A buen entendedor media palabra basta

Cierto día, algunos antes de la Segunda Guerra Mundial, Meishu sama se refirió al libro de profecías de la secta Oomoto, de la siguiente forma: “puede ser que ustedes no sepan de qué se trata, mas está bien claro para quien quiera entender”.

Allí dice: “pájaros de tierras extrañas volarán sobre nuestro país y abatirán a los pájaros japoneses. Bajo las patas saldrá fuego”. “Todo eso se realizará”

Le pregunté qué significa “bajo sus patas”, y me dijo: “significa que la Imperial ciudad de Tokio un día será un mar de llamas. Ustedes deben procurar ser más perspicaces, para poder entender todo el problema por medio de unas simples palabras. En caso contrario, no podrán ser eficientes instrumentos de Dios en la Obra Divina”.

Solamente después de terminar la guerra, es que pude comprender el verdadero significado de todo eso.

Algo parecido ocurrió, en ocasión del gran terremoto que sufrió Japón, en el distrito de Kanto.

Antes de esto, el Reverendo Deguchi, de la Secta Oomoto, dió a Meishu sama un cuadro de un gran incendio, pintado por él mismo, dónde se veía un mar de llamas en casi toda la superficie. Bastó mirarlo y Meishu sama previó lo que estaba por ocurrir. Se mudó entonces a Omori y luego de un tiempo, un terremoto desvastó la ciudad de Tokio.

De esa manera, los sabios son capaces de transmitir sus pensamientos entre sí, sin usar palabras, en una época difícil en que la verdad no pueder ser abiertamente revelada.

Un miembro calificado responsable de una Iglesia

La segunda visión de Meishu sama

En 1952 recibí un telegrama de Meishu sama que decía: “Usted está con una tensión en torno de la región occipital. Venga a recibir Johrei”. Quedé muy sorprendido con eso. Aunque sí estaba con el cuello y los hombros endurecidos, me admiré de que Meishu sama tuviera conocimiento de mi estado, ya que no lo veía hacía más de un mes. Inmediatamente me dirigí a Él y le pregunté cómo lo supo.

Meishu sama me dijo:“Cuando examiné el manuscrito que usted me envió,verifiqué que su manera de escribir no era correcta. Además de eso hubo muchos errores en el uso de te ni o ha”, (pequeños vocablos usados como preposiciones).

Él sabía que eso había sido causado por el endurecimiento de mi cuello y hombros, aunque yo nada notase mientras escribía. Al año siguiente, ocurrió algo más extraño, tan extraño que quedé perplejo de que eso pudiera ocurrir sin uso de magia.

Recibí otro telegrama, esta vez del Secretario de Meishu sama, en los siguientes términos: “Necesito hablarle. Venga a Hakone lo más pronto que pueda.”

Inmediatamente atendí a su solicitud. Cuando llegué a la residencia de Meishu sama, su Secretario vino a mi encuentro y me preguntó: “¿En que situación está su casa?, Meishu sama dijo que usted está en apuros y que recibió orden de desalojo. Me dijo que no podía continuar trabajando para Dios sin tener casa y me recomendó que le comprase una, tan pronto sea posible. Esta es la razón por la que le envié el telegrama. ¿Es verdad que tiene que irse de la casa donde mora?”

Le expliqué cual era el problema que había en aquel momento. Mi mujer y yo vivíamos en una casa alquilada, que había sido vendida a un extraño, sin nuestro conocimiento, después a otra persona y más tarde a un tercer comprador. Cada nuevo propietario nos había aumentado el alquiler. Y uno de ellos, cierta vez, mandó un grupo de valentones para efectuar la cobranza. Finalmente, vino un procurador con la intimación de que yo decidiese comprar la casa o que la desocupara inmediatamente.

Mi mujer y yo estábamos muy preocupados con el problema. No teníamos el dinero para comprar la casa, ni ganábamos lo suficiente para alquilar un departamento. Estábamos dispuestos a resistir el desalojo por todos los medios a nuestro alcance.

Conté todo eso al secretario de Meishu sama y le dije cómo me extrañó el hecho de haber recibido su telegrama y que Meishu sama supiera todo lo que pasaba conmigo.

“Es natural que Meishu sama tuviera conocimiento de ese hecho, pues Él alcanzó un nivel de iluminación a la que se le dá el nombre de Kenshinjitsu (palabra japonesa que significa Ver la Verdad. El más elevado estado de iluminación concedido por Dios al ser humano). Yo también estoy impresionado con la divina inspiración de Meishu sama. Ahora debo hacer el relato y ver qué ocurre”

Más tarde mi mujer y yo fuimos a la justicia.

En Agosto de 1955 ganamos el juicio, lo que nos garantizaba una indemnización por el actual propietario, por habernos desalojado de nuestra casa, además de una disculpa por parte de él. Ganamos también un mes de alquiler. Y con esa solución pudimos mudarnos a otra casa.

Un miembro calificado.

Una Palabra dicha por casualidad

Ocurrió en el verano de 1954, en el Kanzantei, en Hakone. Meishu sama señaló el lugar dónde hoy está su mausoleo y dijo: “No faltará mucho para que ese lugar sea mi morada definitiva”.

Pensé que Él se refería a una nueva residencia, que allí pretendía construir.

Ahora verifico que se refería a su muerte, de la cual ya debería estar conciente en aquella ocasión.

Cierta vez, Meishu sama dijo: “Yo digo la verdad de manera simple, concisa, directa. Por eso es que muchas veces las personas no llegan a entenderme".

Un servidor doméstico.

El bastón que contenía Luz Divina

En 1936, Meishu sama visitó una mina de la Ciudad de Gero, Distrito de Gifu, que estaba bajo la dirección de uno de sus discípulos. Él subió al monte con el auxilio de un bastón que, previamente había solicitado al personal de la mina para su uso. Después de descender del monte, retornó a Tokio, dejando el bastón en el escritorio de la mina.

En la casa, junto al edificio, vivía un señor de mucha edad, que caminaba con dificultad por causa del reumatismo, mal de que padecía desde hacía mucho tiempo. Él vió el bastón que estaba en la pared, cerca de la entrada del escritorio. No se sabe si tenía conocimiento de que el bastón había sido usado por Meishu sama, más el hecho es que lo tomó para dar un paseo. Súbitamente verificó que caminaba con mucha más facilidad que antes. Se sorprendió, más, no le dió demasiada importancia. Continuó usando el bastón siempre que salía de paseo y no tardó mucho, para su asombro y alegría, en verificar que estaba curado de su antiguo sufrimiento.

Este es uno de los muchos hechos milagrosos que ocurrieron durante la época en que Meishu sama ocultó su poder personal al conocimiento público.

El bastón que su mano aseguró por sólo algunas horas, emitía gran poder, porque contenía su vibración espiritual. Varios años antes de ese acontecimiento, Meishu sama posó para una fotografía con sus manos apoyadas sobre el borde de un vaso de porcelana.

En la fotografía las palmas de sus manos podían ser vistas a través de la gruesa lámina de porcelana del vaso. Estamos seguros de que sus manos siempre irradiaron la intensa Luz de Dios.

Un Secretario
La luz del sol reflejada en el altar

En el día del cumpleaños de Meishu sama, el día 23 de Diciembre de 1954, debía realizarse una ceremonia dedicada a la Imagen de la Luz Divina, en el Santuario Sagrado de la Sede General. Yo debía ayudar en la recepción, como participante del grupo de la Sede General. Aquel día, tuve el privilegio de ver algo maravilloso y deseo contarlo.

Algunos miembros que vivían en lugares distantes, vendrían a Atami en trenes nocturnos y llegarían a la Sede General antes del amanecer.

Como la mañana estaba fría y soplaba un fuerte viento, imaginé que desde temprano debería ser permitida la entrada de la gente en la sala. Resolví llegar allí antes que las personas, para ver si estaba todo en orden y después salí, volviendo a la sala a las 6.30 de la mañana.

Cuando llegué, el sol estaba despuntando en el horizonte, sobre el mar. Cerca de 80 miembros que deseaban apreciar el nacimiento del sol, estaban allí también. Todos exclamaban: “¡Qué belleza!”. Entré en la sala y caminé en dirección al Altar.

Estando ya en la mitad del camino, noté de repente que el sol estaba incidiendo exactamente en el centro del Altar, haciendo que toda la superficie brillase con sus rayos. Comparando ese cuadro a un proyector, parecía que el sol era la fuente de la Luz, la entrada era el diámetro de las lentes y el Altar era el centro.

“¡¿Cómo puede la luz del sol estar perfectamente centralizada en el Altar?!”

Pensé, atónito, al ver ese hecho. Volviéndome, quedé nuevamente sorprendido al ver el sol centelleando directamente a través de la entrada. Sentí que había algo misterioso en torno de ese acontecimiento, que existía un significado especial, en virtud de haber iluminado el sol el nuevo Altar en el aniversario de Meishu sama

En el momento en que el sol se elevó por entero en el horizonte, se formó una corriente de Luz directa, en perfecto equilibrio y alineación, partiendo del sol, pasando por la entrada de la Sala de Culto y llegando al Altar Sagrado. Este cuadro me impresionó profundamente.

Un servidor de la sede general

Profecía sobre una crisis nacional

Cierto día del año 1934, en una de las ceremonias regulares, (durante algunos años después de haber recibido su revelación y antes de que fundase la Iglesia, la residencia de Meishu sama era utilizada como Sede Provisoria y allí, él realizaba un Culto Mensual). Meishu sama hizo una profecía sobre la Segunda Guerra Mundial. Sabemos, por experiencia propia, que todo lo que Él previó, realmente aconteció.

El punto principal de sus palabras fue el siguiente: “Un día vendrá en que Gran Bretaña, los Estados Unidos de América del Norte, Francia, Rusia y China, constituirán una alianza entre sí, contra Japón. Como consecuencia de eso, Japón perderá a Corea, Manchuria, la Isla Sakhalin, Formosa y las Islas de la Micronesia. Después de eso, Japón no poseerá más ejército o marina. Las clases privilegiadas, la aristocracia y los ricos, sufrirán grandes dificultades. La crisis nacional está muy próxima, irrumpirá una guerra entre Japón y el resto del mundo y pasaremos por una época de mucho sufrimiento. Será, sin duda, un período grave y tormentoso, en que Japón quedará completamente aislado y es cierto que esa crisis se está aproximando”

Era una época en que el imperialismo predominaba en Japón, sin ninguna oportunidad de penetración de otras ideas, de modo que Meishu sama habló sobre eso sólo con los amigos más íntimos y de mayor confianza. Si su profecía hubiese sido contada a las autoridades gubernamentales, Meishu sama habría enfrentado más problemas de los que se pueden imaginar.

Diez años más tarde, la mayor parte de la profecía había sucedido.

Un servidor
Dios cuido de mi caso

A principios de Mayo de 1944, recibí una noticia ya un poco fuera de tiempo.

Cuando asistía al Ceremonia Mensual en la Sede General de Hakone, le conté a Meishu sama que había sido convocado por el Ejército.

“Usted debe aceptar el hecho, mas, Dios cuidará de su caso”, dijo él ligeramente, de manera despreocupada.

Después del Culto, algunos miembros calificados más antiguos, que habían oido nuestra conversación, se aproximaron a mí y me dijeron: “Felicitaciones. Nada le ocurrirá a usted. No hay razón para afligirse”. En aquella ocasión, no entendí qué querían decirme. Enseguida fui mandado para un regimiento en Tiba, integrando una unidad encargada de construir vías de ferrocarril. Pocos días después, comencé a recordar lo que me había dicho algunos años atrás: que yo sufría de cálculos renales y que el mal era crónico. Pensé para mí mismo; “Tal vez sea rechazado en el momento en que me hagan el exámen médico”. Pero, en vez de lo que suponía y esperaba, cuando llegó mi turno de ser examinado por el médico del ejército, fui aprobado sin mayores demoras. Yo había rezado mucho para ser excluído, pues sólo así podría dedicarme enteramente a la Obra Divina, como deseaba. Lamentaba el hecho de que, teniendo el Sagrado Punto Focal en mi pecho, tuviese que ir a combatir, en lugar de ayudar a los que sufrían. Estaba seguro de que nada podía hacer en este momento y por eso decidí resignarme.

Aquella tarde el oficial de guardia semanal trajo un aviso, era un boletín que decía: “las siguientes personas no necesitan prepararse para seguir con destino al frente de batalla...,” entre los nombres mencionados estaba el mío. Poco después la unidad partió, las personas que quedamos, pasamos nuevos exámenes médicos y fuimos reprobados y enviados nuevamente a nuestros hogares. Más tarde supe que la unidad, cuando era transportada hasta el frente, fue atacada por aviones enemigos y totalmente destruída. Esa noticia me hizo pensar mucho sobre la protección especial que había recibido y quedé profundamente agradecido.

Cuando encontré a Meishu sama otra vez en la Sede General me dijo: “Felicitaciones, ahora dedíquese enteramente a la causa de Dios”. Quedé tan impresionado que sentí todo mi cuerpo temblar.

Un miembro calificado

ACTIVIDADES DIARIAS EN

LOS PRIMEROS TIEMPOS

En los comienzos de nuestra religión (comienzo de la Era Showa) las actividades diarias de Meishu sama no estaban divididas por horario, es decir en actividades matutinas, vespertinas y nocturnas.

En lo referente al trabajo, Él no descuidaba ni las cosas más insignificantes. Ejecutaba sus tareas con cuidado y meticulosidad admirables. Un dedicador de aquella época comentó: “Meishu sama es un ser divino. Por eso, pensé que Él sólo se ocuparía de grandes realizaciones, sin fijarse en pequeñas fallas ni atender a cosas sin importancia. Sin embargo, era digna de admiración la minucia con que ejecutaba las diferentes tareas al servicio de la Obra Divina. Era una vida cotidiana de gran elevación como jamás se vio en otro religioso”.

En aquella época, Meishu sama daba mucha libertad a los servidores; sin embargo una vez determinada la tarea, siempre verificaba que fuera hecha, y no permitía ningún descuido. Nunca distribuía trabajos que no pudieran realizar, sino sólo aquéllos que les proporcionasen alegría. Se preocupaba en hacer sentir a los servidores que vivían en el Paraíso. Por eso, la mayoría de las veces no solicitaba ayuda, hacía solo hasta las mínimas cosas. Cuando preparaba Ohikaris, por ejemplo, Él mismo preparaba la tinta, cortaba el papel y lo doblaba. Cuando pintaba un cuadro, no pedía que le sacaran punta a los lápices, ni que lavasen los pinceles o acomodasen los objetos. Además, Meishu sama nunca dejaba de anotar atentamente en su diario los nombres de las visitas y enfermos que lo requerían. Él mismo era quien escribía los avisos de los cultos y las reuniones. Revisaba lo que el dedicador pasaba en limpio y también, después de mimeografiados, revisaba los avisos con mucho cuidado; sólo entonces autorizaba su distribución.

Un servidor de esa época dijo: “Durante cerca de tres años pensé que no estaba bien que Meishu sama realizara tareas tan vulgares. Creía que Él debía por lo menos dejar que lavásemos los pinceles o hiciésemos los arreglos al finalizar el trabajo. Sin embargo, los servidores nunca tenían permiso para hacerlo”.

Solamente en 1934, cuando se mudó al barrio Koji, Meishu sama hizo un cambio general en su sistema de trabajo, y distribuyó las tareas entre los servidores. Cuando iba a pintar un cuadro, por ejemplo, había personas encargadas de hacer los preparativos previos, mover la luz en la dirección del pincel, cambiar la posición del papel conforme Él mandaba sacar punta a los lápices y preparar la tinta, así como lavar los pinceles y arreglar todo después que el trabajo terminaba.

Los avisos de los cultos también pasaron a ser preparados por los servidores. El día 1º de Enero de 1935 se realizó solemnemente la ceremonia de fundación de nuestra Institución. Seguidamente Meishu sama y Nidai sama se mudaron de residencia: fueron a vivir a “Jikanso”, también en el barrio de Koji. Allí eran visitados solamente por algunos dirigentes.

A partir de esa época, Meishu sama comenzó a levantarse a las ocho. Diariamente después del desayuno se dirigía a la Institución, donde muchas personas gravemente enfermas y desahuciadas por los médicos iban a recibir Johrei. De esa manera, no era de extrañarse que Meishu sama se fuese a dormir a las tres de la mañana.

Al comienzo, como toda religión, nuestra Institución enfrentó muchas dificultades. Pero era una religión con un futuro muy promisorio por delante. Un año después de su fundación ella se expandía con gran impulso.

Denominaciones:

Kancho: Presidente del Consejo Administrativo.

Kyokaicho: Dirigente de Templo.

Shibucho: Dirigente de Templo Filial

son especificaciones de funciones antes de la Unificación de la Iglesia (1971).

REMINISCENCIAS RELACIONADAS AL HORARIO

SERVIA DE MODELO

Cierto día, la hija de Meishu sama le dijo: “Papá, creo que algunas veces usted también debe sentir sueño. Por eso es de admirar la puntualidad con que se levanta”.

Meishu sama respondió: “Es natural que a veces sienta sueño. Pero si yo no cumplo con el horario, por ejemplo, no podría orientar sobre ello a los fieles. Para poderles hablar, yo mismo debo practicar”.

Al oir esas palabras, sentí el gran esfuerzo que hacía Meishu sama para explicar las Enseñanzas, pues Él las practicaba.

Un servidor
SEA RIGUROSO CON USTED MISMO

Fue allá por 1953 ó 1954. En los días en que había cine. Meishu sama salía de Hekiunso a las diecinueve, y se dirigía a la Sede, en Sakemi. Un día, se atrasó por haber tenido que asistir a una comida, y en consecuencia salió sin hacerse su higiene bucal. “Voy a cepillarme los dientes en Sakemi, preparen lo que sea necesario”, dijo. Al recibir ese mensaje, dejé la pasta, el cepillo y demás utensillos encima de la mesa de su aposento.

Al llegar a la Sede, Meishu sama inmediatamente fue al baño y desde allá gritó: “¡Higiene bucal!” Yo nunca imaginaría que Meishu sama fuese a lavarse los dientes en el baño, de modo que no lo acompañé llevando los objetos necesarios. Él entonces me reprendió: “¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no trajo lo que le pedí?” y también me advirtió severamente: “No se debe hacer esperar a otras personas, de modo que voy a cepillarme los dientes aquí mismo. ¿No están todos esperando?”. La severidad de Meishu sama en relación al cumplimiento de los compromisos de horario no era solamente para los demás. El mismo los cumplía rigurosamente.

Un servidor
MIS HORAS PERTENECEN A DIOS

Antes de ir a Hawai (fue allá por febrero de 1953), recibí Johrei de Meishu sama durante once meses. Las tercera vez llegué a Hekiunso cinco minutos antes de la hora y me quedé esperando que Él llegase. En la sala de Johrei había dos almohadones; el de Meishu sama estaba en el fondo de la sala.

No pasó mucho tiempo hasta que un servidor abrió la puerta; Él apareció y se sentó en su almohadón. Hice una reverencia silenciosa y permanecí sentado. En tono de orden, Meishu sama dijo: “Venga hacia aquí”. Y agregó: “Mis horas pertenecen a Dios... Yo ya me senté, y usted permanece en el mismo lugar. En cuanto me vio sentado debería haber venido inmediatamente para que le trasmita Johrei sin perder ni un segundo”.

Kyokaicho (Un dirigente del Templo)

SER UN OBSTACULO PARA LA OBRA DIVINA

En ocasión de una entrevista en que recibía orientación de Meishu sama, en cierto momento me dijo:“Por hoy es todo; estoy muy ocupado”. En tono de súplica le pedí:“Me gustaría oirlo un poco más”, pero Meishu sama me respondió:“Estoy ejecutando una tarea de gran importancia. No puedo sacrificar más mi horario por su causa. Pensé en un diálogo de dos o tres minutos, y lo prolongué demasiado. Si usted fuera impertinente e insistiera en tomar un poco más de mi tiempo, estará entorpeciendo la Obra Divina”.

Shibucho (Un Dirigente del Templo Filial)

PENSE QUE ERAN SOLO CINCO MINUTOS

Un día llegué cinco minutos atrasado a una comida, en la cual tuve permiso de participar, junto con Meishu sama.

“Para el hombre son sólo cinco minutos, para Dios es un atraso enorme”, dijo El en un tono severo que me hizo estremecer.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo Filial)

QUIEN NO CUMPLE SUS COMPROMISOS DE HORARIO NO MERECE ATENCIÓN

En los últimos años de vida, Meishu sama se mostraba muy intransigente con relación al horario. Mejor dicho, Él era así desde joven. Por eso, si una persona no cumplía sus compromisos, Meishu sama decía: “Esa persona no sirve. Quien no cumple sus compromisos es la escoria de la gente. Es mejor no tener una relación muy profunda con ese tipo de personas”.

Una persona de la familia

OBSERVAR RIGUROSAMENTE EL HORARIO PREVISTO

Era en la época en que Meishu sama servía en el distrito de Tamagawa, Tokio. Una vez por mes Él me invitaba a mí, a mi marido y hasta a los niños a comer en el Hotel Imperial. Generalmente el día 21 ó 22 nos encontrábamos con Él en ese hotel. Meishu sama iba siempre acompañado por Nidai sama. El encuentro era a las cinco de la tarde y ellos no se atrasaban ni siquiera un minuto. Cierta vez me atrasé cinco minutos; Meishu sama y Nidai sama ya habían llegado. Al intentar disculparme diciendo: "Discúlpenos el atraso. Teníamos visitas...”. Él nos dijo sonriendo: “La cuestión del horario es muy importante”.

Hasta hoy esas palabras permanecen grabadas nítidamente en mi corazón.

Un Miembro calificado

AUNQUE SEA UN MINUTO ES IMPORTANTE PARA MÍ

Meishu sama era extremadamente riguroso en lo referente al horario de las entrevistas realizadas en su casa.

Un minuto de atraso era motivo de severa reprensión. En una de esas oportunidades yo no percibí que mi reloj estaba atrasado. Así, cuando llegué y una servidora me preguntó a qué hora era la entrevista, le respondí: “No se preocupe, todavía faltan cinco minutos”. A la hora exacta, fui conducido ante la presencia de Meishu sama.

Posteriormente, llegó a mi conocimiento que la servidora fue reprendida. Como Meishu sama no me reprendiera en el momento, quedé sin comprender su actitud. Hoy, creo que Él debe haber pensado: “Usted debió haber confiado en el reloj de la casa. Si la persona le dijo que aún faltaban cinco minutos, ¿por qué no le dijo que en verdad sólo faltaban dos o tres?”

Después de esto, aún volví a atrasarme cierto día en que pedí una entrevista junto con un miembro. Esto es lo que Meishu sama dijo en esa oportunidad: “¿Cómo es que una persona que tiene la misión de orientar puede atrasarse para un compromiso? ¿No cree que es una falta de consideración hacia la persona que llegó en el horario previsto? Yo también tuve que quedarme esperando para iniciar la charla”. También me enseñó: “Una persona de su posición debe llegar a sus compromisos antes de la hora marcada”.

Respecto del horario Él también me enseñó en otra ocasión: “Mis ocupaciones diarias están distribuidas por horas. Por lo tanto, cualquier atraso las desequilibra totalmente. Aunque sea un minuto, es importante para mí”.

Shibucho (Un dirigente de Templo Filial)

“SI LA PERSONA VIENE A MI CON SINCERIDAD...”

Allá por 1954, el propietario de una tienda de utensillos, aunque hubo calculado el tiempo necesario, llegó con atraso a un compromiso con Meishu sama debido a una demora en el tren. El vino corriendo, casi sin aliento, pero igual se atrasó cinco minutos. Meishu sama siempre adelantaba su reloj cinco minutos.

Además, comenzaba a prepararse con cinco minutos más de anticipación. Como la persona llegó atrasada no quiso recibirla de ninguna forma, aún conociendo el motivo del retraso. Dijo lo siguiente: “Si la persona, sabiendo lo atareado que estoy, viene a mí con sinceridad, no digo nada aunque se atrase cinco o diez minutos. Mas quien es verdaderamente sincero sale de su casa previendo un posible atraso de diez minutos y hasta más. Por eso, vamos a darle una nueva audiencia”.

Ese día, aquel señor hizo tres tentativas para ser recibido, sin embargo, como no las consiguió, tuvo que irse.

Un servidor

PRECISIÓN CRONOMÉTRICA

Meishu sama cumplía rigurosamente sus compromisos de horario, sin atrasarse ni siquiera un minuto. Por ejemplo, si marcaba una visita para las trece, aparecía exactamente a esa hora, con una precisión cronométrica. En caso de que el visitante se atrasase por algún motivo, aunque fuesen cinco o diez minutos, jamás lo recibía en aquel día, sino que marcaba otra fecha para la visita.

En esas situaciones advertía: “Causa perturbación la poca importancia que los japoneses dan al horario... Yo no soy ocioso; aunque sea un minuto, es para mí muy importante. La existencia de un número tan grande de japoneses mentirosos se debe a pequeñas cosas como ésta”.

Un servidor

LOS COMPROMISOS DEBEN SER RELIGIOSAMENTE CUMPLIDOS

Diversas cosas me impresionaron en las oportunidades en que tuve contacto con Meishu sama. Sobre todo, su puntualidad. Creo que Él era más puntual que el mismo reloj. No desperdiciaba ni siquiera un segundo. Además, nunca dejaba de cumplir un compromiso. Fuese cual fuese la situación, lo cumplía religiosamente. Nunca mentía.

A primera vista, eso puede parecer fácilmente practicable, mas en realidad requiere un esfuerzo sobrehumano.

Un barbero

ATRASO EN LA OBRA DIVINA

Meishu sama daba importancia a cada segundo. Una noche cuando yo leía Experiencias de Fe para El, Meishu sama hacía consagración de Ohikaris. Estábamos uno frente al otro; entre nosotros había una mesa grande y detrás de mí, un armario donde guardaba los Ohikaris. A medida que los consagraba, Meishu sama rodeaba la mesa y los guardaba uno por uno. Intenté ayudarlo, mas El replicó: “¿Por qué se mete donde no lo llaman? Usted está leyendo, por lo tanto continúe con la lectura. Yo oigo con los oídos, mis manos están desocupadas. Si usted me ayuda, atrasará la lectura”. De esa manera no permitía que lo ayudásemos.

Un servidor

ATRASO A LA HORA SAGRADA DEL JOHREI

Meishu sama era exigentísimo en relación al horario. Decía constantemente: “Puede adelantarse cinco minutos, pero atrasarse ni uno”. Era puntual en toda ocasión, inclusive a la hora de comer. Aunque estuviera atareadísimo, Meishu sama transmitía Johrei a cualquier servidor que se lo pidiese. Igualmente, a no ser en caso de males repentinos, había hora establecida para eso. En cierta ocasión, yo me distraje y justamente a esa hora fui al baño.

Cuando me di cuenta ya había pasado un rato de la hora. Afligido, fui corriendo a pedir Johrei a Meishu sama, pero Él inmediatamente lo suspendió, y me hizo una severa represión. Para Él, el hecho de que mi atraso fuese motivado por haber ido al baño era menos justificable aún. Como se trataba de una hora tan sagrada como la del Johrei, me quedé muy turbado a tal punto que le pedí disculpas casi echándome al suelo. Además, no sabía cómo disculparme con las personas que estaban esperando para recibir Johrei. Cometí un pecado terrible.

Meishu sama era muy riguroso, por eso cuando presentíamos un posible atraso y se lo comunicábamos con anticipación pidiéndole más tiempo, Él nos atendía con prontitud.

Un servidor

SONRIENDO DECÍA: “HASTA LUEGO”

La vida diaria de Meishu sama era muy atareada. Así, conscientes de que sus horas eran preciosas y de que no podía desperdiciarlas, no debíamos prolongar las charlas.

Aunque, cuando íbamos a hablarle de alguna cosa, nuestra tendencia era prolongarlas. Si ya habíamos terminado de hablar lo necesario e intentábamos continuar, Meishu sama decía: “Está bien, hasta luego”. Luego desviaba la mirada y sonriendo comenzaba a hacer otra cosa.

Un servidor

LOS TRABAJOS SE IBAN ENCAJANDO EN LAS HORAS

Observando los trabajos realizados por Meishu sama, teníamos la impresión de que ellos se iban encajando en las horas. No eran ellas las que lo perseguían, sino que era Él quien las perseguía.

“¡Oh, ya es la hora, necesito escribir aquello!”, este apuro nunca le ocurría. Creo que la impresión de que sus trabajos encajaban dentro de las horas era para mí el aspecto más extraordinario de Meishu sama. Jamás alguien necesitó hacerle pedidos de esa naturaleza: “Quisiera que usted se apurase para hacer esto”.

Al comienzo, debido al rigor de Meishu sama en relación al horario, yo me sentía intranquilo, con un temor angustiante. Posteriormente, conseguí terminar mis tareas exactamente a la hora marcada y comencé a sentir una profunda gratitud. Entonces, llegué a la conclusión de que bastaba tener un reloj que funcionase con precisión... Sentí que después que la persona se habitúa con el horario, no hay nada más cómodo.

Un servidor

NO ANDE CON EL RELOJ DESARREGLADO

Meishu sama normalmente merendaba a las quince horas, pero los servidores no tenían la obligación de traerle la merienda exactamente en ese horario. Él siempre decía: “Pueden traerlo cinco minutos antes” y agregaba “La persona no debe atrasarse, pero puede adelantarse cinco minutos”.

Al comienzo, como un bobo que no hubiese aprendido otra cosa, yo hacía todo con cinco minutos de anticipación. Pero, haciendo de eso una norma acababa cometiendo otra falla. Por ejemplo: si a las siete y media comenzaba un programa humorístico, yo encendía la radio un poco antes; a esa hora, quizás, irradiaban noticias o anuncios de remedios y no el programa que Meishu sama deseaba. Él entonces me decía: “Vea lo que usted me hace oir. Para sintonizar el dial no necesita más que uno o dos segundos. Si no consigue hacerlo en ese tiempo, no puede ser considerado como un hombre moderno” así me enseñó Meishu sama.

Cierta vez fui advertido por mi impuntualidad, pues Meishu sama no admitía el atraso siquiera de un minuto, ni treinta segundos. Recibí una severa represión: “Si usted percibe ese descontrol, es porque su concepto del horario es limitado. El hombre moderno no puede desperdiciar el tiempo. No ande con el reloj desarreglado”. Y cuando me dijo: “Cambie ese reloj”, más rápido que nunca corrí al relojero.

Un servidor

CONTROLABA HASTA LA HORA DEL BAÑO

Los días de Meishu sama eran programados con mucho rigor, sin desperdicio de un minuto o un segundo siquiera. Por eso, aquéllos que servían a su lado tenían especial preocupación por el horario. En ese punto creo que Meishu sama controlaba los mínimos movimientos de los servidores. Por ejemplo, cuando me daba permiso para ir a tomar un baño, creo que medía el tiempo que yo empleaba. Si un día demoraba exactamente siete minutos, de allí en adelante, aun teniendo permitido que interrumpiese mi trabajo para tomar mi baño, mandaba a alguien a llamarme en caso de que demorase más tiempo. Decía: “Le lleva siete minutos para tomar un baño, por eso creo que ya terminó. Llámelo”. Como se ve, Meishu sama daba una extraordinaria importancia al tiempo.

Un servidor

A PARTIR DE HOY USTEDES SERÁN DOS RUEDAS

Me casé el día 17 de Julio de 1949. Yo estaba radiante de felicidad, pues por medio de mi superior, tuve el permiso de comunicárselo personalmente a Meishu sama.

En la mañana de ese día, me demoré en los preparativos más de lo que preveía, inclusive por el esmero con que el peluquero me atendió. El encuentro con Meishu sama estaba marcado para las trece horas, pero llegamos a la entrada de su residencia con exactamente un minuto de atraso.

En el momento en que la recepcionista entró en la sala de Meishu sama, Él parecía muy molesto porque no habíamos sido puntuales y dijo que no iba a atendernos. Me estremecí. Algunos instantes después, nos comunicaron que dijo: “Voy a atenderlos”. Nos sentimos aliviados y quedamos a su espera en la sala. Yo estaba intranquila, pensando en la severa reprensión que posiblemente recibiríamos.

No tardó mucho. Meishu sama entró acompañado de Nidai sama y nos dijo cordialmente: “Congratulaciones, de hoy en adelante ustedes serán dos ruedas”. La felicidad que sentí en ese momento hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas. Él no mencionó ni una sola palabra sobre el atraso. Yo estaba preparada, imaginando el reto que recibiría, de modo quedé muy feliz por su gesto amable de decir: “De hoy en adelante serán dos ruedas”, esto es, “serán marido y mujer”.

Shibucho (Una dirigente de Templo Filial)

REMINISCENCIAS RELACIONADAS A LOS ESCRITOS:
EL TRATAMIENTO DISPENSADO A LOS ESCRITOS DE SU AUTORIA

A la hora en que escribía, Meishu sama no colocaba encima de la mesa sino los papeles que iban a ser usados. Al lado, en una mesita más baja ponía el cenicero, los fósforos, etc.

Trataba sus escritos con todo cuidado, guardándolos siempre en una caja cerrada. Procedía exactamente como nosotros procedemos cuando utilizamos sus libros de Enseñanzas. A veces llegaba a revisarlos más de veinte veces y entregaba los originales llenos de correcciones hechas con tinta roja para la persona encargada de pasarlos en limpio. No trataba con descuido ni aunque fuesen los originales. Los mandaba a quemar horas determinadas.

Generalmente las personas no dan importancia a sus borradores. Por lo tanto es necesario que reflexionemos profundamente sobre el hecho de que Meishu sama trataba sus manuscritos de la misma forma en que nosotros tratamos sus libros de Enseñanzas.

Shibucho (Un Dirigente de Templo Filial)

COMO UN GRABADOR ENCENDIDO

Meishu sama siempre se iba a dormir precisamente a las dos de la madrugada. A veces, paraba en medio de lo que estaba dictando y decía: “Mañana terminaremos”.

Al día siguiente continuaba con el trabajo, mas no releía lo que ya estaba escrito; le bastaba leer la última línea o las dos líneas finales y decía: “Ah, entendí” y ya recomenzaba a dictar. Cuando me ponía a leer un párrafo anterior, haciéndome el gentil por demás, me advertía: “No es necesario volver tan atrás; basta leer una o dos líneas. ¡Qué desperdicio de tiempo!”

Hasta parecía un grabador que se apagaba cuando se estaba pasando la cinta y continuaba hablando cuando volvía a encenderse. De esa manera, cuando Meishu sama mencionaba el título de la Enseñanza, ésta ya estaba presta en su mente, le faltaba sólo enunciarla. Cuando Él dictaba, no se observaba ninguna señal de reflexión en su semblante. En esas horas, al mismo tiempo que dictaba, consagraba Ohikaris, hojeaba libros de arte o hacía algún retoque en una vivificación floral, demostrando un gran placer.

De vez en cuando, si por algún motivo no podía continuar al día siguiente, lo hacía tres días o una semana después. En esas condiciones, le bastaba leer la última línea o las dos líneas finales para continuar el trabajo.

Un servidor

UN POEMA EN UN MINUTO Y TRES SEGUNDOS

Dicen que un poeta famoso acostumbra a componer dos o tres poemas por mes. Meishu sama, sin embargo, componía salmos, poemas didácticos, poemas que cantaban sus sentimientos, un paisaje, o relaciones entre parientes, en fin, poemas de todo tipo. Aun tratándose de obras tan magníficas, Él nunca las compuso con dificultad, siempre las dictaba como si aquello fuera una diversión. Y decía: “Puedo escribir cuantos poemas quiera”.

Yo quedaba admirado con la versatilidad y la rapidez con que Meishu sama componía tantos poemas.

Creo que fue algunos meses antes de la persecución religiosa (Mayo de 1950) cuando compuso, en menos de una hora, cuarenta y seis poemas sobre el tema “La Gran Purificación”. Aunque eso fuese un acto sobrehumano, era imposible para cualquiera dejar de asombrarse con su trabajo. Sus palabras, anotadas por mí iban saliendo ininterrumpidamente, una detrás de otra, tal como el hilo que sale del gusano de seda. Así, la composición de cada poema llevaba un minuto y tres segundos.

Un servidor

MEISHU SAMA DICTABA CON ALEGRIA

Los artículos publicados en el diario “Eiko” (Gloria) y en la revista “ChijooTengoku” (Paraíso Terrenal), eran dictados por Meishu sama todas las noches, más o menos a partir de la medianoche. El lo hacía con mucha alegría y en apenas una hora llegaba a dictar con facilidad doce o trece hojas de papel, de manera que siempre había artículos acumulados. Un día, Meishu sama llegó a decir: “Están sobrando artículos por demás, por eso aumenten el tamaño de las páginas del diario, a fin de que se pueda colocar el mayor número de palabras”. Esa recomendación nos dejó perplejos. A veces recibía pedidos de artículos para el diario de alguna nueva religión o para la redacción de una revista. Eran pedidos desagradables, pues le determinaban el tema o la cantidad de páginas. A pesar de eso, al ser solicitado, Meishu sama decía con mucho placer: “Ajá, entonces vamos a escribir”, e inmediatamente comenzaba a dictar mostrando gran alegría.

Un Servidor

LA EXPRESIÓN MAS SIMPLE Y CLARA POSIBLE

El número de textos que Meishu sama nos dejó en forma de Enseñanzas es muy elevado. Los elaboraba por medio de dictados y luego, Él mismo los corregía y revisaba varias veces, bastante preocupado por la forma de expresarlas para que los fieles pudiesen comprender mejor sus palabras. Los revisaba hasta encontrar la forma más simple y clara posible. Hubo ocasiones en que llegó a modificar la redacción de una Enseñanza más de veinte veces. Además, también hacía que yo, que lo servía en la anotación del dictado, leyese los textos y diese mi opinión sobre su contenido. Me preguntaba: “¿Se entenderá el sentido? ¿Usted qué cree?” El procuraba oir las críticas hasta de personas como yo. Cierta vez, cuando hacía poco tiempo que recibiera la misión de leer los textos durante las entrevistas, leí un “Suntetsu” que aunque tuviese contenido humorístico, no divirtió demasiado a los fieles porque yo no tenía mucha práctica todavía. Después que finalizó la entrevista, Meishu sama rápidamente me llamó y dijo:“ Yo escribí aquello pensando en divertir a los miembros, y por causa de su mala lectura ni siquiera sonrieron. Es lamentable, pero como usted es un principiante aún no tiene práctica. Procure mejorar su lectura de aquí en adelante”. Entonces me enseñó a hacer las pausas necesarias y a darle la entonación en las estrofas finales. Después de varios ensayos con El, me dijo: “Está bastante mejor, continúe así”. Y me escuchaba riendo tanto que llegaba a quedar con lágrimas en los ojos.

Un Servidor

TEST DE OBEDIENCIA

Cuando yo había adquirido cierta experiencia en la tarea de anotar lo que Meishu sama dictaba, recibí una Enseñanza respecto de la obediencia. El hecho ocurrió una vez que yo pasaba en limpio los originales ya corregidos por Meishu sama. Había una letra, en determinada frase, que estaba equivocada, mas yo la transcribí tal cual estaba. Les explicaré por qué lo hice así. Cierta vez, yo estaba pasando en limpio un libro, creo que era el libro “El Tratamiento de la Tuberculosis por la Fe”, escrito por Meishu sama, cuando encontré en el prefacio la palabra “shinka”. Busqué en el diccionario hasta encontrar el término, mas el segundo ideograma era diferente de la que había utilizado Meishu sama, además, su significado era “valor real”, lo que no pegaba para nada en la frase. Continué buscando, mas no conseguí encontrar la palabra “shinka” con los ideogramas que Meishu sama usara. Pensando que tal vez se hubiese confundido, tomé el texto y le pregunté receloso: “Meishu sama, en este texto está escrito 'Shinka' pero ¿Usted no se habrá confundido con esta palabra que significa 'valor real'? En ese caso el segundo ideograma está equivocado”.

“No, el ideograma está correcto y no quiere decir ‘valor real’ sino ‘resultado real’” dijo Meishu sama. Y me reprendió: “De cualquier forma limítese a pasar en limpio como yo lo escribí; estoy creando una nueva civilización, por eso utilizo términos que no constan en ningún diccionario. Además, ustedes pronuncian la palabra Johrei constantemente, como si fuese una palabra muy común, pero ese término no figura en ningún diccionario, ¿sabía?”. En vista de eso, la segunda vez que ocurrió, a pesar de haber notado un error, lo reproduje tal como Meishu sama lo escribiera. Momentos después que le entregué el artículo, El me llamó y sonriendo me dijo: “Esta vez yo quise saber hasta qué punto usted está obedeciendo aquello que le dije cuando me preguntó el significado de la palabra 'shinka'. Premeditadamente utilicé una palabra equivocada. Hice una prueba para ver si usted lo pasaba en limpio obedientemente o venía a objetar, diciendo que la palabra estaba equivocada. Como usted dejó lo que yo escribí, está aprobado.” Esas palabras hicieron que me sintiera muy feliz.

Un Servidor

REMINISCENCIAS RELACIONADAS AL JOHREI

SOLICITE JOHREI A CUALQUIER HORA

En la casa de Meishu sama, entre hombres y mujeres, había siempre catorce o quince dedicadores que junto a Él servían en la Obra Divina de diversas formas.

Meishu sama comenzaba a trabajar muy temprano, y terminaba a las dos de la mañana; en ese espacio de tiempo, las personas que lo servían tenían que trabajar ordenádamente con un ritmo intenso. Así, algunas recibían purificaciones. Todos los días, a una hora preestablecida, Meishu sama transmitía Johrei a los dedicadores que estuviesen purificando y que por medio del encargado lo hubiesen solicitado anticipadamente. Esos pedidos generalmente eran hechos por el encargado durante el desayuno. Si él le decía a Meishu sama: “Fulano se encuentra en tales condiciones. Por eso solicito a Usted que hoy le transmita Johrei”, a las diecisiete horas esa persona podía ir a recibir Johrei (eso ocurría, más o menos, en 1953).

Observando el estado de la persona, si la purificación era pequeña Meishu sama le transmitía Johrei rápidamente, en dos o tres minutos. Sin embargo, oí decir que a las personas que se encontraban en grave estado o a aquéllas cuyo sufrimiento era intenso, Meishu sama les transmitía Johrei durante largo tiempo. Parecía que la duración del Johrei dependía del estado de la persona.

Había dedicadores que aunque estuviesen en purificación, no se daban cuenta de eso. Muchas veces, cuando Él notaba el estado de algunas de ellas a la mañana, a la hora del saludo diario, Meishu sama les decía: “Usted tiene un semblante abatido. ¿Cómo se siente?” Entonces, esa tarde les trasmitía Johrei.

Además, también oí decir que estaba determinado que cuando alguien se sentía mal, debía solicitar Johrei a cualquier hora; si se trataba de un mal repentino, se podía solicitar, aunque Meishu sama estuviera en plena actividad. Así, en los casos en que no se podía dejar a la persona sin recibir Johrei, Meishu sama usaba algunos minutos de su tiempo, especialmente para trasmitirle. Parece que algunas personas llegaban a recibirlo tres veces por día, a la mañana, a la tarde y a la noche, no obstante le sobrecarga de tareas de Meishu sama.

Shibucho (Un Dirigente del Templo Filial)

EXPERIENCIAS DE JOHREI CON LOS HIJOS

Cuando Meishu sama residía en Oomori, había allí muchos enfermos en un estado que requería internación. Eran enfermos mentales o tuberculosos y nosotros convivíamos con ellos.

Meishu sama, tomando a esos enfermos como base de sus experiencias, les trasmitía Johrei todos los días, haciendo muchas investigaciones. Puedo asegurar que todo eso sirvió como cimiento para el futuro.

Yo también tenía un organismo frágil y siempre recibía Johrei de Meishu sama.

Paralelamente, Él realizaba experiencias dándome sólo verduras para comer, o sea que investigó cuánto una persona se torna realmente fuerte y saludable alimentándose sólo con verduras. Este tipo de alimentación fue prescripto no sólo para mí sino para mis hermanos también.

Parece que Meishu sama realizó varias experiencias a través de sus hijos, haciendo investigaciones que no podrían hacerse con personas que no fuesen de su familia. Yo, por ejemplo, en esa época, fui atacado varias veces de parotiditis (inflamación de la parótida) y sufrí intensamente. Aunque era un niño, recuerdo que Meishu sama realizó una experiencia para saber la diferencia en la cura: no hacer nada dejando la dolencia a cargo de la naturaleza, o tratarla con Johrei.

Un pariente

JOHREI HASTA EL MOMENTO DE LA PARTIDA

El hecho aconteció el día 5 de Mayo de 1945, cuando Meishu sama se disponía a viajar de Atami hacia Hakone. En esa época, yo estaba con una purificación en las caderas y como no podía moverme, me quedaba en la casa de Meishu sama en Atami (El Solar de la Montaña del Este), recibiendo Johrei de Él todos los días.

En el momento de su partida hacia Hakone, yo no estaba en condiciones de moverme. Anteriormente, Meishu sama ya me había dicho: “Como usted no puede acompañarme vuelva a su casa y después trasládese a la casa de una persona que trasmita Johrei muy bien”.

Yo estaba decidido a hacer eso y la noche anterior a la partida de Meishu sama le dije al señor Inoue, su secretario: “Mañana cuando Él parta volveré a Yokosuka”. A la mañana siguiente, antes de salir Meishu sama me trasmitió Johrei y me dijo: “Quédese un poco más aquí. Reciba Johrei del señor Nakajima, pues ya le pedí a él que le transmita”. Así, aun estando atareadísimo, Meishu sama se preocupó a tal punto por mi estado.

Un miembro calificado

NADIE TRASMITE JOHREI MEJOR QUE YO

Cierto dedicador que se hiciera miembro después de ser curado de tuberculosis, tuvo una recaída y comenzó a expectorar catarro mezclado con sangre. Pensando que dedicar en tales condiciones de salud sólo causaría trastornos, resolvió volver a su casa y, cierto día, después de recibir Johrei de Meishu sama, le comunicó su decisión. Meishu sama entonces le dijo: “Su estado es realmente muy grave. No es nada fácil. Mas sepa que nadie transmite Johrei mejor que yo. Naturalmente, si quiere puede volver para su casa, pero ¿no tiene el deseo de permanecer aquí?”

Oyendo estas palabras, esa persona tomó la siguiente resolución: “Sea como fuere, mi vida fue salvada por Él. Si yo no tuviera más cura, ¿qué puedo hacer? Ya que Él se está ofreciendo, continuaré aquí sirviendo en lo que pudiere”. Así pidió permiso para continuar sirviendo a Meishu sama y de allí en adelante fue obteniendo grandes mejorías. Hasta hoy, continúa sirviendo en perfecto estado de salud.

Meishu sama absolutamente no forzaba a nadie a obedecer su voluntad. En sus palabras: “si quiere puede volver; no obstante, también puedo continuar transmitiéndole Johrei”, revela su benevolencia.

Escuchando este caso quedé profundamnete conmovido.

Shibucho (Un Dirigente del Templo Filial)

CON EL JOHREI, LA CANTIDAD DE SANGRE AUMENTA BASTANTE

Cierta vez, un servidor se desmayó en la escalera de Hekiunso, a causa de una anemia.

Oí decir que, al tomar conocimiento del hecho, Meishu sama vino corriendo y casi tomándolo del cuello le trasmitió Johrei. Cuando volvió en sí, el servidor vio a Meishu sama arrodillado sobre él, transmitiéndole Johrei y diciéndole: “¡Ah! ¿Recuperó los sentidos? ¡Qué bien! Le hice una tranfusión de sangre”. Esa persona, cuyo desmayo fue motivado por la anemia, se recuperó totalmente con el Johrei de Meishu sama. Recuerdo que una vez oí de Meishu sama: “Con el Johrei, la cantidad de sangre aumenta” de modo que entiendo perfectamente lo que aconteció en aquella ocasión.

Cuando un servidor cometía algún engaño o falla, Meishu sama nunca lo reprendía directamente recomendándole que prestase más atención; simplemente le decía: “Su cabeza está en purificación. Voy a trasmitirle Johrei”. Y realmente le trasmitía. Hasta ese momento la persona no había percibido lo que le estaba aconteciendo, pero después de recibir Jorei entendía que su cabeza efectivamente no estaba funcionando bien. Después de eso no cometía más engaños. Así, Meishu sama trasmitía Johrei en cualquier circunstancia.

Shibucho (Un dirigente de Templo Filial)

TRANSMITIENDO JOHREI CON SERIEDAD

Enseguida que me hice mesiánica, mi hijo recibió una purificación parecida al cólera. Asustada, porque se trataba de una purificación muy severa, me apresuré a llevarlo hasta Meishu sama.

Cuando vio a mi hijo Meishu sama dijo: “Está muy mal. Si usted hubiese demorado un poco más, no hubiera podido sobrevivir”. Y comenzó a transmitirle Johrei al pequeño con gran seriedad.

Después de un tiempo, mi hijo comenzó a decir: “Mamá, mamá”. Meishu sama entonces dijo: “Ahora no hay más peligro. ¡Qué cansancio! Déjeme descansar un poco”. Después de decir esto, comenzó a fumar un cigarro, como si lo estuviera disfrutando intensamente. Al observar la postura de Meishu sama durante la transmisión de Johrei a mi hijo, sentí por Él una profunda gratitud y respeto.

Una miembro calificado

SI UNA PERSONA QUIERE RECIBIR JOHREI, DEBE SOLICITARLO

En aquella época (1942 ó 1943) yo me encontraba en condiciones físicas tan lastimosas que si no recibía Johrei de Meishu sama todas las veces en que había entrevistas sufría insoportablemente. Sin embargo, como Él estaba siempre atareadísimo, yo vacilaba y no le pedía Johrei, para no incomodarlo. Entonces, empeoraba a tal punto que, como no podía aguantar más, me veía obligado a recurrir a Él.

Entonces, Meishu sama me decía: “Fue muy penoso mirarlo. Yo me decía a mí mismo: ahora va a pedir, va a solicitar Johrei. Pero usted no lo hacía. Dicen que tener vacilaciones es pecado. Yo no puedo ofrecerle Johrei. Para que una persona reciba Johrei, debe solicitarlo. Por eso, si usted no pide, no están las condiciones para que reciba.” Y continuó: “Si fuese sólo su cuerpo, no tendría importancia; pero ahora Dios está trabajando a través de él. En el caso de que le ocurra alguna cosa y usted vaya al Mundo Espiritual, no calcule cuántos trastornos causará a Dios. Uno de los motivos es que su cuerpo es como un cartel; por eso, no hay necesidad alguna de andar con rodeos. Usted debe recibir Johrei, en caso contrario usted me causará problemas”. Estas fueron las santas palabras que Meishu sama me dijo.

Hubo una época en que Meishu sama tenía entrevistas con sus discípulos en los jardines del Solar de la Montaña del Este. En esas ocasiones también decía a otros servidores. “Traigan una silla para él; tiene dificultades para permanecer de pie”. Con estas palabras, hacía que alguien me acercase una silla. Podemos decir que Meishu sama realmente comprendía el sufrimiento de los demás. Siempre me trató bien. Así, despertó en mí el sentimiento de que, por Meishu sama, yo haría cualquier cosa.

Un miembro calificado

EMOCIONADA, SE ARRODILLÓ A LOS PIES DE MEISHU SAMA

El hecho ocurrió más o menos en 1949, cuando Meishu sama residía en Hekiunso y tuve una entrevista en la Sede Provisoria, situada en el barrio de Shimizu.

Meishu sama siempre asistía a esas entrevistas y, al término de ellas trasmitía Johrei a las personas que se lo habían solicitado en forma especial y particular creo que a dirigentes, miembros calificados responsables de filiales, etc... Desde Hekiunso, una persona traía el almuerzo para Meishu sama y luego retornaba, pues Él acostumbraba a permanecer en la Sede hasta las tres de la tarde, entrevistándose con varias personas. A veces, antes de retornar a Hekiunso, iba hasta el Valle Celestial.

En una de esas ocasiones, la señorita Miyako, hija de Meishu sama, se sintió mal súbitamente e inmediatamente telefonearon al lugar donde Él se hallaba a fin de comunicarle el hecho. En seguida fueron avisados de que Meishu sama dijo: “Voy inmediatamente”. Así fue como la señorita Miyoto, una dedicadora, quedó esperándolo en el camino de Hekiunso.

En eso apareció Meishu sama, jadeante, sosteniéndose el faldón del kimono. Cuando vio el aspecto saludable de la joven que lo esperaba en la puerta le dijo: “¡Ah! ¿Usted ya está mejor? ¡Qué bueno!” Meishu sama había confundido el nombre de su hija con el nombre de la dedicadora, pues eran muy parecidos, y pensó que esta última era quien estaba mal. Entonces la señorita Miyoto le dijo: “No soy yo, es la señorita Miyako”. Y El respondió aliviado: “Ah,¿es Miyako?”

Observando esa reacción, la señorita Miyoko, que pensó que Meishu sama había vuelto por causa de su hija, vio que había retornado por causa de ella, una dedicadora. En aquel lugar, el camino de Shimizu hasta Hekiunso es escarpado, con subidas y hasta nosotros quedamos jadeantes y cansados al recorrerlo.

Comprendiendo el sentimiento de Meishu sama, que viniera corriendo para trasmitirle Johrei lo más rápidamente posible, la señorita Miyoko cayó a sus pies sintiendo que no era merecedora de tamaña consideración.

Shibucho (Un dirigente de Templo Filial)

NO HACÍA DISTINCIÓN ENTRE SUS PARIENTES

Y LOS EXTRAÑOS

Este hecho sucedió en la época en que estaba hospedado en el Solar de la Montaña Divina, para recibir Johrei de Meishu sama, pues estaba enfermo de tuberculosis.

Las personas que iban a recibir Johrei, fuesen parientes o dedicadores, debían solicitarlo antes del desayuno. En el momento del Johrei, cuando me atrasaba, yo me quedaba sentado detrás de todos, a la espera de mi turno. Alguno de los dedicadores, a veces, me hacía pasar primero diciendo: “Venga ahora”. Pero Meishu sama intervenía: “No puede. Respete el orden”. De esta forma no permitía de manera alguna que por el hecho de ser pariente, se alterase el orden. En ninguna circunstancia Meishu sama hacía distinciones entre sus parientes y los extraños.

Un pariente

VENGA, AUNQUE SEA GATEANDO

En mayo de 1946 fui a Hakone, donde lo pasé muy mal, porque no podía moverme más. En esa ocasión, Meishu sama dijo: “Déjenlo hospedado en la Casa de los Pájaros” (lugar de descanso para las personas que iban al Shinsenkyo de Hakone).

Los síntomas de la dolencia eran idénticos a aquéllos que yo había sentido anteriormente, cuando fuera desahuciado por los médicos. Como mi caso era muy grave, una dedicadora fue a preguntarle a Meishu sama qué pensaba de mi estado. Él respondió: “La verdad, no tiene más cura, sin embargo como está sirviendo a Dios, no puedo dejarlo morir. Si él muere, va a causarme trastornos”.

En esa época yo dedicaba ofreciendo un poco de arroz, y Meishu sama lo tuvo en consideración. Al día siguiente me mandó a decir: “Venga que le voy a trasmitir Johrei”. Como yo estaba muy mal, no estaba en condiciones de ir hasta Él, de modo que le pedí a la persona que me trajo su mensaje que le dijera que yo no podía ir. Meishu sama, no obstante, me mandó a decir: “Venga, aunque sea gateando; si no viene hasta aquí, yo no le trasmitiré Johrei a usted”.

Pensé: “Ya que dice que sólo me va a trasmitir Johrei si yo voy hasta Él, entonces iré”. Y fui, con bastante esfuerzo, descansando a todo momento, dando dos o tres pasos, parando de nuevo, hasta llegar junto a Meishu sama y recibir Johrei. “Si se sintiera mal, venga a cualquier hora”, me dijo Él antes que yo retornase a mi habitación.

Aquella misma noche, a las dos de la madrugada, me sentí tan mal que le pedí a la persona que me estaba cuidando que fuese a solicitarle a Meishu sama que me trasmitiera Johrei. Como Él me mandó decir que fuese inmediatamente, aun siendo de madrugada fui hasta sus aposentos.

Meishu sama estaba escribiendo caligrafías de la Imagen de la Luz Divina. En cuanto llegué, dejó de hacerlo y comenzó a trasmitirme Johrei. Cuando terminó me dijo: “Usted debe estar con ganas de comer algo dulce. Aquí tiene de todo. Tome lo que quiera”. Diciendo esto agarró un enorme “manyu” (dulce japonés) y me lo dio. Nunca olvidaré lo delicioso que estaba ese dulce.

Durante el tiempo que estuve en cama, Meishu sama sacaba un poco de cada plato de su propia comida y lo enviaba para mí. Jamás podré olvidar tanta delicadeza como la recibida en esa oportunidad.

Un miembro calificado

¿POR QUE NO PIDE JOHREI?

El hecho que voy a narrar aconteció en una ocasión en que llevamos a Meishu sama a la estación del ferrocarril de Kyoto, después de un viaje de difusión que Él realizó en el otoño de 1953.

Al ser llamado por Él, me presenté y le pregunté: “¿Desea alguna cosa?” Y Él respondió: “No, es que mirándolo casualmente, noté que usted está abatido. Como quedé preocupado, lo llamé para ver qué le ocurre”.

Tomado de sorpresa, le conté en pocas palabras que estaba purificando. Entonces me dijo amablemente: “Si está en purificación. ¿No le parece que no tiene sentido que no me pida Johrei? Cuando llegue a casa véame inmediatamente”.

Así, por primera vez fui hasta HekiunSo para recibir un Johrei individual de Meishu sama; con una sola vez que me trasmitió, pasó el malestar que sentía en la región del estómago”.

Shibucho (Un dirigente de Templo Filial)

DIOS ES ASÍ

Meishu sama era justo en todas las situaciones y muy cariñoso con los dedicadores, por eso imaginé que Dios sería así.

Cuando yo estaba dedicando en Kaminoge, contraje panadizo (inflamación de los tejidos adyacentes a las uñas de los dedos de las manos o de los pies, generalmente acompañada por infección y formación de pus). Cierto día, a las diez de la noche, vinieron a avisarme que Meishu sama me llamaba.

Fui inmediatamente, de pijama, como estaba y lo encontré de pie, cerca de la sala del teléfono. Allí me dijo: “Para quien hace el servicio de cocina, debe ser horrible tener problemas en los dedos”. Y diciendo eso comenzó a transmitirme Johrei.

Meishu sama era así: una persona muy gentil.

Un servidor

HACER RELUCIR UNA FAMOSA ESPADA O DEJARLA SIN BRILLO SOLO DEPENDE DE NUESTRO PENSAMIENTO

Fue allá por el comienzo, en los primeros días de nuestra Institución. Nosotros, que estábamos al servicio de Meishu sama, recibíamos Johrei de Él diariamente. Por más atareado que estuviese, nunca se olvidaba de transmitirnos Johrei; en cuanto tenía un descanso nos mandaba a llamar. Con el tiempo nos fuimos acostumbrando a eso y, como estábamos siempre cerca de Él, por cualquier pequeña purificación íbamos a pedirle Johrei.

Cierto día, fuimos llamados a la presencia de Meishu sama, que nos dijo: “A todos ustedes les fue entregada la famosa espada del señor Massamune. Hacer que ella reluzca o pierda su brillo, depende exclusivamente del pensamiento de cada uno de ustedes”.

Así fue que todos nosotros, sintiendo una repentina timidez no osamos pedirle Johrei por cuatro o cinco días. Entonces fuimos nuevamente llamados a su presencia. Cuando nos presentamos, El nos dijo: “Ustedes parecen un columpio, no tienen idea de lo que se llama término medio”. Y diciendo esto nos transmitió Johrei.

Un servidor

ES COMO SI NO TUVIERAN CABEZA

Como mi organismo era bastante más débil que el de los otros dedicadores, yo siempre pedía Johrei a Meishu sama. Un día Él me dijo riendo: “Cuando ustedes acumulan impurezas en el organismo, tráiganmelas a mí. Yo las limpio, los renuevo; soy un removedor de las impurezas del espíritu”. Aunque estuviese atareadísimo, Él siempre nos transmitía Johrei con buena voluntad.

Cierta vez, sorprendido por mi falta de inteligencia, le dije a Meishu sama mientras recibía Johrei: “Por causa de mi necedad, siempre estoy dando trabajo a todos”.

Él, entonces, me ponderó trayéndome un gran confortamiento: “La necedad no es nada. Reconocer que se es necio es algo magnífico. Los hombres de hoy en día parecen tener la cabeza obstruída, una cabeza que absolutamente no funciona, es como si no tuviesen cabeza”.

Un servidor

YO SOY UN CALDERERO

En la época en que Meishu sama estaba en Oomori, había entre los dedicadores que trabajaban a su lado, muchos que parecían medio enfermos. A pesar de eso, Meishu sama los utilizaba, acomodando algún tiempo disponible en su día de intenso trabajo para trasmitirles Johrei.

Muchas veces, Él decía bromeando: “Yo parezco un calderero, porque voy arreglando y utilizando teteras sin pico y cacerolas sin tapa”.

Un servidor

PERCIBIA INMEDIATAMENTE CUANDO EL PENSAMIENTO ERA CONFUSO

Cuando yo dedicaba junto a Meishu sama, en la época en que estaba en Tamagawa, sufría espiritualmente cosa, de la que padecía intensamente.

En esos momentos, yo me dirigía a las habitaciones donde Meishu sama estaba trabajando (haciendo imágenes de Kannon, por ejemplo) y le pedía: “Permítame recibir la Luz Divina”. Y me quedaba quieto, sentado en un rincón de la habitación pues así, al estar cerca de Él, mi sufrimiento acababa y yo me sentía aliviado.

En tales ocasiones, aunque yo permaneciese allí el día entero sentado, o vencido por el cansancio terminase cabeceando, Él nada decía. A las tres de la tarde, compartía su comida conmigo, dándome un trozo de dulce. Mientras tanto, si mi pensamiento comenzaba a perturbarse y me ponía a divagar sobre cosas inútiles, Meishu sama lo percibía de inmediato y decía: “Si no tiene nada más que hacer aquí, ya puede retirarse”.

Un servidor

ES MEJOR SER UNA PERSONA QUE RECIBE LA GRATITUD DEL PRÓJIMO

QUE SER UNA PERSONA IMPORTANTE

En 1945, año en que terminó la guerra, yo tuve problemas en las caderas. En esa ocasión, se me apareció el espirítu de mi hermana, el cual me dijo que luego de ser salvado por Meishu sama, debería servir en la Obra Divina, y por eso era necesario a toda costa, pedirle Johrei.

En esa época, yo no creía en espíritus ni en cosas espirituales; igualmente, por intermedio de un miembro calificado, me decidí a pedirle Johrei a Meishu sama. De cualquier forma, en ese lapso, quedé completamente sin equilibrio, y no podía ir hasta Él ni siquiera cargado.

El miembro calificado se sintió constreñido en incomodar a Meishu sama, porque pensó que siendo mi estado tan grave, no mejoraría aunque recibiese su Johrei uno o dos días. En ese momento, por teléfono, el señor Inoue, preocupado, quiso saber cómo estaba yo. Le respondí: “Hice un mal esfuerzo en las caderas y no me puedo mover”. El señor Inoue me pidió que esperase un momento en la línea, pues iba a comunicárselo a Meishu sama, y Él me mandó a decir que debía ir hacia allá inmediatamente. En aquel tiempo encontrar un automóvil era muy difícil, de modo que esperé un día entero. Desde la mañana hasta la noche estuve recibiendo llamados telefónicos en los que me decían: “Es indispensable que venga lo más rápido posible”.

Con mucha dificultad conseguí un auto y fui al encuentro de Meishu sama. Cuando llegué, fui llevado inmediatamente a sus aposentos. Trasmitiéndome Johrei, Él me dijo:“Realmente su cuerpo está muy débil. Si dejaba pasar una semana más, su vida hubiera corrido peligro”. Esas palabras me dieron un gran susto.

El Johrei que recibí en aquella oportunidad, fue tan largo y trasmitido con tanto amor, que yo no sabía cómo disculparme. Meishu sama me enseñó que cuando las personas están en purificación, debo proceder de la misma forma que Él.

¡Cuán preocupado por mí quedó Meishu sama en aquel momento! Él me dijo: “Por más alta que sea la posición de una persona que venga a pedirme Johrei, yo no le trasmito. Pero si fuese una persona útil a la Obra Divina, haré todo por salvarla”. Oyendo sus palabras tan llenas de cariño no pude contener las lágrimas que brotaban de mis ojos.

Diez días después, Meishu sama me dijo: “Ahora no hay más peligro. Estoy tranquilo. Preocupado por su estado, hasta ayer no pude dormir tranquilamente”. En ese momento quedé tan agradecido, tan emocionado, que no conseguí decir una palabra de gratitud.

Meishu sama acostumbraba a decir: “El hombre sufre cuando quiere mostrarse importante; pero, cuando él es puro de gratitud, eso no acontece”. Siempre que me acuerdo de esas palabras, me viene nítidamente a la memoria la gentileza de Meishu sama cuando me salvó.

Ante estos acontecimientos yo pensé: “Si se sirve con toda Sinceridad, hasta una persona como yo, sin ninguna cultura e instrucción, podrá ser utilizada en la Obra Divina”.

Un miembro calificado

LA GRAN AUTOCONFIANZA CONTENIDA EN SU BONDAD

Estando al servicio de Meishu sama cuando recibía Johrei, por ejemplo yo podía sentir intensamente el calor humano irradiado de su persona, así, tan próxima.

El hecho aconteció en una ocasión en que tuve panadizo en los dedos. Durante casi tres días sufrí dolores terribles y a la madrugada, me encontré andando de aquí para allá en el Nikkoden, sin poder conciliar el sueño. Por fin, sin poder soportar el dolor, pedí a la tía de Nidai sama que fuese a pedirle a Meishu sama que me transmitiera Johrei. Meishu sama entonces me dijo: “¿Por qué no habló antes?”

Recibiendo Johrei, el dolor pasaba completamente. Pero luego que Meishu sama se retiraba, el dolor volvía. Después de la quinta vez, dije a Meishu sama que el dolor había pasado por completo. Entonces Él me dijo: “Seguro que sí”. Nunca decía:“Ah sí, ¿le pasó?”

Hasta hoy, no puedo olvidarme de aquellas palabras, las que demostraban que Meishu sama tenía plena confianza en Sí mismo.

Un servidor

COMPLETAMENTE PURIFICADA

Mi primera esposa falleció en febrero de 1952. Antes de fallecer, tuvo una fuerte purificación. Un día fui a pedir a Meishu sama que le transmitiese Johrei, y dijo que se la llevásemos inmediatamente. Así hice y Él le transmitió Johrei durante un largo período.

Durante dos semanas, reservando algún tiempo de su atareadísimo día, Meishu sama le trasmitió Johrei a mi esposa diariamente. No obstante, el día nueve de febrero ella falleció.

Dos días antes, como no tuviese ninguna mejoría, Meishu sama me dijo:“Hoy voy a trasmitirle Johrei bastante tiempo”. Así le trasmitió durante una hora y descansó un poco. Luego continuó trasmitiéndole. Así desde la mañana a tarde, mi esposa recibió Johrei cuatro veces.

En vísperas de su muerte, ella no tenía apetito y respiraba con gran dificultad, Meishu sama sin embargo, tomó de su propia comida unos “FuuFuu” (camarones gratinados), y dejando de comerlos, se los ofreció a mi esposa, que estaba a punto de morir. A pesar de la falta de apetito, consiguió comer todo y dijo con gran emoción: “¡Qué delicia!” Con lágrimas en los ojos, estaba profundamente emocionada y agradecida.

Cuando terminó de trasmitirle el cuarto Johrei, Meishu sama me dijo:“Todo lo que era necesario purificar, fue purificado; no hay más nada que purificar. Así, ya no tengo nada más que hacer. Vuelva a su casa, léale las Enseñanzas y deje el resto en manos de Dios”. El día nueve mi esposa falleció profundamente agradecida repitiendo innumerables veces: “No hay en el mundo nadie más feliz que yo”.

Shibucho (Un Dirigente de Templo Filial)

EL JOHREI ACTIVA EL TRABAJO DEL ESPÍRITU PRIMARIO

Cierto día, después de trasmitirme Johrei, Meishu sama me reveló esta Enseñanza: “Cuando una persona recibe Johrei, el trabajo de su espíritu primario se torna más activo. Usted debe saber que en el ser humano existe la actuación de dos espíritus: el Primario y el Secundario. Recibiendo Johrei, el espíritu primario comienza a funcionar naturalmente, sin que la persona tenga necesidad de oir sermones aburridos. Purificada el alma, la persona despierta al amor altruista y el deseo de salvar al prójimo, y se torna feliz”.

Un miembro calificado

Cai de un arbol y fui salvado

Fue en la época en que las entrevistas se realizaban en Shimizucho. Creo, que este hecho ocurrió en 1949.

Cierto día, bajo la orientación de Meishu sama yo estaba podando los árboles del jardín. Desde su dormitorio, en el segundo piso, Meishu sama decía: “Suba en aquella rama más arriba, y corte la rama del lado derecho”, etc. De repente, una rama se quebró y yo caí de cabeza. El piso era de concreto, pero felizmente caí sobre el techo del baño. Mi brazo quedó bastante lastimado; y gracias al Johrei de Meishu sama se curó completamente.

En el momento en que caí del árbol, Meishu sama vino corriendo, con el rostro pálido del susto. Generalmente Él era fuerte, pero en aquel momento estaba bastante preocupado y me preguntaba: “¿Cómo está? ¿Está bien?”

Durante un mes recibí diariamente Johrei de Meishu sama y me recuperé por completo. Ya restablecido, pensé en volver a la dedicación en el jardín, pero Meishu sama no me permitió hacer mas esa dedicación.

Oí decir que, aún cuando dormía o descansaba Meishu sama seguía preocupado por mi, haciendo siempre preguntas sobre mi estado a los otros dedicadores.

Un servidor

MI CUERPO ESTABA CARGADO DE TOXINAS

Este hecho ocurrió en 1940, cuando fui por primera vez a solicitarle Johrei a Meishu sama. El me observó durante algún tiempo y me dijo: “Usted parece ser muy fuerte, pues continúa viva aunque su cuerpo esté cargado de toxinas. Me rehúso a trasmitirle Johrei, pues usted tiene bastante salud”.

No pudiendo comprender el significado de estas palabras, pregunté: “¿Cómo usted me dice que estoy llena de salud si los médicos dijeron que sólo tengo un año de vida a causa de la tuberculosis intestinal? ¡Hasta llegué a hacer mi testamento!” Entonces Él señaló hacia una taza llena de café y dijo: “De la misma forma que esta taza está llena de café, su cuerpo está lleno de toxinas. Si yo le trasmitiera Johrei, las toxinas saldrían de su organismo aun contra su voluntad. Y si ellas salieran, su cuerpo no lo resistiría. Así, yo creo que es mejor dejarlo como está, y por ese motivo me rehúso a trasmitirle Johrei”.

Entonces, yo le hice otra pregunta: “¿Pero por qué usted trasmite Johrei a otras personas y se rehúsa a trasmitirme solamente a mí?” El me respondió:“Esas personas además de ser del pueblo, ya fueron desahuciadas por los médicos. Siendo así, aunque permanezcan aquí, no nos traerán ningún problema, mientras que el grupo social al cual usted pertenece* podrá traernos muchos trastornos. Si, por acaso, usted falleciera, sería noticia en los diarios. Para salvar sólo una vida, aunque se trate de una persona de la alta sociedad que goce de gran prestigio, voy a tener que arriegar la vida de decenas de personas. Por eso me rehúso a trasmitirle Johrei”.

Pero yo insistí: “No hay peligro de yo les cause ese tipo de trastornos, pues ya fui desahuciada por los médicos y hasta ya llegué a hacer el testamento”.

Ante eso, Meishu sama cedió y comencé a frecuentar todos los días su casa para recibir Johrei.

Un miembro calificado

* El marido de esa señora era un alto funcionario de la Marina. La expresión “grupo social” se refiere a los militares.

EL JOHREI AL COMIENZO DE LA OBRA DIVINA

Cuando Meishu sama comenzó la Obra Divina, el Johrei no era practicado como ahora, levantando directamente la mano. Era trasmitido bajo la forma de tratamiento, dándose a los miembros un abanico. En esos abanicos, Meishu sama escribía las más diversas frases como por ejemplo: “El abanico que cura cualquier tipo de enfermedad”; “El abanico de la cura de todas las enfermedades”; “La Fuerza Divina de Izunome”, etc.

Había ocasiones en que se hacían tratamientos a distancia, y se enviaba a los enfermos papeles con cánticos divinos, escritos por Meishu sama. En los cánticos, algunas veces, Él introducía los nombres de personas que estaban sufriendo de algún mal. Esos escritos eran infalibles: todos quedaban completamente curados.

Un servidor

UNA SIMPLE EXPRESIÓN: “QUE BUENO ¿NO?”

El hecho que sigue ocurrió el día 28 de Septiembre de 1945, justamente el día en que iba a ser ofrecido un almuerzo a Meishu sama por parte de nuestra filial. (En aquella época, cada filial acostumbraba a programar un almuerzo al cual Meishu sama era invitado especialmente).

Yo fui hasta Hiratsuka a realizar las compras para el referido almuerzo. Con mucha dificultad encontré dos pollos; los compré y fui para Hakone. Luego de llegar, fui a tomar un baño, pero al terminar sentí de repente un violento malestar que me hizo desvanecer.

Uno de los dedicadores que se encontraba allí comunicó a Meishu sama lo que sucedía y Él vino inmediatamente para trasmitirme Johrei. En ese momento le pregunté: “¿Será que me pasan estas cosas porque tengo muchos pecados?” El me respondió cariñosamente: “Usted tiene permiso para estar vivo. No debe preocuparse. Todo eso es espiritual. Todas las enfermedades son así. Para recibir el perdón divino, es necesario que la persona se esfuerce bastante. Esfuércese en los Servicios de Dios”.

Enseguida corrigió su postura y entonó claramente la oración Amatsu Norito. Era la primera vez que Él la entonaba después de la instauración de la libertad religiosa, al término de la guerra. Tomadas por sorpresa, las personas que se encontraban alrededor, sin contenerse se arrodillaron.

En el momento exacto en que la oración terminó, el dolor y el malestar que sentía en el estómago desaparecieron como por encanto. Cuando le dije a Meishu sama que el malestar había pasado, respondió: “Qué bueno ¿no? Sus pecados fueron perdonados”.

Un miembro calificado

CARTAS Y EXPERIENCIAS DE FE

Cierta noche, antes de iniciar mi dedicación anotando lo que Meishu sama dictaba, le leía una carta enviada por una señora que estaba internada en un sanatorio para tuberculosos en Miyazaki.

En la carta, ella decía que había leído en una revista semanal, un artículo sobre el diálogo entre Meishu sama y el señor Mussei Tokugawa. Tomando conocimiento de nuestra Institución a través de aquel artículo, ella también deseaba ser salvada.

Meishu sama quedó muy apenado por ella y Él mismo le respondió en forma bastante amable y cortés. Al mismo tiempo me dijo:“Telefonee a la filial más cercana y tome los recaudos para que inmediatamente un miembro calificado vaya a visitar a esa señora”. Como ya era de madrugada, le respondí: “Telefonearé mañana, bien temprano”. Él entonces dijo: “Mañana no ¡ahora!”

Así, a la una de la mañana, pedí una comunicación a la telefonista. A las dos horas se logró la comunicación, y Meishu sama se quedó esperando hasta ese momento. Por teléfono dio varias orientaciones: especificó la región del cuerpo donde se debería trasmitir Johrei, cuántas veces sería necesario trasmitirlo y hasta recetó una dieta que debería hacer la enferma. Sólo después de esto se fue a acostar.

Después de unos cuatro o cinco días, preocupado como si fuese un caso personal, Él pregunto:“¿Qué habrá pasado? ¿Acaso estará mejor? ¿Aún no tenemos ninguna noticia de ella?”

Tiempo después, cuando supe que aquella señora había sido dada de alta en el hospital y que estaba frecuentando la Institución con mucha salud, Meishu sama se puso feliz, “¡Qué bueno! ¡Qué bueno!” exclamaba Él.

Hubo también una vez en que le hice la lectura de una Experiencia de Fe relatada por un miembro que había perdido su billetera en el colectivo, la cual le fuera devuelta tiempo después en perfecto estado. La señora que la encontró, tomó la dirección de una tarjeta de visita que había dentro de dicha cartera. Le envió entonces, una carta avisándole que el objeto se hallaba en su poder y que podía ir a buscarlo.

Creyendo haber recibido una gracia, Él inmediatamente se dirigió a la dirección que le había dado. Cuando llegó allá, se encontró con una triste situación: la señora que encontrara la cartera no tenía padre ni madre y vivía con un hermano y una hermana enfermos, que estaban en cama. Ella cargaba con la manutención de la casa.

El miembro que hizo este relato no comentaba mucho sobre la enfermedad de los hermanos de aquella señora; sólo hacía mención de la gracia de haber recuperado el referido objeto.

Meishu sama, al término de la lectura, dijo: “Fue muy bueno que esa persona haya recuperado la cartera, pero ¿qué fue lo que sucedió con los dos hermanos que estaban en cama? ¿Por qué no les trasmitió Johrei y no les habló nada sobre Sekai Kyusei Kyo? Comuníqueme con el relator de esa experiencia. Si fuera confirmado que no hizo nada de eso, la experiencia no podrá ser publicada en el diario 'Eiko'. Y según la respuesta, envíe a aquellas personas enfermas el Ohikari. Estoy apenado por su situación”.

Un servidor

DIOS NO DEJA DE ATENDER LOS PEDIDOS DE MEISHU SAMA

En 1948 ó 1949, mi esposa sufrió una violenta purificación. Ella estaba afectada de eclampsia (acceso de convulsiones generalmente seguidas de coma), se encontraba en estado muy grave, y yo no sabía si ella podría sobrevivir hasta el día siguiente.

Mediante un telegrama pedí protección a Meishu sama. Después, hubo una gran mejoría en el estado de salud de mi esposa, de modo que envié un nuevo telegrama, esta vez de agradecimiento.

Sin embargo, una semana después, ella empeoró terriblemente; parecía que moriría de un momento a otro. Pensé que había llegado la hora de la despedida; no obstante resolví hacer otro pedido de gracia.

En seguida, me ubiqué a la cabecera de mi esposa y le tomaba el pulso constantemente. En un momento dado, el pulso quedó parado por más de diez minutos. Yo entoné la oración Amatsu Norito con todo mi sentimiento, y mis seis hijos se reunieron todos a la cabecera de la madre y comenzaron a llorar diciendo: “Mamá ya murió”.

Con mucho esfuerzo, sintiendo una enorme tristeza, apenas conseguí decir: “No lloren, su madre va a un lugar muy bueno”. Es ese instante, tomando el pulso de mi esposa sentí que volvía a palpitar. Abriendo los ojos, ella preguntó: “¿Dónde estoy?” Yo le respondí que estaba en casa. Ella me preguntó nuevamente: “¿Qué casa?” “En tu casa”, le respondí. Con un semblante de gran desconsuelo ella dijo: “¿Por qué me llamó? Yo estaba caminando por un lindo campo en dirección a un palacio, y me sentía inmensamente feliz. Como todos ustedes me llamaban, volví para atrás, lo que fue una gran pena”.

Después ella se recuperó completamente. Pasado un mes, fuimos hasta Shimizu, para agradecer a Meishu sama, quien le dijo a mi esposa: “Voy a trasmitirle Johrei”. Observándole atentamente su apariencia, agregó: “Ahora todo está bien. No hay más peligro. Cuando recibí su segundo telegrama, quedé realmente pensativo. Juzgué que era un caso muy grave e hice un pedido especial a Dios”.

Al oir estas palabras no pude contener las lágrimas de emoción y hasta perdí el habla. Pensé para mí mismo: “Dios siempre atiende los pedidos de Meishu sama. Por eso debemos apoyarnos únicamente en Él. Ciertamente Dios ha de oir nuestros pedidos a través de Meishu sama”.

Shibucho (Un Dirigente de Templo Filial)

CON RELACIÓN A LOS TELEGRAMAS DE PEDIDO DE GRACIA

Quien dedicaba al lado de Meishu sama, comúnmente recibía pedidos de gracia hechos por los miembros a través de telegramas o telefonemas. En esas ocasiones, quien recibía el pedido tenía que ir a comunicárselo a Meishu sama oralmente, dando los pormenores como la edad, el sexo, la dirección y la purificación de la persona. Entonces, Meishu sama decía: “Está bien”, y Él mismo hacía la petición.

Cierto día yo recibí un telefonema de pedido de gracia y, en vez de ir a comunicárselo a Meishu sama, pedí a una dedicadora que lo hiciese. Pero creo que esa señora no hizo la comunicación inmediatamente. Él le preguntó cuándo y qué habían telefoneado y quién había recibido el telefonema; entonces fui llamado a su presencia. Después de hacer todas esas preguntas me llamó severamente la atención diciendo: “¿Por qué le pide a otra persona que haga la comunicación cuando fue usted quien recibió el telefonema? Sólo en caso de extrema gravedad las personas me hacen un pedido. De ahora en adelante, cualquiera que sea la circunstancia, el dedicador que reciba una solicitud de ese tipo deberá él mismo comunicármelo inmediatamente”.

Un servidor

CAUSO ADMIRACION A LOS NICHOOLS

En Febrero de 1949, cuando el matrimonio Nichools, del Estado Mayor del General Mac Arthur, visitó la sede de Shimizucho, Meishu sama les dio varias explicaciones sobre nuestra Institución.

El señor Nichools, no obstante no podía creer que una luz espiritual, invisible, saliese de las palmas de las manos. Y ante su incredulidad, Meishu sama le explicó: “Cualquier persona que transmite Johrei consigue eso”. Y le pidió al señor Nakajima que trasmitiese Johrei a algunas personas, orientándolas para que se quedasen detrás de un pequeño estanque que había en la habitación. Entonces, tanto las personas que estaban recibiendo Johrei como las que simplemente observaban la escena, comenzaron a toser y eructar.

Para el señor Nichools era incomprensible, y dudando de lo que veía, preguntó: “Ellos están haciendo todo eso intencionalmente, ¿no?” Entonces Meishu sama hizo que las personas se dieran vuelta y pidió al señor Nichools que diese una señal al señor Nakajima para que volviese a trasmitir Johrei. Cuando él levantó la mano, ocurrió lo mismo que antes.

La experiencia fue repetida varias veces. Observando lo ocurrido, el señor Nichools quedó verdaderamente sorprendido. Meishu sama sonreía, asistiendo a la escena.

Shibucho (Un dirigente de Templo Filial)

VOLUMEN 3

EL DIA DE MEISHU SAMA

ACTIVIDADES DIARIAS ACLARACIONES INICIALES

Como Fundador de una religión, Meishu sama lideraba a millares de fieles, y por eso es natural imaginarse que vivía diariamente en el templo, completamente aislado, sin ningún interés en las cosas seculares, dedicado exclusivamente a la Obra Divina. Sin embargo, su vida no presentaba ninguna característica semejante a la de la vida de un asceta. Por lo menos, aparentemente, su vida diaria era bien común.

En la sala donde trabajaba no había ninguna decoración específicamente religiosa. Era un gabinete muy simple. Por ejemplo, el tokonoma (lugar elevado de la sala, en un hueco de la pared donde se colocan objetos de arte, ornamentos, etc.) había un jarrón con flores y un cuadro que reproducía un paisaje; en el centro, una mesa; en una esquina, una radio y un pequeño estante.

De esa forma, en un ambiente común, la Obra Sagrada de salvación de la humanidad se desarrollaba ininterrumpidamente y con increíble velocidad. Uno de los únicos aspectos que sobresalía era el hecho de que Meishu sama trabajaba en perfecta unión con Dios. Así, en ningún cuarto de la casa había Imagen de la Luz Divina u otros objetos de índole religiosa. Los servidores perfeccionaban su fe centralizándose en Meishu sama, siempre con los ojos profundamente fijos en Él, de modo que no había otra alternativa que actuar día y noche con seriedad.

Meishu sama siempre decía: “No desvíe su atención de mí. Haga el trabajo como si estuviese arriesgando su vida, centralizándose sólo en mi persona”. Por eso debíamos estar siempre alertas, y permanecer atentos a todas las situaciones.

Cuando Meishu sama distribuía tareas a los servidores lo hacía conforme a la capacidad de cada uno. Por eso, determinadas las tareas, decía: “Actúe lo mejor posible, empleando toda su capacidad”. Por ejemplo, si una persona recibía el encargo de hacer “sumi” (tinta china), Él le exigía que se tornase insuperable en la ejecución de su trabajo. Acostumbraba a decir: “Aunque usted no se sienta importante, sea una persona capaz de cumplir exactamente con lo que le he encargado. Si usted consigue hacerlo tal cual yo le expliqué, será un héroe”.

Cierta vez, a un servidor que se atrasara en los preparativos a la hora en que Él iba a escribir caligrafías de la Imagen de la Luz Divina, le dijo: “Le ordené que hiciese sólo eso; por lo tanto, hágalo de cualquier manera. Si termina lo que le recomendé, puede dormir o divertirse el resto del tiempo, que no me importa. Jamás le reclamaré si eso ocurre”.

Siempre que Meishu sama reprendía a los dedicadores, era porque como fieles, sus pensamientos y actitudes no estaban de acuerdo con la Ley y con la lógica.

“No estar de acuerdo con la Ley” significa no estar centralizado en Meishu sama. La frase: “Trabaje centralizado en mí”, nos enseña que siempre debemos estar muy atentos. En el caso que de haya el menor desvío en sus pensamientos, la persona no logrará tener ese cuidado y atención.

Meishu sama censuraba severamente tales desvíos. El motivo por el cual debemos trabajar centralizados en Meishu sama es que Él mismo estaba centralizado en Dios, regulando su día en armonía con el Creador.

Era extremadamente riguroso en relación al horario. No sólo por tener innumerables ocupaciones, sino porque enseñaba a los fieles que también lo cumpliesen con rigor, pues ése es el camino para ser respetado. Así sus trabajos diarios eran divididos con la perfección de las agujas de un reloj.

Las tareas cotidianas de Meishu sama que serán narradas a continuación, datan de los últimos años de su existencia (alrededor de 1953), transcurridos en “HekiunSo”, su residencia en Atami.

EL DESPERTAR

Meishu sama ordenaba que más o menos a las siete y treinta un servidor lo llamara, diciéndole: “Es hora”. En seguida el servidor encendía la radio y, desde la cama, Meishu sama oía los programas de N.H.K. como por ejemplo: “La visita de la mañana”. A las ocho se levantaba.

Había una radio en cada habitación de su casa. Excepto cuando salía, estaba siempre con la radio encendida, aún en los momentos de trabajo, como si fuese un fondo musical. Sobre todo nunca dejaba de oir los noticieros.

Cuando Meishu sama dormía profundamente y le costaba despertar, el servidor encargado de llamarlo, lo hacía varias veces después de darle su primer buen día. Una que otra vez el servidor quedaba esperando hasta las ocho, cuando volvía a llamarlo diciendo: “Es la hora del noticiero” y a veces ni así despertaba. En esas ocasiones al despertar decía: “¿Ya terminó el noticiero? En adelante llámeme en voz alta, sin vergüenza”. Y ante la explicación del servidor: “Es que usted estaba tan profundamente dormido...”. Meishu sama respondía: “No importa cuán profundamente dormido yo estuviere. Puede hasta sacudirme para despertarme. No se debe tener compasión barata”.
EL BAÑO

Meishu sama se levantaba a las ocho e inmediatamente tomaba un baño.

Lavaba su rostro teniendo cuidados especiales con sus dientes, pues cuando joven, habría sufrido durante mucho tiempo terribles dolores que hasta le hicieron pensar en el suicidio.

El baño duraba cerca de diez minutos, y desde la bañera Meishu sama oía el noticiero en su radio portátil. La temperatura del agua era bien baja; para otras personas casi insoportable. El servidor siempre la controlaba con un termómetro y tanto en verano como en invierno debía marcar 38° C. (Meishu sama tomaba otro baño a las cinco y media de la tarde). Si la temperatura estuviese un poco más baja o más alta, el servidor era reprendido inmediatamente, pues Meishu sama tenía los sentidos muy agudizados.

Es curioso que Meishu sama oyera radio hasta en el baño, mas Él lo hacía aunque estuviese muy atareado y oía, sobre todo, los noticieros. Eso muestra su gran interés de estar siempre al tanto de los acontecimientos ocurridos en el mundo. Tomando conocimiento de esos acontecimientos venían a su mente con toda claridad las soluciones adecuadas a cada caso. Al oír, por ejemplo, el programa “Doctor Radio”, mostraba un interés extraordinario y a veces hacía anotaciones.

Cierto día, luego de salir del baño, Meishu sama fue a su cuarto. Habitualmente las personas que servían directamente con Él, lo esperaban al salir del baño para saludarlo en la mañana. Los otros servidores lo saludaban a la hora del desayuno.

En una oportunidad, uno de los servidores llegó con uno o dos minutos de atraso por estar terminando un servicio que Nidai sama le había solicitado. Meishu sama lo reprendió severamente durante treinta minutos, pues quería saber cómo interpretaba el saludo matinal. Y luego le advirtió: “¿Sabe usted por qué en esta casa no hay Imagen de la Luz Divina? Si lo sabe, debe comprender el verdadero significado del saludo de todas las mañanas”.

LECTURA DE LOS DIARIOS

Después del baño, y aunque fuese invierno y estuviese nevando, Meishu sama permanecía semi vestido o de “yukata” (ropa liviana para usar después del baño), y durante veinte o treinta minutos leía los diarios matutinos. Respecto de eso, Él explicaba: “Siento mucho calor, igual que luego de un baño de agua termal”.

Meishu sama hojeaba decenas de diarios: no sólo los más importantes de Tokio sino también los regionales, y marcaba con un lápiz rojo los títulos de los artículos que deseaba leer posteriormente con mayores detalles. Por la noche tenía un horario destinado a la lectura de los diarios, que era hecha por los servidores. En esto, como en su interés por la radio podemos descubrir los dos grandes secretos del vasto y profundo conocimiento que Él adquirió sobre política, economía, religión, educación, arte y otros aspectos de la cultura en su día extremadamente atareado.

DESAYUNO

Luego de examinar atentamente varios diarios, Meishu sama tomaba su desayuno. En esas oportunidades dispensaba el máximo de atención para los mínimos detalles.

Hablaba constantemente de “alimentación equilibrada”. Por ejemplo: si de mañana ingería 70% de vegetales y 30% de carne, de noche debería hacer lo contrario. De esa manera seguía un método lógico de alimentación. Por lo tanto la persona encargada de prepararle la comida, le preguntaba más o menos cuál debería ser el menú diciendo: “Tenemos tales y tales ingredientes...”, entonces Él decía: “Entonces haga esto o aquello”. Tenía especial preferencia por la batata dulce cocinada al vapor, que le servían infaliblemente todas las mañanas.
SALUDO DE LOS SERVIDORES

Terminado el desayuno, todos aquéllos que dedicaban en HekiunSo (residencia de Meishu sama en Atami) iban juntos a la sala para saludarlo. A la hora del saludo, Meishu sama los observaba rápidamente. Cuando percibía que alguno de ellos tenía la mirada distraída, le ordenaba una tarea.

Decíale por ejemplo: “Tráigame un fósforo” o “Dejé un libro allá, vaya a buscarlo”.

El mirar distraído significaba que había alguna desarmonía en el pensamiento del servidor y que si en ese momento era incluído en algún trabajo, generalmente cometía una falla. Entonces Meishu sama le hacía una severa advertencia y él despertaba, recuperando su atención.

Meishu sama utilizaba frecuentemente ese método de advertencia. Por eso los servidores se esforzaban para estar siempre cuidadosos y atentos. Además de eso, Él exigía que el saludo fuera hecho no solamente por los servidores sino también por sus familiares.

LAS VISITAS EL BARBERO

Luego del desayuno, cuando Meishu sama esperaba otras visitas además de los fieles, Él mismo cambiaba el cuadro del tokonoma y hacía los arreglos florales, preparándose para recibirlas. Procedía así no solamente con sus visitas, sino también con cuantos iban a su casa, inclusive los profesores de la Ceremonia del té y “nagauta” (modalidad de música cantada) de Nidai sama. El atendía todo.

Cada dos días, Meishu sama llamaba al barbero, que alternádamente le cortaba el cabello o lo afeitaba. Al comienzo venía un peluquero desde Tokio, pero por un problema de horario, Meishu sama terminó por despedirlo, y llamó posteriormente a un peluquero local, quien lo sirvió hasta su ascención. Este se levantaba metódicamente a las cinco de la mañana, tomaba su baño y quince minutos antes de la hora señalada se encontraba a disposición de Meishu sama. Aquí registramos un recuerdo de ese barbero:

“Yo tenía el hábito de utilizar los mejores instrumentos cuando iba a la casa de Meishu sama. Si adquiría otros de mejor calidad, eran ésos los que usaba. Un día Él me dijo: ‘La navaja de hoy es diferente, y la tijera es nueva, ¿no es así? Pero éstas son mejores’.

Dijo esto sin haber visto aún aquellos instrumentos, observación que sólo pudo haber hecho un profesional después de un cuidadoso examen. Quedé, pues, impresionado con la sensibilidad de Meishu sama que no titubeaba en hacer aquella observación”.

Cuando el peluquero iba a cortarle el cabello, Meishu sama llamaba a un servidor para que le leyese un libro o una revista, o si no, oía radio. Le gustaba principalmente escuchar la lectura de libros relacionados con el Arte, construcción, etc. Cuando el servidor cometía alguna falla, El lo corregía inmediatamente.

En los días en que no tenía visitas, Meishu sama generalmente dictaba Enseñanzas o corregía las que dictara la noche anterior.
LAS ENTREVISTAS

En esa época eran reservados diez días en el mes para las entrevistas. En el día 1, Meishu sama concedía entrevistas a los miembros calificados; los días 5, 6, 7, 15, 16, 17, 25, 26, y 27, a los fieles en general y a aquéllos que se reunían en la Sede Provisoria, situada en el barrio de Sakemi, Meishu sama daba amplias explicaciones sobre religión, política, cultura y otros asuntos de libre elección.

Aproximadamente hasta el año 1952, El siempre respondía por escrito a las preguntas formuladas por los fieles. En los últimos años de su vida, recibía las preguntas verbalmente de los miembros calificados y respondía inmediatamente. Recibía también preguntas de los fieles en general por intermedio de ellos.

En aquella época, un periodista se expresó de la siguiente manera respecto de una entrevista realizada en Sakemi: “Me asombré cuando subí al primer piso: un salón inmenso y una escalera cubierta con lona estaban repletas de viejos y jóvenes, hombres y mujeres, que totalizaban un número superior a las mil personas que conversaban y reían alegremente. Me parecía estar en una sala pública de diversión y no había nada que se pareciese a una religión.

Como yo no era miembro de la Institución sino un simple espectador intruso, quedé retraído en un rincón. De repente, una voz anunció por altoparlante: ‘Iniciaremos ahora la Ceremonia Matutina’. Todas las personas que estaban completamente desconcentradas, tomaron posición de reverencia.

El Culto era simple. Entonaban al unísono una oración que llamaban ‘AmatsuNorito’ y, en seguida, un salmo de autoría del Fundador.

‘Creo que va a aparecer el Fundador’ pensé y tragando saliva quedé con la mirada fija en la entrada, a la derecha del tokonoma. En ese lugar había un cuadro de la diosa Kannon, pintado por el mismo Meishu sama.

Sin mucha demora, se abrió la puerta corrediza y el Fundador entró. Todos al mismo tiempo hicieron una reverencia. El pasó frente a los asistentes y subió a una tarima que estaba en un plano más alto; unos treinta centímetros más o menos. Sobre una mesa redonda había un micrófono. El maestro se sentó en una silla detrás de la mesa. El Presidente de la Iglesia, que estaba en la primera fila, hizo una nueva reverencia y dijo respetuosamente: ‘Meishu sama, por favor concédanos su orientación’. Callado, el Fundador destapó una taza de té y bebió un trago; enseguida dijo: ‘Escribí un artículo titulado: Deseo la opinión de los periodistas. Me gustaría que lo oyeran’.

Un joven recibió un manuscrito de las manos del Maestro y lo leyó ante otro micrófono. Las entrevistas comenzaban a las once y duraban cerca de una hora.

Las lecturas hechas por los servidores versaban sobre religión, crítica de arte, problemas de actualidad, etc. Algunas veces el Maestro les hacía leer textos humorísticos, del género satírico, y se divertía junto con ellos.”

CONSAGRACION DE OHIKARI

Al mediodía, Meishu sama consagraba Ohikaris, siempre oyendo noticias por radio. No siempre la consagración era a esa hora, pero sí infaliblemente en el momento en que estuviesen irradiando algún noticiero.

Consagraba el Ohikari elevándolo hasta la altura de la cabeza. Decía: “Me bastaría escribir una letra, pero como existe el Johrei, debo elevar aún más la energía espiritual impregnada en el Ohikari”. De esa manera la energía transmitida en el Johrei se tornaba aún mayor.

Escribiendo sus manuscritos, conferenciando con los visitantes y hasta consagrando Ohikaris, Meishu sama oía noticieros. El decía: “La cabeza y los oídos están desocupados”.

Era cuestión de oír los noticieros para comprender el significado de los acontecimientos de Japón y del mundo, y de acuerdo con ellos desarrollar la Obra Divina de construcción del Paraíso Terrenal.

Cierto día, Meishu sama conversaba con un profesor y al mismo tiempo, oía radio y hacía un trabajo. En un rincón de la sala, un acompañante oía la conversación en gran atención.

En medio del diálogo, Meishu sama le dice a su interlocutor que en la radio estaban hablando sobre determinadas cosas. “¡¿Eh?! ... ¡Yo estaba distraído!” dice el otro.

El acompañante, que observaba la escena, quedó impresionado pensando: “¡Qué extraordinario es Meishu sama! Consigue perfectamente dedicarse al trabajo, oír el noticiero y simultáneamente mantener un diálogo. No puede ser un hombre común”.

Meishu sama siempre decía: “Trabajo dos veces más que cualquier hombre”. En este aspecto, parece el príncipe regente Shotoku, que oía a diez personas al mismo tiempo, cosa imposible para una persona común.

Una noche Meishu sama dictaba “Suntetsu” (texto breve y humorístico, de tono satírico) mientras alguien le leía un artículo sobre Arte. En cierto momento un servidor vino a pedirle Johrei y Él se lo transmitió sin interrumpir lo que estaba haciendo. Acciones como éstas, ¿serían propias de un hombre común?

CONSTRUCCIÓN DE JARDINES. PASEOS. APRECIACIÓN DE OBRAS DE ARTE

Meishu sama almorzaba aproximadamente a las doce y media. Después de comer, cuando no tenía que realizar visitas, conferenciaba con dirigentes de la Insititución o personas ligadas al Arte. Algunas veces trasmitía Johrei a los dirigentes o pedía que le leyesen los textos que había dictado, o relatos de gracias alcanzadas por los fieles, o artículos enviados por otras personas.

En los días en que había muchos visitantes, igualmente Meishu sama finalizaba las entrevistas indefectiblemente a las tres de la tarde. Entonces, lloviese o tronase, iba a inspeccionar las obras del Zuiunkyo de Atami que estaban en pleno crecimiento.

No sólo en esas ocasiones, sino todas las veces que salía, era acompañado por Nidai sama.

La Construcción de los jardines del Zuiunyo y del Shinsenkyo, en Hakone, fuese un árbol, un césped, una piedra lógicamente obedecía a la voluntad de Meishu sama. Pero Él orientaba sobre todo en relación a puntos extremadamente vitales. Decía “Cuando estoy en este lugar las ideas generales me vienen espontáneamente. Por eso actúo de acuerdo con esas ideas”. Eso no sucedía sólo con la construcción de los jardines. Meishu sama ejecutaba todo siguiendo los designios de Dios. Se puede pensar, verdaderamente, en una Fuente de Sabiduría Divina.

De regreso del Zuiunkyo, cuando el tiempo estaba bueno, Meishu sama descendía del auto y paseaba por la Ciudad de Atami, andando a pie hasta “HekiunSo”. Cuando no iba al Zuiunkyo, paseaba por el jardín llevando consigo una tijera. Para ese paseo reservaba una hora especial en su atareadísimo día, nada común en la vida de un hombre cualquiera. Eso era de real importancia para descansar el cerebro de aquel ser tan extraordinario. Meishu sama siempre decía:“No debemos permitir que el trabajo nos persiga, nosotros debemos perseguirlo. Y no debemos realizarlo con sufrimiento, si no trabajamos alegremente, no habrá ninguna utilidad”. De hecho, aunque Meishu sama determinaba sus tareas diarias con mucho rigor, nunca mostraba el mínimo de aflicción, y las ejecutaba cómoda y alegremente todos los días.

En verano, cuando residía en Hakone, Meishu sama tenía el hábito de pasear por los jardines, acompañado de Nidai sama y de una tía, en un breve descanso luego de las comidas. En esos paseos observaba cuidadosamente los lirios, las azaleas, el “hagui”, los bordos, los musgos, etc. Cuando se encontraba con el jardinero que cuidaba de esas plantas, siempre le dirigía palabras llenas de amor: “Muchas gracias; sea cual fuere el árbol, aunque pequeñito, si lo cuida bien se transformará en un bello árbol”. O comentaba con Nidai sama respecto de los fieles: “¿Cómo estará este Jardín cuando los fieles vengan aquí? ¿Para la próxima visita estará completamente florecido? Sería bueno que pudiesen admirarlos en la época mejor”.

Podríamos comprender claramente la especial admiración que Meishu sama tenía por las obras de arte si tenemos contacto con las obras expuestas en el Museo de Hakone.

Allá, en su vida diaria, Él estaba en contacto permanente con objetos artísticos. Su vida estaba íntimamente ligada al arte. Durante su breve descanso vespertino arreglaba su tiempo para, cada dos o tres días, poder acomodar y apreciar las porcelanas, las estatuas y los cuadros. Además de eso, organizaba y hacía investigaciones. De vez en cuando visitaba los museos de Bellas Artes e Histórico de Tokio, y era un asiduo frecuentador de exposiciones.

Meishu sama viajaba dos veces por año a la región de Kansai en primavera y en otoño. Su objetivo, al realizar tales viajes, era captar las bellezas de la región.

Si durante las entrevistas surgían discusiones sobre el Arte, esto era motivo de gran alegría para Él. Después de la construcción del Museo de Bellas Artes, en Hakone, Meishu sama iba allá diariamente, lo mismo en días de lluvia o de viento, a fin de dar orientaciones sobre la exposición de las obras. Se preocupaba por los mínimos detalles. Antes de cada exposición, en el Kanzantei, hacía un minucioso estudio sobre las obras a ser expuestas, preocupándose por su orden, posición, armonía con las otras obras, etc.

En los días en que no hacía visitas, se quedaba aproximadamente hasta las cinco de la tarde dictando o corrigiendo textos. A las tres, tomaba una leve merienda (té con dulces), oyendo noticias por radio. Le gustaban mucho los dulces, que comía dos o tres veces por día, y decía: “Las personas saludables gustan de los dulces”.

JOHREI PARA LOS SERVIDORES

A las cinco de la tarde, hora del noticiero, Meishu sama encendía la radio y afectuosamente transmitía Johrei a los servidores en purificación. En apenas algunos minutos ellos recuperaban las energías y volvían a servir con gratitud y constancia.

Los pedidos de Johrei generalmente eran hechos a la hora del desayuno. El simple acto de hacer el pedido por parte de la persona, muchas veces ya era suficiente para que desapareciese su sufrimiento. Lo mismo ocurría con personas gravemente enfermas, que algunas veces recibían gracias con sólo una oración solicitada por telegrama.

Aunque estuviese muy atareado o cansado, Meishu sama decía: “Aquél que esté purificando, dígamelo sin vergüenza”. Transmitía Johrei a sus familiares o a los servidores de la misma manera, sin hacer distinción alguna. Si debido a sus innumerables tareas, una persona en purificación diera muchas vueltas para pedirle Johrei, Meishu sama lo reprendía: “La vergüenza es pecado. ¿Por qué no me pide Johrei en vez de estar sufriendo?”

En esas condiciones, cuando algún servidor era atacado por un mal repentino, se le comunicaba a Meishu sama que decía: “Tráigalo inmediatamente”, y con todo placer Él le transmitía Johrei.

COMIDAS CINE

A las cinco y media de la tarde Meishu sama tomaba otro baño y hojeaba los diarios vespertinos. Como hacía por la mañana, señalaba los títulos con un lápiz rojo. A las veintitres, reunía los diarios matutinos y vespertinos y pedía que un servidor se los leyese.

La cena era a las dieciocho. En esa ocasión, la familia entera se reunía, y se podía observar un ambiente familiar armonioso y agradable. Cuando una amistad íntima era invitada, las charlas se tornaban cada vez más animadas, y se formaba una atmósfera de tanta alegría, que daba la impresión de una comida en el Paraíso Terrenal.

En los días impares, luego de comer, se exhibían filmes para entretenimiento de los servidores, en Sakemi, y Meishu sama también los miraba acompañado de Nidai sama. A ella le gustaba mucho el cine y acostumbraba a decir: “Yendo al cine, nos tornamos más inteligentes”.

En el caso de que algún servidor no asistiese al filme debido a sus quehaceres, Meishu sama hasta lo reprendía: “Debía haber ido y dejado su tarea en la cocina para después. No debe perderse filmes como ése”.
‘KIGO’ (Escritura hecha con Pincel)

A partir de las diecinueve horas, cuando no había exhibición de cine en el período de descanso luego de comer, Meishu sama se dedicaba a escribir los caracteres de la Imagen de la Luz Divina y de Ohikaris. En esos momentos, también escuchaba radio. En los días de calor llegaba a escribir hasta con los hombros desnudos.

Realizaba esa labor durante una hora y media. Su destreza era sobrehumana. Hacía de cien a doscientas Imágenes y de seiscientos a setecientos Ohikaris en una hora. Por eso, los tres servidores que lo ayudaban tenían que ser ágiles y trabajar al mismo ritmo, ejecutando la tarea con perfecta sincronización.

Meishu sama decía: “Esta es una verdadera línea de montaje”, y aún más: “Yo tomo partido por la eficiencia”. Sonriendo agregaba: “A ustedes les llevará por lo menos tres años para hacerse hábiles”.

Las letras que Él escribía quedaban impregnadas de una energía extraordinaria y de un amor infinito; ejercían una enorme atracción. Cierto calígrafo lo alabó diciendo: “Es un artista maravilloso. Insuperable aún ejercitándose la vida entera”. En esa época, acababa de ser construído el Museo de Bellas Artes. Por eso, luego de terminar con el “kigo”, Meishu sama se quedaba hasta las 21:00 leyendo e investigando libros sobre Arte. Los principales eran de la colección de Eumorfopoulus, y los cuadernos de Hakutsuru y SeisansoSeisho (pertenecientes al Museo de Bellas Artes Nezu).

Además, leía colecciones de obras universales, a Taisho Meikikian, etc.
MASAJES EN LOS HOMBROS

A las 21:00 horas Meishu sama descansaba escuchando los noticieros en la radio. Mientras tanto los servidores le hacían masajes en los hombros, y también a Nidai sama y a la tía. Todos, unánimemente afirmaban que los hombros de Meishu sama eran extremadamente suaves, sin ningún endurecimiento.

No era raro que las purificaciones de los servidores disminuyeran por el simple hecho de hacerle masajes. Algunos de ellos, satisfechos, decían: “Es un placer masajear los hombros de Meishu sama. Recibí muchas bendiciones con esa práctica”.

LA CENA LOS INFORMES

Meishu sama realizaba un refrigerio a las veintidós y treinta. Era una comida liviana: comía un sandwich, una fruta o fideos. Siempre oyendo radio.

Finalizado el noticiero, todos los servidores iban a llevarle sus saludos y agradecer por la protección recibida durante el día. Terminaba así un día más de trabajo de los servidores. Después, aunque surgiese alguna tarea, era el mismo Meishu sama quien la ejecutaba. Jamás los llamaba nuevamente, exceptuando a aquéllos que tenían tareas especiales.

Cierto día, más o menos a media noche, Meishu sama quiso tomar una soda. Un servidor que aún estaba trabajando, le dijo que iba a llamar a una de las señoras. Meishu sama le respondió: “No es necesario, creo que ya están durmiendo. Deje que yo voy a buscarla. Está en la heladera”. Y Él mismo iba a buscarla. Por otro lado si encontraba la heladera con la puerta abierta o desarreglada por dentro, al día siguiente llamaba al responsable y lo reprendía. Meishu sama era al mismo tiempo muy amable y muy severo.

Después del saludo de la noche, recibía de manos del secretario los informes referentes a los diversos sectores de la Institución. De acuerdo con el movimiento diario, transmitía las orientaciones adecuadas.

En lo concerniente a la difusión, Meishu sama estudiaba las condiciones para la expansión de la Institución, no sólo en Japón sino también en el exterior. Estaba siempre atento a las purificaciones ocurridas en el mundo. Y a los resultados del Johrei transmitido por los fieles.

Recibía, también, informes diarios sobre el número de visitantes al Museo de Bellas Artes, separados en miembros y público. Basado en esos informes, Meishu sama daba sus orientaciones.

Investigó también, con inusitado interés, sobre Agricultura Natural, procurando saber la situación de aquéllos que la divulgaran y las influencias del clima, la lluvia, los vientos, la temperatura, entre otros factores, sobre los cultivos.

MEISHU SAMA DICTABA SUS

ENSEÑANZAS Y POEMAS

La lectura de los diarios terminaba aproximadamente a la media noche, y seguidamente Meishu sama comenzaba a dictar sus Enseñanzas o poemas. Así es como eso se procesaba. Un servidor, encargado de las anotaciones en los últimos años de la vida de Meishu sama, nos cuenta que el Maestro le dijo un día: “De hoy en adelante cuando yo lo llame, es para que anote lo que le voy a dictar. Tome lápiz y papel y venga corriendo”.

Por lo tanto, cuando era llamado, venía inmediatamente, lápiz y papel en mano, aunque Meishu sama estuviese en el baño o en el jardín. Si algún título le venía a su mente, estuviera donde estuviese, Meishu sama llamaba al servidor y le pedía que lo anotase. Siempre había de treinta a cuarenta títulos anotados. A la noche, el servidor los leía y Meishu sama escogía uno para desarrollarlo. Había títulos anotados para un mes.

Meishu sama dictaba ininterrumpidamente, pero con facilidad y sin ninguna excitación. Esperaba que el servidor terminara cada párrafo y continuaba dictando. Las Enseñanzas generalmente eran largas, llenaban tres o cuatro páginas y Meishu sama dictaba tres o cuatro por noche. En ocasión de las ceremonias, el salmo era pedido a Meishu sama con más o menos una semana de anticipación. El decía: “Bueno...” y se ponía a reflexionar durante uno o dos minutos, transmitiéndose Johrei en la nuca. Luego decía: “Traiga la lapicera”, y comenzaba a componer con una rapidez extraordinaria. Hacía unos treinta poemas en apenas veinte minutos. Una persona que sirvió a Meishu sama anotando lo que Él dictaba, escribió lo siguiente: “Aquellas extraordinarias composiciones fluían como una corriente de agua. Las palabras salían fáciles y agradables. Después de escritas, bastaban dos o tres correcciones y quedaban perfectas. Son composiciones simples, cristalinas, concisas, y se caracterizan por poder ser fácilmente asimiladas por cualquier persona. Las explicaciones de Meishu sama son accesibles y hechas con sinceridad. Las ideas esenciales se hallan expresadas con convicción y en una forma perfecta.

Son palabras iluminadas, de un ser sobrenatural. Revelan un gran amor y una fuerza capaz de transformar al mundo. Su inmenso amor despierta en el hombre el amor amplio, extensivo a toda la humanidad, y elimina los pecados y la infelicidad”. Si las anotaciones terminaban antes de la hora prevista, Meishu sama escuchaba la lectura de testimonios sobre gracias alcanzadas por los fieles o de artículos enviados por otras personas. Muchas veces mientras escuchaba, se levantaba y comenzaba a hacer gimnasia. La primera vez que un servidor presenció la escena, se quedó perplejo. Pero Meishu sama le dijo sonriendo: “Yo como equilibradamente, pero siento la falta de gimnasia”. Desde entonces, repetía esos ejercicios físicos todas las noches en que sobraba el tiempo. Meishu sama cuidaba bien de su físico. Los testimonios de fe lo deleitaban. Cuando oía un relato que mostraba detalladamente los efectos positivos del Johrei sobre las personas atacadas de fuertes intoxicaciones producidas por medicamentos, muchas veces Él se emocionaba hasta quedar con lágrimas en los ojos.

“Mientras leía tuve la sensación de que mi corazón iba a pararse, de que mi cuerpo se contraía”, así expresó un servidor su emoción en cierta oportunidad. Además, llegaban diariamente cerca de siete u ocho cartas escritas por los fieles y Meishu sama las leía a todas. Cuando lo creía necesario respondía personalmente.
REPOSO

A las dos de la mañana, Meishu sama comenzaba a prepararse para dormir. “Por hoy es todo”, decía.

En invierno, Él mismo apagaba el fuego del brasero y arreglaba el “kotatsu” (calentador colocado en una caja con alambre tejido y cubierta con una colcha, destinado a calentar los pies). Muchas veces la tía, aun levantada, intentaba ayudarlo, pero Meishu sama le decía: “Deje que yo mismo lo hago”. Apagaba hasta las brasas más insignificantes, iguales a la luz de una luciérnaga. En seguida, se acostaba hasta que el sol volvía a brillar. Esa era la vida cotidiana de Meishu sama, a menos que hubiese algún viaje especial cuyo objetivo fuese la difusión.
LECTURA Y PRACTICA DE LAS ENSEÑANZAS

SOY EL ÚNICO ORIENTADOR

Creo que fue alrededor de los años 1948 ó 1949. En ocasión de una entrevista colectiva con Meishu sama, recibimos la siguiente Enseñanza: “Soy el único orientador”. En aquel momento me di cuenta de que aquélla era una declaración importantísima, que yo debería conservar conmigo por toda la existencia, grabada profundamente en el corazón y así ha sido hasta el día de hoy.

Un miembro calificado

PEDIR ORIENTACIÓN NO ES LO MISMO QUE PEDIR CONSENTIMIENTO

El hecho que paso a relatar se dio luego de la conclusión del Kanzantei (Solar de Contemplación de la Montaña), en Hakone. Cierto día, cuando yo estaba ordenando las Enseñanzas al lado de Meishu sama, un Dirigente del Templo lo buscó para recibir orientación sobre cierto asunto. Meishu sama lo oyó sin interrumpir su trabajo de redacción. Percibí sólo el final de la conversación, cuando nuestro Maestro dijo: “Sí, haga de ese modo”, a lo que el Dirigente respondió: “Entonces, así lo haré”, y se despidió. Después, Meishu sama me preguntó: “¿Usted entendió lo que fue dicho hace un rato?” Como no había estado prestando atención, respondí: “No, no entendí.” Entonces Él me dijo riendo: “En verdad, ni yo mismo entendí bien. Pero percibí claramente que esa persona planeó todo antes de venir a hablarme del hecho. Aparentemente parecía haber venido a recibir orientación, sin embargo vino sólo para obtener mi consentimiento. Por eso le dije que hiciese tal como se lo había propuesto. Él dijo que deseaba hacer así y así, entonces le dije que así lo hiciese.”

Entendí que cuando vamos a trabajar en la Obra Divina debemos conocer hechos como ése.

Un miembro calificado

EL FRACASO TAMBIÉN ES IMPORTANTE

Meishu sama siempre decía: “Cuando digo que hay que hacer algo, es para hacerlo inmediatamente” o “Basta que practique fielmente lo que digo. Esto es Enseñanza.”

Cuando le hacíamos un informe diciendo: “Fracasé”, Él nos respondía: “Esté seguro. El fracaso también es una de las cosas importantes de la vida.”

En aquella época, cuando veía a alguien que era reprendido por Meishu sama, sentía envidia. Porque entendía profundamente que detrás de aquella censura, Meishu sama estaba enseñando con todo cariño.

Un miembro calificado

YO ESCRIBO Y USTEDES ORGANIZAN

Meishu sama siempre decía: “Basta con que estén recibiendo mi orientación.” Y un día le pregunté: “¿Sólo debo ir cumpliendo una a una sus palabras?” El me respondió:“Así es.”

Luego de eso comenzó el trabajo de editar y ordenar el libro de Enseñanzas.

Acerca de ese trabajo, le hice a Meishu sama otras preguntas, a lo que me respondió: “La Biblia también fue escrita por los discípulos. Este tipo de trabajo, pues, son ustedes quienes deben hacerlo. Yo difundo las Enseñanzas cada vez que llega el momento. Y ustedes son los que deben codificarlas, por eso no es necesario estar preguntándome todo el tiempo” . Y Meishu sama también dijo: “Los jóvenes, que tienen futuro, deben tener las enseñanzas como base. A través de ellas necesitan afianzar una ideología y si no fuese así, no podrán realizar una buena labor”.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

NO SE DEBEN INTERPRETAR LAS ENSEÑANZAS EN FORMA VAGA

Oí decir que Meishu sama, cuando escribía las Enseñanzas, se esmeraba y en algunos casos, revisaba hasta más de veinte veces el mismo texto. Por lo tanto, es importante que tengamos siempre en mente que fueron escritas con toda el alma, y estudiarlas con ese mismo espíritu.

Cuando cometíamos algún error, era común que fuéramos reprendidos por Meishu sama. Eso era una constante, principalmente con los dedicadores que servían a su lado. En esas ocasiones Meishu sama siempre indagaba: “¿Está leyendo las Enseñanzas?” Si la persona respondía: “Sí, estoy leyendo”, Él preguntaba: “¿Cuántas veces?” Si la persona estudiaba las Enseñanzas de modo vago y respondía con palabras vacilantes: “Y... una o dos veces”, era severamente amonestado: “De ese modo usted está completamente en falta en lo que a lectura se refiere”.

Kaicho (Presidente)

POR MAS ATAREADOS QUE ESTÉN, LEAN POR LO MENOS TREINTA MINUTOS POR DÍA

En la época en que yo dedicaba al lado de Meishu sama, cuando se cometía alguna falla, era común escuchar la indicación: “¿Está leyendo las Enseñanzas?” Principalmente en sus últimos años, alrededor de 1954, Meishu sama se tornó más severo y aunque la falla fuese insignificante, llamaba la atención preguntando: “¿Estás leyendo las Enseñanzas?”

Y cuando algo sucedía, decía: “Como la purificación se está tornando más severa, por más atareados que se encuentres, lean por lo menos treinta minutos por día.”

Un dedicador

LEA CON EL CORAZÓN, ÁVIDAMENTE

Por mi falta de seriedad, un día ocurrió lo siguiente: Alrededor de 1948, en la época en que la Sede Provisoria era en el barrio de Shimizu, en Atami, busqué a Meishu sama para tratar algunos asuntos. Después de concederme varias orientaciones, Meishu sama me preguntó:

“¿Usted está leyendo ‘Cimiento del Paraíso’?”

“Sí, estoy leyendo.”

“¡Qué extraño! Creo que usted no está leyendo.”

Como yo leía con atención, inmediatamente le contesté: “Leí varias veces.”

Entonces, El me preguntó: “¿Con qué parte del cuerpo lee usted?”

Ante una pregunta tan extraña, pues sólo podía ser con los ojos, por un momento no entendí el significado de la pregunta y sin pensar, respondí: “Leo con los ojos.”

“Entonces está leyendo con esto y señaló el ojo ¿no es cierto?”

“Sí, señor.”

“Así no va a andar. Usted dice que está leyendo, pero no veo que eso se manifieste en la práctica. Si usted no aplica lo que lee, es como si no estuviese leyendo. Por lo tanto, no basta leer sólo con la cabeza, lea con el corazón, ávidamente.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

ENSEÑANZA, JOHREI, DEDICACIÓN

Siempre que ocurría algo, Meishu sama preguntaba:

“¿Está leyendo las EnseÑanzas?”

“¿Está transmitiendo Johrei?”

“¿Está dedicando?”

Deseo dedicarme a la Fe, llevando estas palabras firmemente arraigadas en el corazón.

Kaicho (Presidente)

LAS FALLAS TAMBIÉN OCURREN POR FALTA DE LECTURA DE ENSEÑANZAS

Como Meishu sama trabajaba siempre atento, en unión con Dios y en estado de plenitud, cuando nosotros, los dedicadores, salíamos de sintonía, por poco que fuese, enseguida nos llamaba la atención.

En esos momentos, Él, infaliblemente preguntaba acerca del currículo de nuestra fe: “¿Cuántos años hace que se hizo miembro? ¿Quién le otorgó Ohikari? ¿Ya dedicó en la difusión de la doctrina?”

En caso de que fuera un miembro nuevo (de más o menos un año desde su ingreso) lo perdonaba, tomando actitudes generosas. Pero cuando la persona respondía: “Soy miembro desde hace cinco años”, o “Ya dediqué en la difusión de la doctrina”, Él advertía con severidad: “¿Qué tipo de Fe vino profesando en estos cinco años?”, y completaba: “Lo que digo y hago, está todo escrito en mis libros; por lo tanto, si ustedes cometen errores es porque están en falta con la lectura. Lean más y más.”

Meishu sama vivía siempre en esa actitud, en ese estado de unión con Dios, por lo tanto nosotros también, observándolo, procurábamos dedicar sintonizados en Él.

Un dedicador

ELEVACIÓN DE LA FE MEDIANTE LA LECTURA DE ENSEÑANZAS

Cuando Meishu sama concluía el texto de una Enseñanza, enseguida recurría a alguien para probarlo.

Cuando concluyó el texto: “El hábito de mentir”, Él me preguntó: “¿Usted leyó esa Enseñanza?”, y afirmó a continuación: “Las personas de la actualidad viven mintiendo y sólo se dan cuenta de eso cuando son puestos contra la pared”. Al mismo tiempo que Él me examinaba, también me incentivaba a la lectura de las Enseñanzas.

Cuando cometíamos alguna falla, enseguida preguntaba: “¿Usted está leyendo las Enseñanzas?”

Por mínima que fuese la falla, enseguida decía: “Lea las Enseñanzas.” Realmente cuando faltábamos con la lectura, nuestro sentimiento se oscurecía y, evidentemente, cometíamos errores. Cada vez que eso sucedía, Meishu sama infaliblemente, indagaba: “¿Usted está leyendo las Enseñanzas? ¿Cuántas horas por día?”

Un dedicador

LEA LAS ENSEÑANZAS PERO TAMBIÉN LAS PUBLICACIONES EN GENERAL

Conviene recordar que, impresionados, y por ventura demasiado, con las Enseñanzas, casi siempre reaccionábamos tendiendo a despreciar las cosas relacionadas con las épocas pasadas, como algo perteneciente a la Era de la Noche.

Atenerse, demasiado al pie de la letra al incentivo de leer repetidas veces las Enseñanzas, era un motivo para adquirir el pensamiento estrecho de que con leer las Enseñanzas ya bastaba. Y entonces se pasaba a no apreciar más otras lecturas. Hay personas que llegaban al extremo y usaban tal pensamiento estrecho como útil pretexto para ocultar su propia indolencia.

Todos se sorprendían con la vasta erudición y extraordinaria memoria de Meishu sama, que siempre nos incitó a que busquemos ampliar nuestro campo de conocimiento. Principalmente la sed de aprender, Él la apreciaba como “Virtud Divina que el hombre posee”. Él mismo, en sus últimos años de vida, aun en el período más atareado, no sólo oía la radio, sino también leía más de diez periódicos por día, y libros sobre los asuntos más diversos arte, arquitectura y otros con inigualable entusiasmo.

En una ocasión ocurrió lo siguiente: Entre los dedicadores, había uno que venía actuando extrañamente. Entonces, Meishu sama le preguntó si estaba leyendo las Enseñanzas.

El respondió: “Sí, las leo diariamente, repetidas veces.”

“¿Y ha leído otros libros?”

“No, no he leído mucho.”

Entonces Meishu sama le dijo: “¡Ya sabía! Pero no debe ser así. Usted debe leer en primer lugar los libros en general y en segundo, las Enseñanzas.”

Kaicho (Presidente)

NO LEER LAS ENSEÑANZAS ES LO MISMO QUE ESTAR OBSTRUYENDO LA OBRA DIVINA

“¿Está leyendo las Enseñanzas?”. Esa pregunta nos la hacía cada vez que cometíamos algún error.

Recibíamos esa advertencia cuando, sin duda alguna, nuestra alma estaba manchada y había una grieta en nuestro espíritu. Generalmente, era cuando estábamos obstruyendo la Obra Divina.

Un dedicador del Museo de Arte

En todo debe haber equilibrio

Pensando en seguir fielmente las palabras de Meishu sama: “Lea de todo”, pasé a leer demasiadas novelas y dejé de leer Enseñanzas. En esa ocasión, Meishu sama me reprendió severamente: “De ahora en adelante, deje totalmente de leer novelas, ¡quémelas!” Y me enseñó que no debemos pender hacia un solo lado, aunque la tendencia humana se haya volcado hacia el desequilibrio...

Un dedicador

LEAN LOS DIARIOS Y TAMBIÉN LAS NOVELAS

En una ocasión, en Hakone, Meishu sama dijo lo siguiente: “El hombre de la actualidad debe leer muchos diarios y novelas. Naturalmente no puede descuidar la lectura de las Enseñanzas.”

Un dedicador

NO DEBE OIR CON LIGEREZA MIS PALABRAS

En los primeros días en que tuve permiso de dedicar al lado de Meishu sama, escuchaba cada una de Sus palabras con toda seriedad y dedicaba siguiéndolas al pie de la letra. Pero por desgracia, a medida que me iba acostumbrando, había momentos en que inadvertidamente, dejaba de escucharlo con atención. Entonces un día Meishu sama me dijo: “Lo que yo digo, hasta lo más insignificante, ni una pizca de ello debe ser tomado a la ligera. Basta sólo con escucharlo dócilmente y practicarlo. Si cumplen lo que digo, aunque la gente hable mal de ustedes o los aborrezca, no deben asombrarse.”

Un dedicador

EN VEZ DE PRACTICAR CON ÍMPETU, PRACTICAR CON OBEDIENCIA

Dedicando junto a Meishu sama, cuando cometíamos algún error, enseguida éramos severamente advertidos. Cierto día, cuando le dije: “Lo siento mucho, de ahora en adelante haré todo con más ímpetu”, Él me respondió: “Esa impetuosidad es el problema. Debe hacer todo normalmente. Basta con que obedezca lo que yo digo.”

Un dedicador

LA FE NO ARRAIGADA NO ES VERDADERA

Meishu sama dijo una vez: “En vez de orar o hacer pedidos con fervor, me siento más contento si practican aunque sea sólo una cosa o la mitad de aquello que yo dije”. Recibí siempre Su Enseñanza: “La fe asimilada Asimilar la fe y si ella no fluyera naturalmente no sería verdadera.”

Un dedicador

La fe obtenida a través de la salvación altruista

Fui por primera vez a la casa de Meishu sama a causa de una dolencia de mi hermano menor.

En aquella ocasión, Meishu sama me habló sobre el camino de la fe correcta y concluyó diciendo: “La fe no debe ser sólo para la propia salvación; ella debe ser cultivada a través de la salvación altruista. Nuestra Institución enseña justamente ese camino de salvación altruista que cualquier pesona puede realizar. Usted tiene esa misión, por eso tiene que entrar en este camino y practicarla.”

Yo nunca había pensado en la fe o en la salvación de las personas y como no tenía autoconfianza, le dije: “Usted la practica desde hace decenas de años y por eso, dice claramente que yo puedo, pero hasta ahora nunca practiqué ninguna acción religiosa; por que eso es imposible para mí.”

Entonces él me respondió serenamente: “¡Es natural pensar así! Pero cualquier persona logra seguir ese camino sin mayores problemas. ¡Más adelante entenderá!”

Me despedí y volví a la sala de espera, donde permanecí observando a los enfermos que allí se encontraban.

Las personas que sufrían recibían Johrei y partían andando con facilidad. Así advertí que Meishu sama tenía razón y comencé a interesarme. La vez siguiente, Meishu sama me preguntó: “¿Cómo es esto? ¿A usted le gustan o no le gustan estas cosas?” “Me gustan”. respondí, y en aquel momento tomé la decisión de seguir únicamente la Obra Divina e ingresé en Sekai Kyusei Kyo.

Un miembro calificado

PRACTICANDO DE ACUERDO CON LAS PALABRAS DE MEISHU SAMA,

DUPLICO EL NUMERO DE FRECUENTADORES

Una vez fui severamente reprendido por Meishu sama, en una entrevista colectiva que tuvimos en el Kanzantei. Cuando el precio del tratamiento (gratitud por el Johrei) era de un yen, Meishu sama dijo que empezáramos a cobrar dos yenes, y yo no lo hice. Sucede que mi Difusión estaba localizada en el interior, y pensé que si elevaba el precio, la gente podría imaginar que nuestra religión era interesada. Así, continué cobrando sólo un yen. Después de tres meses, un día en que los participantes de la entrevista éramos pocos, Meishu sama, repentinamente, se volvió hacia mí y dijo: “¡Hay un error en sus cálculos!” En esa época, presentábamos mensualmente un informe de Johrei a Meishu sama, pero como no podía informar mentiras, calculé todo sobre la base de un yen. Entonces fui advertido por Él. Pensé: “Fui descubierto”, y quedé cabizbajo. Entonces Él me dijo: “Si treinta personas recibieron Johrei y constan aquí treinta yenes, resulta un yen por persona. ¿No le dije que empezara a cobrar dos yenes? Debe hacerlo como le dije. Así, usted está menospreciando a Dios”. Y agregó: “Puede elevar el precio. Cuanto más caro, mejor será. Como usted todavía no entendió eso, está actuando de acuerdo con su convicción, pero, en adelante, tenga cuidado”.

Así, inmediatamente me corregí, pero continué pensando si no disminuiría la frecuencia. Sin embargo, lo pensé bien, y como eran palabras de Meishu sama, quien manifestaba inigualable fuerza, decidí actuar obedientemente y, a partir del día siguiente, empecé a cobrar dos yenes. Lo que yo pensaba estaba totalmente fuera de lugar, pues actuando según Su orientación, se duplicó la frecuencia y los milagros también se hicieron constantes, dejándome sorprendido en cuanto a la diferencia entre la inteligencia divina y la humana.

Un miembro calificado

LAS PALABRAS DE MEISHU SAMA SON ABSOLUTAS

Cuando fui por segunda vez a la entrevista colectiva, Meishu sama me dijo: “Usted debe ir a Kyoto”.

Temeroso, pensé: “¿Por qué debo ir a Kyoto? ¿Qué inconveniente hay en que yo me quede en Ashiya? No veo la necesidad de ir a Kyoto.” Pero, como Meishu sama me había dicho: “Busque una casa en Kyoto”, aun sin entender el por qué, como en esa época mi hermana residía allí, le pedí que buscase una casa para mí. Mi hermana también pareció extrañarse, pero sin demoras, encontró varias casas.

Así, fui una o dos veces a verlas pero, como en esa época todavía no entendía que las palabras de Meishu sama eran absolutas, me decía: “Esta no me gustó”, y dejaba pasar el tiempo. En ese momento, tres o cuatro veces Meishu sama me preguntó: “¿Encontró la casa? ¿Se va a mudar?”

Pero, desdichadamente, seguí menospreciando Sus palabras. Entonces, ocurrió una de las devastaciones de la guerra y como consecuencia, debí mudarme forzosamente a Kyoto. Recordando veo que, si en esa ocasión hubiese aceptado, obedientemente, las palabras de Meishu sama, y hubiese buscado casa de inmediato y me hubiese mudado, no habría sufrido los daños de la guerra. Sea como fuere yo era un tonto, que no entendía que las palabras de Meishu sama eran absolutas.

Kyokaicho (Un dirigente del templo)

LAS PIERNAS EXISTEN PARA CAMINAR

Todo lo que Meishu sama nos dice es Enseñanza. Yo iba siempre en auto a recibir Johrei. Un día Meishu sama me preguntó: “¿Usted todavía viene en auto? ¿Dentro de la casa también anda en auto?” Respondí: “No, Señor.” Entonces, me dijo: “Dios nos dio las piernas para caminar, por lo tanto, venga caminando. Si no lo hace así, no le transmitiré más Johrei.”

Aun caminando despacio, una persona normal hacía aquel recorrido en más o menos veinte minutos, pero la vez siguiente, siguiendo Su orientación fui a pie y tardé una hora. En el camino pasé muchas dificultades, sufrí hasta por falta de aire. Sin embargo, seguí caminando y pensaba: “Tengo que hacerlo como me fue dicho”. Cuando comencé a recibir Johrei, comenzó la purificación. Y con la purificación, no podía alimentarme. Entonces, Meishu sama me preguntó: “¿Usted se está alimentando? y ¿por qué no come?”

Le respondí: “Si me alimento, tengo diarrea más de diez veces al día; por eso no puedo comer.” Entonces Meishu sama me dijo: “Usted no sabe esforzarse ¿no?”

Como no entendí, pregunté: “¿Qué significa eso?”

“Aunque sea dirigido por un maquinista de alto nivel que tenga un carnet de habilitación, si no ponemos carbón en el tren, no avanzará. Así, si usted no se alimenta, no habrá progreso en su restablecimiento. Por más que yo dirija bien, no vale de nada. Por eso, si usted no pone el carbón, yo desisto.”

Pensé: “Si es así...”, y comencé a comer. Como no podía comer arroz normal, lo enfriaba en el hielo y lo comía ensopado en el té. Haciendo así, como Meishu sama me había dicho, recibiendo continuamente Johrei, después de seis meses, ya podía levantarme.

Un miembro calificado

LO QUE ME CAUSA MAYOR FASTIDIO ES LA FALTA DE OBEDIENCIA

Meishu sama decía con frecuencia: “Una persona de memoria débil es fácil de curar, pero las que no son obedientes son las que me causan mayor fastidio. Por ejemplo, en la construcción, hay personas que no trabajan como yo indico. Entonces, ordeno que rehagan y ellas hacen justamente lo contrario. Hacen y rehacen muchas veces. Es realmente un juego de paciencia. Según el caso, desisto y lo dejo así.”

Un dedicador

HACERSE EL HUMILDE TAMBIÉN PUEDE PRODUCIR NUBLAMIENTOS

Sucedió después de una entrevista colectiva. Inmediatamente después de una clase de iniciación, Meishu sama me invitó a comer con Él. Como de costumbre, me rehusé y agradecí. El me advirtió: “Si lo estoy invitando, no es para mantener apariencias, por lo tanto, debe aceptar con obediencia. Hacerse el humilde, significa estar rechazando merecimiento divino.”

Un miembro calificado

ANTES DE PODER ACTUAR DE ACUERDO CON LAS ENSEÑANZAS ES NECESARIO PURIFICAR

Meishu sama decía: “Lo más fácil es hacer las cosas en la medida exacta. Caminar por el medio del camino es lo más fácil.” Sin embargo, para nosotros, resultaba ser lo más difícil. Después de larga reflexión, saqué en conclusión que, perfeccionándose y purificando poco a poco, nuestro egoísmo iría disminuyendo y en cuanto al restante, Dios nos ayudaría. En consecuencia, seríamos elevados a un punto que nos permitiría caminar por el medio del camino. Un día me referí a ese asunto con Meishu sama: “Cuando purificamos hasta cierto punto, Dios nos concede Su gracia y las cosas comienzan a suceder bien,¿no es así?”. El me respondió: “Sí, es así.”

Entonces llegué a la conclusión de que, para poder actuar según la orientación de Meishu sama, tendríamos que ser antes purificados.

Un dedicador

VENGA, AUNQUE LLEGUE A ALTAS HORAS DE LA NOCHE

Inmediatamente después de la guerra, las condiciones para asistir a las Entrevistas eran pésimas. La gente subía a los trenes hasta por las ventanas, y por lo tanto, cuando estaba con fuertes purificaciones, yo no asistía. Asistía regularmente, pero creía que en el caso de purificación intensa, era admisible faltar. En cierta ocasión, dejé de asistir tres veces consecutivas. Entonces recibí una carta expresa de la esposa de uno de los dedicadores de Meishu sama, donde escribió: “Miembro calificado, no deje de asistir a la próxima Entrevista. En verdad, cuando usted no pudo asistir, mi marido lo disculpó ante Meishu sama y hoy, a la hora de la ceremonia, suplicó:‘Meishu sama, perdone por lo menos una vez más, por favor’. Por lo tanto, no puede dejar de asistir la próxima vez.” Me asusté con eso y en adelante asistí a las entrevistas, cualquiera fuese el motivo que tuviera para faltar. Meishu sama me dijo: “Debe venir, aunque llegue a altas horas de la noche.”

Kyokaicho Un Dirigente del Templo

ORACION,CULTO Y PENSAMIENTO

VENGA, AUNQUE TENGA QUE DESPERTARME A ALTAS HORAS DE LA NOCHE

Meishu sama me decía: “Venga a cualquier hora, aunque tenga que despertarme a altas horas de la noche, para pedir consejos. Pero, fundamentalmente, es preciso que asista el día primero de cada mes, día de la Entrevista para los miembros calificados. Siempre que venga ese día, los demás, puede hacerlo a cualquier hora.”

Kyokaicho Un Dirigente del Templo

HACER ESPERAR A DIOS PERTURBA EL MUNDO ESPIRITUAL

Cierta vez, cuando Meishu sama residía en Hakone, sabiendo a través de la radio que había dejado de operar el tren que escalaba la montaña a causa de una tempestad, hizo atrasar el comienzo de la Entrevista. En aquella ocasión, según supe después, Meishu sama atrasó el horario de la Entrevista, por mi causa, diciendo: “Vamos a esperar cinco minutos más.” Acostumbrado a oir que Meishu sama decía: “Hacer esperar a Dios, aunque sea por uno o dos minutos, ocasiona un gran trastorno en el Mundo Espiritual”; cuando supe que Él me esperó por cinco minutos, tomé conciencia de que había hecho algo desastroso y fui a disculparme. A partir de entonces, por todos los medios, empecé a asistir a las Entrevistas con puntualidad.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

EL OBJETIVO DEBE SER LO MAS AMPLIO POSIBLE

Muchas veces, cuando estábamos desanimados, Meishu sama nos animaba diciendo: “El hombre, aunque sufra las peores presiones y pérdidas y se zambulla en el fondo del abismo de la aflicción, si poseyera una gran fuerza para reaccionar, conseguirá grandes cosas. Naturalmente, lo mismo sucede con el país. Aunque se enfrente con la desgracia de ser destruído, si posee una gran fuerza de reacción, sin duda logrará levantarse y un día prosperará.” También dijo: “El hombre debe ser hasta cierto punto presuntuoso. Los grandes presuntuosos, invariablemente, logran un cierto grado de éxito.” Con esto no quería decir que debiéramos mentir, pero sí que el hombre debe tener siempre un sueño y que su objetivo sea lo más amplio posible.

Un dedicador del Museo de Arte

ASISTIR A LAS ENTREVISTAS AUN SUPERANDO DIFICULTADES

Una de las Entrevistas realizadas en el Hozan So, Solar de la Montaña Preciosa, fue en un día de mucha lluvia, y por eso, sólo asistieron cinco personas cuando normalmente iban diez. Meishu sama dijo: “Con tanta lluvia vienen pocas personas, pero es en estos días cuando Dios nos habla sobre cosas interesantes.”

Al oir eso, sentí que debía asistir a los Cultos, aun superando dificultades.

Un miembro calificado

EL VERDADERO FIEL ES AQUEL QUE VENCE LOS OBSTÁCULOS PARA ASISTIR A LA ENTREVISTA

Alrededor del mes de junio, en la Entrevista realizada en el Kanzantei, el número de participantes era reducido. Inmediatamente después del fin de la Oración fui al encuentro de Meishu sama.

De inmediato le informé el número de participantes a la ceremonia. Como la frecuencia era muy pequeña, El se extrañó y me preguntó: “¿No cree que es muy poco?” Yo, de inmediato, sin pensar, respondí: “Sí, Señor. Creo que debe ser porque es el período de cosecha en la agricultura.”

Entonces, Meishu sama me advirtió severamente: “¿Qué? ¿Cómo está considerando usted el día de la Entrevista? El verdadero miembro es aquél que aunque esté atareado en sus servicios, asiste, venciendo todo tipo de obstáculos. ¿No quieren recibir Gracias? ¿Cómo que no pueden venir por causa de la cosecha? Con ese pensamiento estrecho, el trabajo tampoco irá bien. En principio, si tuvieran el pensamiento de participar de la Entrevista, Dios haría que no haya impedimentos, de ninguna manera. Vaya a averiguar bien”.

Fui a averiguar inmediatamente y supe que, realmente, no era por causa de la cosecha, como había pensado, sino porque había ocurrido un accidente con el tren. Le transmití la noticia a Meishu sama y Él, deliberadamente, atrasó el horario de la Entrevista por más de treinta minutos, para esperar que los miembros se reunieran.

Con la intención de colaborar, yo había contestado precipitadamente lo que pensaba.

Para mí ese hecho fue una experiencia realmente amarga.

Recordando ahora, quedo admirado del sentido de observación aguda de Meishu sama.

Un dedicador

¡¿PASAR POR OTROS LUGARES ANTES DE LA ENTREVISTA...?!

Un día, durante la entrevista comenté distraídamente: “Hace un rato, cuando venía para acá, pasé por la casa de un amigo...” Entonces, Meishu sama me dijo: “La entrevista también es parte de la Obra Divina. No debe pasar antes por otros lugares, en ocasiones tan importantes”.

Desde entonces, cuando voy a la Institución, evito pasar antes por otro lugar.

Un miembro calificado

EL CAMINO LARGO PUEDE SER MEJOR, SEGÚN LA PERCEPCIÓN DE MEISHU SAMA

Si no me equivoco, en los días 15 ó 16 de Septiembre de 1948, la línea ferroviaria entre Utsunomiya y Tokyo estaba totalmente destruida e intransitable, a causa de un violento tifón.

Como quería, de cualquier modo, entrevistarme con Meishu sama, busqué una agencia de turismo que, naturalmente, nada pudo hacer. Me dijeron, sin embargo, que yendo por otro camino, que da una gran vuelta por el Estado de Niigata, podría llegar a Tokio; entonces compré el pasaje. Pero no tenía deseos de tomar el tren que iba para ese lado. Después de haber dejado pasar dos, tomé el tren para la ciudad de Oyama con el pensamiento: “Que sea lo que Dios quiera.”

Hice combinación en Oyama, fui hacia Sano, y de allí, finalmente, hacia Tatebayashi, pero desde allí no pude seguir. Cuando pensaba qué hacer, supe que iba a salir un tren cargado de materiales para la restauración, con destino a la ciudad de Kamatani. Después de pedir encarecidamente, conseguí tomarlo y me dirigí hacia aquella ciudad. De allí en adelante, todo sucedió bien y logré llegar a Tokyo para participar de la Entrevista en Hakone.

En la hora de la entrevista, Meishu sama al verme sentado en el fondo, me preguntó asombrado: “¿Cómo es que usted vino?” Esas palabras eran por demás gratificantes para una persona común como yo. Emocionado, conté en detalles mi viaje. Enseguida me preguntó: “¿Cómo va a volver?” Como no sabía nada acerca de cómo iba el trabajo de reparación de la línea nordeste, vacilé y respondí indeciso: “Volveré por el mismo camino por el que vine.” Entonces, Meishu sama lo aprobó con palabras firmes: “Sí, así es mejor.”

Al regreso, cuando llegué a la estación de Ueno, quedé momentáneamente indeciso, pues parecía que el tránsito de regreso se estaba normalizando poco a poco, pero decidí regresar dando esa vuelta, como le había dicho a Meishu sama.

Más tarde supe que, como aseguró Meishu sama, siguiendo ese camino, había llegado más rápido a casa.

Hasta hoy recuerdo la profunda emoción que sentí en aquella ocasión.

Kyokaicho Un Dirigente del Templo

CONTENER LA PRECIPITACIÓN TAMBIÉN ES UN PREFECCIONAMIENTO

Cierto día, en 1950, fui a la residencia de Meishu sama a recibir Johrei y Orientación. Cuando le dije: “Hoy la casa está silenciosa, ¿no?”, El me respondió con una sonrisa serena: “Sí, como el personal de la casa quería un descanso, se lo di.” Como puse cara de no entender bien, Él me explicó de manera muy simple: “Como ando muy tesonero, Dios me forzó a descansar.” Con sentimiento de culpa, le dije: “Nosotros deberíamos ser más firmes; aún no estamos obteniendo un desarrollo ideal.” Él respondió: “Las personas de la actualidad son lentas, no tienen aptitudes, pues aun en pleno día creen que es mejor estar en un cuarto, con las ventanas cerradas. Pero abrirlas de repente oscurece la vista” y continuó resuelto: “Yo también, cuando recibo presiones o cuando surgen muchos obstáculos delante de mí me pongo ansioso, pero el mejoramiento en ese momento es contener la precipitación. Visto a largo plazo, aunque aparente ser más lento, ése es el medio más rápido para alcanzar nuestro objetivo y no habrá fracaso ni retroceso. Lo que en general hacen las personas parece que es más rápido, pero en comparación, como ellas caen en el fracaso, veremos que no hubo ningún progreso. Mientras tanto, yo también me obstino en causar un día sorpresa a todos, al concluir los Suelos Sagrados de Hakone y Atami”.

Fueron realmente palabras simples, pero al ver a Meishu sama, que andaba siempre tan atareado, descansar con aspecto tranquilo, diciendo que Dios le había permitido un descanso y dando también descanso a sus servidores con toda buena voluntad, sentí que me estaba siendo dado entender mejor qué es el mejoramiento en el sentido de contener la precipitación.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

EL PENSAMIENTO PUEDE CAMBIAR HASTA EL SABOR

Desde que oí decir que a Meishu sama le gustaba el dulce relleno de crema de la dulcería Tricolor, ubicada en el barrio de Ginza, en Tokio, empecé a comprar siempre, productos de ese negocio. Un día, en que había tenido un contratiempo la persona que habitualmente hacía la entrega no vino, en su lugar vino otra. Supe más tarde que, dando una mordida al dulce, Meishu sama dijo: “Este dulce tiene un gusto distinto al de siempre”.

Después, verificando la causa, supe que la persona lo había entregado con muy mala voluntad. Me sentí admirado al saber que Meishu sama había percibido enseguida, el tipo de pensamiento de tal persona.

Kyokaicho Un Dirigente del Templo

LA TECNICA SOLA ES INÚTIL; LO IMPORTANTE ES EL PENSAMIENTO

En la época en que mi tarea era asar trufas para Meishu sama, siempre pensaba: “Lo importante no es exactamente la manera de asar el pescado, sino mi pensamiento en ese momento” .

Por ejemplo, en los días de entrevista, sólo al ver desde la ventana la fisonomía de mis parientes que llegaban, me sentía emocionado. En esas ocasiones, cuando servía el pescado asado, de inmediato Meishu sama adivinaba la confusión de mi pensamiento y me decía: “El pescado hoy no está bien asado”. Aunque el pescado estuviera asado, si el pensamiento había estado distante, era censurado.

Meishu sama observaba todo, nada se le escapaba. Una vez asé la trufa y serví a Meishu sama pensando para mí mismo: “Creo que de éste, Meishu sama no tendrá absolutamente nada que reclamar”. Pero Meishu sama miró y me dijo: “Aquí, esta parte no está bien asada”, indicando con los ‘ojashi’ (palitos para llevar la comida a la boca) un punto unos tres centímetros encima del rabo; después, se mostró de muy buen humor. Así, creo que aquélla fue una manera de Meishu sama de señalar la arrogancia de mi pensamiento.

Me dediqué a la tarea de asar el pescado durante más o menos un año. Recordando los hechos que me sucedieron, veo que después de todas las represiones, tenía que asentir: “Es verdad”. Y al final me concienticé: “El servicio de esa naturaleza, no depende sólo de la técnica, lo esencial es el pensamiento.”

Un dedicador

LA CUESTIÓN ES EL PENSAMIENTO DE QUIEN FABRICA

Como soy carpintero, Meishu sama frecuentemente me hacía algunos encargos. Concluidas las entregas, algunas de ellas Meishu sama no las utilizaba. Posteriormente, habiendo fabricado el mismo objeto, después de entregárselo, veía que esta vez El lo usaba con alegría. Esto era una cuestión del sentimiento que movía a quien se encargaba del trabajo, sentimiento éste que Meishu sama captaba de inmediato.

Un dedicador

Volumen 4

SINCERIDAD Y DEDICACION

LA FE SOLO ES AUTÉNTICA CUANDO ES SEGUIDA POR LA PRÁCTICA SINCERA DEL AMOR AL PROJIMO

Un día Meishu sama nos dijo con relación a determinado asunto: “Innumerables demonios están atentos para causarme inconvenientes y también perturbar mi servicio, pero como ninguno de ellos puede llegar cerca mío, intentan conseguirlo apoyándose en los que me son próximos”.

Así, en virtud de la pequeñez de nuestra fe, muchas veces nos hacemos prisioneros del demonio y causamos inconvenientes y problemas a Meishu sama; además perturbamos también a la Obra Divina. Por lo tanto, por más insignificante que pueda parecer una cuestión, su real significado es de gran importancia.

Meishu sama me enseñó: “Cuando se eleve su fe y haya verdadera intención de defender mi trabajo la Obra Divina aun sacrificando su propia vida, no habrá oportunidad de que el demonio lo tome”.

Dijo también: “La fe es acción; por lo tanto si no puede ponerla en práctica, no sirve de nada. Tal fe es infantil”.

Un dedicador

EXISTE ORDEN HASTA EN EL SALUDO

Un día, nosotros, los discípulos de Meishu sama, estábamos reunidos en el Fujimitei, Solar de la Contemplación del Monte Fuji, cuando Nidai sama volvió de la clase de "Nagauta" (canción para danzas).

Antes de que nosotros la saludásemos con un: “Buenas tardes”, Nidai sama nos dijo: “Sean bienvenidos.”

En ese mismo momento, Meishu sama advirtió a Nidai sama blandamente: “El orden está errado.”

Un miembro calificado

LOS QUE SON SINCEROS SON FELICES

El hecho que sigue ocurrió en 1947 ó 1948, cuando tuvimos una entrevista colectiva con Meishu sama, en el Tozan So, Solar de la Montaña del Este. Había una muñeca sobre el armario de la sala.

Al observarla Meishu sama dijo: “No sé quién hizo esa muñeca, pero lo cierto es que fue hecha por alguien con todo el corazón. Sólo al ver la costura de su media, de punta a punta, veo que está impregnada de amor. Quien hizo esa muñeca, sin duda vive feliz”. En ese momento me sentí en contacto con una parte del espíritu de Meishu sama, que desea siempre la felicidad de las personas.

Kyokaicho Un Dirigente del Templo

OLVIDANDO EL ESPÍRITU INICIAL, SE PIERDE LA FE

El hecho que sigue ocurrió en el primer piso del Museo de Arte de Hakone. Cierto día, Meishu sama, vino al Museo para reemplazar las Obras de Arte expuestas caligrafías y pinturas en rollo.

Como de costumbre, también en esa ocasión extendimos la estera frente a la vitrina, y sobre ella dispusimos las obras de arte y sus respectivos nombres escritos en un papel, listos para ser colocados.

Al principio, cuando recibí esa dedicación, hacía todo de corazón, pero con el correr del tiempo, se hizo un hábito y al haberme acostumbrado a ello, me distendí. Y justamente ese día, Meishu sama hizo la siguiente observación: “La disposición de hoy está medio rara”. Él no se refería de manera alguna a la forma, sino que apuntaba a la postura de mi espíritu. Como dirigió Su palabra a mí, y las obras estaban en la misma disposición que siempre, sin entenderlo en ese momento, confundido, respondí: ¿Sí?

¿Usted está leyendo lo que escribí?

Sí, estoy leyendo.

Entonces ¿qué dice en la primera página de Cimiento del Paraíso?

¡Se refiere a la Sinceridad!

Pero aquí no hay sinceridad.

Creo que realmente grabé sus palabras en mi corazón, pues, reflexionando bien, vi que al comienzo, dedicaba seriamente, con el pecho lleno de alegría, pero imperceptiblemente, dejaba que se convirtiera en un hábito. Creo que Meishu sama me alertó contra eso.

Un dedicador del Museo de Arte

NO HAY NADA MÁS GRATIFICANTE QUE LOS MIEMBROS

Un día, en medio de una conversación con un visitante, Meishu sama respondió una pregunta con aire de orgullo: “En todo soy eficiente. Estoy utilizando a un gran número de personas pero las dejo libres. Ahora estoy orientándolas en la construcción de una pequeña montaña artificial en la parte del fondo, pero ellas son mucho más eficientes que los trabajadores en general. Es gratificante, pues todos son miembros y, antes que nada, tienen fe. Por más libres que los deje, hacen lo que debe ser hecho y además, cuando realizan un servicio que les gusta, éste rinde mucho más que lo normal; todos trabajan con más disposición. No digo sin embargo que eso suceda en todas las ocasiones pero, finalmente, como los miembros tienen fe, aun cuando los dejo en lugares distantes, lejos del alcance de mi vista, puedo quedarme tranquilo. Por lo tanto, la fe es algo valioso. Además de ser cómodo para mí, ellos son eficientes; por eso, no hay nada más gratificante que los miembros.”

Un dedicador

EL ERROR DE MENTIR PARA EVITAR UNA REPRIMENDA

Un día, Meishu sama nos dijo afectuosamente: “El hombre de la actualidad miente mucho. Me parece que en América no tanto, pero la mayoría de los japoneses son mentirosos. Aun entre los visitantes que vienen aquí, no hay siquiera una persona que no mienta. Hubo una época en que venían aquí, diariamente, personas que querían engañarme. Los peores me trataban como a un señor feudal, bonachón, e intentando engañarme, decían mentiras evidentes. El proverbio: ‘Débil es aquél que no ve como tal a un indulgente’, se refiere exactamente a eso. Ese tipo de hombre tiene como hábito la mentira y la dice tan naturalmente que ni se da cuenta de que está mintiendo. Asimismo están los que se quedan extasiados con su propia mentira. También entre mis subordinados están los que, si respondiesen con franqueza, podrían hacerlo inmediatamente, pero luchan porfiadamente pensando en cómo disimular para no ser reprendidos. En esas ocasiones siempre les digo:‘¡Dejen de mentir! ¿Piensan que puedo salvar a la humanidad si soy capaz de ser engañado por ustedes?’”

Un dedicador

LA ESTUPIDEZ DE LOS QUE SE ESFUERZAN EN ECHAR AGUA EN UN CESTO DE BAMBÚ

En cierta ocasión, Meishu sama dijo: “Estúpido es aquél que piensa que puede engañar a Dios. Si eso fuese posible, significaría que el hombre está por encima de Dios. Por más ingeniosa que sea la mentira, algún día seguramente será descubierta. La gran falla de la gente está en el pensamiento de que triunfarán con ese cúmulo de mentiras. Lo que consiguen edificar con gran esfuerzo, se desmorona de una sola vez. No hay palabras para expresar la estupidez de los malhechores que viven repitiendo esos actos, que se asemejan al esfuerzo de echar agua en un cesto de bambú.”

Un dedicador

PUEDEN ENGAÑAR LOS OJOS DE LOS HOMBRES, PERO A LOS DE DIOS...

El hecho que sigue ocurrió en 1948, en Atami, en la época de la Sede Provisoria del barrio de Shimizu.

En aquella época, Meishu sama comenzaba a hacer caligrafías todas las noches, a partir de las 18.45 hs. Otras dos personas y yo lo ayudábamos, limpiando primero la sala y preparando todos los materiales necesarios, para después recibirlo. Pero una noche, los dos que dedicaban conmigo, jugando con la escoba, terminaron rompiendo la araña. En esa época, el que rompía, aunque fuera un plato, debía presentarse a Meishu sama de inmediato, y pedirle perdón. Cuando procedíamos así, Meishu sama perdonaba, diciendo simplemente: “Si fue por un descuido, no se puede remediar. De ahora en adelante preste más atención.” Pero justo ese día Meishu sama no estaba de buen humor; así, los dos pensaron que si en ese momento iban a disculparse, serían severamente reprendidos, y como todavía había tiempo suficiente para el comienzo del servicio, fueron a un negocio de arañas, compraron una igual e hicieron la sustitución. Así, no fueron a pedir disculpas. Seguidamente recibimos a Meishu sama como si nada hubiese sucedido. A pesar de no haber sido yo el autor de la ocurrencia, en mi interior sentí remordimientos, pero me quedé quieto.

Como de costumbre, Meishu sama inició enseguida el servicio, oyendo la radio. Pero, durante el trabajo, inadvertidamente puso su mano sobre el tapete y sintió un trozo de vidrio. Entonces preguntó: “Sucedió algo aquí, ¿no?” Los dos se miraron e, interiormente, deben haber pensado que habían sido descubiertos. Pero, fingiendo que no sabían nada, procuraron disimular. Inmediatamente, Meishu sama solicitó que llamaran a la persona que había limpiado aquella sala. Entonces llamaron a la dedicadora. Ella, que no tenía conocimiento de nada, aunque no entendía, se disculpó. Entonces todas las dedicadoras fueron llamadas, una a una, pero no apareció el culpable. Meishu sama dijo: “¡Esto no es posible!” e hizo un interrogatorio severo. Inmediatamente, sin poder contenerse, los dos comenzaron a llorar: “Discúlpenos. En realidad sucedió esto, así y así...” Entonces, Meishu sama quedó muy irritado y llamó la atención con todo rigor: “¡Puede parecer algo muy insignificante, pero no es la actitud propia de un miembro! Por más que engañen la vista del hombre, no podrán engañar los ojos de Dios” y los dos recibieron una semana de castigo.

Yo estaba cerca, oyendo atentamente que los dos eran reprendidos, pero terminada la advertencia, Meishu sama se dio vuelta hacia mí y dijo: “Usted sabía esto, ¿no? Saber el hecho y silenciarlo es un error más grave que el de los propios autores.” Así recibí una advertencia dos veces mayor que la de ellos. Bajé la cabeza y pedí perdón muchas veces, pero no lo obtuve.

“¿Cuántos años hace que usted ingresó en la fe? ¿Si los dos querían esconder lo que habían hecho, la verdadera actitud suya no sería hacer que lo reconsiderasen? Más que eso, un verdadero miembro, es aquél que va a disculparse en lugar de los dos. A cambio de eso, usted se hizo cómplice. ¿No se siente culpable delante de Dios? A una persona así no puedo confiar los importantes servicios de Dios.” Y en mi caso no fue una semana de castigo, sino que me prohibió entrar en los aposentos, salvo en las horas de las comidas y para dormir, durante un mes entero. Entonces, diariamente, hacía la limpieza de los jardines.

Poco tiempo después de aquel incidente, nuevamente uno de los dedicadores cometió una imprudencia. Esta vez averió una valiosa obra de arte. Pero esa persona fue inmediatamente a pedirle perdón a Meishu sama. Me dijeron que entonces El usó la benevolencia y dijo: “Lo que rompió no se puede arreglar. Tenga más cuidado de ahora en adelante.”

Me sentí impresionado al saber que Meishu sama era capaz de perdonar, con facilidad, por la pérdida de una obra de arte de alto valor; por otro lado, en el caso de la araña, que si no me equivoco costaba sólo cuarenta yenes, no nos perdonó. Así, en relación con aquello con lo cual no estaba de acuerdo, esto es, las mentiras, Meishu sama advertía severamente.

Un dedicador

APRENDER UNA HONESTIDAD FIEL COMO LA IMAGEN REFLEJADA EN UN ESPEJO

Dediqué al lado de Meishu sama por largos años y constaté que era una persona realmente sorprendente por su honestidad; oía atentamente todo lo que le decían y no por eso se dejaba engañar.

Esto era tan cierto que un día dijo: “Hay casos en que, sin otra alternativa, estoy obligado a disimular, pero siempre es con dificultad, pues la gente cree que lo que digo siempre es una verdad.”

Un dedicador

LOS QUE PUEDEN DECIR “NO SÉ” HONESTAMENTE

Cierta vez Meishu sama comentó: “Para decir ‘yo no sé’, es preciso mucho coraje. Por lo tanto, cuando una persona no sabe algo, si lo dice con honestidad, la confianza que los otros depositan en ella tiende a aumentar. Aquellos que pueden decir ‘no sé’, dominando así su amor propio, creo que siempre serán capaces de dar una verdadera orientación.”

Kaicho (Presidente)

TODO DEBE SER HECHO A LAS CLARAS

Oí este hecho de boca de un miembro calificado, superior mío. Me contó que Meishu sama había dicho: “Le voy a dar esto.” Y tomando un objeto entre los que le habían ofrendado, lo puso en sus manos.

El miembro calificado se extrañó: “¿Por qué será que Meishu sama me dio esto?” Llegó a su casa, abrió el paquete y verificó que aquel objeto ya había sido recibido por el ofrendante, anteriormente, de otra persona. Lo supo por una tarjeta que, inadvertidamente, aun se encontraba en el paquete.

No hay nada malo en ofrendar a una persona un objeto recibido de otra, pero en aquel caso, este hecho se había ocultado, y allí había un motivo para reflexionar. Creo que Meishu sama ya sabía todo, incluso antes de abrir el paquete. Así, se lo dio a aquel miembro calificado, enseñándole, sin palabras, que: “Todo debe ser hecho a las claras.”

Kaicho (Presidente)

EL ESPÍRITU ALTRUISTA QUE INSPIRA LA VERDADERA DEDICACIÓN

Durante la guerra, al oir decir que a Meishu sama le gustaba mucho la trufa, deseé llevarle de algún modo, algunos de esos pescados. El funcionamiento del ferrocarril era muy precario y para que llegaran todavía frescos, los coloqué en un recipiente térmico, que conseguí con mucho esfuerzo, y fui a la estación de Nagoya para tomar el tren nocturno de las 20 horas. Pero había un aviso de que el tren no funcionaría por tiempo indeterminado, por haber sufrido ataques aéreos. Con cierto desaliento, me senté junto al cerco pensando: “Que sea lo que Dios quiera”; pero al mismo tiempo, oraba con fervor y pensaba si no habría algún medio de hacer llegar a Meishu sama los pescados que a El tanto le gustaban.

Repentinamente, anunciaron por altoparlante la partida de un tren con destino a Tokio. Eran muy pocos los que sabían de la partida de ese tren. Lleno de alegría, logré entregar los pescados, a la mañana siguiente bien temprano, en el Shinzan So, Solar de la Montaña Divina, en Hakone.

Inmediatamente, los pescados fueron preparados para ser servidos en el desayuno. Me parece que el encargado no entendía mucho acerca del referido pescado. Yo estaba en una sala, al lado del corredor, tomando algo, cuando repentinamente Meishu sama apareció en la cocina con pasos ruidosos y dijo severamente: “¿Quién asó los pescados? ¿Pretende pisotear el espíritu altruista de la persona que trajo estos pescados frescos, especialmente, para que yo pudiera saborearlos?”

Los referidos pescados asados, más parecían sardinas secas asadas. Aunque yo nunca había asado un pescado, tomé inmediatamente algunos que quedaban y los puse a asar. Pero era difícil, pues o se prendían fuego o se quemaban. Entonces los salé bien, aumenté el fuego y pude asarlos, pacientemente, a una cierta distancia. Después los serví, sacando antes el exceso de sal. Era natural que yo tampoco hubiera podido asarlos bien. Durante la comida quedé preocupado por lo que podía suceder.

Más tarde, me encontré con Meishu sama cuando se dirigía a Su baño matinal. Su acompañante le dijo: “Esa es la persona que trajo los pescados”. Entonces, Él me miró y me dijo: “Estaban deliciosos. Fue muy bueno”.

Un miembro calificado

SI CONTINUA CULTIVANDO ESE AMOR …

En Mayo de 1945 me encontré por primera vez con Meishu sama, en Tozan So, Solar de la Montaña del Este.

Aunque sin oir palabras especiales de Su parte, con emoción, mi espíritu vibró, y pensé: “Pude encontrarme con Meishu sama”. Luego, fui a mi tierra natal Izu y a pesar de la situación de escasez de mercaderías, después de buscar mucho, conseguí un poco de pescado seco que se llama Katsuobushi y camarón de Isse. Volví a Atami y, al día siguiente, los entregué en el Solar. Cuando ya estaba por partir hacia casa, la dedicadora a quien le había entregado los pescados, me llamó para trasmitirme las siguientes palabras de Meishu sama: “Los productos que trajo están impregnados de amor. Gracias por traerme cosas tan buenas. Katsuobushi es uno de los productos especiales que representan al Japón y el espíritu de la palabra Katsuo es bueno. Si continúa cultivando de esa manera el espíritu de amor, ciertamente habrá transformación positiva en su destino y vencerá al mundo.”

Con estas palabras en el pecho, regresé a la región de Kansai (mi área de difusión) y puedo afirmar que a partir de entonces, ellas determinaron mi destino.

Un miembro calificado

MUCHAS GRACIAS, ESTABA DELICIOSO

Una vez fui a Hakone a llevar trufas, pescados que Meishu sama apreciaba mucho y, por orden suya, fui llevado a una sala del Shinzan So, Solar de la Montaña Divina. Algunos momentos después, Meishu sama entró rápidamente y me dijo, apenas en un suspiro: “Muchas gracias por el pescado. Estaba delicioso” y retornó a la otra sala. Sentí que Su sentimiento podía ser traducido así: “Por lo menos, quiero dirigirle, personalmente, palabras de agradecimiento”, y por eso me hizo esperar. En ese espíritu de querer valorizar el amor con que había sido hecha una ofrenda, por mínima que fuese, se percibe el calor de los sentimientos de Meishu sama. Nunca sentí tanto como en aquella ocasión, la importancia de aprender y tomar en consideración el amor de la gente.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

AUNQUE LOS PANTALONES SEAN DEMASIADO LARGOS, SI HAY AMOR...

Aprendí muchas cosas con las ofrendas llevadas a Meishu sama. Fue inmediatamente después del fin de la guerra, después que permitieron el envío de mercaderías de los Estados Unidos al Japón, cuando llegaron ropas y provisiones para el miembro calificado de la filial cercana, remitidas por una hermana suya, residente en aquel país. Ella las envió preocupada por la difícil situación en que se encontraba Japón después de la derrota. Entonces le dije a este miembro calificado: “Su hermana de Estados Unidos le envió estas cosas porque usted está vivo. Y el hecho de estar vivo, usted se lo debe a Meishu sama. Por lo tanto ¿qué le parece si le ofrenda todo eso que recibió, como está, con espíritu de gratitud?” Pero como las camisas y los pantalones eran grandes, ese miembro calificado me dijo, preocupado: “Como Meishu sama es una persona menuda, no sé si debo llevarle esto.” Entonces le dije: “No se preocupe por eso y vamos a ofrecerle a Meishu sama cosas distintas, venidas de los Estados Unidos.” Así, él le ofrendó todo, tal como lo había recibido. Entonces, fui llamado por Meishu sama. Me presenté frente a Él con miedo de ser reprendido con las palabras: "Hay un límite para tomarme por tonto", por haberle enviado ropas tan grandes. Pero El me dijo: “Muchas gracias por las cosas tan buenas llegadas de los Estados Unidos.” Entonces le expliqué: “Meishu sama, eso le fue ofrecido por un miembro calificado.” “¿Ah, sí? dijo Meishu sama Entonces agradézcale por mí.” Así tuve la experiencia de que, cuando dedicamos con amor, si no nos tomamos de los detalles, tales como ésos, de camisas grandes o pequeñas, Meishu sama quedaba satisfecho.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

ME ALIMENTO DEL AMOR DE LOS MIEMBROS

A Meishu sama le gustaban mucho las batatas cocidas al vapor y las comía todas las mañanas, alrededor de las ocho. Prefería las batatas producidas en Kawagoshi. Cierta vez, le ofrendaron batatas de Kawagoshi, pero ese año la producción no había sido buena en el país entero. Así, entre las batatas ofrendadas, había algunas muy pequeñas. Al principio, fui cocinando las más grandes, pero al final quedaban solamente las del tamaño de un pulgar. Entonces, pensando que eran muy pequeñas para ofrecérselas a Meishu sama, cociné y le llevé batatas de otra procedencia. Entonces, me preguntó: “¿Aquellas otras batatas ya se acabaron?” Le respondí: “Como quedaban sólo las pequeñas, creí que no era conveniente ofrecérselas y serví éstas.” Entonces Meishu sama me dijo: “Estoy alimentándome, principalmente, del amor de los miembros. Si las batatas son grandes o pequeñas, eso no es problema”.

Un dedicador

PIENSE EN EL AMOR DE LOS MIEMBROS

Fue alrededor de Enero o Febrero de 1950. Estaba dedicando en Atami, en la Sede Provisoria del barrio de Shimizu y como los papeles de las puertas corredizas del cuarto estaban rasgados en varios lugares, a pesar de no ser habilidoso, los remendé con otro papel. Al ver eso, Meishu sama me reprendió: “Ustedes son insensibles. No debe hacer un remiendo tan vergonzoso. Debe haber muchos papeles adecuados para puertas corredizas, ofrendados por los miembros con amor. ¿Por qué no los usa y hace un trabajo correcto? Ustedes, en lugar de vivificar el amor de los miembros, lo ignoran. ¡Sustituya todo por papeles nuevos!” Y, al ver que además había una puerta con agujeros me dijo con expresión severa: “¡Es vergonzoso que deje agujeros, por donde puede pasar hasta un gato!” Enseguida nos orientó: “Por ejemplo, hay casas en las que encontramos telas de araña; esto es prueba de extrema insensibilidad, pues significa que esas casas son morada de insectos. Como residencias de hombres, las casas deben ser conservadas limpias y en orden. En el caso del papel, si el miembro que envió los papeles viese la puerta con ese aspecto, toda remendada, pensaría con seguridad: ¿Por qué será que no usan los papeles que envié?” Recuerdo aun hoy, con gratitud, aquellas palabras que me enseñaron a pensar en el amor de los miembros.

Un dedicador

AGRADECER HASTA UN PAQUETE DE GALLETAS

En la época del Hozan So, Solar de la Montaña Preciosa, en Tokio, había escasez de todo; por eso, aun cuando ofrendábamos sólo un pescado o cualquier otro producto seco, Meishu sama se mostraba realmente satisfecho.

Después que se mudó a Hakone y Atami, cuando le ofrendábamos con amor, aunque fuese un paquete de cigarros, lo recibía con alegría. Aún por un paquete de galletas saladas decía: “Estaba delicioso”.

Así, yo me sentía emocionado, sentía alegría al servirlo, con el pensamiento: “Aunque me sacrifique, deseo ofrendar algo a Meishu sama.”

Un miembro calificado

EL AMOR ES LA MEJOR OFRENDA

Meishu sama tomaba muy en serio el hecho de agradecer las ofrendas hechas por los miembros. Por ejemplo, aunque fuera un pescado o una zanahoria de Agricultura Natural, los comía demostrando que estaban muy sabrosos y preguntaba dos y hasta tres veces: “¿Quién trajo esto?” Incluso, hacía que un dedicador registrara en un libro, el nombre de las personas que habían hecho ofrenda y a la noche lo miraba. Quedaba muy agradecido cuando se trataba de ofrendas hechas con amor. Sin embargo, percibía enseguida aquéllas en las que no había ese sentimiento. Aunque le ofrendaran algo diciendo: “Esto es producto de Agricultura Natural”, después Meishu sama decía: “Eso es mentira”. Jamás el donante conseguía engañarlo.

Un miembro calificado

SERVIR CON AMOR SIEMPRE TRAE LA SALVACIÓN

Meishu sama era perspicaz en todo. Cierta vez, habiendo reunido el donativo de la Ceremonia Mensual de mi Difusión, fui a entregarlo y a agradecerle. Percibiendo que yo no tenía el dinero para pagar el alquiler de la casa, ese día Meishu sama me entregó la cantidad necesaria para hacer ese pago. Sentí, por primera vez, que si dedicamos con amor, en cualquier momento de emergencia somos salvados, aunque sea por un triz. Y lloré de gratitud.

Un dedicador

EN LA DEDICACIÓN, EL AMOR ES MAS IMPORTANTE QUE EL DINERO

Meishu sama enseñó que también la dedicación debe ser adecuada a las diferentes personas.

Por ejemplo, cuando una persona decía: “Mi hogar se encuentra en dificultades y no puedo dedicar lo suficiente”, Él respondía: “Estoy de acuerdo con usted.” Entonces, emocionada por esas palabras, la persona respondía: “Cuando sea feliz, dedicaré más”; como respuesta, Meishu sama mostraba en su expresión señal de asentimiento. Posteriormente, cuando fui a Hawai y Estados Unidos, esas Enseñanzas de Meishu sama me dieron mucha fuerza. El hecho que sigue sucedió cuando yo estaba en Hawai. Le envié una carta en la que le preguntaba a Meishu sama acerca de la dedicación de dinero. En aquella ocasión, me respondió: “Cada uno tiene su misión. Usted debe olvidar la dedicación de dinero a la Sede General. No debe preocuparse por eso; no se olvide de que todas las riquezas del mundo pertenecen a Dios. Cuando la Sede General precise dinero, Dios enviará la cantidad necesaria a través de personas sinceras de aquí. Cuando llegue el tiempo exacto, y comiencen a comprender la verdad, será algo extraordinario. Pero, en lugar de eso, debemos cuanto antes salvar el mundo. Por lo tanto, libere a las personas de allí de esa preocupación y haga que se tranquilicen. Compre enseguida un terreno o la casa para la filial y muestre que nuestro objetivo no es acumular dinero, sino salvar a la humanidad; muestre concretamente que el dinero allí recaudado es empleado allí mismo, en Hawai. Usted tiene que entender más y más lo que es el verdadero ‘Daijo’.” Reflexioné, aunque tarde, sobre mi pequeñez y, al mismo tiempo en que pedía perdón, me sentía conmovida por la grandiosidad del espíritu de Meishu sama. A partir de entonces, repentinamente, me sentí fortalecida y en la reunión de directorio fue decidida la compra del terreno y el edificio de la actual Filial de Hawai. Realmente, como dijo Meishu sama, todas las riquezas de este mundo pertenecen a Dios.

Kyokaicho (Una Dirigente del Templo)

SIGA LAS ENSEÑANZAS CON CORAJE

Cuando el iembro calificado que nos dirigía falleció, fui a pedir orientación a Meishu sama y le dije: “Nuestro Miembro calificado superior falleció y como nuestra Filial todavía es pequeña, no podemos ofrecer suficiente dedicación monetaria, motivo por el cual estoy muy preocupado. En adelante ¿con qué espíritu debemos proseguir?”

Riendo, Meishu sama me dijo: “Por lo tanto, usted apenas recibió orientación ¿no es así? De esa forma no podrá hacerse rico. Cuando eso ocurra, ya estará formado el Paraíso Terrenal”. Entonces, contesté: “¿Podré vivir hasta entonces?” Meishu sama rió más fuerte aun y me enseñó: “Aun cuando sea discípulo de cualquier miembro calificado, al final todos son mis discípulos. El señor de la Enseñanza soy yo. No hay necesidad de imitar a otras personas.

Le enseñaré a usted muchas cosas, lo máximo posible; por eso haga sólo aquello que yo oriento, con coraje”.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

EN LA OBRA DIVINA NO CABEN LOS COMPLEJOS DE INFERIORIDAD

Siempre que era reprendido, me sentía realmente inútil. Entonces, le pregunté a Meishu sama: “Esta necedad mía ¿no mejorará por el resto de mi vida?” Y El respondió: “Nada de eso, no hay razón para que Dios encargue a una persona tanto trabajo, sabiendo que ella no mejorará por el resto de su vida.”

Un dedicador

SEA HUMILDE PERO NO SE HUMILLE

Cierta vez, le dije a Meishu sama: “Para una persona como yo, es una honra ser utilizada por Usted.”

Y El me contestó:“Nunca más vuelva a mencionar esa expresión:‘una persona como yo’. Quien está utilizando a esa persona soy yo. Y desmerecer a quien estoy utilizando significa decir que Dios está empleando a alguien incapaz ¿no es así?”.

Creo que con estas palabras El quería decir: “No debe humillarse aunque debe mantenerse humilde”.

Un dedicador

EN LA DEDICACION TAMBIEN EXISTE EL “JISHOI” (tiempo, lugar y circunstancia) .

El siguiente hecho ocurrió inmediatamente después que yo comenzara a dedicar al lado de Meishu sama.

Naturalmente, una vez que estuve a su lado, deseaba hacer cualquier cosa por la Gran Obra de Salvación de la Humanidad. Así, muy contento y lleno de coraje, procuré empeñarme en todo. Sin embargo, entre ese gran sueño y mi incapacidad, mi ceguera y mi pequeño corazón, había una gran distancia, por eso siempre me torturaba una gran inseguridad y vacío.

Así, como sucede con cualquier persona que deposita esperanzas en el futuro, antes que nada yo quise saber cuál era mi misión y le pregunté a Meishu sama: “¿A qué función debo dedicarme y qué es lo que debo hacer?”

Inmediatamente, Meishu sama me respondió con palabras realmente significativas y profundas: “Usted tiene la función de hacer los servicios internos. Por eso es bueno que permanezca en casa, por un cierto tiempo, basta que se pueda divertir con cosas artísticas, como por ejemplo, componiendo poesías, pintando o cosas de esa naturaleza”. El no se preocupó por las dificultades financieras de la época (alrededor de 1928) e hizo de mí un huésped de fino trato. Realmente fue una actitud muy condescendiente. Yo, que esperaba servir sin medir sacrificios, al mismo tiempo que me sentí sorprendido, atónito, sentí el pecho invadido por la alegría y el vigor, por haber sido envuelto, como fui, por la cálida generosidad de Meishu sama.

Naturalmente, yo debía seguir con obediencia Sus palabras, pero en realidad, aun no tenía una fe tan bien cimentada; ni tenía vocación o capacidad para dedicarme a las artes como pintura y poesía. No era nada fácil quedarme al tuntún, divirtiéndome; principalmente porque veía a Meishu sama empeñarse día y noche en las tareas divinas. Y, sin querer, yo terminaba apartándome hacia otra dirección, deseando dedicar, pero no lograba hacerlo perfectamente como mis compañeros.

En eso, se inició la distribución del diario de nuestra Institución, casa por casa, y yo también participé con mucho entusiasmo, saliendo todos los días. Sin embargo, por falta de perseverancia y sin conseguir buenos resultados, enseguida me desanimé y me sentí contrariado por ser tan inferior en relación a los demás. Entonces Meishu sama me habló: “Usted debe dedicar en trabajos internos”, y eso me hizo sentir aliviado.

Poco tiempo después, Él inició reuniones culturales y, como ya mencioné, fui encargado de leer y escribir.

Mi horizonte se abrió y, además de valorizar mejor mi existencia, pude sentir por primera vez, con alegría: “¡Puedo ser útil!”. Recordando, veo que Meishu sama ya sabía, desde el comienzo, que a los ojos de cualquier persona yo era un incapaz, y como mi nivel intelectual era más bajo que lo normal, había ordenado que me quedase divirtiendo hasta que llegase el tiempo justo.

Un dedicador

* JISHOI (Tiempo, lugar y circunstancia)

En los comportamientos del hombre se verifican, relacionados, los siguientes factores circunstanciales:

TIEMPO: hora, momento exacto, época, etc.

LUGAR: trabajo, hogar, desocupación, público, privado, etc.

CIRCUNSTANCIA: jerarquía, edad, sexo, nivel, capacidad, condición, función, comprensión, etc.

DEDICAR CON MAS ORGULLO Y AMOR

Cuando Meishu sama residía en Tamagawa (Tokio), yo hacía principalmente el servicio de cocina.

Al ser un verdadero aficionado al arte culinario, todo lo que preparaba era con amor y Meishu sama siempre comía de todo, diciendo: “¡Está delicioso!” Cierta vez, sin embargo, entré en purificación y perdí el paladar; irreflexivamente, pedí a otra persona que me sustituyese. Entonces, Meishu sama me llamó y me advirtió diciendo: “El condimento de hoy no está bien. ¿Usted prepara la comida todos los días y todavía no aprendió? Puede pensar que cocinar para mí no es nada importante, pero ¡sí lo es! Si nos comparamos con un navío, su dedicación sería lo esencial del navío. Sólo puedo realizar mis grandes trabajos cuando estos pequeños servicios están bien hechos. ¡Haga su dedicación con más orgullo y amor!”. Desde entonces, por más penoso que fuese, preocupado, colocaba el condimento con mis propias manos.

Un dedicador

QUIEN GANO UNA NUEVA VIDA DEBE EMPEÑARSE EN LA CAUSA DE DIOS

En Septiembre de 1950, yo había ido a hacer difusión en el Estado de Toyama y sufrí un derrame cerebral. Mandé entonces un telegrama a Meishu sama; pidiendo Su protección.

Después que me restablecí completamente, solicité una audiencia en Atami, para agradecerle la bendición recibida. En aquella ocasión, Meishu sama me dijo: “Cuando nuestra vida es salvada por Dios, podemos vivir treinta años más.”

En aquel momento, interiormente, yo pensé: “Si cada vez que somos salvados recibimos treinta años de vida, si somos salvados dos veces significa que ganamos sesenta años de vida. Como tengo treinta y cinco años, si fuera salvado una vez más, puedo vivir tranquilamente hasta los noventa y cinco años...”

En eso, como entreviendo ese pensamiento superficial, Meishu sama me dijo categóricamente: “Sin embargo, la vida recibida debe ser usada para la causa de Dios. No debe ser usada en favor de asuntos particulares.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

CUANDO NOS ENTREGAMOS A NUESTRA VERDADERA VOCACIÓN, DIOS SE PONE CONTENTO

En 1944, casi en la misma época en que me hice fiel, fui mandado de vuelta a mi tierra natal, de modo que me puse contento. Para agradecer ese permiso, fui a visitar a Meishu sama, acompañado por el Dirigente de la filial. Hacía mucho que el Dirigente me incentivaba a seguir la carrera para miembro calificado, entonces comenté el asunto con Meishu sama y El me dijo: “Usted es pintor; por eso le basta trabajar en la pintura. Eso también es algo que alegra a Dios”. Desde entonces, seguí únicamente la carrera de pintor.

Un pintor

“JISHOI” (TIEMPO, LUGAR Y CIRCUNSTANCIA) ES ALGO IMPORTANTE

El Dirigente de la filial me incentivó para que me hiciera miembro calificado. Al hablar sobre eso con Meishu sama me dijo: “El ‘JISHOI’ (tiempo, lugar y circunstancia) es algo importante. Como usted es pintor, pinte buenos cuadros.” Así, yo tomé la decisión de seguir la carrera de pintor.

Un pintor

HAGA LO QUE A USTED MAS LE GUSTE

“En el caso de elegir una dedicación decía Meishu sama haga aquello que a usted más le guste. Si no trabaja en algo que le gusta no tendrá éxito. Esto es porque que eso le guste, significa que la persona está apta para ese servicio. Hasta lograr éxito, normalmente va a enfrentarse con dificultades, pero si está haciendo lo que le gusta, podrá superarlas.”

Kaicho (Presidente)

ESPÍRITU DE DIFUSIÓN

El día 1º de Abril de 1941, recibí el título de miembro calificado de la época y empecé a dedicarme exclusivamente a la difusión. En esa ocasión, hice la siguiente pregunta a Meishu sama: “¿Con qué espíritu debo realizar la difusión?”

Meishu sama me enseñó: “Debe salvar a las personas, olvidándose de comer y de dormir. Sin embargo, nunca se olvide de los favores que le fueran prestados; pero no haga alarde de aquello que hiciere por los demás. No se olvide tampoco, de que estaré trabajando junto a usted. Basta que proceda con ese espíritu.”

Desde entonces, esas palabras se tornaron en mi directríz en el trabajo de difusión.

Un miembro calificado

COMPENETRACIÓN EN EL SERVIR ESE ES EL PERFECCIONAMIENTO CELESTIAL

En 1950, en ocasión de la persecusión religiosa, dediqué como guardia en el Hekiun So, Solar de la Nube Esmeralda, por un cierto período. Yo era el joven intendente del Solar. En esa ocasión le dije a Meishu sama: “Nunca dediqué junto a Usted y todavía no tengo esa experiencia. Por lo tanto ¿qué preparación espiritual debo hacer a partir de ahora?” Meishu sama, riendo, me dijo: “Aquí no hay preparación espiritual. Eso es necesario en el infierno. Aquí es el Paraíso, donde no hay necesidad de eso.” Esas palabras me sorprendieron. Aunque estuviera en una difícil situación, Meishu sama conservaba, sin ninguna alteración, Su comportamiento normal, y Sus palabras: “Aquí es el Paraíso”, deshicieron inmediatamente mi infundado nerviosismo, y comencé a sentirme como si estuviese en las nubes. Con mucho esfuerzo, le dije: “Tengo deseos de servir en la Obra Divina y de perfeccionarme”; entonces, Meishu sama me respondió: “¡Eso no es bueno! Basta que usted se dedique al máximo, a cada momento, en lo que fuere necesario. No debe preocuparse por esto o aquello. Basta que esté a mi lado y actúe según mis órdenes.”

Entonces, contesté: “De ese modo, pareciera que no habrá ningún sufrimiento más ¿no?” Y El me constestó: “Es así. A eso se le llama perfeccionamiento paradisíaco.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

¿ES UNA ESTUPIDEZ HACER UN SERVICIO PARA MI?

Cierta vez, Meishu sama me dijo que fuese a Mina Hassokura, en el Estado de Miyagi, a investigar una cuestión determinada. Cuando llegué allí, busqué la empresa indicada pero el responsable de ese sector estaba ausente y me informaron que volvería aproximadamente en una semana.

Me pareció que era una estupidez quedarme a esperarlo durante una semana, hospedado en un hotel; y por eso, pensando en volver días después, regresé a Tokio.

Cuando supuse que ya era el momento de volver a Mina y me preparaba para viajar, recibí un telegrama de Meishu sama, que se encontraba en Atami y me llamaba.

Cuando llegué, me preguntó: “¿Cómo quedó aquel caso?”

“Fui hasta la empresa pero el jefe del sector no estaba y me dijeron que volvería en una semana. Entonces pensé que era una estupidez quedarme esperando, hospedado allí. Resolví volver y luego viajar nuevamente”.

“¿Qué? ¡Repita lo que dijo!” dijo Meishu sama con severidad.

“Sí, Señor. El jefe del sector estaba ausente y ...”

“Eso lo entendí. Quiero que me repita lo que dijo después.”

Sin saber qué responder, me callé.

Entonces continuó: “¿Usted considera una estupidez hacer un servicio para mí?”

“No. Creí que era una estupidez quedarme esperando...”

“Debía esperar cuantos días fuera necesario; usted hubiera encontrado en qué ocuparse hasta realizar la dedicación que le pedí” dijo Meishu sama.

Supe más tarde que el jefe del sector había vuelto dos o tres días después y no una semana después, como me habían dicho. Si me hubiese quedado allí dos o tres días más, ya habría realizado la dedicación. El me amonestó severamente, diciendo: “Usted cree que son estupideces porque oye mis órdenes superficialmente”.

Poco después de este acontecimiento, otra persona que servía a Meishu sama fue, por una dedicación, hasta una empresa eléctrica. Así como había ocurrido conmigo, la persona con la cual debía hablar no estaba; entonces regresó y comunicó a Meishu sama: “Como me dijeron que no regresaría por dos o tres horas, yo volví” y El no dijo nada.

Pensé que también sería reprendido con rigor como lo había sido yo, pero Meishu sama se quedó callado.

Un miembro calificado

MEJORAR SUS PROPIAS CONDICIONES PARA SERVIR MEJOR

Alrededor de 1947 me encontraba en dificultades por una purificación de toxina hereditaria, que apareció en mis pies. En ese momento yo estaba sirviendo en la mina de Akita, pero regresé y fui a Hakone a pedir Johrei a Meishu sama. Justamente ese día, sería realizada la entrevista colectiva con los miembros. Además de mí, otros tres fieles, que también sufrían del mismo problema de toxinas, estaban esperando para recibir Johrei de Meishu sama. Yo sería atendido después, pero pensé: “Para transmitirme Johrei, Meishu sama tendrá que atrasar la entrevista que comenzará a las 11 hs.” y entonces decidí decirle: “Yo no estoy tan mal, por lo tanto recibiré Johrei en otra oportunidad” y me aparté. Después, Meishu sama realizó la entrevista.

Al día siguiente, como debía volver a Akita fui a su aposento para despedirme de El, lo saludé y le dije: “Parto en este momento.” Pero no me contestó. Yo dije nuevamente: “Me voy, hasta luego.” Entonces, Meishu sama me preguntó: “¿Usted se va así?”

Sí dije.

¿Por qué insiste tanto en su egoísmo?

¿Insistir en mi egoísmo? Como no entendía lo que me estaba queriendo decir, me quedé callado. Con expresión severa me preguntó: “¿No entendió? Entonces le voy a enseñar. ¿Al servicio de quién va a Akita?”

Iré a Su servicio.

Y con dolor en un pie, ¿usted podrá actuar con eficiencia en su trabajo? Sé que cree que mi servicio es importante, pero ¿puede hacerlo bien soportando el dolor? ¿No cree que la actitud correcta es tener deseos de servir de la mejor forma posible, eliminando cuanto antes el dolor? ¡El pie a que me refiero es su egoísmo!”

En ese momento desperté y colocándome en una postura erguida, pues hasta entonces estaba sentado medio de lado debido al dolor, me curvé en reverencia.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

CUANTO MAYOR ES EL NÚMERO DE EXPERIENCIAS, MEJOR

El hecho que sigue sucedió en la época en que Meishu sama realizaba tratamientos en Su residencia de Tamagawa, Tokyo (alrededor de 1940). Cierto día, le dije a Meishu sama: “Fui derrochador y también engañé a la gente. ¿Aún así puedo dedicarme exclusivamente a la Obra Divina?” El me respondió enérgicamente: “Eso no tiene nada que ver con la fe. Por el contrario, si usted reconoce y reflexiona sobre esos errores, eso será una partícula que será sumada a su fe; hasta es mejor que tenga muchas experiencias. Trabaje por lo tanto, sin preocuparse por eso.”

Un miembro calificado

PARTÍCULA DE LUZ PARA LA HUMANIDAD

Ingresé a Kyusei Kyo porque mi hija mayor fue salvada. Para agradecerle, busqué a Meishu sama por primera vez, en su casa, en Omori. En el instante en que lo vi, me curvé inconscientemente. Desde entonces, durante una semana, recibí el Curso de Introducción, hospedado en su residencia.

Tiempo después, quedé agradecido cuando me dijo: “En aquella ocasión, usted me daba miedo.”

Y de hecho, fue con increíble seriedad, al punto de no dejarlo dormir en toda la noche, que yo le hacía una infinidad de preguntas. Y El con mucha buena voluntad, me enseñó muchas cosas.

Así cuando terminó esa semana del Curso de Introducción, yo no podía, de ninguna manera, apartarme de Meishu sama. Abandoné todo y me entregué únicamente a la Obra Divina. Meishu sama era, realmente, una persona que atraía.

El primer paso en la Obra Divina es la distribución de diarios de nuestra Institución. Meishu sama me dijo: “El diario es una partícula de Luz, por eso distribúyalo con el pensamiento de abarcar a toda la humanidad.” Frente a esa orientación suya, nosotros, inclusive mi esposa, con una criatura en brazos y otra en el cochecito, lloviese o nevase, todos los días, salíamos a distribuir los diarios.

Un miembro calificado

QUIEN NO HACE NADA, CONTRAE MANCHAS POR OCIOSIDAD

Yo me hice mesiánica en Julio de 1940, pero al principio no transmitía mucho Johrei porque a mí no me gustaba tener contacto con enfermos. Sin embargo, el número de personas que venía a recibir Johrei aumentaba cada día. Como venía mucha gente, cierta vez, cesé con la transmisión de Johrei, y usé la disculpa de no estar en casa; también dejé de usar el Ohikari. Igual iba casi diariamente al encuentro de Meishu sama y oía temas interesantes. En uno de esos días, El nos explicó: “Mantenerse ocioso propicia la acumulación de manchas por ociosidad.” Entonces, le consulté si debía hacer algún tipo de negocio y oí la respuesta: “Ese tipo de cosas no sirve de nada.” Y yo continué llevando mi vida de la misma forma.

Poco tiempo después, mi hija mayor, repentinamente me dijo: “¡Mamá, si no me haces el tratamiento (Johrei), yo moriré!” y enseguida tuvo una convulsión. Yo, apurada y más que deprimida, me coloqué el Ohikari y le transmití Johrei. Así, ella se restableció. Inmediatamente, fui hasta Meishu sama para agradecerle respecto de mi hija y Él me dijo: “Yo voy a dejar de transmitir Johrei. De aquí en más ustedes lo harán; por eso, venga aquí todos los días. Voy a enseñarle muchas cosas. Si tiene amor por sus hijos, debe tornarse mi discípula.” Fue en esa ocasión cuando por primera vez tomé la decisión de dedicarme enteramente a transmitir Johrei.

Una Miembro calificado

DIOS UTILIZA A LAS PERSONAS EN LAS OCASIONES NECESARIAS

Durante la Segunda Guerra Mundial, yo me dedicaba a la difusión en un determinado lugar, pero como no obtenía buenos resultados, luego de sufrir mucho, pensando si debería o no volver a Tokio, fui a pedir orientación a Meishu sama. Luego de oirme en silencio, Meishu sama me dijo: “Ya que le sobra tanto tiempo, quédese tocando ‘koto’ o ‘shamissen’ (instrumentos musicales de cuerdas, típicamente japoneses). Pues, siempre que sea necesario, Dios escoge y utiliza a las personas.”

Creo que con esas palabras Meishu sama me quería enseñar que, como Dios todo lo sabe, no había necesidad de precipitarme. Cuando llegase el momento justo, yo sería utilizado por Él.

Un miembro calificado

No está permitido oponerse a lo que Dios determinó

En Agosto de 1950, una persona que decía ser Dirigente del Templo Filial vino a casa y me comunicó que Meishu sama me había mandado llamar. Así me pidió que compareciese en la entrevista colectiva del día 5. Y aquella era mi primera visita al Nikkoden, Palacio de la Luz del Sol.

Yo estaba con traje diario. De cabeza rasurada, con unos pantalones que usaba para el servicio, camisa toda manchada, de cuello rasgado y abierto y zuecos viejos, calzados sin medias.

Visto de cerca, advertí que Meishu sama era parecido al profesor Abe de la Universidad Wasseda, tal vez a causa de Sus ojos. En cuanto yo lo miré sin ceremonia alguna, pensando que aquel ojo más cerrado sería Su ojo espiritual, El fijó su mirada en mí y dijo: “Usted es diferente de las demás personas. Por eso voy a tratarlo de modo especial. Deje su servicio actual y ayude en mi servicio.”

No sé si fue por osadía o por la infelicidad de no conocer la frase “Obra Divina”, su significado y su valor, que yo respondí: “¡Me opongo! Como puede ver, soy una persona que trabaja de gorra y con cigarro en la boca, por eso no aguanto quedarme el día entero al lado de Dios, forzado y todo ceremonioso”. Entonces, Él me respondió en un tono severo: “Dios no es tan exigente como Usted piensa. Y una vez que Dios habló así, no está permitido negarse”. Respondí: “¿Es verdad? Como tengo que retribuir por el restablecimiento de mi esposa, haré lo que estuviera a mi alcance”. Y fue así como fui envuelto por la gloria de servir al lado de Meishu sama.

Las palabras de Meishu sama: “Una vez que Dios habló así, no está permitido negarse”, eran de un significado realmente importante y profundo pero, por ser yo una persona común y superficial, me costó percibir eso.

Un miembro calificado.

TODO FORMA PARTE DEL GRAN TEATRO DE DIOS

Cuando se fueron sucediendo varios problemas serios y fui a pedir perdón a Meishu sama por sentirme responsable, El me dijo: “Todo forma parte del gran teatro de Dios, por eso basta que usted permanezca como espectador. Puede haber hechos que dejen su corazón en la boca, pero después podrá comprender su significado; por lo tanto, permanezca mirando sin preocuparse” y sonrió. Así, yo fui envuelto por una tranquilidad que me hizo sentir como si hubiese sido salvado.

Luego de eso, siempre que surgía algún problema y yo me veía implicado, preocupado y sufriendo con esas cosas, me colocaba en una posición más elevada y observaba todo con un sentimiento calmo y conciente. Desde ese punto de vista más amplio, podía comprender las razones más profundamente.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

YA ESTA PREPARADA POR DIOS

Primero de Mayo de 1950. Era día de Johrei en la filial y yo estaba transmitiéndolo a las personas que comúnmente venían esforzándose en servir. Cuando terminé de transmitirlo a la última persona, perdí el sentido.

Calculé que había estado inconciente unos dos días como máximo pero, según mi esposa, estuve inconciente quince días. Sin que el clavo se soltase o el cordón se rompiese, un cuadro con la frase: “Gran Providencia Divina”, caligrafiado por Meishu sama, se cayó encima del tatami (esterilla de paja con que se cubre el suelo) y ese ruido me hizo despertar.

Cuando me restablecí, fui a relatar lo sucedido a Meishu sama y El me dijo: “Usted vive en una pensión ¿no es cierto?” Sí respondí. Y continuó: “Dios ya debe de tener una casa para que usted viva. No necesita quedarse más en una pensión, ya debe haber una casa destinada para usted. Por lo tanto, búsquela inmediatamente.”

“No tengo dinero”, le respondí. El me retrucó con semblante severo: “Si el problema es el dinero, Dios le dará un modo y se arreglará. Para usted, una pensión puede ser suficiente, pero para Dios, no.” Y añadió: “Ya es tiempo de que aparezca una donación de algún lugar.” “Eso es imposible” respondí.

Entonces, Meishu sama afirmó: “Si estoy diciendo que aparecerá es porque aparecerá. Usted debe salir cuanto antes de la pensión, pues, por parte de Dios ya está determinado que usted forme parte de la Iglesia, a la mayor brevedad posible.”

Ante esa clara convicción de Meishu sama, yo sólo podía responder: “Sí.” Y al regresar, uno de los miembros calificados me dijo: “Miembro calificado, ¿no quiere ir a ver una casa?”. El nada sabía de mi conversación con Meishu sama y por eso hallé todo extraordinario. Mientras, como ya no tenía la intención de hacer difusión en aquel lugar, ese mismo día comencé a buscar otro, a través de los anuncios de los diarios. En el tercer día hallé la casa donde estoy ahora. Sin embargo, al principio, por problemas de dinero, no pude cerrar el negocio y continué buscando casa durante un mes; recorrí decenas. Pero no encontraba una adecuada.

Al relatar el hecho a Meishu sama, El me sugirió alquilar, lo que me pareció apropiado y así procedí. Luego preparé el dinero y pude mudarme a la casa donde estamos hasta hoy.

Aún recuerdo nítida y nostálgicamente las palabras: “De parte de Dios, ya está preparada.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

LLEVE AL CONOCIMIENTO DEL MUNDO LOS MALES Y EFECTOS COLATERALES CAUSADOS POR LOS REMEDIOS

Fui a solicitarle Johrei a Meishu sama, junto con el dirigente de mi Iglesia. Cuando Él terminó de transmitirlo al dirigente, yo me aproximé. Meishu sama hizo que yo me acercase bien, faltando poco para que nuestras rodillas se encontrasen y, primero me transmitió Johrei en la parte superior de la cabeza. En ese momento dijo: “Si llevamos al conocimiento de las personas del mundo entero los males y efectos colaterales causados por los remedios, el mundo será salvado, ¿sabe? La salvación de la humanidad depende únicamente de eso.”

Yo ya había recibido esa Enseñanza muchas y muchas veces al leer sus textos o al oír sus conversaciones, pero aquellas palabras quedaron grabadas en el fondo de mi alma, causándome una profunda impresión.

Luego de hacer difusión en Hawai, me mudé al continente y, a medida que iba conociendo gradualmente la situación del pueblo americano, fui entendiendo que aquellas palabras que oyera de Meishu sama poco antes de partir a los Estados Unidos, tenían un significado aún más profundo de lo que podía captar en el momento en que las había oído.

Un miembro calificado

HABRÁ PROGRESO, PUES EL MUNDO ESPIRITUAL CAMBIÓ

En Agosto de 1942, por orden de Meishu sama, yo salí de Tokio para hacer difusión en Hagi, en el Estado de Yamaguchi. Partí rumbo a aquel destino, llevando en el pecho estas palabras de Meishu sama: “Usted es la quinta persona que hará difusión en Hagi. Hagi es un lugar adonde Dios precisa ir. Usted irá allá como guardián de Dios y por eso no hay por qué preocuparse.”

Pero, pasado un año, aún no había conseguido formar miembro alguno. Como creía que de ese modo ya estaba todo perdido, volví a Tokio, además porque quería realizar el Oficio Religioso de Antepasados para mi esposa.

No puedo olvidarlo. El día 12 de Agosto de 1943 fui directamente al Hozan So, Solar de la Montaña Preciosa, antes de pasar por la casa de mis padres. Meishu sama, al verme, dijo: “¡Qué bien que lo veo! Ya no hay más problema” y agregó: “Ayer de mañana, yo escribí en el aire con el dedo:‘Hiramoto, venga’.”

Cuando le hablé acerca de los problemas de difusión, El me dijo: “No hay de qué preocuparse. Como el momento actual es muy serio, vuelva a Hagi y lleve consigo cien Ohikaris.”

La primera vez yo ya había llevado trescientos Ohikaris, pero no había logrado otorgar ninguno. Meishu sama me habló: “El Mundo Espiritual cambió; por eso, de aquí en adelante habrá gran progreso”, pero yo aún tenía mis dudas. Sin embargo, cuando volví a Hagi, una señora me buscó. Desde hacía tres años, ella no podía llevar las manos hacia atrás. Transmitiéndole Johrei, se curó; sólo con ese único Johrei, se tornó la primera fiel. Cuando, con alegría, le comuniqué ese hecho a Meishu sama, El dijo: “A usted en nada le ayuda alegrarse así, pues eso es sólo un prototipo” y agregó: “Hagi es tierra de afinidad. Por eso es un lugar en donde sólo los ‘bobos’ que no son bobos consiguen quedarse; ciertamente, de aquí en más, habrá gran progreso.” Conforme Sus palabras, en poco tiempo pude otorgar los cuatrocientos Ohikaris y, desde entonces, la difusión fue prosperando.

Un miembro calificado

NO ME GUSTAN LAS IMPERTINENCIAS

En ocasión de una entrevista colectiva, al observar que un miembro calificado estaba relatando insistente y prolongadamente el problema de su difusión, diciendo que se había producido una desavenencia entre compañeros, Meishu sama lo interrumpió con las siguientes palabras: “No me gustan las impertinencias” y advirtió serenamente: “¡Todos tienen un pensamiento muy estrecho! ¿Qué tiene que ver ese hecho con la salvación de la humanidad?” Y continuó: “De esa manera será preciso formar un departamento policial.”

Fue un juicio realmente ingenioso, claro y preciso. Todos lanzaron una carcajada y el asunto fue cerrado.

La persona siguiente fue una señora de edad, que vestía un traje extravagante y que hablaba de una forma aún más impertinente: “Yo soy la dueña del restaurante de anguilas, sabe... En nuestro restaurante estábamos venerando a un dios dragón...” y también, a veces, colocaba el prefijo de respeto para hablar de su propio marido, lo que, por sentido común, es algo ridículo. Y eso dejó a los demás miembros calificados un tanto inquietos.

Sin embargo, Meishu sama, tranquilo y con una sonrisa en los labios, la oyó hasta el fin. Sus respuestas eran claras, comprensibles y muy corteses. En aquel entonces, hallé un tanto extraña la actitud con respecto de la que tuvo con la persona anterior, pero, días después, pude comprender con renovada emoción, que aquellos eran ejemplos de orientación dados de acuerdo con las diferentes personas.

Un miembro calificado

ES SOLO HACER QUE LOS DOS SE CASEN

Durante la Segunda Guerra Mundial, estaba yo refugiado en una ciudad del Estado de Gunma. En aquella época, en la Casa de Difusión de Maehashi, había dos miembros calificados, pero uno vivía controlando lo que el otro hacía.

Eran un hombre y una mujer. Por eso, naturalmente, entre los fieles, no sucedían cosas muy agradables. Como yo conocía esos hechos, cuando me encontré con Meishu sama, hablé sobre el caso y le pregunté qué debía hacer. Y Meishu sama me respondió con toda simplicidad: “Sólo hay que hacer que los dos se casen.” Yo quedé admirado con su respuesta pero, más tarde, ellos se casaron.

Desde entonces se llevaron muy bien, incluso con los fieles.

Un miembro calificado

LLENE EL VACÍO

En Abril de 1954, Meishu sama y Nidai sama vinieron juntos a nuestra filial. Ésta estaba recién construida y tenía el formato de un corchete. Meishu sama nos orientó diciendo que deberíamos llenar el hueco que quedaba entre las dos paredes, y agregó: “Llenándolo, todo irá mejor.”

Llamamos luego al carpintero y lo consultamos acerca de la reforma. Entonces, El nos dijo: “Podrían haberme hablado al comienzo. Es difícil hacer eso después de terminada la construcción. Habrá problemas de goteras”.

Aún así, con esfuerzo, logramos llenar aquel espacio y fue concluida la actual filial. Y, desde entonces, conforme las palabras de Meishu sama, felizmente, ella tuvo gran expansión. Como yo oyera hablar de que era bueno plantar un pino macho y otro hembra en el jardín, vueltos hacia el Nordeste, así lo había hecho. Aquel día, viendo aquello, Meishu sama nos orientó: “Es bueno plantar también ciruelo y bambú, y formar con ellos un trío.” Así lo hicimos. Aunque el jardín aún no estaba listo, Meishu sama entró en él con zapatos apropiados y tijera en mano para podar algunas plantas. Su figura aún permanece viva delante de mis ojos.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

DE AQUÍ EN MÁS CRECERÁ EN PROGRESIÓN GEOMÉTRICA

En 1940, cuando la Insititución enfrentaba aún situaciones adversas, algunas personas y yo invitamos a Meishu sama a un almuerzo en el restaurante GajoEn, en Meguro. En aquella ocasión, Meishu sama nos dijo: “De aquí en más, la Institución crecerá en progresión geométrica. Surgirá gran número de discípulos nietos y discípulos bisnietos, ¿saben?”. Aquellas palabras nos dieron un gran coraje.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

ES BUENO QUE APAREZCAN IMITACIONES

El siguiente hecho ocurrió cuando nuestro diario “Hikari”, después de ser “Kyusei”, pasó a ser denominado “Eiko”. Creo que fue alrededor de 1950, cuando pregunté a Meishu sama: “En el caso de que el nombre Eiko sea usado por las personas en general en productos buenos, como por ejemplo lapiceras, dulces, etc., creo que no habrá problema, pero si fuese usado en productos extraños y de mala calidad, podrá causar hasta trastornos a los fieles. Por lo tanto, ¿qué opina acerca de patentarlo?”

Meishu sama, riendo, me respondió: “Ese es el pensamiento de la persona común. Es bueno que ese nombre sea usado ampliamente. Esa es una prueba de que nuestra Institución está creciendo. Siendo así, es bueno que aparezcan imitaciones.” Y continuando, dijo:“¡Imagine si puede haber personas que, escudadas en Dios, lucren con artículos de mala calidad! No hay razón para que alguien que fabrica y vende artículos de mala calidad comience a prosperar y, aún más, causar incomodidades a los fieles.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

ESPIRITU DE SERVICIO

ANTES DE HABLAR DE LOS OTROS, MIRE HACIA SI MISMO

Ciertas personas suelen ver a las otras con mirada aguzada y hacer críticas a su respecto.

Cuando personas así hacían comentarios sobre los otros con Meishu sama, Él enseguida decía: “Eso no le concierne. Usted debe preocuparse por sí mismo.” Y preguntaba: “Y usted ¿es perfecto?” Muchas veces vi personas que quedaron totalmente desarmadas por estas reprimendas.

Kaicho (Presidente)

NO DE OIDOS A HABLADURIAS

Cierta vez comenzó una charla en la habitación contigua a aquélla en la que Meishu sama se encontraba.

Yo estaba en el mismo aposento que Él y percibí que el tono de las voces desde el otro lado iba aumentando tanto, que lo que hablaban se tornó perfectamente audible para nosotros. Lo peor era que el asunto versaba acerca del propio Meishu sama. Era una discusión de este tenor: “El es sabio”, lo que me llevó a ponerme inquieto y trémulo de miedo. Sin embargo, Meishu sama permaneció totalmente ajeno a tales comentarios. Recuerdo que me conmovió profundamente aquel modo suyo de actuar, al mantenerse compenetrado en lo que estaba haciendo, en perfecta conformidad con Su Enseñanza, que dice: “No dé oídos a habladurías.”

Kaicho (Presidente)

Si lo tomaran por bobo, hagase el bobo

No es que me juzgase experto, pero fueron sucediendo tantas cosas que, aburrido, dije a Meishu sama: “¡Me están tomando por bobo!” A lo que Él respondió: “¡Si lo tomaran por bobo, hágase el bobo! Míreme a mí, por ejemplo.”

Un miembro calificado

NO SE DEJE INFLUIR POR LOS ELOGIOS NI POR LA CRITICA MORDAZ

En aquella época yo aún era inmaduro, física y espiritualmente, por eso procuraba acatar, con obediencia, todo lo que Meishu sama decía, e intentaba a mi manera esforzarme para no cometer fallas.

Cierto día, Meishu sama me dijo: “Para que una persona se convierta en un personaje universal, no debe dejarse influir por los elogios ni por la crítica mordaz.”

Guardo aquellas palabras con mucho cariño en mi corazón, las considero directamente dirigidas a mí, que tan fácilmente era influido por los juicios de la sociedad y por las opiniones de los otros. Ahora, cuando sucede algo en ese sentido, recuerdo inmediatamente aquellas palabras suyas y tengo cuidado de no envanecerme cuando soy elogiado y no dejarme abatir cuando soy criticado.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

NO SE VANAGLORIE

Cuando nosotros, servidores, pensando que habíamos hecho alguna cosa muy buena, decíamos a Meishu sama: “Meishu sama, esta vez logramos hacer tal cosa”, El respondía:“Fue Dios quien lo hizo.” Y nosotros nos quedábamos desilusionados. Pero, cuando uno de nosotros estaba preocupado, solitario, pensando:“No sé cómo proceder respecto de algo que hice”, y resolvía pedir orientación, recibía palabras llenas de amor:“Es Dios quien está haciendo eso. ¡No se preocupe!” Así, cuando nos sentíamos orgullosos, Meishu sama nos reprimía inmediatamente, y cuando estábamos decepcionados, en vez de llamar nuestra atención, nos orientaba de modo de no dejar que nos sintiésemos personas sin importancia.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

USTED SERA OBSERVADO DE LA CABEZA A LOS PIES

El siguiente hecho sucedió en la Sede Provisoria, en el barrio de Shimizu, en Atami, alrededor de Mayo de 1949. En aquella época, la Iglesia de mi responsabilidad estaba prosperando mucho y, con certeza, inconscientemente, yo era presuntuoso y lo demostraba hasta en mis actitudes. Cuando tuve discusiones con el dirigente del Templo Filial a causa de un problema sentimental, Meishu sama me mandó llamar: “Sea como fuere, venga aquí”. Así, fui hasta la Sede y permanecí aguardándolo en la sala de espera. Minutos después, El apareció y me dijo: “Cuando el ser humano va asumiendo posiciones de importancia, es observado de la cabeza a los pies; por eso, es preciso observar el máximo de cuidado.” Yo no imaginaba estar con aires imponentes o presuntuosos, pero infelizmente había una extraña susceptibilidad manifestándose en mi relación con los demás miembros calificados y eso manifestaba que inadvertidamente estaba actuando con presunción. Al pensar que por ese motivo, Dios me había llamado y me había enseñado cómo seguir el camino hacia el futuro, quedé tan agradecido que llegué al punto de llorar y, desde el fondo del corazón, me agaché en reverencia diciendo: “¡Muchas gracias!”

“No hay qué agradecer. ¡Esfuércese mucho!” Después de hablar así, Meishu sama se retiró.

Pero, a medida que el tiempo pasa, siento cada vez más fuertemente la compasión y el amor de Meishu sama manifestándose en aquella ocasión.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

IBA A LAS ENTREVISTAS CON DELANTAL

Cuando yo iba a participar de las entrevistas colectivas con Meishu sama, siempre llevaba el delantal sobre el kimono. Parece que las personas se extrañaban mucho de esta actitud mía. Un día un fiel me preguntó: “Sacarse el delantal para ir al encuentro de una persona importante es algo comprensible pero Usted, ¿por qué se coloca el delantal cuando va a ver a Meishu sama?” Entonces le respondí: “Yo puedo ser miembro calificado para ustedes, pero para Meishu sama no soy más que un muchacho o un aprendiz. Intento no olvidar ese espíritu. El hecho de presentarme de delantal delante de Él es una manifestación de ese sentimiento mío”.

En el verano de 1942, a causa de una crítica a los medicamentos, estuve detenido durante una semana. En ese período, pasé por terribles interrogatorios. Consta que, en esa ocasión, Meishu sama dijo: “Creo que ni siquiera Shibui soportará los interrogatorios”, cita que oí de una persona tiempo después. Sin embargo, yo aguanté firme, cerrando los dientes, y no mencioné ni siquiera la “M” de Meishu sama. Por Meishu sama yo podría hasta morir ése era mi verdadero sentimiento.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

INFUNDIR EN LA PERSONA LA CONFIANZA DE QUE SERA SALVADA

Yo soy bonzo. En el contacto con los bonzos, las personas se colocan en posición inferior. Aunque no las estemos despreciando, ellas presumen que estamos haciéndolo. En todas las entrevistas, Meishu sama me decía riendo: “Su apellido (Takato) se escribe con letras que significan cabeza alta, ¿no?” Al principio yo no entendía por qué Él me decía lo mismo tantas veces, pero, al pasar el tiempo, lo fui comprendiendo. Era porque en el contacto con Meishu sama yo no sabía saludarlo y me comportaba como si me hubiese encontrado con un amigo. Así, Él me estaba reprendiendo ocultamente. Meishu sama solía decir: “De acuerdo con la persona, hay que cambiar de actitud, también los trajes son importantes.” Yo pensaba que estaba haciendo todo bien, pero Él me dijo: “Es preciso hacer que las personas, al verlo, puedan sentir ‘Esta persona me puede salvar’.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

DEJE DE USAR PALABRAS QUE PUEDAN DAR IDEA DE MENOSPRECIO

Meishu sama daba gran importancia al modo de hablar. Hay personas que, frecuentemente, ponen sus dedicaciones en un plano secundario y usan expresiones despreciativas al referirse a ellas. Por ejemplo: “Ya que estoy desocupado, voy a transmitir Johrei.” Meishu sama siempre advertía acerca de esta forma de hablar, diciendo “Está haciendo poco caso a Dios.” Tiempo atrás, supe que un miembro calificado dijo a Meishu sama: “Como hoy es domingo, traje una persona nueva” y que, después, aquel miembro calificado fue severamente reprendido por El: “¿Qué quiso usted decir con ‘como hoy es domingo’? Ese es un modo cruel de atormentar a Dios”.

Cierta vez, cuando Meishu sama expuso sus obras de arte en una exposición en Tokio, dijo “Había olvidado completamente que tenía una obra como ésta.” Entonces le pregunté: “¿Es porque usted posee muchas piezas?” a lo que Él inmediatamente respondió: “No es por tener muchas que olvido. Sólo porque la obra no es de gran valor. Por mayor cantidad que yo haya coleccionado, si la pieza fuese de buena calidad, jamás me olvidaré de ella.”

Un dedicador

A LOS MIEMBROS CALIFICADOS, LES HACIA LA ADVERTENCIA QUE LES CABIA

No recuerdo la fecha, pero cierta vez se me cayó el Ohikari. Lo coloqué bajo la camisa, sin pasar el cordón por el cuello y salí. Cuando volví a casa, al quitarme la camisa, cayó en el suelo.

Fui a la Iglesia, le pregunté al miembro calificado cómo debía proceder y él me dijo: “Solicite a Meishu sama la reconsagración.” Así fui conducido a Su presencia y vi que mi Ohikari estaba a Su lado sobre la mesa. Asustado permanecí todo encogido. Como se veía, además de mí, otro fiel le solicitaba reconsagración. “¿De quién es éste?” preguntó Meishu sama. Yo permanecí encogido y cabizbajo. Entonces El tomó mi Ohikari y lo llevó a la altura de su rostro. Luego de concentrarse cerca de un minuto lo sopló, así estaba terminada la reconsagración. Yo me sentí aliviado y recibí respetuosamente el Ohikari. Enseguida preguntó: “Y éste ¿de quién es?” La otra persona presente (que tenía el grado de miembro calificado) en voz baja respondió: “Es mío.” Entonces, Meishu sama llamó su atención con severidad: “¿Qué es esto? ¡Una persona que está en posición tan elevada...!” Yo sentía como si también estuviese siendo advertido y por eso iba encogiendo mi cuello. Sentí realmente temor. “¡Cómo es de riguroso!” pensé. Más tarde estuve pensando en el por qué de no haber sido reprendido. Llegué a la conclusión de que tal vez fuese porque Meishu sama sabía que yo era un fiel aún nuevo. Después de ese acontecimiento, tomé el máximo de cuidado en el uso del Ohikari.

Un pintor

APRESE EL PUNTO VITAL DE LA RESPUESTA A SER DADA

Todos saben que Meishu sama solía afirmar: “En todo, lo importante es el punto vital. Aún en el caso del Johrei, si lo transmitimos en el punto vital, la persona enseguida se restablece. También en lo referente a las palabras, para conseguir expresar la esencia, una única palabra será suficiente.”

Estando al lado de Meishu sama y al oir siempre sus palabras, constaté que manifestaba con una sola palabra, de forma aguzada y certera, la esencia o el núcleo de la cuestión, basada en la realidad, siempre acompañada por la práctica.

En cierta ocasión, Meishu sama estaba caligrafiando y me preguntó: “¿Salieron ya casi todos los Ohikaris caligrafiados la vez pasada?” a lo que yo respondí: “Aún sobran algunos.” Entonces El me dijo: “Diga ‘ya salieron casi todos’ y no ‘aún sobran algunos’”. Tuve un sobresalto al oir aquellas palabras y aprendí. Eso se refiere al punto vital de la respuesta a ser dada.

Un dedicador

HABLAR SOLO LO NECESARIO DE FORMA CONCISA

Cierta vez recibí una advertencia severa cuando un Dirigente del Templo telefoneó solicitando Johrei de Meishu sama. Yo transmití el pedido de la siguiente forma: “Meishu sama, tal señor, de tal Iglesia, telefoneó...” pensando que había hecho el comunicado basado en el sentido común y en forma cortés. Pero, cuando terminé de hablar, como si hubiese estado esperando que yo terminase, Él me enseñó: “‘Meishu sama, tal señor telefoneó pidiendo Johrei.’ Sólo eso es suficiente. No soy persona que disponga de mucho tiempo. Por eso basta decir sólo lo que importa, lo más concisamente posible.”

Un dedicador

BUSCABA SIEMPRE LO MEJOR

Cierta vez, la comida servida a Meishu sama en el Restaurante Choutei, en Marunouchi, en Tokio (su cocinero era mesiánico), no estaba sabrosa y fui llamado por Él.

“¿Cuál era el precio de aquel plato?”

“Tanto...”

“¿Dio propina?”

“Sì.”

“La propina debe ser dada a la persona que atiende el punto vital.”

“¿Cuál persona sería el punto?”

“Aquí, en Choutei, es su cocinero.”

A esa altura, el diálogo se convirtió en advertencia severa: “Cuando se convida a una persona, es preciso tener cuidado.”

Un miembro calificado

LA PERSONA DEBE ESTAR SIEMPRE ATENTA PARA REACCIONAR INMEDIATAMENTE

Cierto día, por descuido, di una respuesta sin relaciòn con la pregunta de Meishu sama y me advirtió diciendo: “Su cabeza no está funcionando bien. Debe procurar estar siempre atento, a fin de poder anticipar lo que estoy pensando. Después que entendí las cosas Divinas, mi cabeza quedó realmente aguzada.”

En otra ocasión, Él dijo: “Actualmente las personas son distraídas. Pocos son los que, como ‘edokos’ (nacidos en Tokio), reaccionan inmediatamente.” Y preguntó a las servidoras del Museo: “Entre ustedes, ¿hay alguien natural de Edo (Tokio)?”

En ocasiones anteriores, durante las entrevistas, Meishu sama nos enseñó: “Es preciso tener la perspicacia de observar a las personas desde el punto de vista de un ladrón de carteras.”

En relación a este punto, siento que nuestra situación actual aún deja mucho que desear.

Un dedicador del Museo de Arte

ESTABA INFORMADO DE TODO, AUN FINGIENDO QUE NO SABIA

Medio año después que pasé a servir en la Obra Divina, el Sr. M., reponsable de los servidores, se fue y yo lo sucedí. El Sr. M. hacía los servicios internos generales y de contabilidad, por lo que era depositario de la confianza de los fieles. Luego que él se fue, Meishu sama me dijo: “El debe de haber gastado mucho, por eso verifique.” Al examinar constaté que el libro de contabilidad estaba en total desorden y que ese señor, desviando una elevada suma de dinero, había producido un gran perjuicio en las finanzas. Él era realmente un “ratón” que había gastado casi todo en bebidas y mujeres.

Nadie había percibido que tal fraude estaba ocurriendo, salvo Meishu sama, del cual todos pensaban que nada sabía porque dejaba todo en manos de sus subalternos, y que era informado por ellos de lo que sucedía.

Y, en esa época, a pesar de la situación financiera nada favorable, sin castigar al muchacho que había gastado tanto y, fingiendo no saber nada, lo trataba como a los demás. Por aquel hecho, vi en qué medida Meishu sama era un ser realmente insondable.

Un dedicador

SI ESTÁ VACILANDO, SIGNIFICA QUE ESTÁ EN SU PUNTO

Cierta vez, Meishu sama se expresó de un modo muy interesante. Creo que fue en 1948. Recuerdo que en un diálogo con el reportero de una revista, Meishu sama dijo: “El sentimiento del ser humano es como un péndulo. Se mueve de izquierda a derecha y viceversa, incesantemente. Intenta moderarse pero no lo consigue. En mi caso también él se mueve hacia la derecha y hacia la izquierda, pero sólo un poco, que es lo ideal. Su movimiento es constante y continuo, y ésa es una Verdad.”

No recuerdo exactamente cuándo, pero una persona fue designada para servir té a Meishu sama, quien, al tomarlo, dijo: “¡Esto está caliente!”. Apresuradamente, esa persona trajo otro té, y esta vez, tal vez por exceso de cuidado, trajo un té tibio, por lo que fue llamada su atención severamente: “Este está demasiado tibio. De esta manera el té es horrible.”

Esta persona, entonces, hizo el té por tercera vez con mucho cuidado. Temerosa por la forma en que sería reprendida si el té no estuviese bien aquella vez y preocupada por su temperatura, al llegar a la puerta, titubeó para servirlo. Le parecía que el té estaba caliente y al mismo tiempo tibio. Meishu sama, al verla sin saber qué hacer, dijo: “Si usted está vacilando es porque está en el punto justo. Tráigalo.” Tomó y satisfecho, dijo: “Está bueno, no se olvide de este punto, ¿sí?” Después dijo riendo: “Parece que las personas no entienden el sentido de esta frase:‘Si está vacilando significa que está en su punto’. Cuando la persona tiende siempre hacia uno de los lados, eso se torna un hábito y cuando no pende, no se da por satisfecho. Lo mismo sucede con el sabor de la comida. Si yo la encuentro muy salada y llamo la atención, la siguiente vez, infaliblemente, viene sosa. Por eso, tengo hasta recelo de hacer advertencias. Al final, ¿qué tienen las personas en la cabeza?”

Aquél que percibe rápidamente que cuando está vacilando es porque encontró el punto justo, se dice “Izunome” y aquél que solamente persiste en la duda, no pasa de ser una persona común.

Kaicho (Presidente)

ENTRE EN EL RITMO DEL SIGLO XXI

En la época inicial, luego de la inauguración del Museo de Bellas Artes de Hakone, los servicios eran muchos, pero Meishu sama iba ordenando todo en forma rápida.

Pero nosotros, cuántas y cuántas veces nos quedábamos atrás, sin saber qué hacer. Cierto día en que yo me demoré en entregar un testimonio, Meishu sama me advirtió con severidad diciendo: “Seaki Kyusei Kyo es del Siglo XXI, pero usted aún es de la Era Momoyama (1573 a 1600). ¡Toma tiempo con un simple informe, que puede hacer en sólo uno o dos minutos!”

Un dedicador del Museo de Arte

EL INFORME TAMBIÉN FORMA PARTE DE LA OBRA DIVINA

El siguiente hecho sucedió cierto día en que Meishu sama ya iba a comenzar la actividad de caligrafiar a pincel. Determinó que cada día alguien le comunicara el número de Ohikaris y de Imágenes de la Luz Divina que precisaba caligrafiar, haciendo la cita respectiva. Generalmente estaba definido con antelación quién haría la comunicación. Pero, justo en aquel día, cuando Meishu sama entró en la sala y acabábamos de saludarlo, repentinamente, la radio sufrió una interferencia. La persona encargada del informe fue a ajustar la radio y dejó de hacer la comunicación. Meishu sama colocó el pincel en la vasija de tinta y tomó posición para escribir pero, como no recibiera ninguna comunicación, permaneció parado esperando. Como, ni siquiera así, nadie le hacía el informe, Él nos llamó la atención diciendo: “¿Qué sucede? ¿Qué voy a escribir?”

La persona encargada del informe comenzó diciendo: “Discúlpeme Señor, pero como no lograba quitar la interferencia de la radio...” Antes de que terminase de hablar, Meishu sama lo amonestó severamente diciendo: “Yo estoy preguntando qué voy a escribir. ¿Qué pretende usted dejando de lado lo que es importante y haciéndome esperar? Si ése es su pensamiento no puedo dejar que me ayude aquí. ¡A partir de mañana usted no podrá hacer más esta dedicación!” Tampoco dejó que nos escapáramos nosotros, que estábamos allí al costado, y nos preguntó en forma rigurosa: “¿Y ustedes, por qué permanecen allí callados, mirando?” Una de las personas no sabía cómo hacer el informe y fue perdonada. Yo lo conocía pero, como era novato en aquella dedicación, él debió de haber tenido eso en consideración y no usó tanta severidad. Entonces, durante aproximadamente veinte minutos, en forma seria y persuasiva, Meishu sama nos orientó, diciendo entre otras cosas: “Ustedes necesitan aprender a conversar con cualquier persona, pues de lo contrario no podrán ser llamados hombres modernos; finalmente el hombre que no sabe hablar, no es activo y no progresa.” También dijo:“Los fieles de Seaki Kyusei Kyo deben saber todo de un modo general y también tener su propia opinión.” Y agregó: “Dejar de hacer el informe significa no darle importancia al servir.” Así, en aquel día, el servicio permaneció interrumpido y Meishu sama acabó yéndose. La persona que cometió una falta en el informe y fue advertida, no fue perdonada por haber perturbado a la Obra Divina y por alrededor de cincuenta días no pudo dedicar en nada ligado a la caligrafía.

Un dedicador

HAGA SU INFORME DE ACUERDO CON LA REALIDAD

Al comienzo de mi dedicación en Hagi, en el Estado de Yamaguchi, por ser inexperto aún no había conseguido ni un fiel. Igualmente, Meishu sama me pidió el informe. Por lo que le dije: “Aún no conseguí ningún miembro.” El me retrucó: “Lo haya conseguido o no, una vez que usted fue hacia allá como mi representante, por lo menos informe que no lo consiguió.” Así continué durante un año haciendo constar en el informe que no había logrado ningún miembro. Pasado un año completo, comuniqué a Meishu sama: “Ya hace un año que estoy sirviendo en Hagi, por lo que creo que no hay esperanza.” Entonces, Él me reprendió: “Usted habla como si fuese Dios pero, ¿quién le dijo eso? Durante un año usted me envió, sin falta, los informes, aún para relatarme que no había logrado miembros. Aquello fue determinado por Dios para probarlo. Por lo tanto, esta vez, cuando vuelva allá, comenzará un progreso incalculable. Es ahora cuando la cosa comenzará”. Al oir esas palabras, me estremecí, pero Hagi comenzó a crecer realmente luego de que oí aquellas palabras de Meishu sama.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

¿POR QUE NO VINO A COMUNICÁRMELO ENSEGUIDA?

Cierto día, Meishu sama me pidió que telefoneara a un comerciante en arte respecto de un cuadro famoso de China. Como ya era muy tarde y Meishu sama estaba realizando un trabajo para la Obra Divina, pedí a otra persona que le transmitiera el resultado del telefonema y fui a dormir.

Enseguida me avisaron que Meishu sama me llamaba. Recibí un gran reto: “¿Por qué no vino inmediatamente a comunicarme el resultado de aquel telefonema? Me quedé a la espera pensando: ‘en seguida vendrá, en seguida vendrá’; pero, como no aparecía, pedí que lo llamasen...”

Poco tiempo después de que todos los partipantes de la entrevista pasaran a recibir Johrei colectivo de Meishu sama, dijo: “Ya hace algún tiempo que estoy transmitiendo Johrei. Aún no veo ninguna experiencia de gracias alcanzadas.”

A través de esos hechos comprendí profundamente que si el informe es algo muy importante para la relación humana, en la relación con Dios es aún más importante.

Un dedicador

PRESTE ATENCION A LAS PEQUEÑAS COSAS

Cierto día, Meishu sama nos enseñó lo siguiente: “La mayoría de las personas cree que tener fe es orar a Dios, hacerle pedidos y otras cosas de este género. Pero eso viene en segundo plano. En primer lugar está lograr percibir las pequeñas cosas. Dice un proverbio que un gran dique se rompe a partir del agujero hecho por una hormiga. De la misma forma, si no logramos hacer las pequeñas cosas, tampoco lograremos hacer las grandes. Inevitablemente, un día será destruida. Dios es realmente minucioso. Y eso lo percibimos viendo las comprobaciones recibidas ¿no? Como recibimos las gracias hasta en las cosas realmente pequeñas, en cuanto no prestamos atención a las pequeñas cosas, estaremos reprobados en la fe. Las enseñanzas de la religión Omoto dicen: ‘En primer lugar está el prestar la máxima atención’. De aquéllos que no prestan atención a los pormenores, se dice que son ignorantes en relación a Dios.”

Por eso, si por descuido cometemos alguna omisión, “terminaremos reprobados en el examen de Dios”.

Un dedicador

REALIZÓ LA ENTREVISTA COLECTIVA SOPORTANDO UN DOLOR MUY FUERTE

El siguiente hecho ocurrió en una entrevista en la Sede Provisoria del barrio de Shimizu, en Atami, creo que alrededor de 1950. En esa ocasión, luego de terminada la entrevista con los miembros, tras retornar a su aposento, Meishu sama comenzó a transmitirse a sí mismo Johrei con una expresión de sufrimiento a causa del dolor en un diente. Estaba determinado que luego de la entrevista yo debería saludarlo y por eso pude presenciar aquella escena. Durante la entrevista con los fieles, Meishu sama sintió dolores, pero ante los demás nada demostró, pues los soportó impasible. En aquel momento sentí que Él soportaba el dolor por no querer violentar a los presentes y recuerdo que recibí una silenciosa Enseñanza con su actitud.

Un dedicador

CONTROLE RIGUROSAMENTE LA HUMEDAD DEL AIRE DEL MUSEO DE ARTE

La humedad del aire es de extrema importancia en relación con las obras de arte, por eso nosotros, los servidores del Museo de Arte, diariamente, por la mañana y por la noche, medíamos la humedad del recinto con fines estadísticos. Cierto día, Meishu sama vino al Museo y preguntó: “¿Cuál es la humedad del aire en este momento?” Como hacía aproximadamente una hora que yo había mirado el medidor, le respondí: “Es de setenta y tantos por ciento.” El dijo: “Está equivocado.” Entonces, fui a verificar nuevamente y de hecho había una diferencia de tres a cinco por ciento. En la humedad del aire, una diferencia tan pequeña es difícil de ser percibida, pero Meishu sama sabía exactamente que yo estaba equivocado. En ese momento pensé: “La sensibilidad de Meishu sama es muy aguda.” Sin embargo era más que eso: sólo ahora veo cuánto se preocupaba Meishu sama por la influencia de la humedad en las obras de arte.

Un dedicador del Museo de Arte

TENIA CUIDADO HASTA EN EL MODO DE DISPONER LAS CHINELAS

Cuando estaba previsto que en el día siguiente alguna persona famosa visitara el Museo, Meishu sama iba personalmente a exponer las obras que podrían agradarle, usando cuidados especiales. Principalmente en la época de inauguración, como todos nosotros eramos legos, seguíamos rigurosamente las instrucciones de Meishu sama. Él prestaba atención hasta a las pequeñas cosas, tales como la forma de abrir la cortina, etc. Meishu sama nos enseñaba con mucho empeño diciendo: “La cortina debe quedar cerrada así, haciendo una curva, de modo que parezca deslizarse naturalmente.” Lo mismo sucedía con el modo de disponer las chinelas (en Japón, es costumbre quitarse los zapatos para entrar en chinelas en las casas y otros recintos en general) para atender a los visitantes. Él no olvidaba ni siquiera las cosas más insignificantes.

Un dedicador del Museo de Arte

LA IMPORTANCIA DE ESTAR SIEMPRE ATENTO Y CUIDADOSO

Lo siguiente sucedió cuando yo estaba dedicando en el Museo de Arte de Hakone. Para ir al servicio, descendía por el camino que pasa tras la casa de Hagi en dirección al zaguán de descanso del Museo y, en aquel momento, Meishu sama, con paraguas en mano y en compañía de Nidai sama y de su tía, también estaba descendiendo, apreciando el hagi (trébol). Como fue un acontecimiento inesperado, apenas bajé la cabeza en reverencia, Él me preguntó: “¿Está abierto el zaguán de descanso?” A aquella hora ya estaba cerrado, pero como yo tenía las llaves, le respondí: “Un momento” y abrí la puerta.

En el zaguán, Meishu sama contemplaba desde la ventana el Jardín de los Musgos, que desaparecía entre la niebla de la lluvia. Yo, pensando que a través del vidrio Él no podría ver muy bien el jardín, a causa de la neblina, hice ademán de abrir la ventana. Entonces, Meishu sama me miró y preguntó: ¿Qué está por hacer?

Yo apenas le dije: ¡Voy a abrir la ventana!

¿Por qué va a abrirla?

Pensé que, al abrir la ventana, el señor podría apreciar mejor el jardín.

Así la neblina va a entrar, ¿no es cierto?

Con estas simples palabras me sentí severamente advertido. Luego, Meishu sama estuvo andando entre las sillas del salón y, al ver una capa de lluvia sobre una de las sillas, preguntó en voz alta: “¿Quién colocó aquí esta capa?” “Fui yo”, le dije cabizbajo y El dijo: “Una silla sirve para sentarse, no para colocar eso.” De hecho tenía toda la razón. Más que de prisa, retiré de allí la capa y nuevamente vino otra advertencia: “¿Quién colocó el paraguas aquí? El lugar del paraguas es en el paragüero.” Aquel era mi paraguas. Cuando Meishu sama estaba de pie ante la ventana, yo lo había soltado para abrir la ventana y eso llamó su atención.

Estas cosas sucedieron en menos de cinco minutos. Más tarde, Meishu sama salió del zaguán y, mientras miraba su figura desapareciendo por entre la neblina, dije con rigor, para mí mismo, que jamás, en ningún momento, debería olvidarme de estar atento y cuidadoso.

Un dedicador del Museo de Arte

POR UN MINIMO DESCUIDO SOMOS GOLPEADOS

Cierto día, cuando estaba mostrando las Obras de Arte a Meishu sama, recibí una advertencia. Sucedió porque, por olvido, dejé de comunicarle algo. En resumen, recuerdo que fui amonestado severamente: “Todo en este mundo es una lucha seria, en la cual, por un mínimo descuido, somos golpeados. En cualquier situación debemos estar siempre listos y atentos. De esa manera, usted sería golpeado y descuartizado. Si fuese una lucha real, usted ya estaría muerto.”

Un dedicador del Museo de Arte

SI NO LOGRA EJERCER LAS PEQUEÑAS COSAS...

Meishu sama preguntó a una persona: “¿Cuánta cantidad de arroz suele comer en su casa por mes?” Como era una pregunta inesperada, se puso a pensar. Entonces, Meishu sama le dijo: “Debe estar siempre informado de esas cosas. Aquí somos una gran familia, pero sé exactamente cuánto arroz necesitamos en un mes.”

Y prosiguió: “Las cosas grandes son conjuntos de cosas pequeñas. Por lo tanto, si no logra ejercer perfectamente las pequeñas cosas, tampoco logrará hacer las cosas grandes.”

Un dedicador del Museo de Arte

IRRITENSE CONTRA EL MAL

Un día, mi esposa dijo a Meishu sama: “Yo me irrito mucho y no sé qué hacer. Por favor, haga que tenga más paciencia.” Yo, que estaba a su lado, dije con orgullo: “Yo no me irrito.”

Dando una carcajada, Meishu sama dijo: “Irritarse es natural. Quien no se irrita no logra servir realmente. Yo también logré llegar donde estoy hoy y realizar mi tarea irritándome contra el mal. En un sentido positivo, es bueno irritarse bastante. Usted debe irritarse constantemente.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

VOLVERSE PERSONA QUE NO SE IRRITE, EN LUGAR DE EVITAR IRRITARSE

Cuando era joven, en la casa de mi adolescencia, era yo una persona muy violenta, a la que nadie lograba contener; llegué hasta el punto de ser llamado gallo de riñas y, como yo era débil, enseguida tomaba algún objeto para golpear. Tenía miedo de mí mismo, pues tras la pelea generalmente bebía y provocaba desórdenes.

Quien me libró completamente de tales condiciones fue Meishu sama, que siempre decía: “No se irrite, tórnese un bobo.” Entonces le pregunté: “Aunque estemos irritados, basta que no lo demostremos, ¿no es cierto?” En ese momento, Meishu sama me dijo enérgicamente: “No, no debe ni siquiera pensar.” De ahí en más, gracias a esas palabras, lentamente fui no irritándome; me torné un hombre que naturalmente no se irrita, en vez de vivir evitando irritarme.

Al respecto de mi costumbre de irritarme, una vez Meishu sama enseñó también: “Usted dice que se irrita y no logra contenerse; pero cuando un perro está oculto para usted, ¿acaso usted pelea con el perro? Si usted hace algo con buenas intenciones para alguien, pero ese alguien no simpatiza con usted, él no puede ser considerado un hombre. Cuando usted se irrita hasta el punto de agredir, recuerde que su espíritu se estará rebajando en la misma forma que el espíritu de ese alguien.”

La cosa más gratificante de mi vida es que no me irrité más.

Reconozco que fui un hombre que tomaba, casi dos litros de saque por vez. Por lo que, cierta vez pregunté a Meishu sama: “¿Puede tornarse miembro aún una persona como yo?” Entonces, Meishu sama me respondió: “Es por ser una persona como usted que la fe le es necesaria.”

Un miembro calificado

UN PRESTAMO ES UN PRESTAMO, POR LO TANTO ES ALGO ILUSORIO

Un día recibimos la siguiente Enseñanza sobre el alquiler de una casa: “Últimamente, se verifica en todo una gran falta de sentimiento de gratitud. En el caso del alquiler de una casa, el inquilino, a pesar de estar libre de lluvias y vientos gracias a ese techo, no tiene la mínima gratitud hacia el locador; deja que la deuda del alquiler se acumule por varios meses y cuando, en una u otra ocasión, es cobrado, por su propia boca sabemos que no tolera saber quién es el locatario, cosa que nos deja pasmados. En verdad, lo correcto sería pagar el alquiler de un mes hacia el final del mes anterior y no al finalizar el mes vencido. De esta forma significa que la casa está siendo prestada y el préstamo es algo ilusorio, no es verdadero. Hacer un préstamo significa contraer deuda, lo que constituye un pecado. Pero, si el alquiler es pagado hacia el final del mes anterior, deja de ser un préstamo. Si dejamos pago aquello que debemos pagar, Dios renueva sus gracias.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

NO MANIFESTABA EN SU FISONOMIA EL PROPIO DOLOR

Meishu sama también sufrió purificaciones de toxinas hereditarias, pero jamás se quejaba ni demostraba dolor.

Pero cuando veía que otras personas pasaban por tal purificación, se condolía profundamente y preocupado les decía: “¿Debe de estar doliendo, no?” “¿Debe de ser un tormento, no?” Pero cuando Él mismo pasaba por ese tipo de purificaciones ni siquiera lo demostraba en su fisonomía. Cuando preguntábamos: “¿No está doliendo?”, Meishu sama respondía: “Esto es purificación.” Y también cuando decíamos: “Pero Meishu sama, no es justo que usted esté sufriendo así a causa de esa toxina hereditaria”, respondía:“¡Esto no es nada! Es apenas una purificación.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

SUFRIR TAMBIEN ES BUENO

Entre los miembros que yo asistía, había una señora que pasaba por una purificación severa.

Ella se restableció de la enfermedad. Sin embargo, posteriormente varios problemas comenzaron a surgir uno tras otro. Pero ella, conciente de que esto se debía a sus nublamientos, llevó adelante su purificación. También la Enseñanza: “Aunque Dios quiera concederle gracias a una persona, si posee nublamientos, estos antes deben ser eliminados”, la animaba mucho.

Pero como la purificación se prolongaba por mucho tiempo, fui a pedir orientación a Meishu sama para su encaminamiento. Mientras relataba todo detalladamente, Meishu sama oía en silencio con una expresión como diciendo: “¡Qué purificación terrible! ¡Debe de estar sufriendo mucho!”

Finalizado el relato, pensé: “¿Qué clase de respuesta va Él a darme?” Pero lo único que Meishu sama me dijo en tono firme fue: “¡Eso es bueno!”

Repentinamente desperté y grité para mis adentros: “¡Por supuesto!” Naturalmente, transmití fielmente las palabras de Meishu sama a aquella persona. A través de ellas, ella cambió por completo y empezó a mejorar visiblemente.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

EL DESTINO DE SERVIR, LLEVANDO CONSIGO A LOS NIÑOS

Alrededor de 1934, acompañada de mis tres hijos menores, dedicaba en el Templo Filial. Eran días realmente atareadísimos: transmitía Johrei diariamente, participaba del Culto Mensual y viajaba para la divulgación en otras localidades.

En esa época, mi marido dedicaba casi tiempo completo al lado de Meishu sama. Un día, deseando que él volviera a casa, telefoneé a “Ojindo” (Casa de Difusión). Aún así, él no volvió. Luego de cuatro o cinco días fui hasta allí y oí las siguientes palabras de Meishu sama: “Su esposo tiene una misión en la Obra Divina, por lo tanto esté conciente de que él no puede volver siempre a su casa de acuerdo con su voluntad y conveniencia.” Entonces yo le dije: “Si no tuviese los niños...”, y Él me respondió: “Si los niños son pesados fardos, Dios los sacará.” Me espanté con esas palabras y pedí disculpas. Entonces, Él me enseñó detalladamente que “su destino es servir llevando a sus hijos consigo.” Hoy siento que hablé con Meishu sama de una manera nada delicada.

Una miembro calificada

LA CONSTANTE PREOCUPACION PARA ELIMINAR EL APEGO

Un día, cuando la entrevista estaba por terminar, en un tono más alto que lo normal, Meishu sama dijo: “Hoy, como regalo, enseñaré una cosa buena.” Instintivamente comenzamos a prestar mayor atención y El nos enseñó en qué manera el apego es algo errado. “Cuando tenemos apego, el resultado será infaliblemente lo contrario. Procurando siempre eliminar el apego, deben dejar todo en las manos de Dios. El agua de la vasija, por ejemplo, si empujamos hacia adelante, ella va hacia atrás y si la empujamos hacia atrás, ella viene hacia adelante.” Así nos enseñó a hacer realidad todo lo que deseamos.

Un dedicador

ORDEN CUANTO MAS ATAREADOS, MAYOR CUIDADO DEBEMOS TENER

Meishu sama era riguroso en relación al orden. Cuando me atrasé cinco minutos para recibir su Johrei, llamó mi atención severamente: “Usted va a ser purificado a través de mí, por lo tanto debería haber llegado más temprano porque yo estoy aguardando. Si la persona que va a purificar tuviera que esperar a aquélla que va a ser purificada, el orden estaría alterado.” Y continuó advirtiéndome: “Cuando la persona dispone de tiempo, sigue correctamente el orden, pero cuando está atareada, se desvía fácilmente de él. Por lo tanto, cuando esté atareada, tenga más cuidado. Para eso, debe empeñarse en la lectura de las Enseñanzas. Eso impide la actuación del espíritu maligno. Dejar de dormir una o dos noches no mata a nadie; por eso, lea ávidamente las Enseñanzas. Cuando dejamos al espíritu maligno actuar en nosotros, no logramos más discernir el orden.”

Un artesano

UNA ENSEÑANZA RIGUROSA ACERCA DEL ORDEN, ESPECIALMENTE PARA LOS ORIENTADORES

En ocasión del primer viaje misionero a diversas regiones del Japón, Meishu sama, pasando por la ciudad de Nagoya, fue a Kyoto. A la vuelta, como deseaba acompañarlo, me dirigí al vagón en que Él estaba para saludarlo.

En aquel momento, Meishu sama conversaba con el Presidente de la Institución, por lo que permanecí esperando del lado de afuera hasta que terminasen, pero la conversación parecía no tener fin. En eso, sonó la señal de partida del tren; yo quería saludarlo, pues pensaba que sería incorrecto embarcarme y acompañarlo sin decirle nada, por lo que ya me estaba impacientando.

En ese momento, Nidai sama me preguntó: “¿Qué desea?” y yo le respondí: “Deseo acompañarlos en el viaje” y, al mirar de reojo a Meishu sama, vi que en aquel mismo instante El había cerrado la conversación. Apresuradamente, como el tren iba ya a partir, le dije: “Voy a acompañarlo” y subí al tren.

Cuando embarqué, la dedicadora que lo acompañaba me dijo: “Meishu sama lo está llamando, venga rápido.” Me dirigí de prisa al coche especial donde Él se encontraba. Entonces fui severamente advertido: “¿Acaso usted sabe qué es orden?” Yo respondí: “¡¿Sí?!” Aún no sabía por qué me llamaba la atención. Entonces, El continuó: “Mi esposa está aquí como mi acompañante; ¿dónde se ha visto saludar primero a mi acompañante y dejarme para después? De aquí en adelante, usted necesitará orientar a muchas personas, por lo que quiero dejar todo bien claro”, y continuó, rigurosamente, esclareciendo en qué medida es importante mantener el orden.

Yo quise explicarme, pero nada pude decir además de: “Sí Señor” y Meishu sama concluyó diciendo: “Muy bien.” El caso quedó cerrado. Luego fui al coche dormitorio deprimido y no pude dormitar hasta llegar a la ciudad de Atami, a tal punto me tocó el hecho de haber sido reprendido.

Sin embargo, luego de ese hecho, sentí algo diferente formándose en mi interior y adquirí autoconfianza en relación al servir. Siempre que surgía un problema, me acordaba de la expresión del rostro de Meishu sama diciendo: “¿Acaso no sabe qué es orden?” y luego que eso me venía a la mente, comprendía cómo debería actuar para encontrar la solución deseada. Por eso, cuando surgen problemas, me acuerdo de su amor por mí, demostrado en esa ocasión, y quedo profundamente agradecido.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

SI USTED NO DISTINGUE A DIOS, NO SABE QUE ES ORDEN

El siguiente hecho sucedió en Abril de 1952, en ocasión del viaje misionero de Meishu sama a la ciudad de Kyoto y también cuando yo purificaba nuevamente con tuberculosis y estaba muy abatido.

Meishu sama llegaría al restaurante Alaska, en el edificio Asahi de Kyoto al atardecer, pero hubo un atraso en el horario. Mi tarea era la de portero; debía conducir a Meishu sama luego de su descenso del auto hasta la puerta del ascensor, lo que estaba dejándome muy preocupado.

El auto de Meishu sama llegó con el atraso previsto. Abrí la puerta y fui conduciéndolo. Luego de dar dos o tres pasos, miré hacia atrás y vi que Nidai sama estaba un poco atrasada. Entonces paré para esperarla.

En ese momento nada sucedió, pero luego fui llamado a la presencia de Meishu sama que se encontraba en la sala de descanso por intermedio de una señora apurada que, con visible preocupación me preguntó: “¿Qué sucedió? ¡Él está muy enojado!” “No hice nada”, respondí. “De cualquier modo, cuando entre en la sala de descanso, pida disculpas”, me dijo ella.

Así, al llegar ante Meishu sama, aún sin saber por qué, pedí perdón diciendo: “Discúlpeme.”

Entonces Él me dijo: “Usted no me conoce bien.”

Aún así yo continuaba sin comprender.

Después percibí repentinamente de qué se trataba y dije algunas palabras justificándome. Entonces, Meishu sama me habló de la siguiente manera: “Ella es mi esposa. ¿Quién es más importante, mi esposa o yo? Al no saber quién soy, usted corre riesgo de vida, pues eso significa que no sabe quién es Dios.”

Pedí perdón inclinándome respetuosamente. Luego hubo una cena pero, en lágrimas, no logré comer.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

SI EL ORDEN DE LOS LUGARES ESTUVIERA INVERTIDO...

En la época en que Meishu sama residía en Hozan So, Solar de la Montaña Preciosa, quedé como responsable en portería y, junto con un ayudante, servía en el hall de entrada. Entonces, de manera extraña, comenzaron a sucederse desavenencias inexplicables entre nosotros; yo ya no soportaba aquella situación. Los días iban pasando sin que yo consiguiese entender la razón de todo aquello. El ayudante, que tampoco soportaba más, relató a Meishu sama su insatisfacción para conmigo.

Entonces, Él me llamó pero sin indicio de que me quisiese reprender. Solamente preguntó qué orden tenían los lugares que ocupábamos en la recepción y, luego de responder, me dijo: “Eso está sucediendo porque el orden está invertido. Cambie el orden de los lugares.” Luego de eso, el clima entre el ayudante y yo se hizo agradable. Juntos, en mutua colaboración, logramos servir con armonía.

Un dedicador

SIGA POR EL CAMINO CORRECTO

Esto sucedió un día de fuerte ventarrón, en ocasión de la visita de Meishu sama al Suisho Den, Palacio de Cristal.

Él siempre visitaba primero el Palacio de Cristal, luego el Kyusei Kaikan y se iba; ése era el orden de su visita. Pero, como ese día había mucho viento, pensé en llevarlo primero al Kyusei Kaikan y, seguidamente, al Palacio de Cristal. Con esta idea, en la zona de cruce de caminos de la Colina de las Azaleas, intenté entrar a la izquierda, pero Meishu sama hizo parar el auto y preguntó: “¿A dónde va?” y ordenó severamente: “En todo hay un orden. Siga por el camino correcto, no se puede invertir el orden.” Entonces, como de costumbre, visitó primero el Palacio de Cristal. Creo que las palabras “camino correcto” no se referían solamente al trayecto a ser recorrido por el automóvil, tenían otros significados. Sentí que se referían también al camino que el hombre recorre en la vida y en todo lo demás.
LA DIFERENCIA ENTRE “GRACIAS” Y “DISCULPEME POR HABERLO INCOMODADO”

El siguiente hecho sucedió cuando mi esposa estaba con una purificación y, por haber recibido permiso para recibir Johrei de Meishu sama, la llevé hasta su casa.

En el momento en que Meishu sama transmitía Johrei a mi esposa, una persona de su familia entró en la sala. Entonces, tuve la intención de saludarla, pero Meishu sama, delicadamente me dijo: “En el momento del Johrei no es necesario”, lo que me puso cómodo.

Algunos minutos después, El dijo: “Ha terminado el Johrei.” Entonces, agradecí por mi esposa diciendo:“Muchas gracias” y también agradecí a Nidai sama que allí estaba presente.

Cuando me estaba retirando y, descendía ya las escaleras, fui llamado por Meishu sama. Retorné a la sala y lo saludé receloso. “La expresión ‘Muchas gracias’ dicha a mi esposa, es errada. Se debe decir:‘Discúlpeme por haberla incomodado’.”

Aquellas palabras me hicieron sudar frío y en el momento en que me retiraba, agradecido por la aclaración, me emocioné al constatar que Meishu sama nos orientaba hasta en las pequeñas cosas.

Ex Presidente de la Iglesia

DEBEMOS ATENERNOS A LAS FORMALIDADES

Meishu sama nos advertía severamente cuando no sabíamos actuar con urbanismo, o sea, no obedecíamos las formalidades. Cuando Él llevaba a una empleada a pasear y ella no agradecía al volver a la casa, era segura la reprensión. Él decía que el agradecimiento forma parte de las buenas maneras y, por eso, cuando no procedíamos en conformidad con ellas, se malhumoraba.

Aprendí ese ritmo de cosas yendo a pasear con Meishu sama repetidas veces. Así, siempre que lo acompañaba en la comida o yendo al cine, al volver, agradecía sin falta diciendo: “Muchas gracias por todo.” Al proceder de esa manera, su humor se mantenía siempre óptimo. En ese punto, El era muy riguroso.

Un familiar

EL DECORO EN RELACION A QUIEN CONSIDERAMOS NUESTRO MAESTRO

Después que me casé y que fui a vivir a Oisso, cierta vez llevé a mi profesora de la Ceremonia de Té en Hakone, a conocer a Meishu sama.

En el momento del encuentro, Meishu sama la saludó diciendo: “Agradezco la enseñanza dada a mi hija.”

A pesar de su posición, Meishu sama, como cualquier otro padre, se preocupaba mucho por sus hijos y aquella actitud me dejó realmente emocionada. Fue Él quien, antes que las demás personas, presentó sus respetos a mi profesora. En aquel momento, fui invadida por la emoción, pues pude ver una fase de Meishu sama diferente de aquélla que mostraba cuando se relacionaba con los miembros.

Un Familiar

LA FALTA DE RESPETO ANTE LA IMAGEN DE LA LUZ DIVINA ES IMPERDONABLE

Una vez, por orden de Meishu sama, hice la sustitución de la Imagen de Kannon, pintada por Él, que estaba en el tokonoma de Kanzan Tei, Solar de Contemplación de la Montaña. En el momento del cambio, yo estaba en kimono y descalzo. Meishu sama, que me observaba, llamó mi atención: “¡Eh, usted! ¿qué falta de respeto es ésa de trabajar con la Imagen de la Luz Divina así descalzo? ¡Cálcese el ‘tabi’ (medias usadas con el kimono) y proceda con educación!” Me sentí realmente agradecido por aquellas palabras.

Un dedicador

AL BOSTEZAR ANTE LOS OTROS

Cierto día, iniciada la entrevista colectiva con Meishu sama, comenzaron a oírse por aquí y por allá sonidos extraños, toses y sollozos. Pensé para mí mismo:"¡Qué bochinche incómodo!”

De repente, una persona a mi lado dio un enorme bostezo. Con una mirada penetrante, Meishu sama llamó su atención severamente: “¡Ante los demás no se debe abrir la boca de esa manera!” Por instantes, hice silencio. Entonces, Meishu sama, con una fisonomía realmente alegre, desató su risa en voz alta. Y así, se creó un ambiente cómodo. Entonces, calmadamente, colocando la mano sobre su boca, dijo: “Se debe colocar la mano en la boca, de esta manera” y continuó la charla.

Un miembro calificado

LA ESENCIA DE LA FE ESTA EN RESPETAR AL PROJIMO Y EN CUMPLIR LAS LEYES

Este hecho sucedió el 4 de Febrero de 1950. Ese día, al llegar a la Sede Provisoria en el barrio de Shimizu, en Atami, para una dedicación, vi que Meishu sama salía. Las dedicadoras lo reverenciaron respetuosamente y El, desde dentro de su auto, se quitó el sombrero y saludó cortésmente.

Al ver aquel procedimiento, me impresioné profundamente y rápidamente me incliné. Digo esto porque a medida que la persona es considerada ‘maestro’ por las otras, aunque éstas lo saludan con todo respeto, generalmente ella no acostumbra a tomarse el trabajo de quitarse el sombrero o las manos del bolsillo. La tendencia es tener actitudes altivas; yo mismo ya pasé por experiencias de ese tipo.

Entretanto Meishu sama como Dios en persona además de quitarse el sombrero, saludó a los simples dedicadores que hasta allí se allegaron para despedirse de Él. Al encontrarme con aquella escena, me sentí realmente agradecido y, al mismo tiempo, profundamente emocionado. Me parecía que estaba recibiendo una gran Enseñanza al presenciar un acto que estaba de acuerdo con sus palabras: “La esencia de la fe está en respetar al prójimo y en cumplir las leyes.” Aquellas palabras calaron tan profundamente en mí que se tornaron un recuerdo inolvidable.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

EL NO SE OLVIDABA DE AGRADECER NI AUN UNA BATATA DULCE

Yo plantaba un poco de verdura en el terreno situado bajo el Tozan So, Solar de la Montaña del Este y, siempre que cultivaba batata dulce, por ejemplo, me gustaba ofrecer las primeras a Meishu sama. Entonces, mandaba a mi hija a preguntarle si las quería y El respondía: “Estaré muy contento.” En la primera oportunidad en que nos encontrábamos, me decía:“Aquella estaba sabroso. Ahora intente cultivar mediante el método de Agricultura Natural, son aún más deliciosos. ¡Pruebe!”

Así, Meishu sama agradecía hasta una batata dulce. Eso es algo que no todos logran practicar.

Un dedicador

LA FE NO DEBE IMPEDIR EL SENTIDO COMUN

El siguiente hecho sucedió en la entrevista colectiva en el Tozan So, Solar de la Montaña del Este.

Luego de la entrevista con Meishu sama, yo conversaba sobre cosas banales en el cuarto de los servidores. En ese momento, sonó un aviso de ataque aéreo. Así, me dirigí a la residencia de Meishu sama atravesando el jardín. Cuando llegué allí, lo encontré vestido con el protector, las polainas y casco en la cabeza; estaba con la vestimenta completa de protección antiaérea. Como fuimos hasta allí calmos, con ropa común, Él nos advirtió severamente: “¡Eh, ustedes! ¿No oyeron que habrá un ataque aéreo? ¿Qué piensan que pueden hacer vestidos de esa manera? Vamos, entren en el refugio antiaéreo.”

Un miembro calificado

UNA VIDA DE INTENSA DISCIPLINA

Es superfluo decir que, humanamente, Meishu sama tenía una capacidad e inteligencia realmente notables.

Debemos estar realmente concientes de que, además de eso, era una persona muy esforzada. Su empeño era tal, que hasta llegábamos a pensar: “Aunque no tuviese una capacidad especial, al esforzarse de la manera en que Él se esfuerza, cualquier persona conseguiría obtener éxito en su trabajo.” Aquello que una vez determinaba hacer, Él lo realizaba a cualquier costo.

“Yo me llamo maestro Jikan (seudónimo de Meishu sama), pero como estoy preso de los horarios, soy el maestro Jikan (horario).” Los chistes que hacía de ese tipo, mostraban que Meishu sama no era fruto de una simple fuerza de voluntad, sino resultado de un entrenamiento constante y del esfuerzo durante años y años.

Por ejemplo, si Meishu sama creía que las caminatas eran buenas para regular las condiciones del cuerpo y determinaba hacerlas durante dos horas diarias, realmente así lo hacía. Como la ciudad de Atami es pequeña, ya no sabía más por dónde andar, pues todas las calles ya estaban sobradamente recorridas. Finalmente, Él ya sabía de memoria a cuántas casas a partir de tal esquina residía tal persona. “Puedo hasta ser cartero”, decía riendo.

Siempre que yo miro la fotografía de Meishu sama, viene a mi memoria una persona poseedora de una voluntad rigurosa, fuerte como un muelle, capaz de una intensa disciplina, y me siento muy emocionado.

Kaicho (Presidente)

SER BUEN OYENTE PARA OBTENER CONOCIMIENTOS

Meishu sama era realmente un buen oyente. Cuando invitaba a alguien, estaba siempre atento para dejar que aquella persona hablase, y le daba prioridad en el diálogo. Conversaba en forma agradable y sonriente, cosechando nuevos conocimientos. Si se trataba de un asunto que Él no conocía, realmente se interesaba mucho. Hacía preguntas con seriedad, adoptando el comportamiento de quien habla con un maestro.

Si Meishu sama era así en sus últimos años de vida, creo que, cuando joven, haría mucho más de lo que podamos imaginar.

Kaicho (Presidente)

ESTE SIEMPRE UN PASO ADELANTE

En la época en que era comerciante, Meishu sama detestaba imitar a los demás y, por eso, siempre inventaba nuevos artículos para vender, de manera que se volvió tan famoso, que se llegó a decir que la tienda Okada era la que dictaba la moda. Cuando los demás lo imitaban, Él hacía nuevos lanzamientos y así estaba siempre al frente. Las joyas de la tienda Okada estaban totalmente confeccionadas a partir de los diseños creados por Meishu sama y, por ser de muy buen gusto, llamaban la atención. Todos los que oían el comentario: “La vitrina de la tienda Okada cambieo nuevamente”, iban a apreciarla. De ese modo, desde joven, Meishu sama fue un ardoroso innovador, habiendo hecho proyectos de cosas originales y sorprendentes.

Un familiar

SIGA EL EJEMPLO DEL SACRIFICIO DE LOS TRUINFADORES

Poco antes de comenzar a frecuentar a la familia Okada, alrededor de 1901, oí decir que Meishu sama sufría mucho con tuberculosis pero que al alimentarse con vegetales, tuvo una visible mejora y finalmente se tornó una persona saludable. Desde esa época, deseando tornarse hombre notable, Meishu sama leía con entusiasmo libros como, por ejemplo, “El Japón, país empresario.” Mi madre me dijo cierta vez que Él leía aquel libro con todo empeño, aún después de ser deshauciado por los médicos. En ese libro había relatos de varios industriales que obtuvieron éxito en la vida, tras vencer innumerables sufrimientos. Por eso Meishu sama leía con mucho entusiasmo, indagando de qué manera, con qué postura, esas personas lograron el éxito. Okada se interesó en especial, por las experiencias de Soichiro Assano, presidente de la fábrica de cemento Assano y de Mogi, propietario de la casa de seda de Yokohama. “En cualquier campo, el hombre sufre hasta alcanzar el éxito. Yo también debo seguir esos ejemplos.” Así, Él se mostraba entusiasmado. Leía también muchos libros extranjeros.

A esa edad, habría sido normal adherirse a algún tipo de diversión, pero Meishu sama procuraba permanecer ajeno a eso. En aquella época, estaba suscripto al “Diario ManchoHo”, de color rojizo. Lo leía diariamente, y esperaba ansioso su entrega. Por eso, hasta cuando iba al baño llevaba algunas anotaciones para leer; ni aún durante las comidas soltaba el diario. Así, sus actividades normales eran un tanto diferentes de las actividades de las demás personas en general.

Un familiar

EL ESFUERZO INCANSABLE ES LA CAUSA DEL EXITO

Cierta vez, cuando yo me lamentaba de mi falta de inteligencia, Meishu sama me enseñó lo siguiente: “Muchas veces, las personas que tienen inteligencia se dejan envanecer y no les va bien porque no se esfuerzan. Aquéllos que no tienen mucha inteligencia pero se esfuerzan, logran un cierto resultado, aunque no alcancen gran éxito. El ser humano necesita estar constantemente esforzándose, aunque esos esfuerzos sean graduales. Toda persona tiene un tipo de talento y es capaz de esforzarse un poco, pero es raro aquélla que logra desarrollar un esfuerzo incansable. Por ejemplo, yo llego a que todo se logre porque me esfuerzo siempre.”

Un dedicador

EVOLUCIONE HACIA UN SEGUNDO, UN TERCER YO

Desde hacía mucho tiempo yo venía trillando el camino religioso, conocía la mayoría de las Enseñanzas, pero en lo más importante la práctica estaba casi en cero. Cuando descubrí que no era más que un simple conocedor de Enseñanzas, sentí vergüenza y me quedé realmente desanimado. En uno de esos momentos de reflexión, recibí de Meishu sama las siguientes palabras: “El hecho de no sentirse a gusto consigo mismo significa el nacimiento de un nuevo yo, aún mejor, lo que significa también que manifestó la capacidad de criticar a su viejo yo, y eso está muy bien. Todo hombre necesita evolucionar hacia un segundo yo.”

Al decir así, me llenó de coraje, reprobando al conservadorismo.

Un dedicador

ES DUDANDO COMO SE COMPRENDE

Cierta vez, durante la actividad de construcción, pregunté a Meishu sama: “¿Cuándo podemos decir que hicimos el máximo? ¿Hay algún ejemplo que sirva de patrón?”

Meishu sama respondió: “Aunque se crea haber hecho el máximo desde el punto de vista humano, muchas veces eso no corresponde al punto de vista de Dios. Por lo tanto es un poco difícil de comprender; o sea, es lógico que no se pueda comprender. Yo mismo tardé diez años para alcanzar esa comprensión. Querer entenderlo en apenas uno o dos años...”

“¿Sería atrevimiento de mi parte?”, pregunté.

“Sería insolente”, respondió riendo, y me enseñó:“Al comienzo es bueno que tenga dudas en varios aspectos. Es a través de las dudas como se consigue crecer y comprender.”

Un dedicador

NO ES VERDADERO, PERO TAMPOCO ES FALSO

El siguiente hecho ocurrió en Kyoto, cuando Meishu sama estaba apreciando un cuadro cuyo autor era Sotatsu.

Al mirar atentamente ese cuadro, Meishu sama dijo: “Realmente no sé si se puede decir que es verdadero, pero no por eso es falso.”

Infelizmente, no comprendí bien el sentido de esas palabras. Me cansé de pensar y finalicé preguntando a Meishu sama su significado. Riendo, Él me dijo: “Parece que nadie se extrañó de que yo no hubiese comprado ninguna obra de arte falsa, entre tantas que conseguí coleccionar. A pesar de gustar mucho del arte desde joven, eso no bastó para que yo entendiera todas las obras. Luego de que construí el Museo de Hakone, decidí coleccionar obras de arte y, es hasta extraño que yo mismo lo diga, pero aprendí mucho. Ese aprendizaje se extiende a todos los tipos de arte; aprendí teóricamente y también con los mismos objetos; y cuando surgían oportunidades, con humildad pedía orientación a los llamados ‘expertos’ en ese área. Estudié ávidamente, día y noche, en las horas libres que me dejaba la Obra Divina. Fue a través de ese esfuerzo, creo yo, y tal vez ustedes no logren entender, que pude cultivar la sensibilidad artística. Además de eso, hay algo que yo entiendo desde el punto de vista espiritual. La alegría de un corazón de bien, que un gran pintor siente al concluir una obra maestra, me es transmitida, fiel y agradablemente, cuando aprecio una obra verdadera. Cuando la obra no es verdadera, por mejor pintada que pueda parecer, tengo una sensación desagradable y descubro que es falsa. En ese sentido, sé que hay algo en aquel cuadro que sólo Sotatsu lograría pintar, pero la sensación que toca mi corazón, a pesar de agradable, es muy mala. Por eso, en ese cuadro, advierto que los discípulos de Sotatsu colorearon las líneas trazadas por él. He aquí por qué siento que ese cuadro no es verdadero, pero tampoco es falso.”

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

VOLUMEN 5

CALIGRAFIAS
Caligrafias que actuan eficazmente

La caligrafía era una de las actividades desarrolladas por Meishu sama El caligrafiaba cien Imágenes de la Luz Divina en menos de media hora; en el caso del Ohikari, completaba ese mismo número entre siete y ocho minutos. El ejecutaba centenas de caligrafías, sin demostrar ningún cansancio, con una rapidez extraordinaria.

Además de eso, la vigorosa fuerza espiritual y física de Meishu sama y el pincel formaban, en un armonioso conjunto, los trazos en una hoja de papel blanco, con sorprendente rapidez, en un ritmo bello y deslizante, surgiendo, así las palabras. De esta manera, no podía dejar de reverenciarlo y aun sirviendo a su lado, me sentía realmente un tanto confuso con esa energía y vitalidad. Cuando ponía en orden las hojas con aquellas letras negras, vivas y aún húmedas trazadas por el pincel mojado en la tinta, no podía dejar de sentir la gran felicidad de poder recibir aquellas caligrafías, de las que emanaban una fuerza y un calor indescriptibles.

Meishu sama dice: “lo que yo escribo esta vivo. El hecho de que la caligrafía, trazos hechos con tinta china, actuen eficazmente, manifestando milagros visibles es, realmente, un Arte de Dios”.

Lo que más me sorprendía también era la actitud de Meishu sama en los momentos en que pintaba caligrafias. Él escribía aquellas letras con toda sinceridad; yo pensaba que en tales ocasiones, Él se sentaba en una sala silenciosa, sin conversar. Sin embargo, la realidad era completamente lo opuesto. Meishu sama escribía aquellas maravillosas imágenes que generaban milagros, oyendo radio o conversando, pero, como dije anteriormente, con increíble rapidez. El trabajo era hecho a la noche, justamente en los horarios que coincidían con los dos programas radiofónicos. Siendo así, Meishu sama escuchaba novelas y “roikyoku” (historias cantadas), daba carcajadas escuchando comedias, también escuchaba con profundo interés, por ejemplo, el programa “NisunoTobira”.

En las épocas calurosas de verano, era también común que se sacara la camisa, y de vez en cuando, se levantaba repentinamente, y tiraba incluso hasta el pantalón, quedando sólo en ropas de baño.

Cierto día, El nos dijo riendo: “De esta manera, ¿sera que no me van a confundir con el jardinero?” y fue entonces pasando por el jardín, sólo con esa ropa.

Un dedicador.

No logré contener las lágrimas al ver los callos de las manos de Meishu sama

En 1954, después de cortar los cabellos como siempre lo hacía, Meishu sama me dijo, “Experimente tocar mi mano”, involuntariamente la toque, juzgando que sería delicada y suave. Por eso quede realmente muy sorprendido pues, al contrario de lo que pensaba, la mano de Meishu sama, en realidad, era áspera y llena de callos. Como no entendía porque, le pregunté, a lo que me respondió: “Estos callos, se me hicieron apretando el pincel para caligrafiar los Ohikaris de los fieles ¿sabe?” Entonces pensé: “Como se esfuerza Meishu sama por ellos” y quedando profundamente conmovido, no logré contener las lágrimas.

Un peluquero.

¿Que idea es esa de secar la Imagen de la Luz Divina colgándola en una cuerda?

Durante el período en que servía junto a Meishu sama en la preparación de las Imágenes de la Luz Divina, fui reprendido varias veces. Por ejemplo, Meishu sama siempre hacia las caligrafías escuchando radio. Sin embargo, frecuentemente llamaba mi atención por no conseguir sintonizarla bien.

Dos personas más y yo servíamos sentados a su lado y Él nos dijo cierta vez: “Cuando yo termine de escribir, saquen el papel inmediatamente”. Entonces, en cuanto Él concluía, yo lo sacaba sin demora y lo colocaba en un lugar determinado. Pero, como Meishu sama escribía con increíble velocidad, nosotros también procurando acompañarlo, íbamos aumentando cada vez más la rapidez y, al final, acabábamos sacando el papel antes de tiempo. En esas ocasiones, éramos reprendidos.

Una vez, fui tan severamente censurado que hasta hoy aún lo recuerdo nítidamente.

Como las Imágenes de la Luz Divina caligrafiadas por Meishu sama demoraban en secar, las lleve a mi cuarto y extendiendo una cuerda, las colgue. En eso, Meishu sama vió, las sacó de allí y me advirtió duramente, diciendo: “qué falta de respeto colgar en un lugar como este, la Imagen escrita por Dios.”

Un servidor.

No debiera suceder la entrada del capitán en el cuarto del soldado

Cierta vez surgió, sin ninguna explicación, un pequeño pliegue en la caligrafía que estaba destinada al Solar de la Nube Esmeralda (HekiunSo), sin que nada hubiésemos colocado sobre la misma.

Entonces, Meishu sama nos dijo: “Veamos donde fue dejada ella” y se dirigio al cuarto de los dedicadores. “Si tomamos como ejemplo el cuartel, aquí sería el cuarto de los soldados. Guardar la caligrafía en un lugar como este es lo que está equivocado. Para despertarnos sobre eso Dios hizo surgir el pliegue”.

Siendo así, aquel incidente había ocurrido porque el lugar no era el adecuado.

Un dedicador.

Preparar la tinta china para las Caligrafias también es un perfeccionamiento

Como yo residía cerca del Solar de la Montaña Divina (ShinzanSo), dedicaba en la preparación de la tinta para hacer caligrafías y frecuentemente la llevaba hasta allá. Pero un día, pensando en prepararla de manera más cómoda, después de dejar el carbón en el agua, lo pasé por el rallador y así cuando la tinta estuvo lista, la llevé al Solar. Supe posteriormente que Meishu sama, después de utlizarla preguntó al dedicador quién la había preparado. El respondió entonces que era yo, Nagamura. En seguida, Meishu sama me mando llamar y me advirtió: “No soy ningún fabricante de linternas de papel. Es mejor rallar el carbón en el “suzuri”(piedra para fraccionar el carbón), pués éste queda más brillante. Es una tarea ardua, pero también es un perfeccionamiento para quien la ejecuta.

Kyokaicho (Un dirigente del Templo)

¿Que idea es esa de una maquina de hacer tinta para Caligrafias?

Alrededor de 1949, Meishu sama se empeñaba al máximo en las caligrafías; así la tinta que nosotros, dedicadores, preparábamos, era insuficiente para su uso. Entonces llegamos a imaginar si no habría un medio mas rápido de hacerla. Surgieron varias ideas, pero el hecho de rallar el carbon en forma manual era cansador. Por lo tanto, al contrario de la forma convencional, pensamos en una manera de fijarlo y girar el suzuri (piedra para fraccionar el carbon) basado en el principio de un esmeril. Solicitamos a una Casa de Difusión que fabricase una de esas máquinas como experiencia.

Habiendo conseguido un óptimo resultado al probarla, inmediatamente fuimos hasta Meishu sama, pero El dijo: “Yo no soy fabricante de paraguas ni de linternas de papel. ¿Que idea es esa de hacer tinta con máquina?, no deben usarla. El carbón debe ser rallado con amor. Principalmente, la tinta destinada a las letras de la Imagen de la Luz Divina y del Ohikari, que pueden ser consideradas como la propia vida, no puede ser preparada con un pensamiento tan superficial. Por más trabajo que dé, prepárenla con las manos”. Así, Meishu sama no permitió el uso de la referida máquina.

Un dedicador.

Hagan obedientemente solo lo que digo

Dicen que ser demasiado servicial nunca está de más, sin embargo, cuando procurábamos ser más serviciales con Meishu sama, en la mayoría de las veces, la reprensión era mayor. Por ejemplo, el hecho que sigue ocurrió durante el trabajo de caligrafía. Había un estufa cerca de Meishu sama.

Presumo que por sentir mucho calor, el intentó empujarlo para un lado. Entonces, uno de los dedicadores hizo mención de llevarlo hacia un costado de la sala. Meishu sama le llamó la atención: “Eh, ¿Que esta haciendo usted? Ustedes deben hacer solamente aquello que Yo digo, obedientemente y nada más.”

Un dedicador

El extremismo es una especie de deficiencia

En una ocasión, durante los trabajos de Caligrafía, Meishu sama dijo lo siguiente: “Cuando la tonalidad del carbón parece débil y al mismo tiempo fuerte y no sabemos exactamente como está, es que llegamos al punto ideal. Quién consigue eso es un héroe. Normalmente, cuando digo que la tinta está muy fuerte, las personas terminan tornándola demasiado débil y viceversa. A eso denomino ‘extremismo’. Es una especie de deficiencia.

La política también: en tanto existan las alas derecha e izquierda, es señal de que ella aún no es verdadera. Obtener ese punto ideal es extremadamente fácil. Todos dicen que es difícil, pero no lo es. Todo lo que hago es de esa forma”.

Aún estando esclarecidos de que “el punto de equilibrio” es un estado celestial, cuando nos encontramos con dificultades, tendemos hacia el lado extremista e infernal.

Un dedicador.

Lo bueno es la dosis exacta

Durante los trabajos de Caligrafía, al preparar la tinta, Meishu sama me dijo cierta vez que si yo conseguía prepararla con la dosis (o cantidad) exacta, ya podía ser considerado un perito. Pero eso no es tan fácil como pensamos. Solo con introducir el pincel en la tinta, Meishu sama ya sabia cual era la densidad del carbón, diciendo: “Está óptimo” o bien “Está un poco floja”. Cuando estaba fuerte El decia: “agua caliente” y cuando estaba debil: “carbón”. De acuerdo a lo que decía, yo agregaba agua caliente o tinta; sin embargo, muchas veces, preocupado pensaba: “Colocando todo esto, no quedará demasiado floja, o muy densa?.

Sin embargo, cuando Meishu sama decía “está bien”, infaliblemente, la tinta estaba en su punto ideal. Meishu sama nos enseñó: “Lo bueno es conseguir la cantidad exacta. Ustedes no lo consiguen porque tienden siempre a irse a los extremos”. Presumo que, a través de esas palabras, Él nos estaba enseñando a ser obedientes.

Un dedicador.

La visión precisa de Meishu sama

En cierta ocasión, corté y preparé el papel para hacer la Caligrafía de la palabra “Hikari” (Luz), de acuerdo al tamaño determinado por Meishu sama. Sin embargo, dos o tres días después, a la hora de pintar Caligrafías, El se sintió mal y dijo: “Parece que estas hojas de papel son más chicas que la medida que les dí el otro día”. Seguro de que las había cortado a la medida exacta, le dije que así lo había hecho. Pero después, fui a medir nuevamente para sacarme la duda y constaté que, realmente, era menor cerca de un centímetro más chica. Siendo así, fuí inmediatamente a pedirle disculpas. Creo que, mientras cortaba grandes cantidades, sin notarlo, fui disminuyendo el tamaño. Sin embargo, lo que me sorprendió fue la perspicacia de Meishu sama que con sólo dar un vistazo, ya constató aquella pequeña diferencia en la medida del papel.

Un dedicador.

Esta sirviendo de más

No recuerdo en qué año aconteció este hecho, pero recuerdo que cierta filial hizo un pedido de veinte mil Caligrafías. En esa ocasión, Meishu sama logró concluirlas en un mes aproximadamente. Como esa actividad era hecha todas las noches, con intensos trabajos de preparación, aunque no estaba encargado de esa dedicación, decidí ayudar para que se pudiese entregar toda esa cantidad dentro del plazo Entonces, cierto día, Meishu sama me llamó la atención: “Usted está dedicando de más”. Sin embargo, yo no lograba entender por qué no podía dedicar de ese modo. Continuando, Él me dijo: “Hablando así, veo que usted no entiende. Mis auxiliares para el trabajo de caligrafía ya fueron definidos. Si Usted hace esta dedicación, aquellas personas se tornan aún mas negligentes y caerán poco a poco y no serán salvadas. Para mí es doloroso ver esas cosas. Por lo tanto, por favor, pare”. Al mismo tiempo que me sentí sorprendido, verifiqué mi falta de perspicacia en ese punto.

Un dedicador.

La obra de la construccion

Una construccion original

Como yo dedicaba en la construcción del Suelo Sagrado, (principalmente en la plantación de árboles de jardin), muchas veces recibí orientación directa de Meishu sama. Él me decía: “No imite a los otros. En la construcción debe introducir siempre algo diferente y original”. Siendo así, Él mismo nos presentaba, frecuentemente, ideas nuevas. Por ejemplo, el Jardín de los Cerezos y la Colina de las Azaleas del Zuiunkyo fueron elaborados basados en las pinturas del estilo “Rimpa”, muy apreciado por Meishu sama y del que formaban parte los pintores Koetsu, Sototsu y Korin. En la Construcción de la Colina de las Azaleas, Él nos instruyó : Hagan de modo tal que vista desde cualquier ángulo, parezca redonda y también una alfombra de flores extendidas”. En relación a la Colina que está detrás del Palacio de Cristal, Meishu sama dijo: “No tiene ninguna gracia plantar gramas allí, por lo tanto, plante bambú añoso” y, como se ve hoy, así se hizo.

Un dedicador de la construcción de Suelo Sagrado.

Dios nos está protegiendo

Alrededor de 1948 ó 1949, después del comienzo de las obras del Kyusei Kaikan, cuando aún no había sido efectuada la compra del terreno donde está el actual jardín de los Ciruelos, las piedras, la arena, el cemento y otros materiales necesarios para la construcción de los muros eran acarreados sobre sus espaldas por los dedicadores de las proximidades donde hoy se encuentra el Museo de Arte. Meishu sama dijo que iba a construir una calle que, pasando frente al alojamiento ShinjinRyo, llegaría hasta el Kyusei Kaikan. En ocasión en que El nos hiciera varias preguntas, yo le pregunté: “Y las tierras que vamos a sacar del lugar ¿a dónde las llevaremos?” El me respondió: “Usted no debe preocuparse por lo que sucederá en el futuro. No se preocupe por esas cosas, pues Dios nos está protegiendo. A la hora oportuna, El procederá de la mejor manera”.

En aquel momento quedé perplejo con su respuesta pero, poco después, fue adquirido el terreno donde hoy se encuentra el Jardín de los Ciruelos. Y todo ocurrió favorablemente, como el trabajo de las excavaciones de las pendientes, la remoción de las tierras, etc., las piedras retiradas fueron utilizadas para construir los muros en los alrededores del alojamiento ShinjinRyo. Posteriormente, siempre que necesitábamos piedras, sacábamos de aquellas proximidades y cuando sobraba tierra, infaliblemente surgían lugares para colocarlas.

Así, llegué a la conclusión de que, realmente Dios nos está protegiendo; desde entonces, encuentro tonto preocuparme anticipadamente.

Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado.
Al final, siempre terminábamos haciendo de acuerdo con el proyecto de Meishu sama

Sobre la construcción de las calles del Zuiunkyo, Meishu sama siempre comentaba: “Como este es el lugar en el que se reunirán las personas llegadas de todo el mundo, construyan calles largas.”

La calle amplia y magnífica que hoy pasa al lado del Monte Nubes de Piedras (SekiunDai, terreno que había planeado para la construcción del Museo de Arte), por la Colina de las Azaleas y que se liga al Kyusei Kaikan, es una obra realizada también en base a las ideas de Meishu sama. Para llegar a ese punto fueron necesarias repetidas correcciones.

Al comienzo, por la configuración geográfica, parecía imposible, pero el plan de Meishu sama estaba firmemente definido desde el comienzo. Esa calle, infelizmente, sólo fue concluída después de su ascensión.

Desde el declive hasta el largo, todo se realizaba bajo la orientación de Meishu sama, siendo así, sólo después de extender la linea de demarcación solicitábamos su inspección. Pero al principio cuando creíamos que el proyecto era, en cierto modo, forzado, demorábamos su realización y entonces, Él nos preguntaba: “¿Aquél lugar aún no está listo?.”

Muchas veces, cuando concluíamos cierta obra, después de hacer y rehacer hasta llegar al punto que creíamos ideal, notábamos, al terminar, que lo que habíamos logrado era sólo lo que Meishu sama había dicho anteriormente. De ese modo, Él realmente poseía una intuición muy aguda y Su decisión inicial era rápida. Pero, como nuestra mente no era muy clara, había casos en los que no conseguíamos seguir fielmente su orientación. Para Meishu sama, tiempo y dinero no eran problemas; pero nosotros no conseguíamos meternos eso en la cabeza y finalmente nos demorábamos y sólo respondíamos: “Aún no terminamos”.

Después de rehacerlo dos o tres veces, la obra quedaba tal como había orientado Meishu sama al comienzo. Realmente, eran hechos sorprendentes.

Para construir las calles, por ejemplo, no le gustaban aquellas que tenían retorno (doble mano); incluso los pasajes para peatones eran proyectados de tal forma que el retorno fuera omitido.

Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado.

Tornar posible lo imposible

El actual lugar de descanso para los dedicadores del Zuiunkyo era, antiguamente, un profundo valle en el que la parte más baja ancanza hasta dieciocho metros.

Para construir el Kyusei Kaikan, fueron sacadas tierras de la costa que sirvieron para tapar el referido valle.

La cantidad fue exacta no sobró ni faltó. Así, como se ve hoy, el lugar de descanso se volvió un terreno plano con un área de 3.300 m2., Meishu sama dijo: “Eso es tornar posible lo imposible. Sean tierras o piedras lo que aparece aquí es material de utilidad inmediata”.

Recuerdo que esas palabras fueron dichas alrededor del año 1953.

Un servidor de la construcción del Suelo Sagrado.

El Proyecto de Construcción del Jardín de Arces

A mediados del verano de 1954, Meishu sama nos recomendó que hiciéramos un jardín que, mirando desde el Jardín del Templo de la Luz del Sol, posibilitara divisar el Solar de la Montaña Divina por encima de las plantas de Arce. Inmediatamente, compramos más o menos cien plantas y en otoño las plantamos, provisoriamente, en el terreno ubicado debajo de la Colina Koomyo.

Sin embargo, por acatar el deseo de Nidai sama que dijo: “Hasta los árboles comunes, me gustaría que se conserven en la medida en que sea posible”, el referido jardín no fue hecho.

Posteriormente, Meishu sama volvió a Atami y nuevamente, pidió al jardinero la construcción del Jardín de Arce, Él mismo planeó ir a Hakone para seleccionar los árboles comunes que iba a cortar y los que dejaría, pero, después desistió varias veces. Finalmente partió hacia el Mundo Espiritual, al año siguiente, en Febrero.

El también dijo: “El lugar ideal para hacer la letra Dai , que está en la montaña opuesta, es donde existe una gran planta de olmo” (frente al actual Sepulcro Sagrado) y que: “Cuando vayan a preparar el terreno de la colina, deben tomar como base la altura del olmo”.

Un Servidor de la Construcción del Suelo Sagrado.

Un simple árbol o planta del Zuiunkyo

Ocurrió una tarde. Repentinamente, recibimos el comunicado de la oficina que quedaba frente a la estación ferroviaria de que el auto de Meishu sama se estaba dirigiendo al Zuiunkyo.

Inmediatamente, fuimos a buscar el almohadón y esperamos Su llegada en el Monte Paisage (KeivanDai).

Seguidamente, el auto llegaba a la montaña tocando bocina. Descendieron de él, Meishu sama, Nidai sama, la hija y la tia de la pareja. Meishu sama, después de oir uno a uno los relatos del jardinero y orientar sobre la dedicación a ser realizada, se dirigió al Monte Paisagem. Después de saludar a los dedicadores, les agradeció que estuvieran allí para recibirlo y se alegró con el adelanto de la marcha de la obra en las proximidades del Monte Límpido (SeisseiDai). Después, descendió hasta la Colina del Mirante y caminó por la calle recién construida. Desde ésta, que queda en la parte inferior del referido Monte, Meishu sama miró hacia donde serían plantadas las azaleas y preguntó al jardinero:

MS¿Será posible plantar las azaleas aún este año?.

JCreo que será un poco difícil; en la primavera del próximo año, creo que será posible.

MSTenemos que conseguir las azaleas que serán plantadas aquí y también las que vamos a plantar en el futuro en Hakone, pero...

JEn Ito hay cerca de dos mil plantas de azaleas buenas, creo que el transporte resulta hasta más fácil que traerlas de Hakone.

MS¿Cuales son los tipos que existen allá ?

JHay una gran variedad, hasta las que no encontramos en Hakone.

MSEs óptimo. Cómprelas inmediatamente.

JEn cuanto a los cerezos que serán plantados allí abajo, encontramos algunas plantas muy raras.

Después de esa conversación, Meishu sama se dirigió al jardín de los Ciruelos, y preguntó al jardinero.

MSEsos ciruelos dan frutos. ¿no es verdad?.

JSi, los ciruelos de los jardines de la ciudad de Atami son de los que sólo dan flores, pero los de aquí (Zuiunkyo), todos dan frutos.

MSRealmente, es preciso que sean ciruelos que den frutos, pues ellos, al contrario de los otros, son perfumados.

Finalmente se dirigió a la parte más baja, al lugar próximo a la oficina de la construcción, donde las azaleas estaban plantadas provisoriamente, y le preguntó al jardinero.

MSEn el futuro, construiremos aquí un gran lago al estilo chino, por lo tanto, necesitamos piedras voluminosas ¿Tendremos?.

JSi, pero creo que en lugar de traerlas del Monte Paisaje, sería más fácil traer de otro lugar...

MSAh. Entonces haga así. Y subió, despreocupadamente, al auto.

Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado.

Cosas triviales tambien son necesarias

Durante la construcción del Zuiunkyo, Meishu sama iba diariamente a la montaña donde estaba siendo realizada la obra, para seguir de cerca su realización y yo siempre lo acompañaba. Recuerdo, cada día, sus inmumerables explicaciones sobre su bello y grandioso proyecto, también el hecho de que Él hizo revivir cada árbol y cada planta que estaba adormecida, con toda energía y vigor. Fue una realidad que recuerdo con profunda emoción. Cierto día, en lo alto de la montaña, pregunté a Meishu sama: “¿No habrá ningún medio de evitar aquella vista de la ciudad, allí abajo”. Entonces, Meishu sama, me dijo: “Aquello también es necesario. Por existir la ciudad es que habrá realce en el todo. Si hubiera sólo vistas espléndias, sin cosas triviales, el conjunto se tornaría monótono.” Realmente. Observando una pintura nanga (obra chinesa que retrata con tinta los paisajes, flores y pájaros), se comprueba que, incluso aun en un paisaje aislado, generalmente existe en ella una casa. Me di cuenta que ese pequeño detalle que muestra la existencia del hombre es lo que resalta aun más la pureza del paisaje.

Ex delegado de la Policía del Estado de Hiroshima.
Ofrecia arroz a los Trabajadores

Después del término de la guerra, la construcción del Solar de la Contemplación de la Montaña (KanzanTei) estaba siendo activamente realizada. Yo dedicaba ofreciendo arroz al Suelo Sagrado todos los meses. Sin embargo, por más que lo llevase, Meishu sama siempre se alimentaba de otro producto. Un día, Él nos dijo: “Me estoy alimentando diariamente con un sustituto del arroz. No es que esté faltando pero, en este momento, estamos construyendo el Kanzantei y Dios desea que lo termine cuanto antes. Por más que pague en dinero, los trabajadores no vienen a trabajar, pero si ofrecemos arroz, ellos vienen. Como prometí dar 800 gramos de arroz por día a cada uno, yo estoy comiendo otras cosas.” En aquel momento, sentía que aquello era un acto irreverente de nuestra parte.

Un miembro calificado.

¿Que idea es esa de colocar esteras de paja frente al Altar?

El hecho que sigue ocurrió en la tarde del día 22 de Diciembre de 1954, cuando solicitamos la presencia de Meishu sama en el Kyusei Kaikan para inspeccionar los preparativos para la ceremonia de su Natalicio, que sería realizado al día siguiente. Procurando prestar atención a la buena intensión de los superiores, que dijeron: “Vamos a evitar que los fieles que lleguen de madrugada sientan frio”, preparamos decenas de braseros en el interior del Kyusei Kaikan y ordené a los encargados que extendieran algunas centenas de esteras de paja común sobre el suelo de concreto donde no había aun sillas. Era una medida de emergencia porque, en esa época, los asientos aun no estaban listos. Momentos después, Meishu sama llegó al Zuiunkyo para la inspección. Como siempre, lo recibí en la entrada del Palacio de Cristal y lo acompañaba hasta el Kyusei Kaikan. Entró unos cinco o seis pasos y luego, vio las esteras de paja extendidas en el suelo. Con fisonomía resuelta, preguntó: “¿Que es aquello? ¿Para que las extendieron?.” Y nos advirtió vehementemente “Las esteras de paja común sirven para que se sienten los criminales y pecadores. Jamás deben colocarlas frente al Altar”. Todos nosotros, preocupados, pedimos perdón a Meishu sama y, finalmente, fuimos perdonados, pero El continuó diciendo que retiráramos, sin demora, aquellas esteras.

Así llamamos a un grupo de dedicadores y las tiramos con urgencia. Meishu sama observaba todo aquel tumulto de la parte central del corredor sur. Después ordenó que las quemáramos y arrojaran fuera delante de Él. Y así procedimos. Él se quedo mirando a cada uno de nosotros y reiteradamente, nos dijo: “Como ninguno sabía eso, Dios lo aclaró, por lo tanto, jamás olviden ese hecho”.

Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado.

Si tiene confianza en si mismo no tiene necesidad de preguntar

El proyecto de construcción del Kyusi Kaikan, naturalmente, fue hecho por Meishu sama, Él realizó el plan y efectuó reuniones de estudio sobre el plan general de edificación varias veces. En una ocasión, cuando lleve el plano del Kyusei Kaikan Él se alegró mucho e incluso, habiendo muchas personas en la sala de visitas del Solar de la Nube Esmeralda, las dejó esperando para atenderlas. Incluso para tener una idea del tamaño de la columna, Meishu sama pedía al carpintero que hiciera una muestra con tablas y me preguntaba meticulosamente: ¿Será de ese tamaño?. Meishu sama tenía un sentido de las medidas muy agudo y quedé sorprendido al constatar que su visión era más precisa que nuestra medida calculada con regla. Aún tratándose de la altura de una columna, dudaba un poco, luego Él lo descubría. Meishu sama no daba instrucciones muy minuciosas, una vez confiado el trabajo no decía nada más. Las personas, en general, normalmente, aun después de darle una tarea a alguien, interrumpen diciendo si debe ser de esta o de aquella manera. Sin embargo, cuando Él nos encargaba algo y aceptábamos, diciendo sólo “Si señor” generalmente cometíamos errores. Por más que fuésemos reprendidos, nuestro deber era preguntarle hasta entender bien. Por ejemplo, cuando la altura ya estaba determinada, sólo solicitábamos su inspección después de extender la cuerda en la referida altura.

Meishu sama nos decía siempre: “Hagan exactamente como les digo y basta”. Hay un episodio interesante con respecto a eso. No me atrevia preguntarle: “¿Está bien así?”, después de concluído el trabajo. Cuando, después de plantar un árbol, por ejemplo preguntábamos: “¿Plantamos así?, ¿como lo encuentra?”, infaliblemente, Él nos respondía: “Rehaga”. El hecho de hacer tal pregunta era señal de falta de confianza en si mismo y significaba también que no estábamos de acuerdo con la voluntad de Meishu sama. Si había convicción, bastaba con decir: “Ya terminé”. No lograr evitar la pregunta: “¿Como lo encuentra?” quiere decir que no confiábamos en nosotros mismos y no estábamos haciendo conforme a Su deseo. Yo también, después que comprendí ese hecho, pasé a no preguntarle más. Si hacíamos según Su orientación, no había porque indagar. Si sólo comunicábamos al termino del trabajo, Meishu sama lo miraba y decía “Está bien” y se iba. Eso significaba Su aprobación. En caso de no gustarle, Él decía: “Rehaga”.

Un servidor de la construcción del Suelo Sagrado.

El proyecto debe ser amplio y el trabajo minucioso

Al ser llamado por primera vez al Solar de la Montaña del Este (TozanSo), en Atami, fui pensando: “¿Cómo será la persona que compró aquella mansión?” Hasta entonces, ella pertenecía al Sr. Kamessaburo Yamashita y yo era su jardinero. En aquella ocasión, volví a casa sin lograr captar la grandiosidad de Meishu sama.

Más tarde, cuando escuché en la montaña (actual Zuiunkyo) sobre el proyecto de Meishu sama, sentí, por primera vez, que Él no era una persona común . Yo también como jardinero profesional, manifestaba mi opinión sin reservas, pero Meishu sama siempre me escuchaba y respondía sólo: “Está bien, está bien.” En esos casos, en general, las personas dicen “Aunque hable así...” Sin embargo, Él escuchaba con atención hasta a un simple jardinero como yo. Meishu sama recorría aquella montaña en zapatos. Como yo usaba “jikatabi” (calzado tejido con suela de goma), le pregunté “¿no hay peligro?” y me respondió: “No” y mostrándose preocupado por mí, retrucó “¿y usted?.” En aquella época, Meishu sama asistió siempre a películas en el Solar de la Montaña del Este, con los dedicadores. Pero cierto día, salió sorpresivamente durante la sesión y fue al Zuiunkyo, y, pidiéndome que lo guiara, caminamos juntos por la montaña. Supe, posteriormente, que cuando el film terminó, los dedicadores notaron la ausencia y empezaron a buscarlo alborotados. Cierto día, en el Solar de la Montaña del Este, le dije: “Como hay jardinero me ire cuando la obra esté concluída”. Entonces Él habló: “No, usted debe acompañar la obra desde el comienzo. Viéndola después de concluída, no logrará realizar un buen trabajo”. Con aquellas palabras entendí que Él quería decir que el proyecto debe ser amplio y el trabajo minucioso. Sea como fuere, el hecho de haber conocido persona tal elevada como Meishu sama, fue para mí una gloria, una felicidad para toda mi vida.

Un servidor de la construcción del Suelo Sagrado.

Desperdicio
No desperdiciaba ni siquiera energía eléctrica

Meishu sama daba mucha importancia a las pequeñas cosas que generalmente las personas acostumbran desperdiciar, como energía eléctrica, papel, agua. Si había una pequeña lámpara encendida en el baño, Él iba hasta allí sólo para apagarla diciendo: “¿Habré olvidado apagarla?” Así desde joven, Él tenía el hábito de, antes de ir a dormir, verificar si todas la puertas estaban cerradas o si no había alguna lámpara encendida inutilmente.

Un dedicador.

Debemos utilizar todo con eficiencia

Cierta noche, Meishu sama, apagando una lámpara que estaba encendida sin necesidad, dijo lo siguiente llamando la atención: “Apagando una lámpara encendida innecesariamente, hacemos que esa energía sea utilizada donde realmente se precisa de ella”. Él nunca desperdiciaba las cosas. Recibimos la gran lección de que todo debía ser usado con cuidado y eficiencia, sin desperdiciar lo mínimo que fuese.

Enseñé eso también a mis hijos, y hasta hoy, su práctica viene dejando grandes beneficios en todos los sentidos.

Un dedicador.

Debemos ponernos en el lugar del fabricante

Cierta noche escribía en un papel lo que Meishu sama dictaba. Por descuido cometí errores y estaba pasando a una hoja nueva cuando Él me dijo: “Por qué está cambiando la hoja solo por tener errada una o dos letras? No se debe desperdiciar así. Ni siquiera una simple hoja de papel, póngase en el lugar de quén lo ha hecho. Cuando no encuentro mas lugar para escribir de un lado del papel, uso incluso el reverso (Meishu sama acostumbraba usar hojas de papel blanco dobladas en su bolsillo para hacer sus anotaciones). Aún tratándose de un pañuelo de papel para limpiar la nariz lo seco y lo utilizo dos o tres veces. Desperdiciando las cosas no podrá progresar en la vida. Procure usarlas con más cuidado” .

Así Él reprendió con severidad y yo le pedí perdón profundamente. También con relación al cigarrillo, aunque de éste solo diera para apenas una bocanada, no lo tiraba, lo dejaba en el cenicero. Al principio cuando fui a servirle imaginando que el resto no sería usado, lo coloqué en la basura en el lugar de limpieza y en aquel momento, también recibí una dura advertencia.

Un dedicador.

Todo pertenece a Dios

Meishu sama acostumbraba fumar los cigarrillos hasta que quedaran pequeños. Cuando estaba en edad avanzada, fumaba solo un poco y dejaba para darles a los miembros.

En otra ocasión cuando iba a tirar un pañuelo de papel, me dijo: “¡Que desperdicio! No lo tire”. Así comencé a dejar los pañuelos de papel usados hasta que el mismo resolviese deshacerse de ellos. El acostumbraba decir: “Si esos pañuelos se secaran podrían ser utilizados nuevamente...”

Así, Él me enseño que “los verdaderos hombres de fe acostumbran a tratar las cosas con cariño, sin desperdiciar nada, pues todo pertenece a Dios".

Un dedicador.

Fumaba un cigarrillo varias veces

Meishu sama acostumbraba fumar el cigarrillo sin tragar el humo. La marca “Asahi”, por ejemplo, Él lo fumaba hasta en cinco veces, guardándolo cuidadosamente.

En los últimos años de su vida, un miembro recibió el resto de un cigarrillo de Él y después de fumarlo, recibió una gran milagro. Una persona que servía a Meishu sama comunicó el hecho y le pidió que de ahora en adelante les concediera las puntas de los cigarrillos. El consintió, desde entonces, siempre les daba a los dedicadores diciendo: “Dentro de poco habrá relatos de milagros”, y esperaba el resultado con placer.

Un familiar.



Cuidaba de todas las cosas con cariño

Meishu sama cuidaba todo con el máximo cariño. Llegaba a usar más de dos veces hasta un simple pañuelo de papel. El desataba, por ejemplo, los nudos de las cuerdas de cañamo sin cortarlas, aunque fueran cortas. Al preguntarle si quería una tijera, respondía: “No quiero”.

En la bandeja que acostumbraba dejar cerca suyo, siempre había un cigarrillo de marca “Assahi”. En el cenicero, había un orificio en el que aquél encajaba. Él nunca fumaba de una sola vez: fumaba un poco, apagaba en el orificio del cenicero para aprovecharlo después. A veces un solo cigarrillo le alcanzaba para el día entero. No solo porque era época de guerra y había escasez de ellos, sino porque Él no los desperdiciaba, pero eso muestra que en lo cotidiano Meishu sama estaba tan atareado que no disponía de tiempo para fumar uno entero en una sola vez. Nosotros hasta dejábamos de fumar para ofrecerle cigarrillos. Él tenía un paladar sutil. Mandó confeccionar una pipa doble y, colocando cigarrillos diferentes, los saboreaba como si fuese un cóctel. Sin embargo, fumaba sin tragar el humo y ese hecho era conocido desde hacía mucho tiempo por todos.

Un miembro calificado.

Género remendado varias veces

A Meishu sama le gustaba dejar siempre junto a El, una bandeja donde colocaba objetos de uso personal diario como: pañuelos de papel, cortador de uñas, tijera, etc. Cierto día, tiré un escarbadientes usado que se encontraba en la bandeja. Entonces, Meishu sama mandó llamarme y me advirtió diciendo: “¿Por qué usted tiró el escarbadientes sin mi permiso?.” En aquella ocasión supe, por primera vez, que Él usaba el escarbadientes varias veces, sacándole punta con un cuchillo. Fue por eso que recibí aquella advertencia. Meishu sama trataba esas pequeñas cosas, casi imperceptibles, con mucho cuidado.

Aun un pañuelo, Meishu sama lo usaba hasta que se gastaba y tenía que ser remendado varias veces por su tía. Cuando le preguntaban si no era mejor dejarlo fuera de uso, decía: “No, aún sirve". Asimismo, no lo sustituía con facilidad.

Un dedicador.

Puño cocido varias veces

Encuentro que las personas en general, piensan que Meishu sama usaba artículos de primera calidad. Como yo dedicaba cuidando sus ropa, afirmo que Él escogía realmente buenos artículos pero los usaba hasta que quedaban gastados, mandándolos a remendar y zurcir varias veces. Los puños del kimono estaban gastados a tal punto que parecía que la próxima vez no habría manera de arreglarlos. Ellos se estropeaban nuevamente con el sudor y eran de nuevo lavados y cosidos. Después, de pronto, casi no se percibía el remiendo.

Meishu sama era, por lo tanto, una persona bastante sencilla y procuraba no desperdiciar las cosas.

Una costurera.

Me alimento de la sinceridad de los que ofrecen

Meishu sama nunca, en situación alguna desperdiciaba los alimentos, principalmente cuando se trataba de ofrendas hechas por los fieles. Cuando sobraba comida en la cena, mandaba guardar para la próxima oportunidad y se servía de ella al día siguiente. Aquel gesto, creo yo, significaba alimentarse de la sinceridad del ofrendante. Cuando sus refrigerios eran preparados con alimentos ofrecidos por los miembros, aunque Él no los comiese todos, procuraba siempre probar un poco de cada uno de ellos.

Un dedicador.

Las Reprensiones

La reprension era dada de acuerdo con la persona

Los casos en los que se pide perdón, por ejemplo, las palabras de las personas difieren completamente entre aquellas que piden perdón con sinceridad y las que lo hacen simplemente por hacerlo.

Cierto día, una persona que se le había caído el Ohikari, recibió reprimenda cuando fue a pedir disculpas a Meishu sama. A lo que en vez de decir tan solo “Le pido perdón por habérseme caído el Ohikari” dijo: “Le pido disculpas porque el cordón se rompió y cayó el Ohikari”.

En este caso, significa que la persona se justificaba, argumentando que la causa de la caída del Ohikari estuvo en la ruptura del cordón y Meishu sama percibió eso de inmediato. Por consiguiente, sobre la manera de pedir perdón decía: “Sea cual fuere la causa es bueno disculparse inmediatamente” y, en otra circunstancia, afirmó: “Pedir disculpas es una vergüenza”.

Meishu sama acostumbraba reprender de acuerdo con el momento y la persona.

Un dedicador.

Nos sentíamos incentivados al recibir reprensiones

En la época en que dedicaba en Oomori, había una señora llamada Kiku, que era la más antigua de la casa. Un día, por descuido ella rompió un tazón de porcelana de gran estimación de Meishu sama. Como Él era muy severo, esa señora quedo pálida de miedo e imaginando recibir una gran advertencia, acudió a consultarme.

Yo también quedé bastante preocupado pensando en que hacer, ya que no era posible su sustitución. Y de esta manera al día siguiente, la dedicadora fue a disculparse.

Meishu sama dijo: “Bien, si la señora hubiese venido inmediatamente a disculparse, tal vez yo la habría reprendido. Sin embargo, creo que debe haber pasado una noche entera preocupada, pensando en como debería proceder y por eso su mancha ya fue redimida. Si comprendió la imprudencia cometida, entonces está bien”. Como Él dijo solo eso, nosotros que estábamos alrededor, temerosos, quedamos sorprendidos.

Siempre recibíamos reprensiones, más estas no eran de carácter negativo. El lo hacía de una forma agradable, de modo que por uno u otro motivo aquellas servían de incentivos para nosotros.

Era sólo comprender el error y el caso era dado por concluído. Su reprimenda nunca era persistente.

Un familiar.

Manchas redimidas por la preocupacion

Meishu sama era extremadamente riguroso en lo que se refería al trato con los objetos. Las personas que a él lo servían, siempre recibían advertencias por no seguir al pie de la letra lo que Él decía.

Cierto día una persona encargada de la limpieza, por descuido, rompió un brasero. Pensando en recibir una severa reprimenda, ella quedó bastante deprimida y verla en ese estado hasta daba pena. Más como no había otra alternativa sino disculparse, decidida y muy pálida, se presentó ante Meishu sama para pedirle perdón.

Minutos después, retornó toda risueña, pero con los ojos llenos de lágrimas y dijo: “Meishu sama al ver mi rostro transformado por la preocupación, me dijo con gran cariño: ‘Su culpa fue redimida por su preocupación’”.

Kaicho (Presidente).



Yo perdoné, pero Dios aun no

En cierta ocación fui a disculparme con Meishu sama por una falta cometida y Él me dijo simplemente: “Fue bueno para usted haber comprendido su error”. Yo estaba sudando frío, más cuando escuché esas palabras, quedé completamente aliviado, pensando para mis adentros “Ah que bien” y ya me estaba retirando, cuando Él me dijo repentinamente: Eh, espere, espere!

¿El Señor desea alguna cosa?

Sabe?, usted debe reflexionar mucho sobre su error. Yo lo perdoné, pero Dios, aún no.

No comprendí muy bien lo que El dijo y le pregunté: Por favor, ¿qué es lo que el Señor quiere decir con eso?

Usted se disculpó, pero eso no basta. Sólo cuando entienda que eso no es suficiente y se disponga a servir en la Obra Divina, su culpa será perdonada. Cuando me vienen a pedir disculpas, aunque yo le perdone lo que cometió, no significa que será redimida inmediatamente.

Kyokaicho (un Dirigente del Templo)

Cuando no se lleva la cosa en serio

Yo generalmente recibía reprensiones de Meishu sama cuando me presentaba delante de El con apariencia de tranquilidad. Cuando me mostraba deprimido, jamás llevaba advertencias. Por ejemplo: cuando el dedicar no se desenvolvía en condiciones satisfactorias iba a su presencia para disculparme: “Siento mucho, pues la dedicación no está transcurriendo correctamente”. Su respuesta era: “Y claro, Dios está aprobando”. Así, yo me sentía aliviado. Si nos encontrábamos en situación embarazosa a punto de no conseguir expresar lo que sentiamos, entonces El nos hacía cambiar. Pero si nos manteníamos tranquilos nos advertía.

De ese modo, El nos orientaba de acuerdo con las circunstancias del momento.

Kyokaicho (Un dirigente del Templo).

Disculparse atribuyendo la culpa a la sartén

Fue en la época en que había escasez de mercaderías. Como conseguimos adquirir un pescado, lo asamos con manteca, sin embargo la sarten estaba en malas condiciones, el pescado se quemo y se le salto la piel.

Lo servimos a Meishu sama, diciendo: “Como estaba rota la sartén...”

Él me advirtió “¿Quiere decir que si fuese una sartén nueva, usted conseguiría asar correctamente, no es cierto?”

Comprendi que fui reprendido porque sin referirme a mi mismo, me disculpé diciendo que era por culpa del utensillo.

Un dedicador.

No estoy preguntando el motivo

Una vez, Meishu sama me llamó para dejar abierta una determinada puerta. Así procedí, pero una persona que venia a hacer la limpieza la cerró. En ese momento, Él llegó y preguntó: “¿No le dije que dejara la puerta abierta?”. Entonces le respondí: “Es que hace poco, en la hora de la limpieza cerramos la ....”. Así cuando comencé a explicar, Meishu sama me dijo con severidad “No le estoy preguntando el motivo.” Creo que Él procedió de esta manera porque percibió mi intento de querer huir de mi responsabilidad, justificándome.

Un dedicador.

Cocinar fastidiado altera el sabor de la comida

No se podía preparar la comida de Meishu sama displicentemente.

Ni cortar con el cuchillo pensando en otra cosa.

Fue de esta manera, tal vez, que dediqué siempre preocupándome al máximo con su preparación. El nunca me llamó la atención. Probablemente porque Meishu sama pensaba que, reprendiendo al cocinero, repercutiría negativamente en la comida.

Una vez, Él dijo riendo “No es nada bueno reprender y ser vengado en la comida”. Aunque yo hiciese algo que mereciese advertencia Meishu sama me trataba con indulgencia.

Un dedicador.

¿Por que no me mostró el croquis?

Como mi Iglesia pasó a ser denominada Taissei (perfecta), pensé en confeccionar un emblema y luego mandé a hacerlo de forma definitiva, lo que llevó cerca de medio mes. Después de concluído lo presenté a Meishu sama diciendo: “¿Deseo mandar a confeccionar este tipo de emblema, cómo lo encuentra Usted?”. Con fisonomía rigurosa Meishu sama respondió: “¿Por qué Usted no me mostró antes el croquis? Debería habérmelo mostrado y después de obtener mi aprobación, mandarlo confeccionar. ¿Y si yo ahora le dijese que este tipo de emblema no es bueno, qué haría? Habría un gasto inútil, entiende?”.

Entonces, le dije: “Imaginé que sólo con un croquis sería difícil tener una idea...”

El me respondió: “Cuando yo era joven hacía croquis, sabe? Cómo puede responsabilizarse por la Iglesia Taissei de esa forma? Así no podrá tornarse perfecto”.

Aun en un momento de reprensión como éste, Él usando el término “perfecto”, denominación de la Iglesia, formó repentinamente una frase humorística diciendo: “No podrá tornarse perfecto”, lo que me dejó aliviado.

Kyokaicho (Un Dirigente de Templo).

Despertaba la persona eliminando la brecha de su sentimiento

Cuando alguien quedaba triste después de alguna reprensión, Meishu sama siempre procuraba dirigirle algunas palabras de consuelo, como por ejemplo: “Ustedes no son culpables. Creo que entre las personas que aquí se encuentran, no hay quien quiera hacerme sufrir. El hecho de cometer errores o fallas es porque tienen brechas dentro de sí. Cuando ello existe, Satanás se apodera. Por eso llamo la atención de las personas severamente para que despierten, eliminándola”.

De esta manera, Meishu sama acostumbraba reprender de forma muy delicada con palabras llenas de amor.

Un dedicador.

Riendo, olvidaban mutuamente lo ocurrido

Aun cuando advertía a alguien, Meishu sama no continuaba molesto indefinidamente; luego, después de la reprensión, El siempre contaba algo humorístico. Decía frecuentemente: “Si continuara enojado, tanto yo como la persona que recibió la reprimenda, no nos sentiríamos bien, por eso procuro terminar riendo, con bromas. Así olvidamos todo, mutuamente.”

Un dedicador.

Bromas despues de la reprimenda

A primera vista, Meishu sama demostraba ser una persona generosa y parecía no preocuparse demasiado por las cosas. No obstante, cuando se ocultaba una falla, por menor que fuese, El no perdonaba. Tal como dice el refrán: “Aunque la llovizna del Cielo parezca ser amplia y de trama abierta, jamás dejará pasar el mal”. De esa forma, Meishu sama no perdonaba las inseguridades ni las mentiras, por menores que fuesen. Aún así, cuando la persona se concientizaba de su error después de severa reprensión, Él acostumbraba decir bromas.

Cuando le pedíamos disculpas diciendo: “Por haberme descuidado...”

El nos libraba de la tensión diciendo: “Dejando el ‘des’ procure tener más cuidado”.

Acostumbraba decir siempre: “Detesto personas tristes y sombrías. ¡Procure ser más alegre!”.

Un dedicador.

Reprendo al espíritu y no a la persona

En ocasión de una entrevista realizada en el Solar de la Montaña Divina (ShinzanSo), en Hakone, no sé por qué motivo olvidé colocar un almohadón para que Meishu sama se sentara. Al notar eso, Él preguntó: “¿Qué pasa?” y continuó de pie. Una dedicadora, percibiendo, lo trajo inmediatamente, pero Meishu sama reprendió en voz alta: “Lo hizo a propósito para reducir mi entrevista”. Yo nunca había visto a Meishu sama de aquel modo, con un semblante tan severo.

Después, El nos explicó: “Hablé duramente no para la persona y sí para el espíritu. Si no fuera severo, el espíritu volverá a hacer esas cosas. Satanás procura confundirnos, impidiendo el pasaje de la Luz. El acostumbra apoderarse de las personas que están dedicando próximas a Mi. Los que usan personas no miembros es señal de que son demonios de poco poder”.

Una vez, un miembro calificado de la ciudad de Yokossuka (él tenía tendencia para incorporar espíritus), preguntó a Meishu sama: “Oí decir que cuando Dios se manifiesta para hablar, es mejor hacer la purificación antes que la persona transmita Johrei, que surte mayor efecto…”

Entonces Meishu sama respondío: “Entonces proceda de esa forma”. Sin embargo, cuando después le pregunté sobre eso, en particular, El me dijo: “Se debe dejar a aquella persona actuar así por algún período, con el pasar del tiempo, dejará de hacerlo”. Podría decirse que Él daba orientación de acuerdo con la persona.

Un miembro calificado.

Todo depende de nuestro pensamiento

Un día, observé que un valioso frasco donde se coloca saké, estaba junto a un barril de cerveza. Pensé que no debería dejarlo allí, pues se podría caer y romper. Cuando pensé en llevarlo hacia otro lugar más seguro, sucedió lo que yo temía . Imaginando la reprensión que iría a recibir, lo llevé inmediatamente ante Meishu sama y le pedí disculpas. Él me preguntó: “¿Dónde se encontraba el frasco?” "En tal lugar, así, así”, le expliqué. Entonces Él me dijo simplemente: “Ah, entonces no sucedió por su culpa, el culpable fue quien lo colocó en aquel lugar”.

Meishu sama nunca reprendía de una sola manera. Si, por ejemplo, íbamos ante Él afligidos a pedirle disculpas, decía: “Una persona que está pensando en salvar a la humanidad, no se debe complicar por una cosa tan simple”.

Había ocasiones en que cuando se rompían cosas modestas y baratas éramos advertidos violentamente, sin embargo, a veces, cuando eso sucedía con algo valioso y caro, dirigía a la persona palabras amables, sin ninguna reprensión. No podemos generalizar, mas Él daba orientación de acuerdo con nuestro pensamiento

Un dedicador.

Basta hacer aquello que fue ordenado

Meishu sama llamaba nuestra atención severamente cuando no actuábamos de acuerdo con lo que Él decía y ordenaba. Por ejemplo, cuando yo hacía dedicaciones de jardinería, Meishu sama venía hasta el jardín y orientaba: “Transplante este árbol” o “Pode este gajo” y luego regresaba a sus aposentos.

A veces, en ocasiones, la cocinera me pedía hacer pequeñas compras con urgencia. De este modo, yo terminaba olvidando lo que Meishu sama solicitara. Más tarde, Él, no hallando la dedicación terminada me advertía rigurosamente. Yo me disculpaba diciendo: “Fuí a hacer las compras para la persona de la cocina y me olvidé”. Pero Él no aceptaba esas disculpas, diciendo que todo eso era un simple justificativo y me censuraba con rigidez.

Eso acontecía frecuentemente, mas bastaba hacer como Meishu sama determinara para nunca ser reprendido.

Un dedicador.

No se debe afirmar basado solo en suposiciones

Meishu sama nunca reprendía a quien desempeñaba con obediencia la tarea que le era confiada. Si, por ejemplo, había un fin egoísta, Él quedaba malhumorado. Tampoco tenía en cuenta la posición social o financiera y sí la capacidad profesional o técnica de cada persona. De la misma forma Meishu sama detestaba hablar mal de las personas que estaban ausentes. Si alguien comentaba algo desagradable respecto de otro, El preguntaba: “¿Eso es suposición suya?” Entretando cuando se decía: “Yo pienso que…”, El cerraba el asunto diciendo: “¿Ah, si?” Pero si alquien decía de una manera categórica que fulano es de éste o aquel modo, Meishu sama se molestaba, diciendo que no se debe afirmar algo basado sólo en suposiciones.

Un dedicador

Escriba: jamás reincidiré en ese error

Cuando Meishu sama vivía en Shimizucho, alrededor de 1948, si un dedicador reincidía en el mismo error tres veces, Él le decía, infaliblemente: “Traiga papel y pincel” y agregaba: “El hecho que ustedes cometan la misma falta varias veces, es porque no grabaron bien mi advertencia en el corazón o porque no tienen el sincero deseo de servir. Por eso, escriban y prometan en mi presencia ‘Jamás reincidiré en ese error’”, y proseguía diciendo “Déjenlo colocado en la pared del cuarto hasta que yo les ordene retirarlo. Mírenlo todos los días y reflexionen bien”. Para nosotros, que estábamos alli para servirlo, era motivo de gran vergüenza el hecho de tener que colgar estos papeles. En cierta ocasión pasamos gran vejámen, pues las paredes del cuarto parecían una exposición escolar, llena de papeles escritos.

Un dedicador.

Vaya usted, él se va a equivocar

Recibí permiso para dedicar en la residencia de Meishu sama, en el quinto día, por primera vez, fui a presentarme. Meishu sama se encontraba en la Casa del Trebol (Haginoya), donde escuchando radio, escribía Imágenes de la Luz Divina y Ohikari. Después de saludarlo, quedé observando en el borde de la sala, el trabajo de las tres personas que lo servían, para aprender. En eso, la radio que Meishu sama estaba escuchando, comenzó a sufrir interferencias y a hacer ruidos. Él ordenó entonces a uno de los dos servidores que fuese hasta la sala de estilo accidental a buscar otra.

Como esa persona estaba bastante atareada y yo, apenas observando, me ofrecí para ir en su lugar. Hice una reverencia delante de Meishu sama y fui corriendo hasta el Solar de la Montaña Divina (ShinzanSo), para buscarla. Como Meishu sama había dicho que era para buscar la radio en la sala de estilo accidental, presumiendo que tal sala sólo existiría en aquel solar. Le llevé la que se encontraba. Supe después, que en el Solar de Contemplación de la Montaña, también había una sala de estilo accidental, donde Meishu sama escribía, y ésta era la sala referida por Él, no aquella.

Es que, normalmente esta sala era conocida como “Room”, de modo que cuando me dijeron que yo había traído la radio equivocada, no conseguí percibir prestamente y pensaba: “Donde será que hay otra sala de estilo accidental?” En aquel momento no sabiendo como disculparme, quedé callado y cabisbajo. En ese instante, el servidor a quién anteriormente Meishu sama diera la orden para buscarla, volvió con otra radio. No conseguía entender nada. Sin embargo, no recibí ninguna reprensión y el trabajo fue concluído sin contratiempo.

Quedé bastante intrigado y quería saber por qué razón aquél servidor había salido rapidamente detrás de mi para ir a buscar la radio y de donde la había traído. Entonces, él me explicó que después que yo salí Meishu sama le dijo: “Tengo la certeza que él va a traer una radio equivocada, vaya usted mismo a buscarla”.

De este modo Meishu sama, había percibido claramente que yo cometería un error.

Me arrepentí por lo ocurrido, pues siendo todavía novato, me había precipitado sin antes saber bien las cosas, y terminé causando trastornos. Entendí en el fondo del carazón, que debería seguir obedientemente sus palabras, pues Meishu sama era capaz de prever todo.

Un dedicador.

Si comprendió, está bien

Como sufría de catarata, fui hasta Hakone a recibir Johrei de Meishu sama; sin embargo, tuve un accidente de tren y llegue atrasado. De esta manera, recibí una severa reprensión. Y en el momento en que me preguntó: “¿Quién piensa que yo soy?”, comprendí, por primera vez, que Meishu sama es Dios. Sentí despertar sobre eso, y me postré inmediatamente sobre la alfombra de la sala. Él me respondió rigidamente, pero luego, me dirigió palabras cariñosas: “¿Usted entendió?. Si entendió, entonces, está todo bien.” Eso fue motivo de que mis lágrimas corrieran.

Un miembro calificado.

Reprensiones intercaladas con risas

Fue en la época en que dirigentes de cada filial cenaban con Meishu sama. Nuestra comida fue realizada en Hakone, y gracias a Dios, fue todo bien.

Sin embargo, no sé porque motivo, el Sr. Inoue había confundido el horario de comienzo de la sesión de cine. Entonces Meishu sama quedó bastante molesto. En el momento en que el señor Inoue y yo nos disculpábamos por la equivocación. el film comenzó. Cuando apareció una escena cómica, Meishu sama comenzó a dar carcajadas. El señor Inoue reía también. Entretanto cuando la escena divertida terminaba, Meishu sama, continuaba reprendiéndonos. Al aparecer otra escena graciosa, daba nuevas carcajadas. El señor Inoue también. En seguida continuaba la advertencia. Encontré aquello extremadamente extraño.

Creo que Él conseguía ser así porque sabía separar las cosas y vivir cada momento.

Kyokaicho (Un dirigente del Templo).

Construía el jardín sin mirar gastos o perjuicios

Como nací y fui criado en el campo, para mi el trabajo no representaba sufrimiento o cansancio, de modo que fui muy solicitado por Meishu sama, que con frecuencia me ocupaba. Pero, como crecí en medio de dificultades financieras, daba mucho valor al dinero. Aún prestándole servicios, procuraba siempre hacerlo de manera que Meishu sama obtuviera más lucros. Por eso, muchas veces, realizaba el trabajo a mi manera sin seguir su orden, más volvía a hacer todo de nuevo después de recibir su reprensión.

En una ocasión, cuando estaba haciendo un jardín, El me advirtió severamente, diciendo: “¿Por qué usted no hace como yo mando?” Le respondí: “Es que estoy procurando obrar de manera de traerle más ganancias.”

Entonces me respondió riendo: “Yo no construyo pensando en ganancias o perjuicios, imagine si es posible construir un jardín como este, con ese pensamiento.”

Un dedicador.

Asuntos Diversos

Meishu sama era practicante de sus Enseñanzas

Alrededor de1952, Meishu sama acostumbraba decir a sus servidores: “Hagan redacciones, si la hicieran serán más inteligentes. Ustedes deben escribir principalmente sobre mi”.

De este modo yo también resolví redactar sobre la vida cotidiana de Meishu sama. En aquella ocasión, Él me dijo: “Sin tomar en consideración el hecho de escribir bien o no, todos ustedes que sirven cerca de Mi, tienen el deber de transmitir a los fieles mi vida diaria. Ustedes precisan observar seguido si realmente estoy poniendo en práctica todo lo que digo o enseño a los miembros, y registrar todo tal cual han observado.”

Un servidor.

Todo es Luz

Un día Meishu sama me dijo: “Todo acontecimiento de la vida cotidiana relacionado a Mi persona por menos que sea, es Luz. Por lo tanto, haga lo posible por transmitir eso a un mayor número de personas.”

Un servidor.

Ofrezca todo para la Obra Divina

Cierto día NidaiSama (Segunda Lider Espiritual) me dijo bromeando: “Yo puedo pedir a Meishu sama cuantos vestidos quiera, pues en el inicio Él llevó toda mi ropa a la casa de empeño, y me dijo: ‘De aquí a algún tiempo, comprarás cuanta ropa quieras, más en el momento, ofrezca todo para la Obra Divina.’ Así di toda mi ropa.”

Como podemos observar en ese comentario de Nidai sama, hubo épocas en que Meishu sama pasó por serias dificultades financieras.

Kaicho (Presidente).

La Religión es una parte de la salvación

Cierto día, dije a Meishu sama: “Observando el mundo actual, aunque sea por su poder, no creo que se pueda purificar totalmente una sociedad sólo por medio de la Religión”. Meishu sama respondió: “No se puede salvar a la humanidad entera solamente con la Religión, ella constituye apenas una parte de la salvación. Mi empresa es formar una sociedad que no necesite de la misma. En el estado actual, ella todavía es necesaria, por eso, estoy usando su nombre pero …”

Al recibir esta enseñanza de profundo significado y de riqueza extraordinaria quedé bastante emocionado.

Un miembro calificado.

Es solo comenzar y todo se realizará rápidamente

En 1950, cuando ocurrió la persecución religiosa, el desarrollo de la difusión quedó estancada. Eso era como el caer de los pétalos para dar origen al fruto, y Meishu sama dijo: “Dios me había informado sobre eso” En esa época, le pregunté: “Oí decir que en un futuro mucho mas próximo será concluído el Paraíso Terrenal y yo creo en eso. Pero, observando la situación actual, estoy atormentado por la contradicción, ¿será realmente posible la concreción del Paraíso en tan poco tiempo?”

Meishu sama me respondió: “Todo eso está siendo organizado por Dios. Yo también tengo dignidad humana, y me siento bastante desilusionado por no estar haciendo nada, sufriendo interferencias y equívocos. También me despierta el sentimiento: Espera y verás. Más eso se parece al hecho del ser humano que duerme con las ventanas cerradas y aún amaneciendo no acostumbra abrirlas. Si lo hace de una sola vez, su vista quedará ofuscada. Estoy desarrollando la Obra Divina de esa forma. Es sólo comenzar que todo se realizará rápidamente”

Mientras daba Johrei Meishu sama hablaba así, casualmente, sin hacer ningún tipo de sermón. Oyéndole me sentía profundamente conmovido.

Un dedicador.

Rendición incondicional, asi está bien

En el día 15 de Agosto de 1945, término de la Segunda Guerra Mundial, yo estaba participando de una reunión en Hakone, juntamente con otras 50 personas, más como fue anunciado que habría una comunicación radiofónica muy importante, Meishu sama nos llamó para oirla y entonces, al mediodía, todos nosotros nos sentamos junto a la radio. Meishu sama también estaba atento a las palabras emitidas: “Aceptación de la Declaración de Potsdam, rendición incondicional”. Después que fue anunciado, dirigi la vista hacia Meishu sama, imaginando lo que Él iría a decir sobre el hecho. Meishu sama nos fijo la vista calmadamente y dijo: “De ahora en adelante, el Japón irá mejorando, así está bien”.

Diciendo solamente eso, se levantó y se retiró.

Aquel instante solemne quedó profundamente grabado en mi memoria.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo).

Por mas que tenga, si no se usa…

Cuando Meishu sama leía una crítica religiosa, de algún periodista, como por ejemplo del periódico Nikkan, exponiendo un punto de vista erróneo, me pedía: “Envíe un ejemplar del periódico eso que corresponda al asunto tratado”. Entonces yo respondía:"Si señor". Pero, con la cantidad de servicios, terminaba olvidando de remitirlo a la persona.

Después de algunos días, como confirmando, Meishu sama preguntaba si yo había mandado el periódico. Al pedirle disculpas por el olvido, Él preguntaba inmediatamente:

¿Usted tiene libreta de anotaciones?

Si, yo tengo.

No estoy simplemente preguntando si usted tiene libreta de anotaciones sino que si usted la está usando. Si no la usa es como si no la tuviera.

Las personas más inteligentes anotan todo, aún las cosas más insignificantes, en cuanto que las menos inteligentes, por displicencia, no toman nota y se olvidan de ejecutar las tareas más importantes. Después de esa reprensión, resolví en cualquier circunstancia, anotar todo en la libreta.

Un dedicador.

No me gusta el tratamiento especial

En la hora del saludo matinal, cuando estábamos medio incómodos, Meishu sama nos decía: “Ustedes piensan que yo soy una persona especial. Pero si pensaran que soy una persona común, será fácil decir simplemente ‘buen día”, al encontrarme de mañana. No gusto de ser tratado como alguien especial”.

Le pedíamos disculpas, pero no conseguíamos entender luego el significado de aquellas palabras: “No me traten como persona especial”.

Pero reflexionando comprendimos que había querido que actuáramos con espontaneidad en su presencia, pues tendíamos a estar tensos. Cuando actuábamos retraídos al hablar, al ser reprendidos o al pensar que no teníamos capacidad de dedicar en la Obra de Dios, era seguro que recibiéramos reprensiones. Cuando conseguí tener el pensamiento de que Dios nos está utilizando para Su Servicio, bastando cumplirlos con obediencia, y, al tratar a Meishu sama como una persona común , sin retraimiento, pasé a tener días más alegres.

Un dedicador.

Al levantarse por la mañana, venga a saludarme en primer lugar

Cerca de 1950, yo todavía no era miembro y trabajaba en una firma. Mas los sábados acostumbraba ir a Hakone y pernoctar en la casa de Meishu sama.

Al día siguiente, sin conseguir contener el sueño dormí de más. Luego de lavarme la cara, salí rapidamente y entonces, muchas veces, me encontraba con Meishu sama, que ya venía de regreso, después de realizar entrevistas en el Templo de la Luz del Sol (NikkoDen). En esas ocasiones, El solía decirme: “Aunque con apariencia somnolienta, venga a saludarme en primer lugar”. Acordándome de eso, siento ahora una gran vergüenza, sin embargo aún en esas ocasiones, Meishu sama nunca tenía cara fea.

Cierto día le dije: “Discúlpeme por ser tan dormilón, a pesar de ser joven”.

El me respondió riendo: “No diga tonterías, yo soy mucho más joven que usted. Por eso me levanto más temprano. Usted es dormilón porque es viejo”.

Un familiar.

Puede saludar cuantas veces quiera

En la época en que comencé a dedicar al lado de Meishu sama, cierta mañana me encontré con Él en el comedor, todavía en pijama. Podía haberlo saludado, pero quedé indeciso si debería o no. De este modo perdí la oportunidad de hacerlo y solamente reverencié.

Después recibí su reprensión: “Usted no me saludó. Una persona que no sabe ni saludar es inútil. De ahora en adelante al levantarse y encontrarme hágalo.

Puede saludar cuantas veces quiera. También hay personas que no responden claramente al saludo. Eso tampoco es bueno. Sea quien fuere, puede ser así mismo un mendigo, cuando me saludan, yo respondo.”

Un dedicador.

Sufrimiento y placer de aquel que esta en la posición de Dios

En el Año Nuevo, Meishu sama hacía de manera que todos nosotros, dedicadores, aprovechásemos al máximo ese día. El mismo se retiraba y organizaba, sólo, las Enseñanzas, haciendo lo posible para no darnos trabajo. Cierta vez, en año nuevo, Meishu sama dijo, como si estuviera hablando consigo mismo: “Me gustaría pasar por lo menos el día de hoy, tranquilamente con todos”. Quedé agradecido cuando sentí que el poema, a seguir, relata su sentimiento de aquella época. Aquel que está en la posición de Dios siente más intensamente lo de otras personas, tanto los sufrimientos, como las alegrías.

Un dedicador. .

Para purificar aquello que es impuro

Hasta tornarme fiel, yo tenía una barbería y, con el ingreso en la fe, abandoné la tijera y la máquina de cortar cabello, decidido a empeñarme únicamente en la Obra Divina.

En 1951, Meishu sama decidió realizar dos viajes misioneros a la región de Kansai, en la primavera y en el otoño. Por la gentil atención del Dirigente de la Iglesia, durante su estdía en Kyoto, recibí la dedicación de hacerle la barba a Meishu sama y el primer día pernoctamos en la casa de campo de Kimura. Como hacía ya tiempo que no realizaba aquel servicio, compré material de barbería enteramente nuevo y pedí a Dios que pudiese hacer la dedicación sin cometer falla alguna. Así, con mucho recelo, me aproximé por primera vez a Meishu sama. “¿A qué Iglesia pertenece Usted?¿Cuál es su dirección?”

Cuando Él me preguntó esto, por advertir como muy modesto el lugar donde vivía, respondí más o menos avergonzado: “En el distrito deSaijo, de Ossaka. Donde queda la zona de prostitución de ........ ¡Es un lugar realmente vergonzoso!” Yo me sentía así porque aquel lugar donde vivía (barrio de Sanno del distrito de Saijo, estaba cerca del famoso cabo de KamagaSaki, un lugar lleno de ociosos, semejante al barrio de Sanya, en Tokio) yo había instalado una filial en ese lugar y allí dedicaba, pero, por lo que decía el vecindario, el sólo hecho de residir en Saijo ya era una de las cosas que me atormentaban y no sé cuantas veces había pensado en mudarme de allí.

Cuando terminé de hablar, Meishu sama, que hasta entonces estaba sonriendo alegremente, súbitmente mostró una expresión severa y dijo en voz alta:

“¿Porqué siente que es vergonzoso?¡Kyusei Kyo existe para purificar lo impuro!¡Purificar y tornar bellos a los hombres y a los lugares, ésa es la misión que Dios le dió!

Desarrollar la Obra Divina en un lugar así es la misión que le fue atribuida. No hay nada por qué humillarse...

Hágalo con todo orgullo”.

Y así, Él continuó orientándome con sus palabras significativas, pero no logré fijarlas porque estaba turbado por tanta emoción.

Luego cuando le hacía la barba, Meishu sama se quedó dormido profundamente. A pesar de estar entregado a mis cuidados por primera vez, Él no me dijo como deseaba sus cabellos y su barba y durmió tranquilo.

Un miembro calificado

No existe un medio de salvación que supere el poder del Johrei

Cierta vez obtuve el permiso para ir a la residencia de Meishu sama a recibir Su Johrei; durante la transmisión y sin pensar le dije: “Yo no entiendo bien nuestra afinidad con Dios”. Él me respondió: “¿Usted piensa que entendiendo la afinidad con Dios es posible salvar personas?” Sólo oyendo esas palabras aprendí que mi misión era difundir el poder del grandioso Johrei y encaminar al mayor número de personas posible a la doctrina.

Así animado me retiré. En otra ocasión, dije a Meishu sama: “Estoy teniendo gran dificultad por no entender el espíritu de la palabra”, y Él me respondió: “¿Qué?¿No entiende el espíritu de la palabra? ¡Lógico que es imposible entender! Si lo consiguiera, podría develar los misterios, ¿No cree? Usted es Nakamura Ebiji, por lo tanto, el espíritu de la palabra de Nakamura combina bien con el de Ebiji”.

En verdad yo estaba pensando en cambiar mi nombre (en Japón, es común y permitido por Ley el cambio de nombre) y quería preguntarle al respecto de los nombres. Esa era mi verdadera intención. Por eso, al mismo tiempo que quedé sorprendido con la perspicacia de Meishu sama, me sentí avergonzado por no haber logrado hablarle directamente del asunto.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

Hablaré cuando llegue el momento justo

En determinados momentos yo sentía que Meishu sama era una persona que me causaba miedo.

Mensionando sólo la palabra “miedo” tal vez no entiendan, pero, por ejemplo, cuando iba a recibir Johrei o en otras ocasiones Meishu sama tocaba siempre temas interesantes acerca de Dios, del Mundo Divino, consideraciones espirituales relativas al pueblo japonés y otros. Sin embargo, yo permanecía con el deseo de saber más profundamente, más de aquello que Él decía.

Entonces le hacía preguntas y Meishu sama me respondía: “No hay necesidad de hablar ahora” y agregaba: “Para salvar a las personas, ¿qué utilidad tendría para Usted oir eso? Cuando llegue el momento hablaré”.

En esos momentos, yo sentía que Meishu sama era, realmente, una persona que me causaba miedo.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

El pecado de interrumpir las palabras de Meishu sama

El siguiente hecho ocurrió, si no me equivoco, en 1949, en la Sede del barrio de Shimizu, en Atami.

En aquella mañana, al abrir el diario matutino en mi casa, vi publicada una estadística de tuberculosis en el país. De acuerdo con ese artículo, el índice de mortalidad estaba disminuyendo, pero el número de tuberculosis tendía a aumentar. Por ser un artículo muy interesante, leí atentamente ese trecho.

Bien, la entrevista colectiva con Meishu sama en aquel día en la Sede de Shimizu comenzó en el horario estipulado. Las palabras iniciales de Él abordaron el problema de la tuberculosis, exactamente lo que yo había leído de mañana y entonces me quedé muy contento, a la expectativa de poder recibir orientación al respecto. Sucedió que, en medio de la conversación, Meishu sama, tal vez al no recordar los datos numéricos del artículo, se puso a pensar por instantes. Como yo los recordaba, dije: “En el artículo constaba que eran X personas”.

En aquel momento Meishu sama, con expresión un poco rigurosa, me dijo: “¡Yo estaba pensando! En este momento soy yo quien está hablando a todos. Si sabe tanto, ¡hable Usted entonces!” Y se calló.

Como yo no tenía ninguna otra intención que no fuese ayudar, no imaginaba que recibiría aquella reprensión.

Pero me disculpé inmediatamente. Pero Él no me perdonó. Postrado, mientras esperaba el perdón, sentí profundamente el tamaño del pecado que cometiera con aquella actitud impensada y su advertencia severa y silenciosa me apuñalaba el corazón. Una vez más le pedí perdón y finalmente fui perdonado.

La conversación de Meishu sama prosiguió.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

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