EN LOS PRIMEROS TIEMPOS
En los comienzos de nuestra religión (comienzo de la Era Showa) las actividades diarias de Meishu sama no estaban divididas por horario, es decir en actividades matutinas, vespertinas y nocturnas.
En lo referente al trabajo, Él no descuidaba ni las cosas más insignificantes. Ejecutaba sus tareas con cuidado y meticulosidad admirables. Un dedicador de aquella época comentó: “Meishu sama es un ser divino. Por eso, pensé que Él sólo se ocuparía de grandes realizaciones, sin fijarse en pequeñas fallas ni atender a cosas sin importancia. Sin embargo, era digna de admiración la minucia con que ejecutaba las diferentes tareas al servicio de la Obra Divina. Era una vida cotidiana de gran elevación como jamás se vio en otro religioso”.
En aquella época, Meishu sama daba mucha libertad a los servidores; sin embargo una vez determinada la tarea, siempre verificaba que fuera hecha, y no permitía ningún descuido. Nunca distribuía trabajos que no pudieran realizar, sino sólo aquéllos que les proporcionasen alegría. Se preocupaba en hacer sentir a los servidores que vivían en el Paraíso. Por eso, la mayoría de las veces no solicitaba ayuda, hacía solo hasta las mínimas cosas. Cuando preparaba Ohikaris, por ejemplo, Él mismo preparaba la tinta, cortaba el papel y lo doblaba. Cuando pintaba un cuadro, no pedía que le sacaran punta a los lápices, ni que lavasen los pinceles o acomodasen los objetos. Además, Meishu sama nunca dejaba de anotar atentamente en su diario los nombres de las visitas y enfermos que lo requerían. Él mismo era quien escribía los avisos de los cultos y las reuniones. Revisaba lo que el dedicador pasaba en limpio y también, después de mimeografiados, revisaba los avisos con mucho cuidado; sólo entonces autorizaba su distribución.
Un servidor de esa época dijo: “Durante cerca de tres años pensé que no estaba bien que Meishu sama realizara tareas tan vulgares. Creía que Él debía por lo menos dejar que lavásemos los pinceles o hiciésemos los arreglos al finalizar el trabajo. Sin embargo, los servidores nunca tenían permiso para hacerlo”.
Solamente en 1934, cuando se mudó al barrio Koji, Meishu sama hizo un cambio general en su sistema de trabajo, y distribuyó las tareas entre los servidores. Cuando iba a pintar un cuadro, por ejemplo, había personas encargadas de hacer los preparativos previos, mover la luz en la dirección del pincel, cambiar la posición del papel conforme Él mandaba sacar punta a los lápices y preparar la tinta, así como lavar los pinceles y arreglar todo después que el trabajo terminaba.
Los avisos de los cultos también pasaron a ser preparados por los servidores. El día 1º de Enero de 1935 se realizó solemnemente la ceremonia de fundación de nuestra Institución. Seguidamente Meishu sama y Nidai sama se mudaron de residencia: fueron a vivir a “Jikanso”, también en el barrio de Koji. Allí eran visitados solamente por algunos dirigentes.
A partir de esa época, Meishu sama comenzó a levantarse a las ocho. Diariamente después del desayuno se dirigía a la Institución, donde muchas personas gravemente enfermas y desahuciadas por los médicos iban a recibir Johrei. De esa manera, no era de extrañarse que Meishu sama se fuese a dormir a las tres de la mañana.
Al comienzo, como toda religión, nuestra Institución enfrentó muchas dificultades. Pero era una religión con un futuro muy promisorio por delante. Un año después de su fundación ella se expandía con gran impulso.
En lo referente al trabajo, Él no descuidaba ni las cosas más insignificantes. Ejecutaba sus tareas con cuidado y meticulosidad admirables. Un dedicador de aquella época comentó: “Meishu sama es un ser divino. Por eso, pensé que Él sólo se ocuparía de grandes realizaciones, sin fijarse en pequeñas fallas ni atender a cosas sin importancia. Sin embargo, era digna de admiración la minucia con que ejecutaba las diferentes tareas al servicio de la Obra Divina. Era una vida cotidiana de gran elevación como jamás se vio en otro religioso”.
En aquella época, Meishu sama daba mucha libertad a los servidores; sin embargo una vez determinada la tarea, siempre verificaba que fuera hecha, y no permitía ningún descuido. Nunca distribuía trabajos que no pudieran realizar, sino sólo aquéllos que les proporcionasen alegría. Se preocupaba en hacer sentir a los servidores que vivían en el Paraíso. Por eso, la mayoría de las veces no solicitaba ayuda, hacía solo hasta las mínimas cosas. Cuando preparaba Ohikaris, por ejemplo, Él mismo preparaba la tinta, cortaba el papel y lo doblaba. Cuando pintaba un cuadro, no pedía que le sacaran punta a los lápices, ni que lavasen los pinceles o acomodasen los objetos. Además, Meishu sama nunca dejaba de anotar atentamente en su diario los nombres de las visitas y enfermos que lo requerían. Él mismo era quien escribía los avisos de los cultos y las reuniones. Revisaba lo que el dedicador pasaba en limpio y también, después de mimeografiados, revisaba los avisos con mucho cuidado; sólo entonces autorizaba su distribución.
Un servidor de esa época dijo: “Durante cerca de tres años pensé que no estaba bien que Meishu sama realizara tareas tan vulgares. Creía que Él debía por lo menos dejar que lavásemos los pinceles o hiciésemos los arreglos al finalizar el trabajo. Sin embargo, los servidores nunca tenían permiso para hacerlo”.
Solamente en 1934, cuando se mudó al barrio Koji, Meishu sama hizo un cambio general en su sistema de trabajo, y distribuyó las tareas entre los servidores. Cuando iba a pintar un cuadro, por ejemplo, había personas encargadas de hacer los preparativos previos, mover la luz en la dirección del pincel, cambiar la posición del papel conforme Él mandaba sacar punta a los lápices y preparar la tinta, así como lavar los pinceles y arreglar todo después que el trabajo terminaba.
Los avisos de los cultos también pasaron a ser preparados por los servidores. El día 1º de Enero de 1935 se realizó solemnemente la ceremonia de fundación de nuestra Institución. Seguidamente Meishu sama y Nidai sama se mudaron de residencia: fueron a vivir a “Jikanso”, también en el barrio de Koji. Allí eran visitados solamente por algunos dirigentes.
A partir de esa época, Meishu sama comenzó a levantarse a las ocho. Diariamente después del desayuno se dirigía a la Institución, donde muchas personas gravemente enfermas y desahuciadas por los médicos iban a recibir Johrei. De esa manera, no era de extrañarse que Meishu sama se fuese a dormir a las tres de la mañana.
Al comienzo, como toda religión, nuestra Institución enfrentó muchas dificultades. Pero era una religión con un futuro muy promisorio por delante. Un año después de su fundación ella se expandía con gran impulso.
Denominaciones:
Kancho: Presidente del Consejo Administrativo.
Kyokaicho: Dirigente de Templo.
Shibucho: Dirigente de Templo Filial
(son especificaciones de funciones antes de la Unificación de la Iglesia - 1971).
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