Lectura y prácticas de las Enseñanzas

SOY EL ÚNICO ORIENTADOR

Creo que fue alrededor de los años 1948 ó 1949. En ocasión de una entrevista colectiva con Meishu sama, recibimos la siguiente Enseñanza: “Soy el único orientador”. En aquel momento me di cuenta de que aquélla era una declaración importantísima, que yo debería conservar conmigo por toda la existencia, grabada profundamente en el corazón y así ha sido hasta el día de hoy.

Un miembro calificado

PEDIR ORIENTACIÓN NO ES LO MISMO QUE PEDIR CONSENTIMIENTO

El hecho que paso a relatar se dio luego de la conclusión del Kanzantei (Solar de Contemplación de la Montaña), en Hakone. Cierto día, cuando yo estaba ordenando las Enseñanzas al lado de Meishu sama, un Dirigente del Templo lo buscó para recibir orientación sobre cierto asunto.

Meishu sama lo oyó sin interrumpir su trabajo de redacción. Percibí sólo el final de la conversación, cuando nuestro Maestro dijo: “Sí, haga de ese modo”, a lo que el Dirigente respondió: “Entonces, así lo haré”, y se despidió.

Después, Meishu sama me preguntó: “¿Usted entendió lo que fue dicho hace un rato?” Como no había estado prestando atención, respondí: “No, no entendí.” Entonces Él me dijo riendo: “En verdad, ni yo mismo entendí bien. Pero percibí claramente que esa persona planeó todo antes de venir a hablarme del hecho. Aparentemente parecía haber venido a recibir orientación, sin embargo vino sólo para obtener mi consentimiento. Por eso le dije que hiciese tal como se lo había propuesto. Él dijo que deseaba hacer así y así, entonces le dije que así lo hiciese.”

Entendí que cuando vamos a trabajar en la Obra Divina debemos conocer hechos como ése.

Un miembro calificado

EL FRACASO TAMBIÉN ES IMPORTANTE

Meishu sama siempre decía: “Cuando digo que hay que hacer algo, es para hacerlo inmediatamente” o “Basta que practique fielmente lo que digo. Esto es Enseñanza”.

Cuando le hacíamos un informe diciendo: “Fracasé”, Él nos respondía: “Esté seguro. El fracaso también es una de las cosas importantes de la vida”.

En aquella época, cuando veía a alguien que era reprendido por Meishu sama, sentía envidia. Porque entendía profundamente que detrás de aquella censura, Meishu sama estaba enseñando con todo cariño.

Un miembro calificado

YO ESCRIBO Y USTEDES ORGANIZAN

Meishu sama siempre decía: “Basta con que estén recibiendo mi orientación”. Un día le pregunté: “¿Sólo debo ir cumpliendo una a una sus palabras?”, Él me respondió: “Así es”.

Luego de eso comenzó el trabajo de editar y ordenar el libro de Enseñanzas.

Acerca de ese trabajo, le hice a Meishu sama otras preguntas, a lo que me respondió: “La Biblia también fue escrita por los discípulos; este tipo de trabajo, son ustedes quienes deben hacerlo. Yo difundo las Enseñanzas cada vez que llega el momento. Y ustedes son los que deben codificarlas, por eso no es necesario estar preguntándome todo el tiempo”. Meishu sama también dijo: “Los jóvenes, que tienen futuro, deben tener las enseñanzas como base. A través de ellas necesitan afianzar una ideología y si no fuese así, no podrán realizar una buena labor”.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)

NO SE DEBEN INTERPRETAR LAS ENSEÑANZAS EN FORMA VAGA

Oí decir que Meishu sama, cuando escribía las Enseñanzas, se esmeraba y en algunos casos, revisaba hasta más de veinte veces el mismo texto. Por lo tanto, es importante que tengamos siempre en mente que fueron escritas con toda el alma, y estudiarlas con ese mismo espíritu.

Cuando cometíamos algún error, era común que fuéramos reprendidos por Meishu sama. Eso era una constante, principalmente con los dedicadores que servían a su lado. En esas ocasiones Meishu sama siempre indagaba: “¿Está leyendo las Enseñanzas?”. Si la persona respondía: “Sí, estoy leyendo”, Él preguntaba: “¿Cuántas veces?”. Si la persona estudiaba las Enseñanzas de modo vago y respondía con palabras vacilantes: “Y... una o dos veces”, era severamente amonestado: “De ese modo usted está completamente en falta en lo que a lectura se refiere”.

Kaicho (Presidente)


POR MAS ATAREADOS QUE ESTÉN, LEAN POR LO MENOS TREINTA MINUTOS POR DÍA

En la época en que yo dedicaba al lado de Meishu sama, cuando se cometía alguna falla, era común escuchar la indicación: “¿Está leyendo las Enseñanzas?”. Principalmente en sus últimos años, alrededor de 1954, Meishu sama se tornó más severo y aunque la falla fuese insignificante, llamaba la atención preguntando: “¿Estás leyendo las Enseñanzas?”.

Y cuando algo sucedía, decía: “Como la purificación se está tornando más severa, por más atareados que se encuentren, lean por lo menos treinta minutos por día”.

Un dedicador

LEA CON EL CORAZÓN, ÁVIDAMENTE

Por mi falta de seriedad, un día ocurrió lo siguiente. Alrededor de 1948, en la época en que la Sede Provisoria era en el barrio de Shimizu, en Atami, busqué a Meishu sama para tratar algunos asuntos.

Después de concederme varias orientaciones, Meishu sama me preguntó:
“¿Usted está leyendo ‘Cimiento del Paraíso’?”.
“Sí, estoy leyendo”.
“¡Qué extraño! Creo que usted no está leyendo”.
Como yo leía con atención, inmediatamente le contesté:
“Leí varias veces”.
Entonces, El me preguntó:
“¿Con qué parte del cuerpo lee usted?”.
Ante una pregunta tan extraña, pues sólo podía ser con los ojos, por un momento no entendí el significado de la pregunta y sin pensar, respondí:
“Leo con los ojos”,
“Entonces está leyendo con esto y señaló el ojo ¿no es cierto?”,
“Sí, señor.”,
“Así no va a andar. Usted dice que está leyendo, pero no veo que eso se manifieste en la práctica. Si usted no aplica lo que lee, es como si no estuviese leyendo. Por lo tanto, no basta leer sólo con la cabeza, lea con el corazón, ávidamente”.

Kyokaicho (Un Dirigente del Templo)



ENSEÑANZA, JOHREI, DEDICACIÓN


Siempre que ocurría algo, Meishu sama preguntaba:
“¿Está leyendo las EnseÑanzas?”, “¿Está transmitiendo Johrei?”, “¿Está dedicando?”.
Deseo dedicarme a la Fe, llevando estas palabras firmemente arraigadas en el corazón.

Kaicho (Presidente)

LAS FALLAS TAMBIÉN OCURREN POR FALTA DE LECTURA DE ENSEÑANZAS

Como Meishu sama trabajaba siempre atento, en unión con Dios y en estado de plenitud, cuando nosotros, los dedicadores, salíamos de sintonía, por poco que fuese, enseguida nos llamaba la atención.

En esos momentos, Él, infaliblemente preguntaba acerca del currículo de nuestra fe: “¿Cuántos años hace que se hizo miembro?, ¿Quién le otorgó Ohikari?, ¿Ya dedicó en la difusión de la doctrina?”.

En caso de que fuera un miembro nuevo (de más o menos un año desde su ingreso) lo perdonaba, tomando actitudes generosas. Pero cuando la persona respondía: “Soy miembro desde hace cinco años”, o “Ya dediqué en la difusión de la doctrina”, Él advertía con severidad: “¿Qué tipo de Fe vino profesando en estos cinco años?”, y completaba, “Lo que digo y hago, está todo escrito en mis libros; por lo tanto, si ustedes cometen errores es porque están en falta con la lectura. Lean más y más”.

Meishu sama vivía siempre en esa actitud, en ese estado de unión con Dios, por lo tanto nosotros también, observándolo, procurábamos dedicar sintonizados en Él.

Un dedicador


ELEVACIÓN DE LA FE MEDIANTE LA LECTURA DE ENSEÑANZAS


Cuando Meishu sama concluía el texto de una Enseñanza, enseguida recurría a alguien para probarlo.

Cuando concluyó el texto: “El hábito de mentir”, Él me preguntó: “¿Usted leyó esa Enseñanza?”, y afirmó a continuación: “Las personas de la actualidad viven mintiendo y sólo se dan cuenta de eso cuando son puestos contra la pared”. Al mismo tiempo que Él me examinaba, también me incentivaba a la lectura de las Enseñanzas.

Cuando cometíamos alguna falla, enseguida preguntaba: “¿Usted está leyendo las Enseñanzas?”.

Por mínima que fuese la falla, enseguida decía: “Lea las Enseñanzas.” Realmente cuando faltábamos con la lectura, nuestro sentimiento se oscurecía y, evidentemente, cometíamos errores. Cada vez que eso sucedía, Meishu sama infaliblemente, indagaba: “¿Usted está leyendo las Enseñanzas?, ¿Cuántas horas por día?”.

Un dedicador


LEA LAS ENSEÑANZAS PERO TAMBIÉN LAS PUBLICACIONES EN GENERAL


Conviene recordar que, impresionados y por ventura demasiado, con las Enseñanzas, casi siempre reaccionábamos tendiendo a despreciar las cosas relacionadas con las épocas pasadas, como algo perteneciente a la Era de la Noche.

Atenerse, demasiado al pie de la letra al incentivo de leer repetidas veces las Enseñanzas, era un motivo para adquirir el pensamiento estrecho de que con leer las Enseñanzas ya bastaba. Y entonces se pasaba a no apreciar más otras lecturas. Hay personas que llegaban al extremo y usaban tal pensamiento estrecho como útil pretexto para ocultar su propia indolencia.

Todos se sorprendían con la vasta erudición y extraordinaria memoria de Meishu sama, que siempre nos incitó a que busquemos ampliar nuestro campo de conocimiento. Principalmente la sed de aprender, Él la apreciaba como “Virtud Divina que el hombre posee”. Él mismo, en sus últimos años de vida, aun en el período más atareado, no sólo oía la radio, sino también leía más de diez periódicos por día, y libros sobre los asuntos más diversos, arte, arquitectura y otros con inigualable entusiasmo.

En una ocasión ocurrió lo siguiente: Entre los dedicadores, había uno que venía actuando extrañamente. Entonces, Meishu sama le preguntó si estaba leyendo las Enseñanzas.
El respondió: “Sí, las leo diariamente, repetidas veces”.
“¿Y ha leído otros libros?”.
“No, no he leído mucho”.
Entonces Meishu sama le dijo: “¡Ya sabía! Pero no debe ser así. Usted debe leer en primer lugar los libros en general y en segundo, las Enseñanzas”.

Kaicho (Presidente)


NO LEER LAS ENSEÑANZAS ES LO MISMO QUE ESTAR OBSTRUYENDO LA OBRA DIVINA


“¿Está leyendo las Enseñanzas?”. Esa pregunta nos la hacía cada vez que cometíamos algún error.

Recibíamos esa advertencia cuando, sin duda alguna, nuestra alma estaba manchada y había una grieta en nuestro espíritu. Generalmente, era cuando estábamos obstruyendo la Obra Divina.

Un dedicador del Museo de Arte



En todo debe haber equilibrio


Pensando en seguir fielmente las palabras de Meishu sama, “Lea de todo”, pasé a leer demasiadas novelas y dejé de leer Enseñanzas. En esa ocasión, Meishu sama me reprendió severamente: “De ahora en adelante, deje totalmente de leer novelas, ¡quémelas!”; y me enseñó que no debemos pender hacia un solo lado, aunque la tendencia humana se haya volcado hacia el desequilibrio... .

Un dedicador



LEAN LOS DIARIOS Y TAMBIÉN LAS NOVELAS


En una ocasión, en Hakone, Meishu sama dijo lo siguiente: “El hombre de la actualidad debe leer muchos diarios y novelas. Naturalmente no puede descuidar la lectura de las Enseñanzas”.

Un dedicador


NO DEBE OIR CON LIGEREZA MIS PALABRAS


En los primeros días en que tuve permiso de dedicar al lado de Meishu sama, escuchaba cada una de Sus palabras con toda seriedad y dedicaba siguiéndolas al pie de la letra. Pero por desgracia, a medida que me iba acostumbrando, había momentos en que inadvertidamente, dejaba de escucharlo con atención. Entonces un día Meishu sama me dijo: “Lo que yo digo, hasta lo más insignificante, ni una pizca de ello debe ser tomado a la ligera. Basta sólo con escucharlo dócilmente y practicarlo. Si cumplen lo que digo, aunque la gente hable mal de ustedes o los aborrezca, no deben asombrarse”.

Un dedicador

EN VEZ DE PRACTICAR CON ÍMPETU, PRACTICAR CON OBEDIENCIA

Dedicando junto a Meishu sama, cuando cometíamos algún error, enseguida éramos severamente advertidos. Cierto día, cuando le dije: “Lo siento mucho, de ahora en adelante haré todo con más ímpetu”, Él me respondió: “Esa impetuosidad es el problema. Debe hacer todo normalmente. Basta con que obedezca lo que yo digo”.

Un dedicador

LA FE NO ARRAIGADA NO ES VERDADERA

Meishu sama dijo una vez, “En vez de orar o hacer pedidos con fervor, me siento más contento si practican aunque sea sólo una cosa o la mitad de aquello que yo dije”. Recibí siempre Su Enseñanza: “Al tiempo de asimilar la fe, si ella no fluyera naturalmente, no sería verdadera”.

Un dedicador

La fe obtenida a través de la salvación altruista

Fuí por primera vez a la casa de Meishu sama, a causa de una dolencia de mi hermano menor.

En aquella ocasión, Meishu sama me habló sobre el camino de la fe correcta y concluyó diciendo: “La fe no debe ser sólo para la propia salvación; ella debe ser cultivada a través de la salvación altruista. Nuestra Institución enseña justamente ese camino de salvación altruista que cualquier pesona puede realizar. Usted tiene esa misión, por eso tiene que entrar en este camino y practicarla”.

Yo nunca había pensado en la fe o en la salvación de las personas y como no tenía autoconfianza, le dije: “Usted la practica desde hace decenas de años y por eso, dice claramente que yo puedo, pero hasta ahora nunca practiqué ninguna acción religiosa por que eso es imposible para mí.”

Entonces él me respondió serenamente, “¡Es natural pensar así!; pero cualquier persona logra seguir ese camino sin mayores problemas. ¡Más adelante entenderá!”.

Me despedí y volví a la sala de espera, donde permanecí observando a los enfermos que allí se encontraban.

Las personas que sufrían recibían Johrei y partían andando con facilidad. Así advertí que Meishu sama tenía razón y comencé a interesarme.

La vez siguiente, Meishu sama me preguntó: “¿Cómo es esto?, ¿A usted le gustan o no le gustan estas cosas?”, “Me gustan” respondí. En aquel momento tomé la decisión de seguir únicamente la Obra Divina e ingresé en Sekai Kyusei Kyo.

Un miembro calificado



PRACTICANDO DE ACUERDO CON LAS PALABRAS DE MEISHU SAMA, DUPLICO EL NUMERO DE FRECUENTADORES

Una vez fui severamente reprendido por Meishu sama, en una entrevista colectiva que tuvimos en el Kanzantei.

Cuando el precio del tratamiento (gratitud por el Johrei) era de un yen, Meishu sama dijo que empezáramos a cobrar dos yenes, y yo no lo hice.

Sucede que mi Difusión estaba localizada en el interior, y pensé que si elevaba el precio, la gente podría imaginar que nuestra religión era interesada. Así, continué cobrando sólo un yen.

Después de tres meses, un día en que los participantes de la entrevista éramos pocos, Meishu sama, repentinamente, se volvió hacia mí y dijo: “¡Hay un error en sus cálculos!”. En esa época, presentábamos mensualmente un informe de Johrei a Meishu sama, pero como no podía informar mentiras, calculé todo sobre la base de un yen.

Entonces fui advertido por Él. Pensé: “Fui descubierto”, y quedé cabizbajo. Entonces Él me dijo: “Si treinta personas recibieron Johrei y constan aquí treinta yenes, resulta un yen por persona. ¿No le dije que empezara a cobrar dos yenes?. Debe hacerlo como le dije. Así, usted está menospreciando a Dios”; y agregó: “Puede elevar el precio. Cuanto más caro, mejor será. Como usted todavía no entendió eso, está actuando de acuerdo con su convicción, pero, en adelante, tenga cuidado”.

Así, inmediatamente me corregí, pero continué pensando si no disminuiría la frecuencia. Sin embargo, lo pensé bien, y como eran palabras de Meishu sama, quien manifestaba inigualable fuerza, decidí actuar obedientemente y, a partir del día siguiente, empecé a cobrar dos yenes. Lo que yo pensaba estaba totalmente fuera de lugar, actuando según Su orientación, se duplicó la frecuencia, y los milagros también se hicieron constantes, dejándome sorprendido en cuanto a la diferencia entre la inteligencia divina y la humana.

Un miembro calificado



LAS PALABRAS DE MEISHU SAMA SON ABSOLUTAS


Cuando fui por segunda vez a la entrevista colectiva, Meishu sama me dijo, “Usted debe ir a Kyoto”.

Temeroso, pensé, “¿Por qué debo ir a Kyoto?, ¿Qué inconveniente hay en que yo me quede en Ashiya?. No veo la necesidad de ir a Kyoto”. Pero, como Meishu sama me había dicho: “Busque una casa en Kyoto”, aun sin entender el por qué, como en esa época mi hermana residía allí, le pedí que buscase una casa para mí. Mi hermana también pareció extrañarse, pero sin demoras, encontró varias casas.

Así, fui una o dos veces a verlas pero, como en esa época todavía no entendía que las palabras de Meishu sama eran absolutas, me decía: “Esta no me gustó”, y dejaba pasar el tiempo. En ese momento, tres o cuatro veces Meishu sama me preguntó: “¿Encontró la casa?, ¿Se va a mudar?”.

Pero, desdichadamente, seguí menospreciando Sus palabras. Entonces, ocurrió una de las devastaciones de la guerra y como consecuencia, debí mudarme forzosamente a Kyoto.

Recordando veo que, si en esa ocasión hubiese aceptado, obedientemente, las palabras de Meishu sama, y hubiese buscado casa de inmediato y me hubiese mudado, no habría sufrido los daños de la guerra. Sea como fuere yo era un tonto, que no entendía que las palabras de Meishu sama eran absolutas.

Kyokaicho (Un dirigente del templo)



LAS PIERNAS EXISTEN PARA CAMINAR

Todo lo que Meishu sama nos dice es Enseñanza. Yo iba siempre en auto a recibir Johrei. Un día Meishu sama me preguntó: “¿Usted todavía viene en auto?, ¿Dentro de la casa también anda en auto?”, respondí: “No, Señor”. Entonces, me dijo: “Dios nos dio las piernas para caminar, por lo tanto, venga caminando. Si no lo hace así, no le transmitiré más Johrei”.

Aun caminando despacio, una persona normal hacía aquel recorrido en más o menos veinte minutos. La vez siguiente, siguiendo Su orientación fui a pie y tardé una hora. En el camino pasé muchas dificultades, sufrí hasta por falta de aire. Sin embargo, seguí caminando y pensaba, “Tengo que hacerlo como me fue dicho”.

Cuando comencé a recibir Johrei, comenzó la purificación. Y con la purificación, no podía alimentarme.

Entonces, Meishu sama me preguntó: “¿Usted se está alimentando? y ¿por qué no come?”.
Le respondí: “Si me alimento, tengo diarrea más de diez veces al día, por eso no puedo comer”.
Entonces Meishu sama me dijo: “Usted no sabe esforzarse ¿no?”.
Como no entendí, pregunté: “¿Qué significa eso?”.
“Aunque sea dirigido por un maquinista de alto nivel que tenga un carnet de habilitación, si no ponemos carbón en el tren, no avanzará. Así, si usted no se alimenta, no habrá progreso en su restablecimiento. Por más que yo dirija bien, no vale de nada. Por eso, si usted no pone el carbón, yo desisto”.

Pensé: “Si es así...”, y comencé a comer. Como no podía comer arroz normal, lo enfriaba en el hielo y lo comía ensopado en el té. Haciendo así, como Meishu sama me había dicho, recibiendo continuamente Johrei, después de seis meses, ya podía levantarme.

Un miembro calificado



LO QUE ME CAUSA MAYOR FASTIDIO ES LA FALTA DE OBEDIENCIA


Meishu sama decía con frecuencia: “Una persona de memoria débil es fácil de curar, pero las que no son obedientes son las que me causan mayor fastidio. Por ejemplo, en la construcción, hay personas que no trabajan como yo indico. Entonces, ordeno que rehagan y ellas hacen justamente lo contrario. Hacen y rehacen muchas veces. Es realmente un juego de paciencia. Según el caso, desisto y lo dejo así”.

Un dedicador



HACERSE EL HUMILDE TAMBIÉN PUEDE PRODUCIR NUBLAMIENTOS


Sucedió después de una entrevista colectiva. Inmediatamente después de una clase de iniciación, Meishu sama me invitó a comer con Él. Como de costumbre, me rehusé y agradecí. El me advirtió: “Si lo estoy invitando, no es para mantener apariencias, por lo tanto, debe aceptar con obediencia. Hacerse el humilde, significa estar rechazando merecimiento divino”.

Un miembro calificado

ANTES DE PODER ACTUAR DE ACUERDO CON LAS ENSEÑANZAS ES NECESARIO PURIFICAR

Meishu sama decía: “Lo más fácil es hacer las cosas en la medida exacta. Caminar por el medio del camino es lo más fácil”. Sin embargo, para nosotros, resultaba ser lo más difícil. Después de una larga reflexión, saqué en conclusión que, perfeccionándose y purificando poco a poco, nuestro egoísmo iría disminuyendo y en cuanto al restante, Dios nos ayudaría. En consecuencia, seríamos elevados a un punto que nos permitiría caminar por el medio del camino. Un día me referí a ese asunto con Meishu sama. “Cuando purificamos hasta cierto punto, Dios nos concede Su gracia y las cosas comienzan a suceder bien, ¿no es así?”. El me respondió: “Sí, es así”.

Entonces llegué a la conclusión de que, para poder actuar según la orientación de Meishu sama, tendríamos que ser antes purificados.

Un dedicador



VENGA, AUNQUE LLEGUE A ALTAS HORAS DE LA NOCHE


Inmediatamente después de la guerra, las condiciones para asistir a las Entrevistas eran pésimas. La gente subía a los trenes hasta por las ventanas, y por lo tanto, cuando estaba con fuertes purificaciones, yo no asistía. Asistía regularmente, pero creía que en el caso de purificación intensa, era admisible faltar. En cierta ocasión, dejé de asistir tres veces consecutivas. Entonces recibí una carta expresa de la esposa de uno de los dedicadores de Meishu sama, donde escribió: “Miembro calificado, no deje de asistir a la próxima Entrevista. En verdad, cuando usted no pudo asistir, mi marido lo disculpó ante Meishu sama y hoy, a la hora de la ceremonia, suplicó: Meishu sama, perdone por lo menos una vez más, por favor. Por lo tanto, no puede dejar de asistir la próxima vez.” Me asusté con eso y en adelante asistí a las entrevistas, a pesar de que tuviese cualquier motivo para faltar. Meishu sama me dijo, “Debe venir, aunque llegue a altas horas de la noche”.

Kyokaicho Un Dirigente del Templo



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