Una construccion original
Como yo dedicaba en la construcción del Suelo Sagrado, (principalmente en la plantación de árboles de jardin), muchas veces recibí orientación directa de Meishu sama. Él me decía: “No imite a los otros. En la construcción debe introducir siempre algo diferente y original”. Siendo así, Él mismo nos presentaba, frecuentemente, ideas nuevas. Por ejemplo, el Jardín de los Cerezos y la Colina de las Azaleas del Zuiunkyo fueron elaborados basados en las pinturas del estilo “Rimpa”, del que formaban parte los pintores Koetsu, Sototsu y Korin, muy apreciado por Meishu sama. En la Construcción de la Colina de las Azaleas, Él nos instruyó : "Hagan de modo tal que vista desde cualquier ángulo, parezca redonda y también una alfombra de flores extendidas”. En relación a la Colina que está detrás del Palacio de Cristal, Meishu sama dijo: “No tiene ninguna gracia plantar gramas allí, por lo tanto, plante bambú añoso” y, como se ve hoy, así se hizo.
Un dedicador de la construcción de Suelo Sagrado
Dios nos está protegiendo
Alrededor de 1948 ó 1949, después del comienzo de las obras del Kyusei Kaikan, cuando aún no había sido efectuada la compra del terreno donde está el actual jardín de los Ciruelos, las piedras, la arena, el cemento y otros materiales necesarios para la construcción de los muros eran acarreados sobre sus espaldas por los dedicadores de las proximidades donde hoy se encuentra el Museo de Arte. Meishu sama dijo que iba a construir una calle que, pasando frente al alojamiento ShinjinRyo, llegaría hasta el Kyusei Kaikan. En ocasión en que Él nos hiciera varias preguntas, yo le pregunté: “Y las tierras que vamos a sacar del lugar, ¿a dónde las llevaremos?” El me respondió: “Usted no debe preocuparse por lo que sucederá en el futuro. No se preocupe por esas cosas, pues Dios nos está protegiendo. A la hora oportuna, Él procederá de la mejor manera”.
En aquel momento quedé perplejo con su respuesta pero, poco después, fue adquirido el terreno donde hoy se encuentra el Jardín de los Ciruelos. Y todo ocurrió favorablemente, como el trabajo de las excavaciones de las pendientes, la remoción de las tierras, etc., las piedras retiradas fueron utilizadas para construir los muros en los alrededores del alojamiento ShinjinRyo. Posteriormente, siempre que necesitábamos piedras, sacábamos de aquellas proximidades y cuando sobraba tierra, infaliblemente surgían lugares para colocarlas.
Así, llegué a la conclusión de que, realmente Dios nos está protegiendo; desde entonces, encuentro tonto preocuparme anticipadamente.
Después de esa conversación, Meishu sama se dirigió al jardín de los Ciruelos, y preguntó al jardinero.
MS: Esos ciruelos dan frutos. ¿no es verdad?.
Finalmente se dirigió a la parte más baja, al lugar próximo a la oficina de la construcción, donde las azaleas estaban plantadas provisoriamente, y le preguntó al jardinero.
MS: En el futuro, construiremos aquí un gran lago al estilo chino, por lo tanto, necesitamos piedras voluminosas ¿Tendremos?.
Alrededor de 1948 ó 1949, después del comienzo de las obras del Kyusei Kaikan, cuando aún no había sido efectuada la compra del terreno donde está el actual jardín de los Ciruelos, las piedras, la arena, el cemento y otros materiales necesarios para la construcción de los muros eran acarreados sobre sus espaldas por los dedicadores de las proximidades donde hoy se encuentra el Museo de Arte. Meishu sama dijo que iba a construir una calle que, pasando frente al alojamiento ShinjinRyo, llegaría hasta el Kyusei Kaikan. En ocasión en que Él nos hiciera varias preguntas, yo le pregunté: “Y las tierras que vamos a sacar del lugar, ¿a dónde las llevaremos?” El me respondió: “Usted no debe preocuparse por lo que sucederá en el futuro. No se preocupe por esas cosas, pues Dios nos está protegiendo. A la hora oportuna, Él procederá de la mejor manera”.
En aquel momento quedé perplejo con su respuesta pero, poco después, fue adquirido el terreno donde hoy se encuentra el Jardín de los Ciruelos. Y todo ocurrió favorablemente, como el trabajo de las excavaciones de las pendientes, la remoción de las tierras, etc., las piedras retiradas fueron utilizadas para construir los muros en los alrededores del alojamiento ShinjinRyo. Posteriormente, siempre que necesitábamos piedras, sacábamos de aquellas proximidades y cuando sobraba tierra, infaliblemente surgían lugares para colocarlas.
Así, llegué a la conclusión de que, realmente Dios nos está protegiendo; desde entonces, encuentro tonto preocuparme anticipadamente.
Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado
Al final, siempre terminábamos haciendo de acuerdo con el proyecto de Meishu sama
Sobre la construcción de las calles del Zuiunkyo, Meishu sama siempre comentaba: “Como este es el lugar en el que se reunirán las personas llegadas de todo el mundo, construyan calles largas”.
La calle amplia y magnífica que hoy pasa al lado del Monte Nubes de Piedras (SekiunDai, terreno que había planeado para la construcción del Museo de Arte), por la Colina de las Azaleas y que se liga al Kyusei Kaikan, es una obra realizada también en base a las ideas de Meishu sama. Para llegar a ese punto fueron necesarias repetidas correcciones.
Al comienzo, por la configuración geográfica, parecía imposible, pero el plan de Meishu sama estaba firmemente definido desde el comienzo. Esa calle, infelizmente, sólo fue concluída después de su ascensión.
Desde el declive hasta el largo, todo se realizaba bajo la orientación de Meishu sama, siendo así, sólo después de extender la linea de demarcación solicitábamos su inspección. Pero al principio cuando creíamos que el proyecto era, en cierto modo, forzado, demorábamos su realización y entonces, Él nos preguntaba: “¿Aquél lugar aún no está listo?”.
Muchas veces, cuando concluíamos cierta obra, después de hacer y rehacer hasta llegar al punto que creíamos ideal, notábamos, al terminar, que lo que habíamos logrado era sólo lo que Meishu sama había dicho anteriormente. De ese modo, Él realmente poseía una intuición muy aguda y Su decisión inicial era rápida. Pero, como nuestra mente no era muy clara, había casos en los que no conseguíamos seguir fielmente su orientación. Para Meishu sama, tiempo y dinero no eran problemas; pero nosotros no conseguíamos meternos eso en la cabeza y finalmente nos demorábamos y sólo respondíamos: “Aún no terminamos”.
Después de rehacerlo dos o tres veces, la obra quedaba tal como había orientado Meishu sama al comienzo. Realmente, eran hechos sorprendentes.
Para construir las calles, por ejemplo, no le gustaban aquellas que tenían retorno (doble mano); incluso los pasajes para peatones eran proyectados de tal forma que el retorno fuera omitido.
Sobre la construcción de las calles del Zuiunkyo, Meishu sama siempre comentaba: “Como este es el lugar en el que se reunirán las personas llegadas de todo el mundo, construyan calles largas”.
La calle amplia y magnífica que hoy pasa al lado del Monte Nubes de Piedras (SekiunDai, terreno que había planeado para la construcción del Museo de Arte), por la Colina de las Azaleas y que se liga al Kyusei Kaikan, es una obra realizada también en base a las ideas de Meishu sama. Para llegar a ese punto fueron necesarias repetidas correcciones.
Al comienzo, por la configuración geográfica, parecía imposible, pero el plan de Meishu sama estaba firmemente definido desde el comienzo. Esa calle, infelizmente, sólo fue concluída después de su ascensión.
Desde el declive hasta el largo, todo se realizaba bajo la orientación de Meishu sama, siendo así, sólo después de extender la linea de demarcación solicitábamos su inspección. Pero al principio cuando creíamos que el proyecto era, en cierto modo, forzado, demorábamos su realización y entonces, Él nos preguntaba: “¿Aquél lugar aún no está listo?”.
Muchas veces, cuando concluíamos cierta obra, después de hacer y rehacer hasta llegar al punto que creíamos ideal, notábamos, al terminar, que lo que habíamos logrado era sólo lo que Meishu sama había dicho anteriormente. De ese modo, Él realmente poseía una intuición muy aguda y Su decisión inicial era rápida. Pero, como nuestra mente no era muy clara, había casos en los que no conseguíamos seguir fielmente su orientación. Para Meishu sama, tiempo y dinero no eran problemas; pero nosotros no conseguíamos meternos eso en la cabeza y finalmente nos demorábamos y sólo respondíamos: “Aún no terminamos”.
Después de rehacerlo dos o tres veces, la obra quedaba tal como había orientado Meishu sama al comienzo. Realmente, eran hechos sorprendentes.
Para construir las calles, por ejemplo, no le gustaban aquellas que tenían retorno (doble mano); incluso los pasajes para peatones eran proyectados de tal forma que el retorno fuera omitido.
Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado
Tornar posible lo imposible
El actual lugar de descanso para los dedicadores del Zuiunkyo era, antiguamente, un profundo valle en el que la parte más baja alcanza hasta dieciocho metros.
Para construir el Kyusei Kaikan, fueron sacadas tierras de la costa que sirvieron para tapar el referido valle.
La cantidad fue exacta no sobró ni faltó. Así, como se ve hoy, el lugar de descanso se volvió un terreno plano con un área de 3.300 m2., Meishu sama dijo: “Eso es tornar posible lo imposible. Sean tierras o piedras lo que aparece aquí es material de utilidad inmediata”.
Recuerdo que esas palabras fueron dichas alrededor del año 1953.
El actual lugar de descanso para los dedicadores del Zuiunkyo era, antiguamente, un profundo valle en el que la parte más baja alcanza hasta dieciocho metros.
Para construir el Kyusei Kaikan, fueron sacadas tierras de la costa que sirvieron para tapar el referido valle.
La cantidad fue exacta no sobró ni faltó. Así, como se ve hoy, el lugar de descanso se volvió un terreno plano con un área de 3.300 m2., Meishu sama dijo: “Eso es tornar posible lo imposible. Sean tierras o piedras lo que aparece aquí es material de utilidad inmediata”.
Recuerdo que esas palabras fueron dichas alrededor del año 1953.
Un servidor de la construcción del Suelo Sagrado
El Proyecto de Construcción del Jardín de Arces
A mediados del verano de 1954, Meishu sama nos recomendó que hiciéramos un jardín que, mirando desde el Jardín del Templo de la Luz del Sol, posibilitara divisar el Solar de la Montaña Divina por encima de las plantas de Arce. Inmediatamente, compramos más o menos cien plantas y en otoño las plantamos, provisoriamente, en el terreno ubicado debajo de la Colina Koomyo.
Sin embargo, por acatar el deseo de Nidai sama que dijo: “Hasta los árboles comunes, me gustaría que se conserven en la medida en que sea posible”, el referido jardín no fue hecho.
Posteriormente, Meishu sama volvió a Atami y nuevamente, pidió al jardinero la construcción del Jardín de Arce, Él mismo planeó ir a Hakone para seleccionar los árboles comunes que iba a cortar y los que dejaría, pero, después desistió varias veces. Finalmente partió hacia el Mundo Espiritual, al año siguiente, en Febrero.
El también dijo: “El lugar ideal para hacer la letra Dai , que está en la montaña opuesta, es donde existe una gran planta de olmo” (frente al actual Sepulcro Sagrado) y que: “Cuando vayan a preparar el terreno de la colina, deben tomar como base la altura del olmo”.
Un simple árbol o planta del Zuiunkyo
Ocurrió una tarde. Repentinamente, recibimos el comunicado de la oficina que quedaba frente a la estación ferroviaria de que el auto de Meishu sama se estaba dirigiendo al Zuiunkyo.
Inmediatamente, fuimos a buscar el almohadón y esperamos Su llegada en el Monte Paisage (KeivanDai).
Seguidamente, el auto llegaba a la montaña tocando bocina. Descendieron de él, Meishu sama, Nidai sama, la hija y la tia de la pareja. Meishu sama, después de oir uno a uno los relatos del jardinero y orientar sobre la dedicación a ser realizada, se dirigió al Monte Paisagem. Después de saludar a los dedicadores, les agradeció que estuvieran allí para recibirlo y se alegró con el adelanto de la marcha de la obra en las proximidades del Monte Límpido (SeisseiDai). Después, descendió hasta la Colina del Mirante y caminó por la calle recién construida. Desde ésta, que queda en la parte inferior del referido Monte, Meishu sama miró hacia donde serían plantadas las azaleas y preguntó al jardinero:
MS: ¿Será posible plantar las azaleas aún este año?.
A mediados del verano de 1954, Meishu sama nos recomendó que hiciéramos un jardín que, mirando desde el Jardín del Templo de la Luz del Sol, posibilitara divisar el Solar de la Montaña Divina por encima de las plantas de Arce. Inmediatamente, compramos más o menos cien plantas y en otoño las plantamos, provisoriamente, en el terreno ubicado debajo de la Colina Koomyo.
Sin embargo, por acatar el deseo de Nidai sama que dijo: “Hasta los árboles comunes, me gustaría que se conserven en la medida en que sea posible”, el referido jardín no fue hecho.
Posteriormente, Meishu sama volvió a Atami y nuevamente, pidió al jardinero la construcción del Jardín de Arce, Él mismo planeó ir a Hakone para seleccionar los árboles comunes que iba a cortar y los que dejaría, pero, después desistió varias veces. Finalmente partió hacia el Mundo Espiritual, al año siguiente, en Febrero.
El también dijo: “El lugar ideal para hacer la letra Dai , que está en la montaña opuesta, es donde existe una gran planta de olmo” (frente al actual Sepulcro Sagrado) y que: “Cuando vayan a preparar el terreno de la colina, deben tomar como base la altura del olmo”.
Un Servidor de la Construcción del Suelo Sagrado
Un simple árbol o planta del Zuiunkyo
Ocurrió una tarde. Repentinamente, recibimos el comunicado de la oficina que quedaba frente a la estación ferroviaria de que el auto de Meishu sama se estaba dirigiendo al Zuiunkyo.
Inmediatamente, fuimos a buscar el almohadón y esperamos Su llegada en el Monte Paisage (KeivanDai).
Seguidamente, el auto llegaba a la montaña tocando bocina. Descendieron de él, Meishu sama, Nidai sama, la hija y la tia de la pareja. Meishu sama, después de oir uno a uno los relatos del jardinero y orientar sobre la dedicación a ser realizada, se dirigió al Monte Paisagem. Después de saludar a los dedicadores, les agradeció que estuvieran allí para recibirlo y se alegró con el adelanto de la marcha de la obra en las proximidades del Monte Límpido (SeisseiDai). Después, descendió hasta la Colina del Mirante y caminó por la calle recién construida. Desde ésta, que queda en la parte inferior del referido Monte, Meishu sama miró hacia donde serían plantadas las azaleas y preguntó al jardinero:
MS: ¿Será posible plantar las azaleas aún este año?.
J: Creo que será un poco difícil; en la primavera del próximo año, creo que será posible.
MS: Tenemos que conseguir las azaleas que serán plantadas aquí y también las que vamos a plantar en el futuro en Hakone, pero...
J: En Ito hay cerca de dos mil plantas de azaleas buenas, creo que el transporte resulta hasta más fácil que traerlas de Hakone.
MS: ¿Cuales son los tipos que existen allá ?
J: Hay una gran variedad, hasta las que no encontramos en Hakone.
MS: Es óptimo. Cómprelas inmediatamente.
J: En cuanto a los cerezos que serán plantados allí abajo, encontramos algunas plantas muy raras.
Después de esa conversación, Meishu sama se dirigió al jardín de los Ciruelos, y preguntó al jardinero.
MS: Esos ciruelos dan frutos. ¿no es verdad?.
J: Si, los ciruelos de los jardines de la ciudad de Atami son de los que sólo dan flores, pero los de aquí (Zuiunkyo), todos dan frutos.
MS: Realmente, es preciso que sean ciruelos que den frutos, pues ellos, al contrario de los otros, son perfumados.
Finalmente se dirigió a la parte más baja, al lugar próximo a la oficina de la construcción, donde las azaleas estaban plantadas provisoriamente, y le preguntó al jardinero.
MS: En el futuro, construiremos aquí un gran lago al estilo chino, por lo tanto, necesitamos piedras voluminosas ¿Tendremos?.
J: Si, pero creo que en lugar de traerlas del Monte Paisaje, sería más fácil traer de otro lugar...
MS: Ah. Entonces haga así. Y subió, despreocupadamente, al auto.
Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado
Cosas triviales tambien son necesarias
Durante la construcción del Zuiunkyo, Meishu sama iba diariamente a la montaña donde estaba siendo realizada la obra, para seguir de cerca su realización y yo siempre lo acompañaba. Recuerdo, cada día, sus inmumerables explicaciones sobre su bello y grandioso proyecto, también el hecho de que Él hizo revivir cada árbol y cada planta que estaba adormecida, con toda energía y vigor. Fue una realidad que recuerdo con profunda emoción.
Durante la construcción del Zuiunkyo, Meishu sama iba diariamente a la montaña donde estaba siendo realizada la obra, para seguir de cerca su realización y yo siempre lo acompañaba. Recuerdo, cada día, sus inmumerables explicaciones sobre su bello y grandioso proyecto, también el hecho de que Él hizo revivir cada árbol y cada planta que estaba adormecida, con toda energía y vigor. Fue una realidad que recuerdo con profunda emoción.
Cierto día, en lo alto de la montaña, pregunté a Meishu sama: “¿No habrá ningún medio de evitar aquella vista de la ciudad, allí abajo”. Entonces, Meishu sama, me dijo: “Aquello también es necesario. Por existir la ciudad es que habrá realce en el todo. Si hubiera sólo vistas espléndias, sin cosas triviales, el conjunto se tornaría monótono”. Realmente. Observando una pintura nanga (obra chinesa que retrata con tinta los paisajes, flores y pájaros), se comprueba que, incluso aun en un paisaje aislado, generalmente existe en ella una casa. Me di cuenta que ese pequeño detalle que muestra la existencia del hombre es lo que resalta aun más la pureza del paisaje.
Ex delegado de la Policía del Estado de Hiroshima
Ofrecia arroz a los Trabajadores
Después del término de la guerra, la construcción del Solar de la Contemplación de la Montaña (KanzanTei) estaba siendo activamente realizada. Yo dedicaba ofreciendo arroz al Suelo Sagrado todos los meses. Sin embargo, por más que lo llevase, Meishu sama siempre se alimentaba de otro producto. Un día, Él nos dijo: “Me estoy alimentando diariamente con un sustituto del arroz. No es que esté faltando pero, en este momento, estamos construyendo el Kanzantei y Dios desea que lo termine cuanto antes. Por más que pague en dinero, los trabajadores no vienen a trabajar, pero si ofrecemos arroz, ellos vienen. Como prometí dar 800 gramos de arroz por día a cada uno, yo estoy comiendo otras cosas”. En aquel momento, sentía que aquello era un acto irreverente de nuestra parte.
Después del término de la guerra, la construcción del Solar de la Contemplación de la Montaña (KanzanTei) estaba siendo activamente realizada. Yo dedicaba ofreciendo arroz al Suelo Sagrado todos los meses. Sin embargo, por más que lo llevase, Meishu sama siempre se alimentaba de otro producto. Un día, Él nos dijo: “Me estoy alimentando diariamente con un sustituto del arroz. No es que esté faltando pero, en este momento, estamos construyendo el Kanzantei y Dios desea que lo termine cuanto antes. Por más que pague en dinero, los trabajadores no vienen a trabajar, pero si ofrecemos arroz, ellos vienen. Como prometí dar 800 gramos de arroz por día a cada uno, yo estoy comiendo otras cosas”. En aquel momento, sentía que aquello era un acto irreverente de nuestra parte.
Un miembro calificado
¿Que idea es esa de colocar esteras de paja frente al Altar?
El hecho que sigue ocurrió en la tarde del día 22 de Diciembre de 1954, cuando solicitamos la presencia de Meishu sama en el Kyusei Kaikan para inspeccionar los preparativos para la ceremonia de su Natalicio, que sería realizado al día siguiente.
El hecho que sigue ocurrió en la tarde del día 22 de Diciembre de 1954, cuando solicitamos la presencia de Meishu sama en el Kyusei Kaikan para inspeccionar los preparativos para la ceremonia de su Natalicio, que sería realizado al día siguiente.
Procurando prestar atención a la buena intensión de los superiores, que dijeron: “Vamos a evitar que los fieles que lleguen de madrugada sientan frio”, preparamos decenas de braseros en el interior del Kyusei Kaikan y ordené a los encargados que extendieran algunas centenas de esteras de paja común sobre el suelo de concreto donde no había aun sillas. Era una medida de emergencia porque, en esa época, los asientos aun no estaban listos. Momentos después, Meishu sama llegó al Zuiunkyo para la inspección. Como siempre, lo recibí en la entrada del Palacio de Cristal y lo acompañaba hasta el Kyusei Kaikan.
Entró unos cinco o seis pasos y luego, vio las esteras de paja extendidas en el suelo. Con fisonomía resuelta, preguntó: “¿Que es aquello?, ¿Para que las extendieron?”. Y nos advirtió vehementemente, “Las esteras de paja común sirven para que se sienten los criminales y pecadores. Jamás deben colocarlas frente al Altar”. Todos nosotros, preocupados, pedimos perdón a Meishu sama y, finalmente, fuimos perdonados, pero Él continuó diciendo que retiráramos, sin demora, aquellas esteras.
Así llamamos a un grupo de dedicadores y las tiramos con urgencia. Meishu sama observaba todo aquel tumulto de la parte central del corredor sur. Después ordenó que las quemáramos y arrojaran fuera delante de Él. Y así procedimos. Él se quedo mirando a cada uno de nosotros y reiteradamente, nos dijo: “Como ninguno sabía eso, Dios lo aclaró, por lo tanto, jamás olviden ese hecho”.
Así llamamos a un grupo de dedicadores y las tiramos con urgencia. Meishu sama observaba todo aquel tumulto de la parte central del corredor sur. Después ordenó que las quemáramos y arrojaran fuera delante de Él. Y así procedimos. Él se quedo mirando a cada uno de nosotros y reiteradamente, nos dijo: “Como ninguno sabía eso, Dios lo aclaró, por lo tanto, jamás olviden ese hecho”.
Un servidor de la construcción de Suelo Sagrado
Si tiene confianza en si mismo no tiene necesidad de preguntar
El proyecto de construcción del Kyusi Kaikan, naturalmente, fue hecho por Meishu sama, Él realizó el plan y efectuó reuniones de estudio sobre el plan general de edificación varias veces. En una ocasión, cuando lleve el plano del Kyusei Kaikan Él se alegró mucho e incluso, habiendo muchas personas en la sala de visitas del Solar de la Nube Esmeralda, las dejó esperando para atenderlas.
El proyecto de construcción del Kyusi Kaikan, naturalmente, fue hecho por Meishu sama, Él realizó el plan y efectuó reuniones de estudio sobre el plan general de edificación varias veces. En una ocasión, cuando lleve el plano del Kyusei Kaikan Él se alegró mucho e incluso, habiendo muchas personas en la sala de visitas del Solar de la Nube Esmeralda, las dejó esperando para atenderlas.
Incluso para tener una idea del tamaño de la columna, Meishu sama pedía al carpintero que hiciera una muestra con tablas y me preguntaba meticulosamente: ¿Será de ese tamaño?. Meishu sama tenía un sentido de las medidas muy agudo y quedé sorprendido al constatar que su visión era más precisa que nuestra medida calculada con regla. Aún tratándose de la altura de una columna, dudaba un poco, luego Él lo descubría. Meishu sama no daba instrucciones muy minuciosas, una vez confiado el trabajo no decía nada más.
Las personas, en general, normalmente, aun después de darle una tarea a alguien, interrumpen diciendo si debe ser de esta o de aquella manera. Sin embargo, cuando Él nos encargaba algo y aceptábamos, diciendo sólo “Si señor”, generalmente cometíamos errores. Por más que fuésemos reprendidos, nuestro deber era preguntarle hasta entender bien. Por ejemplo, cuando la altura ya estaba determinada, sólo solicitábamos su inspección después de extender la cuerda en la referida altura.
Meishu sama nos decía siempre: “Hagan exactamente como les digo y basta”. Hay un episodio interesante con respecto a eso. No me atrevia preguntarle: “¿Está bien así?”, después de concluído el trabajo. Cuando, después de plantar un árbol, por ejemplo preguntábamos: “¿Plantamos así?, ¿como lo encuentra?”, infaliblemente, Él nos respondía: “Rehaga”. El hecho de hacer tal pregunta era señal de falta de confianza en si mismo y significaba también que no estábamos de acuerdo con la voluntad de Meishu sama. Si había convicción, bastaba con decir: “Ya terminé”. No lograr evitar la pregunta: “¿Como lo encuentra?”, quiere decir que no confiábamos en nosotros mismos y no estábamos haciendo conforme a Su deseo. Yo también, después que comprendí ese hecho, pasé a no preguntarle más. Si hacíamos según Su orientación, no había porque indagar. Si sólo comunicábamos al termino del trabajo, Meishu sama lo miraba y decía “Está bien” y se iba. Eso significaba Su aprobación. En caso de no gustarle, Él decía: “Rehaga”.
Meishu sama nos decía siempre: “Hagan exactamente como les digo y basta”. Hay un episodio interesante con respecto a eso. No me atrevia preguntarle: “¿Está bien así?”, después de concluído el trabajo. Cuando, después de plantar un árbol, por ejemplo preguntábamos: “¿Plantamos así?, ¿como lo encuentra?”, infaliblemente, Él nos respondía: “Rehaga”. El hecho de hacer tal pregunta era señal de falta de confianza en si mismo y significaba también que no estábamos de acuerdo con la voluntad de Meishu sama. Si había convicción, bastaba con decir: “Ya terminé”. No lograr evitar la pregunta: “¿Como lo encuentra?”, quiere decir que no confiábamos en nosotros mismos y no estábamos haciendo conforme a Su deseo. Yo también, después que comprendí ese hecho, pasé a no preguntarle más. Si hacíamos según Su orientación, no había porque indagar. Si sólo comunicábamos al termino del trabajo, Meishu sama lo miraba y decía “Está bien” y se iba. Eso significaba Su aprobación. En caso de no gustarle, Él decía: “Rehaga”.
Un servidor de la construcción del Suelo Sagrado
El proyecto debe ser amplio y el trabajo minucioso
Al ser llamado por primera vez al Solar de la Montaña del Este (TozanSo), en Atami, fui pensando: “¿Cómo será la persona que compró aquella mansión?”. Hasta entonces, ella pertenecía al Sr. Kamessaburo Yamashita y yo era su jardinero. En aquella ocasión, volví a casa sin lograr captar la grandiosidad de Meishu sama.
Más tarde, cuando escuché en la montaña (actual Zuiunkyo) sobre el proyecto de Meishu sama, sentí, por primera vez, que Él no era una persona común . Yo también como jardinero profesional, manifestaba mi opinión sin reservas, pero Meishu sama siempre me escuchaba y respondía sólo: “Está bien, está bien.” En esos casos, en general, las personas dicen “Aunque hable así...”; Sin embargo, Él escuchaba con atención hasta a un simple jardinero como yo. Meishu sama recorría aquella montaña en zapatos. Como yo usaba “jikatabi” (calzado tejido con suela de goma), le pregunté “¿no hay peligro?”, y me respondió: “No” y mostrándose preocupado por mí, retrucó “¿y usted?”.
Al ser llamado por primera vez al Solar de la Montaña del Este (TozanSo), en Atami, fui pensando: “¿Cómo será la persona que compró aquella mansión?”. Hasta entonces, ella pertenecía al Sr. Kamessaburo Yamashita y yo era su jardinero. En aquella ocasión, volví a casa sin lograr captar la grandiosidad de Meishu sama.
Más tarde, cuando escuché en la montaña (actual Zuiunkyo) sobre el proyecto de Meishu sama, sentí, por primera vez, que Él no era una persona común . Yo también como jardinero profesional, manifestaba mi opinión sin reservas, pero Meishu sama siempre me escuchaba y respondía sólo: “Está bien, está bien.” En esos casos, en general, las personas dicen “Aunque hable así...”; Sin embargo, Él escuchaba con atención hasta a un simple jardinero como yo. Meishu sama recorría aquella montaña en zapatos. Como yo usaba “jikatabi” (calzado tejido con suela de goma), le pregunté “¿no hay peligro?”, y me respondió: “No” y mostrándose preocupado por mí, retrucó “¿y usted?”.
En aquella época, Meishu sama asistió siempre a películas en el Solar de la Montaña del Este, con los dedicadores. Pero cierto día, salió sorpresivamente durante la sesión y fue al Zuiunkyo y, pidiéndome que lo guiara, caminamos juntos por la montaña. Supe, posteriormente, que cuando el film terminó, los dedicadores notaron la ausencia y empezaron a buscarlo alborotados. Cierto día, en el Solar de la Montaña del Este, le dije: “Como hay jardinero me ire cuando la obra esté concluída”. Entonces Él habló: “No, usted debe acompañar la obra desde el comienzo. Viéndola después de concluída, no logrará realizar un buen trabajo”. Con aquellas palabras entendí que Él quería decir que el proyecto debe ser amplio y el trabajo minucioso. Sea como fuere, el hecho de haber conocido persona tal elevada como Meishu sama, fue para mí una gloria, una felicidad para toda mi vida.
Un servidor de la construcción del Suelo Sagrado
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