Caligrafias que actuan eficazmente
La caligrafía era una de las actividades desarrolladas por Meishu sama. Él caligrafiaba cien Imágenes de la Luz Divina en menos de media hora; en el caso del Ohikari, completaba ese mismo número entre siete y ocho minutos. Él ejecutaba centenas de caligrafías, sin demostrar ningún cansancio, con una rapidez extraordinaria.
Además de eso, la vigorosa fuerza espiritual y física de Meishu sama y el pincel formaban, en un armonioso conjunto, los trazos en una hoja de papel blanco, con sorprendente rapidez, en un ritmo bello y deslizante, surgiendo, así las palabras. De esta manera, no podía dejar de reverenciarlo y aun sirviendo a su lado, me sentía realmente un tanto confuso con esa energía y vitalidad. Cuando ponía en orden las hojas con aquellas letras negras, vivas y aún húmedas trazadas por el pincel mojado en la tinta, no podía dejar de sentir la gran felicidad de poder recibir aquellas caligrafías, de las que emanaban una fuerza y un calor indescriptibles.
Meishu sama dice: “Lo que yo escribo esta vivo. El hecho de que la caligrafía, trazos hechos con tinta china, actuen eficazmente, manifestando milagros visibles es, realmente, un Arte de Dios”.
Lo que más me sorprendía también era la actitud de Meishu sama en los momentos en que pintaba caligrafias. Él escribía aquellas letras con toda sinceridad; yo pensaba que en tales ocasiones, Él se sentaba en una sala silenciosa, sin conversar. Sin embargo, la realidad era completamente lo opuesto. Meishu sama escribía aquellas maravillosas imágenes que generaban milagros, oyendo radio o conversando, pero, como dije anteriormente, con increíble rapidez. El trabajo era hecho a la noche, justamente en los horarios que coincidían con los dos programas radiofónicos. Siendo así, Meishu sama escuchaba novelas y “roikyoku” (historias cantadas), daba carcajadas escuchando comedias, también escuchaba con profundo interés, por ejemplo, el programa “Nisuno Tobira”.
En las épocas calurosas de verano, era también común que se sacara la camisa, y de vez en cuando, se levantaba repentinamente, y tiraba incluso hasta el pantalón, quedando sólo en ropas de baño.
Cierto día, El nos dijo riendo: “De esta manera, ¿sera que no me van a confundir con el jardinero?” y fue entonces pasando por el jardín, sólo con esa ropa.
No logré contener las lágrimas al ver los callos de las manos de Meishu sama
En 1954, después de cortar los cabellos como siempre lo hacía, Meishu sama me dijo, “Experimente tocar mi mano”, involuntariamente la toque, juzgando que sería delicada y suave. Por eso quede realmente muy sorprendido pues, al contrario de lo que pensaba, la mano de Meishu sama, en realidad, era áspera y llena de callos. Como no entendía porque, le pregunté, a lo que me respondió: “Estos callos, se me hicieron apretando el pincel para caligrafiar los Ohikaris de los fieles, ¿sabe?”. Entonces pensé: “Como se esfuerza Meishu sama por ellos”, y quedando profundamente conmovido, no logré contener las lágrimas.
¿Que idea es esa de secar la Imagen de la Luz Divina colgándola en una cuerda?
Durante el período en que servía junto a Meishu sama en la preparación de las Imágenes de la Luz Divina, fui reprendido varias veces. Por ejemplo, Meishu sama siempre hacia las caligrafías escuchando radio. Sin embargo, frecuentemente llamaba mi atención por no conseguir sintonizarla bien.
Dos personas más y yo servíamos sentados a su lado y Él nos dijo cierta vez: “Cuando yo termine de escribir, saquen el papel inmediatamente”. Entonces, en cuanto Él concluía, yo lo sacaba sin demora y lo colocaba en un lugar determinado. Pero, como Meishu sama escribía con increíble velocidad, nosotros también procurando acompañarlo, íbamos aumentando cada vez más la rapidez y, al final, acabábamos sacando el papel antes de tiempo. En esas ocasiones, éramos reprendidos.
Una vez, fui tan severamente censurado que hasta hoy aún lo recuerdo nítidamente.
Como las Imágenes de la Luz Divina caligrafiadas por Meishu sama demoraban en secar, las lleve a mi cuarto y extendiendo una cuerda, las colgue. En eso, Meishu sama vió, las sacó de allí y me advirtió duramente, diciendo: “qué falta de respeto colgar en un lugar como este, la Imagen escrita por Dios”.
No debiera suceder la entrada del capitán en el cuarto del soldado
Cierta vez surgió, sin ninguna explicación, un pequeño pliegue en la caligrafía que estaba destinada al Solar de la Nube Esmeralda (Hekiun So), sin que nada hubiésemos colocado sobre la misma.
Entonces, Meishu sama nos dijo: “Veamos donde fue dejada ella”, y se dirigio al cuarto de los dedicadores. “Si tomamos como ejemplo el cuartel, aquí sería el cuarto de los soldados. Guardar la caligrafía en un lugar como este es lo que está equivocado. Para despertarnos sobre eso Dios hizo surgir el pliegue”.
Siendo así, aquel incidente había ocurrido porque el lugar no era el adecuado.
Preparar la tinta china para las Caligrafias también es un perfeccionamiento
Como yo residía cerca del Solar de la Montaña Divina (Shinzan So), dedicaba en la preparación de la tinta para hacer caligrafías y frecuentemente la llevaba hasta allá. Pero un día, pensando en prepararla de manera más cómoda, después de dejar el carbón en el agua, lo pasé por el rallador y así cuando la tinta estuvo lista, la llevé al Solar. Supe posteriormente que Meishu sama, después de utlizarla preguntó al dedicador quién la había preparado. El respondió entonces que era yo, Nagamura. En seguida, Meishu sama me mando llamar y me advirtió: “No soy ningún fabricante de linternas de papel. Es mejor rallar el carbón en el “suzuri”(piedra para fraccionar el carbón), pués éste queda más brillante. Es una tarea ardua, pero también es un perfeccionamiento para quien la ejecuta.
¿Que idea es esa de una maquina de hacer tinta para Caligrafias?
Alrededor de 1949, Meishu sama se empeñaba al máximo en las caligrafías; así la tinta que nosotros, dedicadores, preparábamos, era insuficiente para su uso. Entonces llegamos a imaginar si no habría un medio mas rápido de hacerla. Surgieron varias ideas, pero el hecho de rallar el carbon en forma manual era cansador. Por lo tanto, al contrario de la forma convencional, pensamos en una manera de fijarlo y girar el suzuri, (piedra para fraccionar el carbon) basado en el principio de un esmeril. Solicitamos a una Casa de Difusión que fabricase una de esas máquinas como experiencia.
Habiendo conseguido un óptimo resultado al probarla, inmediatamente fuimos hasta Meishu sama, pero Él dijo: “Yo no soy fabricante de paraguas ni de linternas de papel. ¿Que idea es esa de hacer tinta con máquina?, no deben usarla. El carbón debe ser rallado con amor. Principalmente, la tinta destinada a las letras de la Imagen de la Luz Divina y del Ohikari, que pueden ser consideradas como la propia vida, no puede ser preparada con un pensamiento tan superficial. Por más trabajo que dé, prepárenla con las manos”. Así, Meishu sama no permitió el uso de la referida máquina.
Hagan obedientemente solo lo que digo
Dicen que ser demasiado servicial nunca está de más, sin embargo, cuando procurábamos ser más serviciales con Meishu sama, en la mayoría de las veces, la reprensión era mayor. Por ejemplo, el hecho que sigue ocurrió durante el trabajo de caligrafía.
Además de eso, la vigorosa fuerza espiritual y física de Meishu sama y el pincel formaban, en un armonioso conjunto, los trazos en una hoja de papel blanco, con sorprendente rapidez, en un ritmo bello y deslizante, surgiendo, así las palabras. De esta manera, no podía dejar de reverenciarlo y aun sirviendo a su lado, me sentía realmente un tanto confuso con esa energía y vitalidad. Cuando ponía en orden las hojas con aquellas letras negras, vivas y aún húmedas trazadas por el pincel mojado en la tinta, no podía dejar de sentir la gran felicidad de poder recibir aquellas caligrafías, de las que emanaban una fuerza y un calor indescriptibles.
Meishu sama dice: “Lo que yo escribo esta vivo. El hecho de que la caligrafía, trazos hechos con tinta china, actuen eficazmente, manifestando milagros visibles es, realmente, un Arte de Dios”.
Lo que más me sorprendía también era la actitud de Meishu sama en los momentos en que pintaba caligrafias. Él escribía aquellas letras con toda sinceridad; yo pensaba que en tales ocasiones, Él se sentaba en una sala silenciosa, sin conversar. Sin embargo, la realidad era completamente lo opuesto. Meishu sama escribía aquellas maravillosas imágenes que generaban milagros, oyendo radio o conversando, pero, como dije anteriormente, con increíble rapidez. El trabajo era hecho a la noche, justamente en los horarios que coincidían con los dos programas radiofónicos. Siendo así, Meishu sama escuchaba novelas y “roikyoku” (historias cantadas), daba carcajadas escuchando comedias, también escuchaba con profundo interés, por ejemplo, el programa “Nisuno Tobira”.
En las épocas calurosas de verano, era también común que se sacara la camisa, y de vez en cuando, se levantaba repentinamente, y tiraba incluso hasta el pantalón, quedando sólo en ropas de baño.
Cierto día, El nos dijo riendo: “De esta manera, ¿sera que no me van a confundir con el jardinero?” y fue entonces pasando por el jardín, sólo con esa ropa.
Un dedicador
No logré contener las lágrimas al ver los callos de las manos de Meishu sama
En 1954, después de cortar los cabellos como siempre lo hacía, Meishu sama me dijo, “Experimente tocar mi mano”, involuntariamente la toque, juzgando que sería delicada y suave. Por eso quede realmente muy sorprendido pues, al contrario de lo que pensaba, la mano de Meishu sama, en realidad, era áspera y llena de callos. Como no entendía porque, le pregunté, a lo que me respondió: “Estos callos, se me hicieron apretando el pincel para caligrafiar los Ohikaris de los fieles, ¿sabe?”. Entonces pensé: “Como se esfuerza Meishu sama por ellos”, y quedando profundamente conmovido, no logré contener las lágrimas.
Un peluquero
¿Que idea es esa de secar la Imagen de la Luz Divina colgándola en una cuerda?
Durante el período en que servía junto a Meishu sama en la preparación de las Imágenes de la Luz Divina, fui reprendido varias veces. Por ejemplo, Meishu sama siempre hacia las caligrafías escuchando radio. Sin embargo, frecuentemente llamaba mi atención por no conseguir sintonizarla bien.
Dos personas más y yo servíamos sentados a su lado y Él nos dijo cierta vez: “Cuando yo termine de escribir, saquen el papel inmediatamente”. Entonces, en cuanto Él concluía, yo lo sacaba sin demora y lo colocaba en un lugar determinado. Pero, como Meishu sama escribía con increíble velocidad, nosotros también procurando acompañarlo, íbamos aumentando cada vez más la rapidez y, al final, acabábamos sacando el papel antes de tiempo. En esas ocasiones, éramos reprendidos.
Una vez, fui tan severamente censurado que hasta hoy aún lo recuerdo nítidamente.
Como las Imágenes de la Luz Divina caligrafiadas por Meishu sama demoraban en secar, las lleve a mi cuarto y extendiendo una cuerda, las colgue. En eso, Meishu sama vió, las sacó de allí y me advirtió duramente, diciendo: “qué falta de respeto colgar en un lugar como este, la Imagen escrita por Dios”.
Un servidor
No debiera suceder la entrada del capitán en el cuarto del soldado
Cierta vez surgió, sin ninguna explicación, un pequeño pliegue en la caligrafía que estaba destinada al Solar de la Nube Esmeralda (Hekiun So), sin que nada hubiésemos colocado sobre la misma.
Entonces, Meishu sama nos dijo: “Veamos donde fue dejada ella”, y se dirigio al cuarto de los dedicadores. “Si tomamos como ejemplo el cuartel, aquí sería el cuarto de los soldados. Guardar la caligrafía en un lugar como este es lo que está equivocado. Para despertarnos sobre eso Dios hizo surgir el pliegue”.
Siendo así, aquel incidente había ocurrido porque el lugar no era el adecuado.
Un dedicador
Preparar la tinta china para las Caligrafias también es un perfeccionamiento
Como yo residía cerca del Solar de la Montaña Divina (Shinzan So), dedicaba en la preparación de la tinta para hacer caligrafías y frecuentemente la llevaba hasta allá. Pero un día, pensando en prepararla de manera más cómoda, después de dejar el carbón en el agua, lo pasé por el rallador y así cuando la tinta estuvo lista, la llevé al Solar. Supe posteriormente que Meishu sama, después de utlizarla preguntó al dedicador quién la había preparado. El respondió entonces que era yo, Nagamura. En seguida, Meishu sama me mando llamar y me advirtió: “No soy ningún fabricante de linternas de papel. Es mejor rallar el carbón en el “suzuri”(piedra para fraccionar el carbón), pués éste queda más brillante. Es una tarea ardua, pero también es un perfeccionamiento para quien la ejecuta.
Kyokaicho (Un dirigente del Templo)
¿Que idea es esa de una maquina de hacer tinta para Caligrafias?
Alrededor de 1949, Meishu sama se empeñaba al máximo en las caligrafías; así la tinta que nosotros, dedicadores, preparábamos, era insuficiente para su uso. Entonces llegamos a imaginar si no habría un medio mas rápido de hacerla. Surgieron varias ideas, pero el hecho de rallar el carbon en forma manual era cansador. Por lo tanto, al contrario de la forma convencional, pensamos en una manera de fijarlo y girar el suzuri, (piedra para fraccionar el carbon) basado en el principio de un esmeril. Solicitamos a una Casa de Difusión que fabricase una de esas máquinas como experiencia.
Habiendo conseguido un óptimo resultado al probarla, inmediatamente fuimos hasta Meishu sama, pero Él dijo: “Yo no soy fabricante de paraguas ni de linternas de papel. ¿Que idea es esa de hacer tinta con máquina?, no deben usarla. El carbón debe ser rallado con amor. Principalmente, la tinta destinada a las letras de la Imagen de la Luz Divina y del Ohikari, que pueden ser consideradas como la propia vida, no puede ser preparada con un pensamiento tan superficial. Por más trabajo que dé, prepárenla con las manos”. Así, Meishu sama no permitió el uso de la referida máquina.
Un dedicador
Hagan obedientemente solo lo que digo
Dicen que ser demasiado servicial nunca está de más, sin embargo, cuando procurábamos ser más serviciales con Meishu sama, en la mayoría de las veces, la reprensión era mayor. Por ejemplo, el hecho que sigue ocurrió durante el trabajo de caligrafía.
Había un estufa cerca de Meishu sama. Presumo que por sentir mucho calor, el intentó empujarlo para un lado. Entonces, uno de los dedicadores hizo mención de llevarlo hacia un costado de la sala. Meishu sama le llamó la atención: “Eh, ¿Que esta haciendo usted?. Ustedes deben hacer solamente aquello que Yo digo, obedientemente y nada más”.
Un dedicador
El extremismo es una especie de deficiencia
En una ocasión, durante los trabajos de Caligrafía, Meishu sama dijo lo siguiente: “Cuando la tonalidad del carbón parece débil y al mismo tiempo fuerte y no sabemos exactamente como está, es que llegamos al punto ideal. Quién consigue eso es un héroe. Normalmente, cuando digo que la tinta está muy fuerte, las personas terminan tornándola demasiado débil y viceversa. A eso denomino ‘extremismo’. Es una especie de deficiencia.
La política también: en tanto existan las alas derecha e izquierda, es señal de que ella aún no es verdadera. Obtener ese punto ideal es extremadamente fácil. Todos dicen que es difícil, pero no lo es. Todo lo que hago es de esa forma”.
Aún estando esclarecidos de que “el punto de equilibrio” es un estado celestial, cuando nos encontramos con dificultades, tendemos hacia el lado extremista e infernal.
En una ocasión, durante los trabajos de Caligrafía, Meishu sama dijo lo siguiente: “Cuando la tonalidad del carbón parece débil y al mismo tiempo fuerte y no sabemos exactamente como está, es que llegamos al punto ideal. Quién consigue eso es un héroe. Normalmente, cuando digo que la tinta está muy fuerte, las personas terminan tornándola demasiado débil y viceversa. A eso denomino ‘extremismo’. Es una especie de deficiencia.
La política también: en tanto existan las alas derecha e izquierda, es señal de que ella aún no es verdadera. Obtener ese punto ideal es extremadamente fácil. Todos dicen que es difícil, pero no lo es. Todo lo que hago es de esa forma”.
Aún estando esclarecidos de que “el punto de equilibrio” es un estado celestial, cuando nos encontramos con dificultades, tendemos hacia el lado extremista e infernal.
Un dedicador
Lo bueno es la dosis exacta
Durante los trabajos de Caligrafía, al preparar la tinta, Meishu sama me dijo cierta vez que si yo conseguía prepararla con la dosis (o cantidad) exacta, ya podía ser considerado un perito. Pero eso no es tan fácil como pensamos. Solo con introducir el pincel en la tinta, Meishu sama ya sabia cual era la densidad del carbón, diciendo: “Está óptimo” o bien “Está un poco floja”. Cuando estaba fuerte Él decia: “agua caliente” y cuando estaba debil: “carbón”. De acuerdo a lo que decía, yo agregaba agua caliente o tinta; sin embargo, muchas veces, preocupado pensaba: “Colocando todo esto, no quedará demasiado floja, o muy densa?.
Sin embargo, cuando Meishu sama decía “está bien”, infaliblemente, la tinta estaba en su punto ideal.
Durante los trabajos de Caligrafía, al preparar la tinta, Meishu sama me dijo cierta vez que si yo conseguía prepararla con la dosis (o cantidad) exacta, ya podía ser considerado un perito. Pero eso no es tan fácil como pensamos. Solo con introducir el pincel en la tinta, Meishu sama ya sabia cual era la densidad del carbón, diciendo: “Está óptimo” o bien “Está un poco floja”. Cuando estaba fuerte Él decia: “agua caliente” y cuando estaba debil: “carbón”. De acuerdo a lo que decía, yo agregaba agua caliente o tinta; sin embargo, muchas veces, preocupado pensaba: “Colocando todo esto, no quedará demasiado floja, o muy densa?.
Sin embargo, cuando Meishu sama decía “está bien”, infaliblemente, la tinta estaba en su punto ideal.
Meishu sama nos enseñó: “Lo bueno es conseguir la cantidad exacta. Ustedes no lo consiguen porque tienden siempre a irse a los extremos”. Presumo que, a través de esas palabras, Él nos estaba enseñando a ser obedientes.
La visión precisa de Meishu sama
En cierta ocasión, corté y preparé el papel para hacer la Caligrafía de la palabra “Hikari” (Luz), de acuerdo al tamaño determinado por Meishu sama. Sin embargo, dos o tres días después, a la hora de pintar Caligrafías, El se sintió mal y dijo: “Parece que estas hojas de papel son más chicas que la medida que les dí el otro día”. Seguro de que las había cortado a la medida exacta, le dije que así lo había hecho. Pero después, fui a medir nuevamente para sacarme la duda y constaté que, realmente, era menor cerca de un centímetro más chica. Siendo así, fuí inmediatamente a pedirle disculpas. Creo que, mientras cortaba grandes cantidades, sin notarlo, fui disminuyendo el tamaño. Sin embargo, lo que me sorprendió fue la perspicacia de Meishu sama que con sólo dar un vistazo, ya constató aquella pequeña diferencia en la medida del papel.
Un dedicador
La visión precisa de Meishu sama
En cierta ocasión, corté y preparé el papel para hacer la Caligrafía de la palabra “Hikari” (Luz), de acuerdo al tamaño determinado por Meishu sama. Sin embargo, dos o tres días después, a la hora de pintar Caligrafías, El se sintió mal y dijo: “Parece que estas hojas de papel son más chicas que la medida que les dí el otro día”. Seguro de que las había cortado a la medida exacta, le dije que así lo había hecho. Pero después, fui a medir nuevamente para sacarme la duda y constaté que, realmente, era menor cerca de un centímetro más chica. Siendo así, fuí inmediatamente a pedirle disculpas. Creo que, mientras cortaba grandes cantidades, sin notarlo, fui disminuyendo el tamaño. Sin embargo, lo que me sorprendió fue la perspicacia de Meishu sama que con sólo dar un vistazo, ya constató aquella pequeña diferencia en la medida del papel.
Un dedicador
Esta sirviendo de más
No recuerdo en qué año aconteció este hecho, pero recuerdo que cierta filial hizo un pedido de veinte mil Caligrafías. En esa ocasión, Meishu sama logró concluirlas en un mes aproximadamente. Como esa actividad era hecha todas las noches, con intensos trabajos de preparación, aunque no estaba encargado de esa dedicación, decidí ayudar para que se pudiese entregar toda esa cantidad dentro del plazo. Entonces, cierto día, Meishu sama me llamó la atención: “Usted está dedicando de más”. Sin embargo, yo no lograba entender por qué no podía dedicar de ese modo. Continuando, Él me dijo: “Hablando así, veo que usted no entiende. Mis auxiliares para el trabajo de caligrafía ya fueron definidos. Si Usted hace esta dedicación, aquellas personas se tornan aún mas negligentes y caerán poco a poco y no serán salvadas. Para mí es doloroso ver esas cosas. Por lo tanto, por favor, pare”. Al mismo tiempo que me sentí sorprendido, verifiqué mi falta de perspicacia en ese punto.
No recuerdo en qué año aconteció este hecho, pero recuerdo que cierta filial hizo un pedido de veinte mil Caligrafías. En esa ocasión, Meishu sama logró concluirlas en un mes aproximadamente. Como esa actividad era hecha todas las noches, con intensos trabajos de preparación, aunque no estaba encargado de esa dedicación, decidí ayudar para que se pudiese entregar toda esa cantidad dentro del plazo. Entonces, cierto día, Meishu sama me llamó la atención: “Usted está dedicando de más”. Sin embargo, yo no lograba entender por qué no podía dedicar de ese modo. Continuando, Él me dijo: “Hablando así, veo que usted no entiende. Mis auxiliares para el trabajo de caligrafía ya fueron definidos. Si Usted hace esta dedicación, aquellas personas se tornan aún mas negligentes y caerán poco a poco y no serán salvadas. Para mí es doloroso ver esas cosas. Por lo tanto, por favor, pare”. Al mismo tiempo que me sentí sorprendido, verifiqué mi falta de perspicacia en ese punto.
Un dedicador
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