La correcciòn era dada de acuerdo con la persona
Los casos en los que se pide perdón, por ejemplo, las palabras de las personas difieren completamente entre aquellas que piden perdón con sinceridad y las que lo hacen simplemente por hacerlo.
Cierto día, una persona que se le había caído el Ohikari, recibió reprimenda cuando fue a pedir disculpas a Meishu sama. A lo que en vez de decir tan solo “Le pido perdón por habérseme caído el Ohikari” dijo: “Le pido disculpas porque el cordón se rompió y cayó el Ohikari”.
En este caso, significa que la persona se justificaba, argumentando que la causa de la caída del Ohikari estuvo en la ruptura del cordón y Meishu sama percibió eso de inmediato. Por consiguiente, sobre la manera de pedir perdón decía: “Sea cual fuere la causa es bueno disculparse inmediatamente” y, en otra circunstancia, afirmó: “Pedir disculpas es una vergüenza”.
Meishu sama acostumbraba reprender de acuerdo con el momento y la persona.
Nos sentíamos incentivados al recibir reprensiones
En la época en que dedicaba en Oomori, había una señora llamada Kiku, que era la más antigua de la casa. Un día, por descuido ella rompió un tazón de porcelana de gran estimación de Meishu sama. Como Él era muy severo, esa señora quedo pálida de miedo e imaginando recibir una gran advertencia, acudió a consultarme.
Yo también quedé bastante preocupado pensando en que hacer, ya que no era posible su sustitución. Y de esta manera al día siguiente, la dedicadora fue a disculparse.
Meishu sama dijo: “Bien, si la señora hubiese venido inmediatamente a disculparse, tal vez yo la habría reprendido. Sin embargo, creo que debe haber pasado una noche entera preocupada, pensando en como debería proceder y por eso su mancha ya fue redimida. Si comprendió la imprudencia cometida, entonces está bien”. Como Él dijo solo eso, nosotros que estábamos alrededor, temerosos, quedamos sorprendidos.
Siempre recibíamos reprensiones, más estas no eran de carácter negativo. El lo hacía de una forma agradable, de modo que por uno u otro motivo aquellas servían de incentivos para nosotros.
Era sólo comprender el error y el caso era dado por concluído. Su reprimenda nunca era persistente.
Manchas redimidas por la preocupacion
Meishu sama era extremadamente riguroso en lo que se refería al trato con los objetos. Las personas que a él lo servían, siempre recibían advertencias por no seguir al pie de la letra lo que Él decía.
Cierto día una persona encargada de la limpieza, por descuido, rompió un brasero. Pensando en recibir una severa reprimenda, ella quedó bastante deprimida y verla en ese estado hasta daba pena. Más como no había otra alternativa sino disculparse, decidida y muy pálida, se presentó ante Meishu sama para pedirle perdón.
Minutos después, retornó toda risueña, pero con los ojos llenos de lágrimas y dijo: “Meishu sama al ver mi rostro transformado por la preocupación, me dijo con gran cariño: ‘Su culpa fue redimida por su preocupación’”.
Yo perdoné, pero Dios aun no
En cierta ocación fui a disculparme con Meishu sama por una falta cometida y Él me dijo simplemente: “Fue bueno para usted haber comprendido su error”. Yo estaba sudando frío, más cuando escuché esas palabras, quedé completamente aliviado, pensando para mis adentros “Ah que bien” y ya me estaba retirando, cuando Él me dijo repentinamente: "Eh, espere, espere!"
¿El Señor desea alguna cosa?
Sabe?, usted debe reflexionar mucho sobre su error. Yo lo perdoné, pero Dios, aún no.
No comprendí muy bien lo que Él dijo y le pregunté: "Por favor, ¿qué es lo que el Señor quiere decir con eso?".
Usted se disculpó, pero eso no basta. Sólo cuando entienda que eso no es suficiente y se disponga a servir en la Obra Divina, su culpa será perdonada. Cuando me vienen a pedir disculpas, aunque yo le perdone lo que cometió, no significa que será redimida inmediatamente.
Disculparse atribuyendo la culpa a la sartén
Fue en la época en que había escasez de mercaderías. Como conseguimos adquirir un pescado, lo asamos con manteca, sin embargo la sarten estaba en malas condiciones, el pescado se quemo y se le salto la piel.
Lo servimos a Meishu sama, diciendo: “Como estaba rota la sartén...”.
Él me advirtió “¿Quiere decir que si fuese una sartén nueva, usted conseguiría asar correctamente, no es cierto?”.
Comprendi que fui reprendido porque sin referirme a mi mismo, me disculpé diciendo que era por culpa del utensillo.
No estoy preguntando el motivo
Una vez, Meishu sama me llamó para dejar abierta una determinada puerta. Así procedí, pero una persona que venia a hacer la limpieza la cerró. En ese momento, Él llegó y preguntó: “¿No le dije que dejara la puerta abierta?”. Entonces le respondí: “Es que hace poco, en la hora de la limpieza cerramos la ....”. Así cuando comencé a explicar, Meishu sama me dijo con severidad “No le estoy preguntando el motivo”. Creo que Él procedió de esta manera porque percibió mi intento de querer huir de mi responsabilidad, justificándome.
Cocinar fastidiado altera el sabor de la comida
No se podía preparar la comida de Meishu sama displicentemente.
Ni cortar con el cuchillo pensando en otra cosa.
Fue de esta manera, tal vez, que dediqué siempre preocupándome al máximo con su preparación. El nunca me llamó la atención. Probablemente porque Meishu sama pensaba que, reprendiendo al cocinero, repercutiría negativamente en la comida.
Una vez, Él dijo riendo “No es nada bueno reprender y ser vengado en la comida”. Aunque yo hiciese algo que mereciese advertencia Meishu sama me trataba con indulgencia.
¿Por que no me mostró el croquis?
Como mi Iglesia pasó a ser denominada Taissei (perfecta), pensé en confeccionar un emblema y luego mandé a hacerlo de forma definitiva, lo que llevó cerca de medio mes. Después de concluído lo presenté a Meishu sama diciendo: “¿Deseo mandar a confeccionar este tipo de emblema, cómo lo encuentra Usted?”. Con fisonomía rigurosa Meishu sama respondió: “¿Por qué Usted no me mostró antes el croquis? Debería habérmelo mostrado y después de obtener mi aprobación, mandarlo confeccionar. ¿Y si yo ahora le dijese que este tipo de emblema no es bueno, qué haría?. Habría un gasto inútil, entiende?”.
Entonces, le dije: “Imaginé que sólo con un croquis sería difícil tener una idea...”.
El me respondió: “Cuando yo era joven hacía croquis; ¿sabe cómo puede responsabilizarse por la Iglesia Taissei de esa forma?. Así no podrá tornarse perfecto”.
Aun en un momento de reprensión como éste, Él usando el término “perfecto”, denominación de la Iglesia, formó repentinamente una frase humorística diciendo: “No podrá tornarse perfecto”, lo que me dejó aliviado.
Despertaba la persona eliminando la brecha de su sentimiento
Cuando alguien quedaba triste después de alguna reprensión, Meishu sama siempre procuraba dirigirle algunas palabras de consuelo, como por ejemplo: “Ustedes no son culpables. Creo que entre las personas que aquí se encuentran, no hay quien quiera hacerme sufrir. El hecho de cometer errores o fallas es porque tienen brechas dentro de sí. Cuando ello existe, Satanás se apodera. Por eso llamo la atención de las personas severamente para que despierten, eliminándola”.
De esta manera, Meishu sama acostumbraba reprender de forma muy delicada con palabras llenas de amor.
Riendo, olvidaban mutuamente lo ocurrido
Aun cuando advertía a alguien, Meishu sama no continuaba molesto indefinidamente; luego, después de la reprensión, Él siempre contaba algo humorístico. Decía frecuentemente: “Si continuara enojado, tanto yo como la persona que recibió la reprimenda, no nos sentiríamos bien, por eso procuro terminar riendo, con bromas. Así olvidamos todo, mutuamente”.
Bromas despues de la reprimenda
A primera vista, Meishu sama demostraba ser una persona generosa y parecía no preocuparse demasiado por las cosas. No obstante, cuando se ocultaba una falla, por menor que fuese, El no perdonaba. Tal como dice el refrán: “Aunque la llovizna del Cielo parezca ser amplia y de trama abierta, jamás dejará pasar el mal”. De esa forma, Meishu sama no perdonaba las inseguridades ni las mentiras, por menores que fuesen. Aún así, cuando la persona se concientizaba de su error después de severa reprensión, Él acostumbraba decir bromas.
Cuando le pedíamos disculpas diciendo: “Por haberme descuidado...”.
El nos libraba de la tensión diciendo: “Dejando el ‘des’ procure tener más cuidado”.
Acostumbraba decir siempre: “Detesto personas tristes y sombrías. ¡Procure ser más alegre!”.
Reprendo al espíritu y no a la persona
En ocasión de una entrevista realizada en el Solar de la Montaña Divina (ShinzanSo), en Hakone, no sé por qué motivo olvidé colocar un almohadón para que Meishu sama se sentara. Al notar eso, Él preguntó: “¿Qué pasa?”, y continuó de pie. Una dedicadora, percibiendo, lo trajo inmediatamente, pero Meishu sama reprendió en voz alta: “Lo hizo a propósito para reducir mi entrevista”. Yo nunca había visto a Meishu sama de aquel modo, con un semblante tan severo.
Después, Él nos explicó: “Hablé duramente no para la persona y sí para el espíritu. Si no fuera severo, el espíritu volverá a hacer esas cosas. Satanás procura confundirnos, impidiendo el pasaje de la Luz. Él acostumbra apoderarse de las personas que están dedicando próximas a Mi. Los que usan personas no miembros es señal de que son demonios de poco poder”.
Una vez, un miembro calificado de la ciudad de Yokossuka (él tenía tendencia para incorporar espíritus), preguntó a Meishu sama: “Oí decir que cuando Dios se manifiesta para hablar, es mejor hacer la purificación antes que la persona transmita Johrei, que surte mayor efecto…”.
Entonces Meishu sama respondío: “Entonces proceda de esa forma”. Sin embargo, cuando después le pregunté sobre eso, en particular, El me dijo: “Se debe dejar a aquella persona actuar así por algún período, con el pasar del tiempo, dejará de hacerlo”. Podría decirse que Él daba orientación de acuerdo con la persona.
Todo depende de nuestro pensamiento
Un día, observé que un valioso frasco donde se coloca saké, estaba junto a un barril de cerveza. Pensé que no debería dejarlo allí, pues se podría caer y romper. Cuando pensé en llevarlo hacia otro lugar más seguro, sucedió lo que yo temía . Imaginando la reprensión que iría a recibir, lo llevé inmediatamente ante Meishu sama y le pedí disculpas. Él me preguntó: “¿Dónde se encontraba el frasco?”, "En tal lugar, así, así”, le expliqué. Entonces Él me dijo simplemente: “Ah, entonces no sucedió por su culpa, el culpable fue quien lo colocó en aquel lugar”.
Meishu sama nunca reprendía de una sola manera. Si, por ejemplo, íbamos ante Él afligidos a pedirle disculpas, decía: “Una persona que está pensando en salvar a la humanidad, no se debe complicar por una cosa tan simple”.
Había ocasiones en que cuando se rompían cosas modestas y baratas éramos advertidos violentamente, sin embargo, a veces, cuando eso sucedía con algo valioso y caro, dirigía a la persona palabras amables, sin ninguna reprensión. No podemos generalizar, mas Él daba orientación de acuerdo con nuestro pensamiento
Basta hacer aquello que fue ordenado
Meishu sama llamaba nuestra atención severamente cuando no actuábamos de acuerdo con lo que Él decía y ordenaba. Por ejemplo, cuando yo hacía dedicaciones de jardinería, Meishu sama venía hasta el jardín y orientaba: “Transplante este árbol” o “Pode este gajo” y luego regresaba a sus aposentos.
A veces, en ocasiones, la cocinera me pedía hacer pequeñas compras con urgencia. De este modo, yo terminaba olvidando lo que Meishu sama solicitara. Más tarde, Él, no hallando la dedicación terminada me advertía rigurosamente. Yo me disculpaba diciendo: “Fuí a hacer las compras para la persona de la cocina y me olvidé”. Pero Él no aceptaba esas disculpas, diciendo que todo eso era un simple justificativo y me censuraba con rigidez.
Eso acontecía frecuentemente, mas bastaba hacer como Meishu sama determinara para nunca ser reprendido.
No se debe afirmar basado solo en suposiciones
Meishu sama nunca reprendía a quien desempeñaba con obediencia la tarea que le era confiada. Si, por ejemplo, había un fin egoísta, Él quedaba malhumorado. Tampoco tenía en cuenta la posición social o financiera y sí la capacidad profesional o técnica de cada persona. De la misma forma Meishu sama detestaba hablar mal de las personas que estaban ausentes. Si alguien comentaba algo desagradable respecto de otro, Él preguntaba: “¿Eso es suposición suya?”. Entretando cuando se decía: “Yo pienso que…”, El cerraba el asunto diciendo: “¿Ah, si?”. Pero si alquien decía de una manera categórica que fulano es de éste o aquel modo, Meishu sama se molestaba, diciendo que no se debe afirmar algo basado sólo en suposiciones.
Vaya usted, él se va a equivocar
Recibí permiso para dedicar en la residencia de Meishu sama, en el quinto día, por primera vez, fui a presentarme. Meishu sama se encontraba en la Casa del Trebol (Haginoya), donde escuchando radio, escribía Imágenes de la Luz Divina y Ohikari. Después de saludarlo, quedé observando en el borde de la sala, el trabajo de las tres personas que lo servían, para aprender. En eso, la radio que Meishu sama estaba escuchando, comenzó a sufrir interferencias y a hacer ruidos. Él ordenó entonces a uno de los dos servidores que fuese hasta la sala de estilo accidental a buscar otra.
Como esa persona estaba bastante atareada y yo, apenas observando, me ofrecí para ir en su lugar. Hice una reverencia delante de Meishu sama y fui corriendo hasta el Solar de la Montaña Divina (ShinzanSo), para buscarla. Como Meishu sama había dicho que era para buscar la radio en la sala de estilo accidental, presumiendo que tal sala sólo existiría en aquel solar. Le llevé la que allí se encontraba. Supe después, que en el Solar de Contemplación de la Montaña, también había una sala de estilo accidental, donde Meishu sama escribía, y ésta era la sala referida por Él, no aquella.
Es que, normalmente esta sala era conocida como “Room”, de modo que cuando me dijeron que yo había traído la radio equivocada, no conseguí percibir prestamente y pensaba: “Donde será que hay otra sala de estilo accidental?”. En aquel momento no sabiendo como disculparme, quedé callado y cabisbajo. En ese instante, el servidor a quién anteriormente Meishu sama diera la orden para buscarla, volvió con otra radio. No conseguía entender nada. Sin embargo, no recibí ninguna reprensión y el trabajo fue concluído sin contratiempo.
Quedé bastante intrigado y quería saber por qué razón aquél servidor había salido rapidamente detrás de mi para ir a buscar la radio y de donde la había traído. Entonces, él me explicó que después que yo salí Meishu sama le dijo: “Tengo la certeza que él va a traer una radio equivocada, vaya usted mismo a buscarla”.
De este modo Meishu sama, había percibido claramente que yo cometería un error.
Me arrepentí por lo ocurrido, pues siendo todavía novato, me había precipitado sin antes saber bien las cosas, y terminé causando trastornos. Entendí en el fondo del carazón, que debería seguir obedientemente sus palabras, pues Meishu sama era capaz de prever todo.
Si comprendió, está bien
Como sufría de catarata, fui hasta Hakone a recibir Johrei de Meishu sama; sin embargo, tuve un accidente de tren y llegue atrasado. De esta manera, recibí una severa reprensión. Y en el momento en que me preguntó: “¿Quién piensa que yo soy?”, comprendí, por primera vez, que Meishu sama es Dios. Sentí despertar sobre eso, y me postré inmediatamente sobre la alfombra de la sala. Él me respondió rigidamente, pero luego, me dirigió palabras cariñosas: “¿Usted entendió?. Si entendió, entonces, está todo bien.” Eso fue motivo de que mis lágrimas corrieran.
Correcciones intercaladas con risas
Fue en la época en que dirigentes de cada filial cenaban con Meishu sama. Nuestra comida fue realizada en Hakone, y gracias a Dios, fue todo bien.
Sin embargo, no sé porque motivo, el Sr. Inoue había confundido el horario de comienzo de la sesión de cine. Entonces Meishu sama quedó bastante molesto. En el momento en que el señor Inoue y yo nos disculpábamos por la equivocación, el film comenzó. Cuando apareció una escena cómica, Meishu sama comenzó a dar carcajadas. El señor Inoue reía también. Entretanto cuando la escena divertida terminaba, Meishu sama, continuaba reprendiéndonos. Al aparecer otra escena graciosa, daba nuevas carcajadas. El señor Inoue también. En seguida continuaba la advertencia. Encontré aquello extremadamente extraño.
Creo que Él conseguía ser así porque sabía separar las cosas y vivir cada momento.
Construía el jardín sin mirar gastos o perjuicios
Como nací y fui criado en el campo, para mi el trabajo no representaba sufrimiento o cansancio, de modo que fui muy solicitado por Meishu sama, que con frecuencia me ocupaba. Pero, como crecí en medio de dificultades financieras, daba mucho valor al dinero. Aún prestándole servicios, procuraba siempre hacerlo de manera que Meishu sama obtuviera más lucros. Por eso, muchas veces, realizaba el trabajo a mi manera sin seguir su orden, más volvía a hacer todo de nuevo después de recibir su reprensión.
En una ocasión, cuando estaba haciendo un jardín, El me advirtió severamente, diciendo: “¿Por qué usted no hace como yo mando?”. Le respondí: “Es que estoy procurando obrar de manera de traerle más ganancias”.
Entonces me respondió riendo: “Yo no construyo pensando en ganancias o perjuicios, imagine si es posible construir un jardín como este, con ese pensamiento”.
Cierto día, una persona que se le había caído el Ohikari, recibió reprimenda cuando fue a pedir disculpas a Meishu sama. A lo que en vez de decir tan solo “Le pido perdón por habérseme caído el Ohikari” dijo: “Le pido disculpas porque el cordón se rompió y cayó el Ohikari”.
En este caso, significa que la persona se justificaba, argumentando que la causa de la caída del Ohikari estuvo en la ruptura del cordón y Meishu sama percibió eso de inmediato. Por consiguiente, sobre la manera de pedir perdón decía: “Sea cual fuere la causa es bueno disculparse inmediatamente” y, en otra circunstancia, afirmó: “Pedir disculpas es una vergüenza”.
Meishu sama acostumbraba reprender de acuerdo con el momento y la persona.
Un dedicador
Nos sentíamos incentivados al recibir reprensiones
En la época en que dedicaba en Oomori, había una señora llamada Kiku, que era la más antigua de la casa. Un día, por descuido ella rompió un tazón de porcelana de gran estimación de Meishu sama. Como Él era muy severo, esa señora quedo pálida de miedo e imaginando recibir una gran advertencia, acudió a consultarme.
Yo también quedé bastante preocupado pensando en que hacer, ya que no era posible su sustitución. Y de esta manera al día siguiente, la dedicadora fue a disculparse.
Meishu sama dijo: “Bien, si la señora hubiese venido inmediatamente a disculparse, tal vez yo la habría reprendido. Sin embargo, creo que debe haber pasado una noche entera preocupada, pensando en como debería proceder y por eso su mancha ya fue redimida. Si comprendió la imprudencia cometida, entonces está bien”. Como Él dijo solo eso, nosotros que estábamos alrededor, temerosos, quedamos sorprendidos.
Siempre recibíamos reprensiones, más estas no eran de carácter negativo. El lo hacía de una forma agradable, de modo que por uno u otro motivo aquellas servían de incentivos para nosotros.
Era sólo comprender el error y el caso era dado por concluído. Su reprimenda nunca era persistente.
Un familiar
Manchas redimidas por la preocupacion
Meishu sama era extremadamente riguroso en lo que se refería al trato con los objetos. Las personas que a él lo servían, siempre recibían advertencias por no seguir al pie de la letra lo que Él decía.
Cierto día una persona encargada de la limpieza, por descuido, rompió un brasero. Pensando en recibir una severa reprimenda, ella quedó bastante deprimida y verla en ese estado hasta daba pena. Más como no había otra alternativa sino disculparse, decidida y muy pálida, se presentó ante Meishu sama para pedirle perdón.
Minutos después, retornó toda risueña, pero con los ojos llenos de lágrimas y dijo: “Meishu sama al ver mi rostro transformado por la preocupación, me dijo con gran cariño: ‘Su culpa fue redimida por su preocupación’”.
Kaicho (Presidente)
Yo perdoné, pero Dios aun no
En cierta ocación fui a disculparme con Meishu sama por una falta cometida y Él me dijo simplemente: “Fue bueno para usted haber comprendido su error”. Yo estaba sudando frío, más cuando escuché esas palabras, quedé completamente aliviado, pensando para mis adentros “Ah que bien” y ya me estaba retirando, cuando Él me dijo repentinamente: "Eh, espere, espere!"
¿El Señor desea alguna cosa?
Sabe?, usted debe reflexionar mucho sobre su error. Yo lo perdoné, pero Dios, aún no.
No comprendí muy bien lo que Él dijo y le pregunté: "Por favor, ¿qué es lo que el Señor quiere decir con eso?".
Usted se disculpó, pero eso no basta. Sólo cuando entienda que eso no es suficiente y se disponga a servir en la Obra Divina, su culpa será perdonada. Cuando me vienen a pedir disculpas, aunque yo le perdone lo que cometió, no significa que será redimida inmediatamente.
Kyokaicho (un Dirigente del Templo)
Cuando no se lleva la cosa en serio
Yo generalmente recibía correcciones de Meishu sama cuando me presentaba delante de Él con apariencia de tranquilidad. Cuando me mostraba deprimido, jamás llevaba advertencias. Por ejemplo: cuando el dedicar no se desenvolvía en condiciones satisfactorias iba a su presencia para disculparme: “Siento mucho, pues la dedicación no está transcurriendo correctamente”. Su respuesta era: “Y claro, Dios está aprobando”. Así, yo me sentía aliviado. Si nos encontrábamos en situación embarazosa a punto de no conseguir expresar lo que sentiamos, entonces Él nos hacía cambiar. Pero si nos manteníamos tranquilos nos advertía.
De ese modo, El nos orientaba de acuerdo con las circunstancias del momento.
Yo generalmente recibía correcciones de Meishu sama cuando me presentaba delante de Él con apariencia de tranquilidad. Cuando me mostraba deprimido, jamás llevaba advertencias. Por ejemplo: cuando el dedicar no se desenvolvía en condiciones satisfactorias iba a su presencia para disculparme: “Siento mucho, pues la dedicación no está transcurriendo correctamente”. Su respuesta era: “Y claro, Dios está aprobando”. Así, yo me sentía aliviado. Si nos encontrábamos en situación embarazosa a punto de no conseguir expresar lo que sentiamos, entonces Él nos hacía cambiar. Pero si nos manteníamos tranquilos nos advertía.
De ese modo, El nos orientaba de acuerdo con las circunstancias del momento.
Kyokaicho (Un dirigente del Templo)
Disculparse atribuyendo la culpa a la sartén
Fue en la época en que había escasez de mercaderías. Como conseguimos adquirir un pescado, lo asamos con manteca, sin embargo la sarten estaba en malas condiciones, el pescado se quemo y se le salto la piel.
Lo servimos a Meishu sama, diciendo: “Como estaba rota la sartén...”.
Él me advirtió “¿Quiere decir que si fuese una sartén nueva, usted conseguiría asar correctamente, no es cierto?”.
Comprendi que fui reprendido porque sin referirme a mi mismo, me disculpé diciendo que era por culpa del utensillo.
Un dedicador
No estoy preguntando el motivo
Una vez, Meishu sama me llamó para dejar abierta una determinada puerta. Así procedí, pero una persona que venia a hacer la limpieza la cerró. En ese momento, Él llegó y preguntó: “¿No le dije que dejara la puerta abierta?”. Entonces le respondí: “Es que hace poco, en la hora de la limpieza cerramos la ....”. Así cuando comencé a explicar, Meishu sama me dijo con severidad “No le estoy preguntando el motivo”. Creo que Él procedió de esta manera porque percibió mi intento de querer huir de mi responsabilidad, justificándome.
Un dedicador
Cocinar fastidiado altera el sabor de la comida
No se podía preparar la comida de Meishu sama displicentemente.
Ni cortar con el cuchillo pensando en otra cosa.
Fue de esta manera, tal vez, que dediqué siempre preocupándome al máximo con su preparación. El nunca me llamó la atención. Probablemente porque Meishu sama pensaba que, reprendiendo al cocinero, repercutiría negativamente en la comida.
Una vez, Él dijo riendo “No es nada bueno reprender y ser vengado en la comida”. Aunque yo hiciese algo que mereciese advertencia Meishu sama me trataba con indulgencia.
Un dedicador
¿Por que no me mostró el croquis?
Como mi Iglesia pasó a ser denominada Taissei (perfecta), pensé en confeccionar un emblema y luego mandé a hacerlo de forma definitiva, lo que llevó cerca de medio mes. Después de concluído lo presenté a Meishu sama diciendo: “¿Deseo mandar a confeccionar este tipo de emblema, cómo lo encuentra Usted?”. Con fisonomía rigurosa Meishu sama respondió: “¿Por qué Usted no me mostró antes el croquis? Debería habérmelo mostrado y después de obtener mi aprobación, mandarlo confeccionar. ¿Y si yo ahora le dijese que este tipo de emblema no es bueno, qué haría?. Habría un gasto inútil, entiende?”.
Entonces, le dije: “Imaginé que sólo con un croquis sería difícil tener una idea...”.
El me respondió: “Cuando yo era joven hacía croquis; ¿sabe cómo puede responsabilizarse por la Iglesia Taissei de esa forma?. Así no podrá tornarse perfecto”.
Aun en un momento de reprensión como éste, Él usando el término “perfecto”, denominación de la Iglesia, formó repentinamente una frase humorística diciendo: “No podrá tornarse perfecto”, lo que me dejó aliviado.
Kyokaicho (Un Dirigente de Templo)
Despertaba la persona eliminando la brecha de su sentimiento
Cuando alguien quedaba triste después de alguna reprensión, Meishu sama siempre procuraba dirigirle algunas palabras de consuelo, como por ejemplo: “Ustedes no son culpables. Creo que entre las personas que aquí se encuentran, no hay quien quiera hacerme sufrir. El hecho de cometer errores o fallas es porque tienen brechas dentro de sí. Cuando ello existe, Satanás se apodera. Por eso llamo la atención de las personas severamente para que despierten, eliminándola”.
De esta manera, Meishu sama acostumbraba reprender de forma muy delicada con palabras llenas de amor.
Un dedicador
Riendo, olvidaban mutuamente lo ocurrido
Aun cuando advertía a alguien, Meishu sama no continuaba molesto indefinidamente; luego, después de la reprensión, Él siempre contaba algo humorístico. Decía frecuentemente: “Si continuara enojado, tanto yo como la persona que recibió la reprimenda, no nos sentiríamos bien, por eso procuro terminar riendo, con bromas. Así olvidamos todo, mutuamente”.
Un dedicador
Bromas despues de la reprimenda
A primera vista, Meishu sama demostraba ser una persona generosa y parecía no preocuparse demasiado por las cosas. No obstante, cuando se ocultaba una falla, por menor que fuese, El no perdonaba. Tal como dice el refrán: “Aunque la llovizna del Cielo parezca ser amplia y de trama abierta, jamás dejará pasar el mal”. De esa forma, Meishu sama no perdonaba las inseguridades ni las mentiras, por menores que fuesen. Aún así, cuando la persona se concientizaba de su error después de severa reprensión, Él acostumbraba decir bromas.
Cuando le pedíamos disculpas diciendo: “Por haberme descuidado...”.
El nos libraba de la tensión diciendo: “Dejando el ‘des’ procure tener más cuidado”.
Acostumbraba decir siempre: “Detesto personas tristes y sombrías. ¡Procure ser más alegre!”.
Un dedicador
Reprendo al espíritu y no a la persona
En ocasión de una entrevista realizada en el Solar de la Montaña Divina (ShinzanSo), en Hakone, no sé por qué motivo olvidé colocar un almohadón para que Meishu sama se sentara. Al notar eso, Él preguntó: “¿Qué pasa?”, y continuó de pie. Una dedicadora, percibiendo, lo trajo inmediatamente, pero Meishu sama reprendió en voz alta: “Lo hizo a propósito para reducir mi entrevista”. Yo nunca había visto a Meishu sama de aquel modo, con un semblante tan severo.
Después, Él nos explicó: “Hablé duramente no para la persona y sí para el espíritu. Si no fuera severo, el espíritu volverá a hacer esas cosas. Satanás procura confundirnos, impidiendo el pasaje de la Luz. Él acostumbra apoderarse de las personas que están dedicando próximas a Mi. Los que usan personas no miembros es señal de que son demonios de poco poder”.
Una vez, un miembro calificado de la ciudad de Yokossuka (él tenía tendencia para incorporar espíritus), preguntó a Meishu sama: “Oí decir que cuando Dios se manifiesta para hablar, es mejor hacer la purificación antes que la persona transmita Johrei, que surte mayor efecto…”.
Entonces Meishu sama respondío: “Entonces proceda de esa forma”. Sin embargo, cuando después le pregunté sobre eso, en particular, El me dijo: “Se debe dejar a aquella persona actuar así por algún período, con el pasar del tiempo, dejará de hacerlo”. Podría decirse que Él daba orientación de acuerdo con la persona.
Un miembro calificado
Todo depende de nuestro pensamiento
Un día, observé que un valioso frasco donde se coloca saké, estaba junto a un barril de cerveza. Pensé que no debería dejarlo allí, pues se podría caer y romper. Cuando pensé en llevarlo hacia otro lugar más seguro, sucedió lo que yo temía . Imaginando la reprensión que iría a recibir, lo llevé inmediatamente ante Meishu sama y le pedí disculpas. Él me preguntó: “¿Dónde se encontraba el frasco?”, "En tal lugar, así, así”, le expliqué. Entonces Él me dijo simplemente: “Ah, entonces no sucedió por su culpa, el culpable fue quien lo colocó en aquel lugar”.
Meishu sama nunca reprendía de una sola manera. Si, por ejemplo, íbamos ante Él afligidos a pedirle disculpas, decía: “Una persona que está pensando en salvar a la humanidad, no se debe complicar por una cosa tan simple”.
Había ocasiones en que cuando se rompían cosas modestas y baratas éramos advertidos violentamente, sin embargo, a veces, cuando eso sucedía con algo valioso y caro, dirigía a la persona palabras amables, sin ninguna reprensión. No podemos generalizar, mas Él daba orientación de acuerdo con nuestro pensamiento
Un dedicador
Basta hacer aquello que fue ordenado
Meishu sama llamaba nuestra atención severamente cuando no actuábamos de acuerdo con lo que Él decía y ordenaba. Por ejemplo, cuando yo hacía dedicaciones de jardinería, Meishu sama venía hasta el jardín y orientaba: “Transplante este árbol” o “Pode este gajo” y luego regresaba a sus aposentos.
A veces, en ocasiones, la cocinera me pedía hacer pequeñas compras con urgencia. De este modo, yo terminaba olvidando lo que Meishu sama solicitara. Más tarde, Él, no hallando la dedicación terminada me advertía rigurosamente. Yo me disculpaba diciendo: “Fuí a hacer las compras para la persona de la cocina y me olvidé”. Pero Él no aceptaba esas disculpas, diciendo que todo eso era un simple justificativo y me censuraba con rigidez.
Eso acontecía frecuentemente, mas bastaba hacer como Meishu sama determinara para nunca ser reprendido.
Un dedicador
No se debe afirmar basado solo en suposiciones
Meishu sama nunca reprendía a quien desempeñaba con obediencia la tarea que le era confiada. Si, por ejemplo, había un fin egoísta, Él quedaba malhumorado. Tampoco tenía en cuenta la posición social o financiera y sí la capacidad profesional o técnica de cada persona. De la misma forma Meishu sama detestaba hablar mal de las personas que estaban ausentes. Si alguien comentaba algo desagradable respecto de otro, Él preguntaba: “¿Eso es suposición suya?”. Entretando cuando se decía: “Yo pienso que…”, El cerraba el asunto diciendo: “¿Ah, si?”. Pero si alquien decía de una manera categórica que fulano es de éste o aquel modo, Meishu sama se molestaba, diciendo que no se debe afirmar algo basado sólo en suposiciones.
Un dedicador
Escriba: jamás reincidiré en ese error
Cuando Meishu sama vivía en Shimizucho, alrededor de 1948, si un dedicador reincidía en el mismo error tres veces, Él le decía, infaliblemente: “Traiga papel y pincel” y agregaba: “El hecho que ustedes cometan la misma falta varias veces, es porque no grabaron bien mi advertencia en el corazón o porque no tienen el sincero deseo de servir. Por eso, escriban y prometan en mi presencia ‘Jamás reincidiré en ese error’”, y proseguía diciendo “Déjenlo colocado en la pared del cuarto hasta que yo les ordene retirarlo. Mírenlo todos los días y reflexionen bien”. Para nosotros, que estábamos alli para servirlo, era motivo de gran vergüenza el hecho de tener que colgar estos papeles. En cierta ocasión pasamos gran vejámen, pues las paredes del cuarto parecían una exposición escolar, llena de papeles escritos.
Cuando Meishu sama vivía en Shimizucho, alrededor de 1948, si un dedicador reincidía en el mismo error tres veces, Él le decía, infaliblemente: “Traiga papel y pincel” y agregaba: “El hecho que ustedes cometan la misma falta varias veces, es porque no grabaron bien mi advertencia en el corazón o porque no tienen el sincero deseo de servir. Por eso, escriban y prometan en mi presencia ‘Jamás reincidiré en ese error’”, y proseguía diciendo “Déjenlo colocado en la pared del cuarto hasta que yo les ordene retirarlo. Mírenlo todos los días y reflexionen bien”. Para nosotros, que estábamos alli para servirlo, era motivo de gran vergüenza el hecho de tener que colgar estos papeles. En cierta ocasión pasamos gran vejámen, pues las paredes del cuarto parecían una exposición escolar, llena de papeles escritos.
Un dedicador
Vaya usted, él se va a equivocar
Recibí permiso para dedicar en la residencia de Meishu sama, en el quinto día, por primera vez, fui a presentarme. Meishu sama se encontraba en la Casa del Trebol (Haginoya), donde escuchando radio, escribía Imágenes de la Luz Divina y Ohikari. Después de saludarlo, quedé observando en el borde de la sala, el trabajo de las tres personas que lo servían, para aprender. En eso, la radio que Meishu sama estaba escuchando, comenzó a sufrir interferencias y a hacer ruidos. Él ordenó entonces a uno de los dos servidores que fuese hasta la sala de estilo accidental a buscar otra.
Como esa persona estaba bastante atareada y yo, apenas observando, me ofrecí para ir en su lugar. Hice una reverencia delante de Meishu sama y fui corriendo hasta el Solar de la Montaña Divina (ShinzanSo), para buscarla. Como Meishu sama había dicho que era para buscar la radio en la sala de estilo accidental, presumiendo que tal sala sólo existiría en aquel solar. Le llevé la que allí se encontraba. Supe después, que en el Solar de Contemplación de la Montaña, también había una sala de estilo accidental, donde Meishu sama escribía, y ésta era la sala referida por Él, no aquella.
Es que, normalmente esta sala era conocida como “Room”, de modo que cuando me dijeron que yo había traído la radio equivocada, no conseguí percibir prestamente y pensaba: “Donde será que hay otra sala de estilo accidental?”. En aquel momento no sabiendo como disculparme, quedé callado y cabisbajo. En ese instante, el servidor a quién anteriormente Meishu sama diera la orden para buscarla, volvió con otra radio. No conseguía entender nada. Sin embargo, no recibí ninguna reprensión y el trabajo fue concluído sin contratiempo.
Quedé bastante intrigado y quería saber por qué razón aquél servidor había salido rapidamente detrás de mi para ir a buscar la radio y de donde la había traído. Entonces, él me explicó que después que yo salí Meishu sama le dijo: “Tengo la certeza que él va a traer una radio equivocada, vaya usted mismo a buscarla”.
De este modo Meishu sama, había percibido claramente que yo cometería un error.
Me arrepentí por lo ocurrido, pues siendo todavía novato, me había precipitado sin antes saber bien las cosas, y terminé causando trastornos. Entendí en el fondo del carazón, que debería seguir obedientemente sus palabras, pues Meishu sama era capaz de prever todo.
Un dedicador
Si comprendió, está bien
Como sufría de catarata, fui hasta Hakone a recibir Johrei de Meishu sama; sin embargo, tuve un accidente de tren y llegue atrasado. De esta manera, recibí una severa reprensión. Y en el momento en que me preguntó: “¿Quién piensa que yo soy?”, comprendí, por primera vez, que Meishu sama es Dios. Sentí despertar sobre eso, y me postré inmediatamente sobre la alfombra de la sala. Él me respondió rigidamente, pero luego, me dirigió palabras cariñosas: “¿Usted entendió?. Si entendió, entonces, está todo bien.” Eso fue motivo de que mis lágrimas corrieran.
Un miembro calificado
Correcciones intercaladas con risas
Fue en la época en que dirigentes de cada filial cenaban con Meishu sama. Nuestra comida fue realizada en Hakone, y gracias a Dios, fue todo bien.
Sin embargo, no sé porque motivo, el Sr. Inoue había confundido el horario de comienzo de la sesión de cine. Entonces Meishu sama quedó bastante molesto. En el momento en que el señor Inoue y yo nos disculpábamos por la equivocación, el film comenzó. Cuando apareció una escena cómica, Meishu sama comenzó a dar carcajadas. El señor Inoue reía también. Entretanto cuando la escena divertida terminaba, Meishu sama, continuaba reprendiéndonos. Al aparecer otra escena graciosa, daba nuevas carcajadas. El señor Inoue también. En seguida continuaba la advertencia. Encontré aquello extremadamente extraño.
Creo que Él conseguía ser así porque sabía separar las cosas y vivir cada momento.
Kyokaicho (Un dirigente del Templo)
Construía el jardín sin mirar gastos o perjuicios
Como nací y fui criado en el campo, para mi el trabajo no representaba sufrimiento o cansancio, de modo que fui muy solicitado por Meishu sama, que con frecuencia me ocupaba. Pero, como crecí en medio de dificultades financieras, daba mucho valor al dinero. Aún prestándole servicios, procuraba siempre hacerlo de manera que Meishu sama obtuviera más lucros. Por eso, muchas veces, realizaba el trabajo a mi manera sin seguir su orden, más volvía a hacer todo de nuevo después de recibir su reprensión.
En una ocasión, cuando estaba haciendo un jardín, El me advirtió severamente, diciendo: “¿Por qué usted no hace como yo mando?”. Le respondí: “Es que estoy procurando obrar de manera de traerle más ganancias”.
Entonces me respondió riendo: “Yo no construyo pensando en ganancias o perjuicios, imagine si es posible construir un jardín como este, con ese pensamiento”.
Un dedicador
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