Un análisis te las toxinas

Ahora me abocaré a la explicación de las toxinas. Originalmente, las toxinas son la sangre enturbiada y el nublamiento del espíritu. Como ya referí anteriormente, el nublamiento se genera por los pecados, los que son el resultado del mal. Todos conocemos que el pecado ha sido desde hace mucho tiempo la tarea exclusiva de la religión. Desafortunadamente, las explicaciones anteriores se habían limitado a los puntos de vista simplistas de que el mal debería evitarse debido a que es pecado. Esta clase de explicaciones no pueden convencer a las personas intelectuales, y a los científicos de hoy, quienes requieren argumentos seguros basados en una lógica empírica.
Así como el mundo está formado por un Reino Espiritual y otro Material, así también el hombre está compuesto de espíritu y materia, los cuales mantienen una relación inseparable entre sí. Como los dos obedecen a la Ley de la Unidad, el nublamiento del espíritu se refleja en la sangre, y viceversa. Esto debe entenderse bien, debido a que es de suma importancia. Los actos negativos que una persona comete, producen un nublamiento de su espíritu, y cuando esta acumulación llega a un cierto nivel, desencadena un proceso de purificación. Esto representa las enfermedades, los desastres o los castigos por la ley humana, y cualquier mal que escapara a esta clase de purificaciones, recibirá un castigo espiritual de acuerdo con la Ley de Dios. Una persona podrá evitar un arreglo de cuentas en la tierra, pero el castigo de Dios es absoluto, y por tanto se reflejará en su cuerpo bajo la forma de grandes sufrimientos: tales enfermedades son muy malignas y frecuentemente fatales. El hecho de recibir el castigo por males realizados, se puede comparar con una deuda. Cuanto más tarde uno en pagarla, más intereses se acumularán. Aquellos malvados que logran escapar del castigo de los hombres y de Dios en este mundo, se precipitarán al infierno cuando mueran, debido a la gravedad de sus errores. Por esa razón, todos los pecadores se deben arrepentir. El infierno que hemos mencionado es lo que los budistas llaman Avichi, la más baja de las regiones tenebrosas. Los shintoístas lo denominan Nezoko no Kuni, que quiere decir la región que está más abajo de las raíces, y en donde existe una completa oscuridad, en la cual uno permanece como congelado por cientos de años. Todas aquellas frenéticas y malvadas personas deben resignarse a ir a ese espantoso mundo. Me doy cuenta de que la gente de hoy tendrá dificultades para aceptar esto, pero insisto en que deben creerlo. Lo que digo me viene directamente de los espíritus que he escuchado en mis investigaciones sobre el Mundo Espiritual, y no hay errores en todo esto.
El autoreproche que experimentamos cuando hacemos cosas negativos, produce sufrimientos que en sí mismos representan una leve purificación. Sería bueno si a esta etapa siguiera un completo arrepentimiento, pero sin embargo, raras veces ocurre, y la mayoría de la gente continúa pecando más y más. El grado de nublamientos espiritual de uno está de acuerdo con el tipo de actos negativos que ha cometido. Pero no debemos olvidar que el nublamiento surge tanto del exterior como del interior. Por ejemplo, asumamos que una persona ha causado sufrimientos a otra, y que la víctima se encuentra enojada y resentida; como estos pensamientos se transmiten a través de los hilos espirituales, como ondas eléctricas, al cuerpo espiritual de la persona que causó originalmente el mal, le producirá un nublamiento. En contraste, cuando una persona hace feliz a otra, su gratitud se transmite al benefactor en forma de luz, y así el nublamiento se reduce. Es una regla fundamental del cielo que cuanto más se hacen en secreto tales buenas acciones, y sin desear compensación, más grande será la recompensa que Dios dará. Los seres humanos no tienen otra alternativa más que creer, y someterse a esta absoluta verdad del Mundo Espiritual. La purificación del nublamiento produce enfermedades y otros males, así si los seres humanos anhelan ser felices, deben ser buenos, y por lo tanto deben evitar que su espíritu se nuble.
Ahora tratare este tema, pero desde un punto de vista físico. Las cosas que provocan una enfermedad que proviene de una contaminación de la sangre, sin duda alguna son los venenos denominados medicinas. Los medicamentos son esencialmente tóxicos, pero sin embargo se los ha interpretado en forma errónea al considerarlos benéficos, porque la gente no se ha dado cuenta de que las enfermedades resultantes son en realidad procesos de purificación. Ahora analizaré el principio que explica las medicinas toxicas, en base a un experimento práctico, y debo señalar que aún personas que han sido curadas por medio de Johrei, pueden recaer. A esto lo denominamos repurificación. A pesar de que inicialmente Johrei elimina las toxinas que habían desencadenado el proceso de purificación, a medida que la persona se vigoriza y se pone activa, se inicia una notoria purificación. En otras palabras, los pacientes recuperan la salud como resultado de la purificación, proceso que se incrementa por la buena salud. A medida de que este proceso se repite, el paciente gradualmente se acerca a una recuperación total. Sin embargo, la repurificación puede desencadenar violentas y altas fiebres, así como severa tos. Esto significa la salida de viejas flemas endurecidas que son espesas, con olor a medicamentos, lo que es fácil de reconocer. El paciente pierde el apetito, se debilita, y en algunos raros casos, puede morir.
El creador ha hecho que la tierra produzca todos los alimentos necesarios para alimentar al hombre, quien es el protagonista en la tierra. Ha dado a cada alimento un sabor, y al hombre el sentido del gusto. Por lo tanto, no es necesario preocuparse sobre la nutrición. Con sólo comer y gozar de las cosas que uno gusta, basta para tener buena salud. En este caso el principio es semejante al relacionado con el apetito sexual, que tiene la simple finalidad de reproducir a los seres humanos. Si esto es verdad, los seres humanos no deberían consumir para nutrir, sus cuerpos más que substancias que sena alimentos. Si los alimentos no tienen sabor o son amargos, no se deben comer. El hombre, al ignorar esto, siempre ha cometido graves errores, al asumir que los desagradables medicamentos son buenos para el cuerpo.

1 de Octubre de 1952
La verdadera salud revelada por Dios - pág. 64

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